He publicado un nuevo artículo en el periódico digital "El Independiente de Granada" que tiene como lema "alguien tenía que contarlo. Sumándome a este leit motiv me he mojado en defensa de la conservación de Sierra Nevada y de un modelo de desarrollo 'sostenible', de verdad, sin cuentos chinos ni de los otros. Espero que los que tienen la obligación legal, competencial y funcional de la gestión de este espacio natural protegido singular, Reserva de la Biosfera, Parque Nacional y Parque Natural, estén a la altura del momento y de la Sierra y cumplan con su cometido, no se dejen llevar por cantos de sirena, (en nuestro caso serían de ondinas), y no se dejen arrastrar por los del grnadino 'contri más mejó'.
Sierra Nevada, ¿desarrollo o conservación?
Sierra Nevada, ¿desarrollo o conservación?
Ignacio Henares Civantos
Siempre que me han hecho esta pregunta trampa he contestado de manera rápida: CONSERVACIÓN, y he continuado explicando que no hay auténtico desarrollo sin conservación. Puede que haya crecimiento económico, o enriquecimiento, de algunos, pero el único desarrollo que merezca denominarse de esta manera, muy especialmente en un espacio protegido tan singular como Sierra Nevada, es el que va ligado a la protección y conservación de su rico patrimonio natural y cultural. Es lo que viene a denominarse desarrollo sostenible aunque este adjetivo esté tan manoseado que vamos a ir teniendo que echarnos mano a la cartera cuando lo oigamos, ya que se aplica en ocasiones con una soltura que le hace ir perdiendo su original sentido.
Traigo a colación este eterno debate desarrollo versus conservación con la enésima campaña desatada a favor de la ampliación de la estación de esquí de Sierra Nevada, de nuevo con abundante artillería propagandística en algún medio de comunicación. De manera renuente, normalmente tras una nevada copiosa, con la ‘deslumbrante’, (en el doble sentido), capa de nieve cubriendo todo el macizo nevadense, o tras una jornada de colas en la carretera, re-surge en los medios de comunicación el debate sobre la necesidad y la conveniencia de la ampliación de la estación de esquí y las supuestas bondades económicas y “para generar riqueza y empleo” con las que se adorna.
Lo curioso de esta ocasión es que el ataque efectuado hace unos días, haya sido en pleno verano y con una ‘Sierra’ absolutamente desprovista de mancha alguna de nieve y que el instigador sea un particular, un ‘filántropo’ que pone su dilatada experiencia en el sector, de manera altruista, al servicio de la Junta de Andalucía, entiéndase y permíntame la ironía.
Y la otra gran novedad es que el debate se produce ahora con un gobierno andaluz de las derechas que históricamente han declarado estar a favor de dicha ampliación e incluso lo han reflejado sistemáticamente en sus programas electorales.
La propuesta lanzada ahora consiste básicamente en tres elementos:
* la creación de un inmenso aparcamiento de 5.500 plazas en la Fuente del Mirlo,
más del doble del actual de Pradollano, lo que supone un efecto llamada, este sí
que es real, al uso del transporte privado. Por ahora no sabemos qué iría en lo
alto del aparcamiento, pero yo entiendo que no se va a ‘desaprovechar’ el
espacio.
* la mejora de las carreteras de acceso, con la adaptación de la antigua
carretera desde el Dornajo y el desdoble del tramo desde la cantera del Barranco
de las Víboras hasta el Centro de Visitantes, punto cero del sendero circular de
gran recorrido GR240 que circunvala toda Sierrra Nevada y conocido como Sulayr.
* la ampliación del dominio esquiable con el objetivo de ¿duplicar? la presencia
diaria de esquiadores hasta los 33.000. La propuesta ha puesto el ojo en tres
zonas: Montebajo, Valle de San Juan y Tozal del Cartujo. La primera está
enclavada en Parque Natural, (lo que los promotores consideran de ‘autorización
fácil’). Sólo indicaré al respecto, por ahora, que es una zona muy escasa de
nieve durante toda la temporada en la actualidad, y que en el futuro las
previsiones son menos halagüeñas incluso. Las otras dos zonas previstas están
dentro del Parque Nacional en las que la normativa actual prohíbe expresa y
taxativamente la creación de pistas de esquí y las infraestructuras necesarias
en ellas por lo que es un ejercicio gratuito debatir al respecto sin antes
iniciar, al menos, la tramitación de la modificación legal necesaria. Un apunte
al respecto. Una de las leyes estatales que impide estas actuaciones fue
aprobada por el Partido Popular en 2014, cuando tenía mayoría absoluta en las
Cortes Generales y tuvo la oportunidad de modificar los límites del Parque o las
actividades prohibidas y digamos que ‘no se atrevió a hacerlo’ aunque sé que lo
plantearon en algunas instancias para responder a la presión de algún lobby
empresarial. Además, para más inri, una de las nuevas zonas, la situada en el
Barranco del San Juan, está incluida en una propiedad pública del Estado de gran
interés ecológico, que precisamente se compró, entre otros motivos, para evitar
la especulación con su inclusión como zona esquiable y para salvarla de las
intenciones de sus anteriores propietarios. No se me ocurre que un gobierno de
coalición progresista autorizara en una finca que gestiona esta barbaridad. Hay
muchas razones ambientales y de otra índole que desaconsejarían ‘okupar’ estos
terrenos pero dejaremos el análisis para otra ocasión.
De lo anunciado en noviembre sobre dos nuevas zonas residenciales, una de ellas en pleno espacio natural protegido, en suelo no urbanizable, por ahora, no se habla y respetaremos el silencio, (también por ahora).
De lo conocido hasta el momento se desprende que los promotores deben ser unos negacionistas del cambio climático, tan evidente en Sierra Nevada que lo ha convertido en uno de los principales Observatorios de este fenómeno, de referencia mundial. También se advierte que ocultan que para convertir un terreno virgen en zona esquiable no basta, y mucho menos a nuestra latitud tan meridional, con ‘colocar banderitas y pasar una máquina’ para preparar la nieve. En Sierra Nevada el acondicionamiento de pistas de esquí supone la instalación de empalizadas, drenajes, preparación de pistas, movimientos de tierras, desbroces de la vegetación, innivación… actuaciones que suponen una transformación total del suelo, eliminación de la vegetación e impactos graves sobre la fauna. Las comparaciones son odiosas pero pretender comparar, para lo que nos interesa, los Alpes y sus estaciones de esquí, (por cierto muchas de ellas en grave crisis también por el cambio climático), con la nuestra evidencia un grave desconocimiento geográfico, geológico, climático, biológico…
Pero no todo es negativo en la exposición pública del proyecto de ampliación de la estación de esquí revelado estos días. En el mismo se reconoce que el teleférico desde Granada a Pradollano no es viable y que no tendría utilidad para los esquiadores, y recoge también su promotor que hay que quitarse de la cabeza “soluciones siderales como la de Nigüelas, Lanjarón y otras...”. ¡Con la que me ha caído a mí por decir eso mismo! Muchos me calificaron entonces de ‘ecologista radical’ -sin saber qué querían decir con ello y si era una acusación o una calificación-.
Volviendo al debate del título, a la Junta de Andalucía sí que le toca ahora decidir entre conservación y desarrollo, no puede querer a la vez, como el cura de Almería, joder y letanía; teta y sopa no caben en la boca. No se puede apostar por un modelo de desarrollo sostenible, (por cierto hay un Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada, aprobado en Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, en octubre de 2018, del que no sabemos nada), y defender la ampliación de la estación de esquí y el desarrollo de nuevas infraestructuras y equipamientos en las altas cumbres.
No es compatible que la estación crezca invadiendo el parque nacional y produciendo graves impactos irreversibles en la flora y la fauna, necesarios para el acondicionamiento de pistas, con la conservación de la extraordinaria y singular biodiversidad nevadense. No es viable hacer una ampliación de la estación de esquí ‘sostenible’, como se predica. “Eso se lo cuentas al Pichi y te pela de balde”, como decía mi padre.
El gobierno de la Junta debe elegir si hace caso a los científicos que pronostican escenarios climáticos de disminución de la capa de de nieve y de aumentos de la temperatura (que ya se han evidenciado en las últimas décadas) o si hace caso a los del “contri más kilómetros de pistas mejor”, los que creen que en economía multiplicar por dos una variable, (por ejemplo el número de kilómetros de pistas), supone directamente el doble del beneficio, (doble de empleos, doble de visitantes, de millones de euros…). Se ve que el día que explicaron lo de los rendimientos decrecientes y las externalidades negativas, por apuntar algunos elementos más a considerar, les pilló en la cafetería de la Facultad.
¿Qué Sierra Nevada queremos?, y me refiero aquí al conjunto y no a la parte. Esta es una decisión trascendental que requiere de menos pulsos políticos y de más meditación, visión de futuro y planificación. Quizás, desgraciadamente no se haya producido en la sociedad granadina el necesario debate público, sereno, real y riguroso al respecto y por el contrario se ha derrochado demagogia, publicidad y propaganda. Nuestra sociedad granadina, por distintas circunstancias, en este y en otros asuntos relativos a las infraestructuras como el mal llamado ‘cierre del anillo’ o la conexión ferroviaria con la Costa, se ha dejado llevar por prejuicios o sesgos ideológicos o corporativos y no ha ‘digerido’ adecuadamente estos asuntos, en parte porque hemos estado huérfanos de liderazgos que nos hubieran orientado a qué ser de mayores. Necesitamos más debate social y no ‘licencias exprés’ como reclaman algunos gurús.
En mi modesta opinión, en estos momentos parece más acertado orientar nuestro futuro en una apuesta clara por la cultura y el medio ambiente que por el monocultivo del turismo y en todo caso virar hacia un turismo sostenible en todo el conjunto del macizo nevadense, que ya está bien de centrar y concentrar las inversiones y el ‘desarrollo’ en la misma esquina ignorando el resto de Sierra Nevada y condenando a la despoblación y al subdesarrollo al resto de municipios nevadenses, a las comarcas del Marquesado del Zenete, del río Nacimiento, de la Alpujarra (granadina y almeriense) y del Valle de Lecrín, que también son Sierra Nevada. No estamos apreciando adecuadamente la capacidad de creación de tejido empresarial y de empleo que el ecoturismo está demostrando y para los que el Parque Nacional y el Parque Natural es un lugar privilegiado y una ‘montaña de oportunidades’ en múltiples facetas: turismo botánico y de naturaleza en general, turismo activo, astroturismo, geoturismo, turismo cultural y etnográfico, birdwatching…
Me extrañaría mucho que los promotores de la ampliación de la estación de esquí desconocieran que sus proyectos chocan con la legislación actual, nacional y autonómica, (sin contar con la eventual autorización de la Unión Europea por estar incluida Sierra Nevada en la Red Natura 2000 y afectada por las directivas Hábitat y Aves), y que en su caso incluso requeriría un informe favorable de la UNESCO al afectar a la ‘zona núcleo’ de la Reserva de la Biosfera. Se me ocurre entonces que lo que se pretende es aprovechar la coyuntura política y económica y la desmoralización y depresión social en torno a la pandemia para colarnos un gol por la escuadra de uno de nuestros iconos colectivos al grito de (lo escribiré en inglés que queda más fino): “Labour goes first”. Eso y que hay varios interesados particulares en la cuestión que se disputan el protagonismo y el modelo a aplicar (pero eso ya lo dejo para otra ocasión).
En esta dicotomía conservación o desarrollo, he leído, con pena, incluso a alguna gente decir que si hay que sacrificar el Parque Nacional, o una parte de él, pues que no hay problema y a otros decir que “a ver si van a ser más importantes las planticas y las mariposas que las personas”. Contra estos argumentos ‘tan serios’ y documentados me declaro incapacitado, me rindo. Necesitaría horas para explicar el funcionamiento de los ecosistemas, el origen de la biodiversidad nevadense y los bienes y servicios ecosistémicos, (de abastecimiento, de regulación y culturales), que aporta Sierra Nevada a nuestra sociedad, a nuestro bienestar, y lo que supone ese sacrificio del becerro de oro, esa concentración de huevos en la misma cesta. No me caben en un artículo (ni en varios siquiera) ni mucho menos en un hilo, por muy largo que sea, de Twitter. Me conformaré con seguir divulgando, donde pueda, la grandeza, singularidad y extraordinaria biodiversidad de nuestro Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada, para que sepamos de qué estamos hablando y qué nos jugamos en este debate sobre desarrollo o conservación.
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domingo, 6 de septiembre de 2020
Sierra Nevada, ¿desarrollo o conservación? | El Independiente de Granada
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sábado, 7 de marzo de 2015
La gran estación de esquí "de montaña"
Esta vez he dudado mucho en el titular principal para esta nueva doble página en mi colaboración semanal. Había pensado en cosas como estas:
"Abierta una gran estación de esquí en Sierra Nevada"
"Centenares de kilómetros, sin forfait, sin remontes"
Mi idea era llamar la atención con un reportaje especial dedicado en sentido positivo a los amantes del esquí de travesía o de montaña y por otro lado como aguijonazo a los que siguen empeñados en ampliar la estación de esquí a costa de cargarse el parque nacional. La preparación de este artículo me ha permitido adentrar en el mundillo de estos "foqueros" y ha contado con la colaboración de mi amigo y compañero de trabajo Pedro Sánchez (otro buen Pedro Sánchez), de Yolanda Barragán y de Lorenzo Arribas que me han dado consejos y prestado estupendas fotos. Y como siempre gracias a la peridodista Lola Quero "interpretando" mnis ideas y dándole forma y a Magda Trillo la directora del periódico que cuida de que todo salga bien.
Extraigo este párrafo que me parece fundamental para comprender la grandeza de esta modalidad deportiva y de la montaña.
“… frente al esquí de
pista que es la adaptación de la montaña al hombre, en el esquí de travesía hay
una adaptación del hombre a la montaña. De subir una montaña con esquís a que
te suban con los esquís a una montaña, hay una gran diferencia, pero la
diferencia más grande es para la montaña (…)”. Lorenzo Arribas. Esquí de montaña en Sierra Nevada, libro de
lectura obligada para los aficionados a esta actividad y para todos los amantes
de la Sierra.
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lunes, 7 de abril de 2014
¿Es el teleférico una alternativa al tráfico hacia Sierra Nevada?
Como anuncié tras la sentencia del TSJA, voy a seguir analizando el proyecto del teleférico desde distintas
perspectivas y en esta voy a referirme a su consideración como alternativa viable al tráfico hacia Sierra Nevada, uno de los argumentos que se utilizaban y se utilizan en su defensa.
El teleférico se presentó
originariamente como “la única alternativa al transporte a la Sierra” (léase a
la estación de esquí). Así se planteó en sus primeros compases para intentar
justificar su necesidad. Pronto este argumento cayó porque se demostró que este tipo de transporte no
es operativo para los esquiadores, no está preparado para transportar
mercancías, es incómodo, lento, caro y sólo serviría, por darle un margen, para
los esquiadores foráneos que se alojaran cerca de la estación base. ¿Alguien
imagina, por ejemplo, a una familia de esquiadores sevillanos, o de malagueños (a esos que
tanto criticamos/envidiamos los granadinos pero nos gusta que vengan aquí a “gastarse los
dineros”), llegando de su ciudad, alojándose en un hotel de la capital,
desplazándose en su vehículo hasta el parking frente al nuevo Los Cármenes,
ponerse las botas, coger los esquís y los bártulos imprescindibles para pasar
el día (guantes, gorro, cremas, gafas...), subirse en el teleférico, pasar 50
minutos montado en este microbús colgante y llegar a la Plaza de Pradollano, “con
las botas puestas”, y desplazarse hasta uno de los telecabinas, con todo el
equipo, para iniciar la jornada deportiva? Y como diría la tonta "y volver"... ¿Alguien piensa, por otra
parte, que una familia granadina,
utilizaría este transporte para subir y bajar a la estación de esquí? No hablamos ya de
coste del transporte, del tiempo empleado, sino de la cultura, de los hábitos
de la gente que sube a practicar este deporte.
Simulación del teleférico a su paso por Monachil |
Ciertamente
el teleférico sería un paseo espectacular con unas vistas extraordinarias (esos mismos valores paisajísticos que se utilizan como
atractivo son despreciados en el estudio de impacto ambiental) pero como ya he
comentado una infraestructura como ésta no es rentable ni competitiva con otros
sistemas de transporte, como he señalado en "el teleférico más grande del mundo".
Tampoco
hay que aceptar que no hay otras alternativas viables. En el Estudio de Impacto
Ambiental presentado por la empresa no se analizaron otras alternativas ni al
trazado elegido ni otras posibles fórmulas para solucionar “el problema” del
acceso a la estación de esquí (lanzaderas de autobuses y/o furgonetas, carriles
reservados, rutas alternativas de subida y bajada... por empezar a dar ideas).
Y además se dejó de analizar, con rigor, la alternativa principal, la de la no
intervención y el coste de oportunidad. Sobre todo si se tiene en cuenta que
quitando algunas horas, de algunos fines de semana, durante una parte de la temporada de esquí, que es
cuando se supone que serviría para “aliviar o descongestionar” el tráfico, el resto del año, la mayor parte del año, la carretera es la mejor
alternativa.
Hay
que decir que tras las modificaciones y acondicionamientos de los años 90, la
A-395, constituye una de las vías de más fácil penetración, accesibilidad y
comodidad a una estación de esquí, una de las más “rápidas” de todas las vías
de acceso, desde una ciudad media a estaciones de esquí, de nuestro
entorno europeo.
mapa de impacto visual del teleférico |
En
el proyecto, tan alabado por la magistrada del TSJA, se planteaban dos cuestiones
que no me resisto a comentar tras la discutida y discutible sentencia que no
leyó o no ha tenido en cuenta los argumentos de la administración para
desestimar el teleférico, (ahora además de los enemigos que me estoy granjeando entre la cúpula empresarial, me estoy buscando enemigos en la
Justicia): el primero se refiere al argumento utilizado de que el teleférico
servirá para modificar los hábitos de transporte privado (como si el teleférico
fuera un transporte público). Los promotores hacen aquí una declaración de
buenas intenciones pero que no está fundamentada en ningún argumento que la
avale. Ni el tiempo, ni el precio, ni la comodidad ni nada que haga optar por
este tipo de transporte. Tan es así que, en un alarde de sinceridad, en otro
apartado del estudio de viabilidad que acompañaba al proyecto, (que también
debió escapársele a la sala del TSJA), se decía que sería probable que la
demanda de los viajeros no fuera tan alta como para mantener los costes de
explotación y por eso sugería que. en ese caso, la Administración debería
estudiar fórmulas para favorecer el teleférico entre las que se incluían la
restricción del tráfico por carretera, subvenciones públicas al billete o
exenciones fiscales.
Volveré
en otra entrada, cuando analice los aspectos económicos, sobre este asunto tan
importante pero ahora me limitaré a decir lo que significa restricción al
tráfico privado por carretera. Los promotores, con este proyecto tan estudiado
que dicen que presentaron, lo que proponen es que se corte el paso por una
carretera (en este caso autonómica) para que la gente se suba en un transporte
privado. Es como si le dijéramos a la gente que se cierra la autovía
Madrid-Barcelona y que cojan el AVE o el puente aéreo (eso sí le diríamos que
es que contamina menos, que es para que se emitan menos toneladas de gases de
efecto invernadero). Es curioso que sea en este único apartado de todo el
proyecto, cuando se preocupan por la contaminación de los vehículos, cuando se
cantan las excelencias del espacio natural protegido que atraviesa el
teleférico. ¿Sorprendente, no? Y eso que no vamos a entrar a valorar otros
aspectos relativos a cómo se haría operativa esta medida, ¿desde donde y cómo
se cortaría?, ¿cuál sería la repercusión sobre las poblaciones locales
intermedias? y/o quién pagaría todo este dispositivo.
Pues
estas cosas que he subrayado las ponen en el proyecto, no me las he inventado.
En definitiva que eso de que el teleférico es la única alternativa viable al tráfico en Sierra Nevada es un argumento que hace aguas por todos lados porque ni es única, ni es alternativa y además no sirve para la inmensa mayoría de los usuarios de la estación de esquí. Ya veremos en otros artículos si es viable como columpio.
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domingo, 8 de enero de 2012
¿Será posible esquiar en Sierra Nevada en 10 o 20 años?
Publicado en canal Noticias Observatorio de Cambio Global Sierra Nevada por Francisco J. Bonet García el 06-01-2012.
La nieve no es solo una parte del nombre de Sierra Nevada. La cubierta de nieve constituye un elemento físico muy importante que condiciona la estructura del paisaje y también el funcionamiento de buena parte de los ecosistemas de esta montaña. La gran cantidad de agua congelada que acumula Sierra Nevada durante los meses fríos contribuye a suministrar recursos hídricos a bosques, pastos, matorrales y cultivos. Pero este manto congelado no solo tiene importantes efectos ecológicos. También constituye un elemento clave para ciertas actividades económicas. La estación de esquí de Pradollano es un buen ejemplo de este "servicio" suministrado por la nieve. Gracias a la existencia de nieve durante varios meses al año, Sierra Nevada alberga una de las principales estaciones de esquí de España. El negocio de la nieve genera cada año unos 200 millones de euros, que suponen en torno al 1.5% del P.I.B. de la provincia de Granada.
La estación de esquí de Pradollano se encuentra incluida dentro del Parque Natural de Sierra Nevada, y está rodeada por el Parque Nacional. Esto último limita bastante (si no imposibilita) su posible ampliación. Sin embargo, los empresarios granadinos reivindican periodicamente el crecimiento de dicha estación con objeto de aumentar el número de esquiadores y por tanto los ingresos económicos que suministra.
Al margen de las razones ambientales y legales que dificultarían o imposibilitarían una hipotética ampliación de la estación de esquí, quizás alguien debería de preguntarse si, teniendo en cuenta las condiciones ambientales que preveemos para el futuro, habría o no suficiente nieve disponible como para sustentar el negocio del esquí.
No es fácil predecir cómo evolucionará la extensión y duración de la cubierta de nieve como consecuencia del cambio climático. Y es más difícil aún hacer predicciones en una montaña pequeña y relativamente marginal a escala global como es Sierra Nevada. Sin embargo, tenemos algunos instrumentos interesantes:
Una primera herramienta útil es la teledetección. Gracias a los satélites de observación de la Tierra podemos conocer la evolución de la cubierta de nieve a escala global. El sensor MODIS (situado en un satélite de la NASA llamado Terra) nos envía imágenes con la extensión de la nieve en Sierra Nevada con periodicidad diaria. Hemos analizado todas estas imágenes desde la fecha de lanzamiento del satélite (2000) hasta la actualidad. Gracias a técnicas de análisis de series temporales podemos evaluar si hay una tendencia de aumento o retroceso en la duración de la nieve en Sierra Nevada. Los resultados que obtuvimos se resumen en el siguiente mapa. Los colores rojos indican que hay una tendencia de reducción en la duración de la nieve en ese punto. Los verdes indican que hay un aumento en la duración de la cubierta de nieve. Los píxeles que se encuentran recuadrados en gris son aquellos donde la tendencia es estadísticamente significativa.
Parece claro que la tendencia predominante es que la nieve durará cada vez menos. Esto haría pensar que quizás nos es una buena inversión trata de ampliar una estación de esquí en la que cada vez habrá menos nieve. ¿cuánto tiempo tardaríamos en amortizar la inversión realizada?...
Esta tendencia de reducción de la duración de la cubierta de nieve se acompaña también de una reducción en la superficie ocupada por la misma. Usando las mismas imágenes de satélite anteriores, hemos confeccionado la siguiente gráfica. Muestra la superficie promedio ocupada por nieve en cada rango altitudinal, en toda la serie temporal disponbile (2000-2009). También se muestra la tendencia de esta extensión para cada rango altitudinal (flechas). Todas las tendencias son negativas. Es decir, es previsible que la nieve ocupe cada vez menos superficie dentro de cada rango altitudinal. La estación de Pradollano se encuentra entre los cinco últimos rangos de algura (sombreados en verde en la figura).
Hemos realizado más análisis de las imágenes de satélite de MODIS. Se puede ver un informe más completo aquí. También es posible consultar todos los datos de MODIS a través de una aplicación web dinámica siguiendo este enlace (requiere registro gratuito)
Además de las imágenes de satélite, podemos tratar de preveer cómo será la cubierta de nieve tratando de predecir la intensidad de dos factores climáticos clave para la creación de nieve: la precipitación y la temperatura. Que haya lluvia para que se obtenga nieve es bastante obvio. Y que la temperatura sea fría para que la nieve se mantenga también. La escasez de agua puede suplirse mediante los cañones de innivación, que en la actualidad suministran una gran cantidad de nieve a los esquiadores. Pero para que estos cañones sean efectivos se necesitan temperaturas frías. ¿cómo cambiarán las precipitaciones y las temperaturas mínimas en los alrededores de la estación de esquí?. En el Observatorio de seguimiento de Sierra Nevada hemos generado modelos espaciales que muestran la distribución en el territorio de la precipitación y la temperatura. Para el entorno de la estación de esquí observamos tendencias de aumento de la temperatura y de reducción de la precipitación, si bien estas últimas son mucho menos evidentes.
Abajo mostramos dos gráficas: La primera muestra la precipitación media del pasado (1960-actualidad) y futura (2010-2100) para las altas cumbres de Sierra Nevada. La lluvia se expresa en litros por metro cuadrado y año. Los datos reales (los del pasado) muestran una clara tendencia de descenso en la precipitación. Los datos de futuro no parecen mostrar una tendencia clara. Cada línea del futuro se corresponde con los distintos modelos climáticos que usan los científicos.
La segunda gráfica muestra la evolución de la temperatura mínima, que es la más importante para producir nieve en los cañones. La temperatura se expresa en décimas de grado. Se observa una tendencia al aumento tanto en los datos reales (pasado) como en los predichos (futuro). Es decir, preveemos un descenso en el número de días potencialmente adecuados para producir nieve...
Con estos datos podemos concluir que no está claro que en las próximas décadas vayamos a contar con la cantidad de nieve adecuada para que el negocio del esquí siga siendo rentable. Los datos aportados no son concluyentes en absoluto, pero sí nos permiten poner de manifiesto que la pregunta inicial (¿habrá nieve disponible para esquiar?) tiene sentido y debería de incluirse en la agenda económica y política de los promotores de la ampliación de la estación de esquí.
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viernes, 23 de diciembre de 2011
Ampliación de la estación de esquí. Debate con truco
Desde hace unas semanas, la Confederación de Empresarios de Granada, (mucho nombre para tan poca sustancia), con el apoyo y respaldo explícito de la cúpula de la Organización Empresarial Andaluza, viene intensificando su campaña a favor de la ampliación de la estación de esquí con la complicidad especial de un medio de comunicación local.
Estos "ataques" suelen ocurrir de manera recurrente, en especial al inicio de cada temporada, cuando cierto sector de la sociedad granadina, poco conocedor de la estación y mucho menos del conjunto de “la Sierra”, queda deslumbrado por la blancura y brillo de la nieve desde su paseo por el kilómetro cero de la malafollá y contempla extasiado el centelleo del euro en las cumbres de Sierra Nevada. Yo he oído estas voces, muchas veces, desde hace mucho tiempo, que ahora cantan por todas las esquinas la misma cantinela: "hay un millón y medio de posibles visitantes a la estación que vendrían si la estación fuera más grande" y, claro, empiezan a multiplicar por días, por euros y se les hace la boca agua. No hay más proyectos ni estudios al respecto, (bueno los hay pero los ocultan porque nos les interesa), pero con esta pretensión consiguen lavar su incapacidad para explorar nuevas iniciativas alternativas a la especulación y al ladrillo y al pequeño comercio en el que se han movido "el empresariado granadino" durante el siglo pasado.
Se avecinan nubes sobre las cumbres de Sierra Nevada |
Este año, están especialmente crecidos por los resultados electorales del 20 N y las expectativas de la derecha andaluza de ganar, por primera vez, las elecciones autonómicas. Javier Arenas y los representantes del PP granadino han calentado el oído a algunos “empresarios” y le han insuflado ánimos en estas pretendidas y antiguas aspiraciones de la vieja carcundia local y de sus sucesores (carcundia también aunque engominada y perfumada).
Hasta ahí casi nada nuevo, un debate eterno, repetido, cansino, que tenemos que volver a librar de manera periódica, como a principios y finales de los 80, en torno al mundial de esquí del 95/96, y más recientemente con la Universiada del 2015.
La coincidencia de haber empezado la temporada anticipadamente a finales de noviembre y disponer de mejores condiciones de nieve que nuestros competidores del resto de estaciones de esquí españolas, los ha envalentonado y ha hecho que el espejismo de una estación de esquí más grande se haya contagiado incluso a otros sectores sociales acuciados por el problema del paro y ajenos a la inviabilidad económica, técnica, legal y ambiental de dicha ambición genuinamente granaína del “contri más mejor”. En esta red parece que han caído especialmente los responsables de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, que de pronto se han olvidado del Plan Estratégico de la estación de Esquí, en vigor hasta el 2017 y se han caído del caballo (y se han unido a los que su aspiración es subirse al otro Caballo). La capacidad de abducción que tiene la estación de esquí es digna de un reportaje del Iker (el Jiménez), ya que convierte a todos los gestores que llegan a las cumbres y les hace perder la perspectiva olvidando que el mundo, (ni siquiera Sierra Nevada), no acaba en los valles del Monachil y Dílar -por ahora, dirán ellos-.
Esta extraña alianza contra los gestores del parque nacional, conduce a soltarle la patata a "Medio Ambiente" que parecerían como los que han hecho las normas, los que han declarado el espacio protegido y quedarían los de Turismo (y Deporte) como los listos de la clase que han hecho los deberes incluso antes de que se explique la lección. Afortunadamente tanto la directora de Cetursa como el consejero de Turismo han manifestado que tiene que haber un consenso total para la ampliación y respetando las leyes del parque nacional "y el medio ambiente". Más jodido es escuchar al alcalde de Granada decir que está a favor de la ampliación siempre que se respete el "medio ambiente" (tiene guasa). Esto último es poco medible y ya sabemos que aquí se le pone el adjetivo sostenible a algo y ya nos lo quieren hacer colar. Pero que el consenso total (conmigo que no cuenten por lo menos) y respetando la normativa actual es imposible. Y lo saben, o deberían saberlo todos los que alegremente utilizan este discurso.
Algunos recién llegados, y otros que llevan más tiempo, debían saber que ese consenso total, tan difícil en esta cuestión como en otros debates con múltiples enfoques e intereses, es el que se ha llegado con una estación de esquí dentro de un parque natural con una normativa propia, específica, "para permitir la óptima práctica del esquí", (como recoge la propia normativa), lo que significa asumir un importante impacto ambiental, a cambio de que se respeten esos límites y el resto de las cumbres de Sierra Nevada, "no se tocan", y se dedican a otro modelo de desarrollo compatible con la conservación de la extraordinaria biodiversidad y que no altere sus espectaculares valores paisajísticos.
Paralelo a este gran debate, ha habido un incidente, menor en mi opinión en cuanto a su gravedad, pero indicativo de las posiciones que empiezan a alinearse en dos bandos enfrentados completamente. La “ocupación” por parte de la empresa que gestiona la estación de esquí, de una parte del parque nacional, de Uso Restringido, en la que si bien es cierto que se ha venido practicando el esquí desde hace tiempo, ha sido de una manera alegal porque está fuera del dominio esquiable; una vez que se ha aprobado este verano de manera definitiva, la nueva normativa del parque y la cartografía de detalle se ha actualizado, CETURSA debe ajustarse al marco legal porque ya estaríamos pasando a una situación de flagrante ilegalidad y en un agravio comparativo con otros usos y actividades que han tenido que acoplarse, adaptarse a la normativa vigente.
Entonces el debate menor, la alternativa a la Pista del Águila, y el mayor, la ampliación de la estación de esquí (o la pretensión todavía más peregrina y temible de una nueva estación en las inmediaciones del Pico del Caballo), se han solapado y entremezclado y vienen a enturbiar el amplio consenso social en el que nos hemos movido durante las últimas décadas en el que sólo han quedado al margen, por los dos extremos, posturas maximalistas.
Me gustaría aprovechar este doble debate, y hacer de la necesidad virtud e impregnado del sentimiento de buen rollo, de buenas intenciones y de búsqueda de la concordia y de la fraternidad de la Navidad (ahora que ya ha llegado a todos los rincones aunque estaba instalado desde hace tiempo en los centros comerciales), hacer una propuesta que sirviera para reconducir el debate menor alertado públicamente por la Federación Andaluza de Montañismo (aunque con el expediente administrativo del espacio protegido) sobre la “invasión de una parte del parque nacional” y el mayor, sobre la ampliación de la estación de esquí, que han querido colocar en la mesa definitivamente y sacar del soterramiento, la avanzadilla de los empresarios, (con la anuencia, al menos, aunque cada vez parece más en connivencia, con los gestores de la estación de esquí y el aliento de la Consejería de Turismo y Deporte).
Atardecer en el Veleta, no tiene precio |
El debate menor, por tanto, debe ser resuelto por la propia Cetursa y en el ámbito administrativo interno de la Junta de Andalucía, sin interferencias por lo que debe reconsiderar esta actuación y pactar una alternativa con el parque nacional (haberlas haylas) al trazado de la parte afectada de dicha Pista, apenas unos 800 metros. Con ello se podrá cumplir el mandato del Consejo de Participación del Espacio Natural de Sierra Nevada, órgano de representación institucional y de participación ciudadana, y lanzar un mensaje social claro e inequívoco que sirva no sólo para este incidente puntual, de relativa envergadura, sino y más importante para que dejar de alimentar expectativas que como he manifestado anteriormente no tienen cabida en el actual marco legal, (andaluz, español, europeo y mundial), que no son viables ambientalmente y me atrevería a decir que tampoco técnica ni económicamente, y dejen de generar polémicas falsas y estériles con sus veleidades y sus elucubraciones.
Con esto no haríamos más que mantener el consenso en el que se ha posibilitado en los últimos años la realización de una serie de infraestructuras para mejorar la estación de esquí, a cambio de que respeten sus fronteras. Un consenso forjado durante tres décadas para todo el conjunto de la Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada y que acaba de ser plasmado, este mismo verano, en un Decreto aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía (en el que están sentados los consejeros de Medio Ambiente y de Turismo y Deporte, entre otros) por el que se ordena la gestión de todo el parque nacional y el parque natural, y no parece que sea momento, unos meses después, de abrir un debate al respecto sino de cumplirlo y hacerlo cumplir. Porque esta normativa vigente además ha contado con el respaldo unánime del Consejo de la Red de Parques Nacionales y del Consejo de Participación del Espacio Natural Sierra Nevada, tras un largo proceso de participación y concertación y el encuentro de posiciones buscando equilibrios y conciliando los intereses de los diferentes agentes implicados.
Con esto no haríamos más que mantener el consenso en el que se ha posibilitado en los últimos años la realización de una serie de infraestructuras para mejorar la estación de esquí, a cambio de que respeten sus fronteras. Un consenso forjado durante tres décadas para todo el conjunto de la Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada y que acaba de ser plasmado, este mismo verano, en un Decreto aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía (en el que están sentados los consejeros de Medio Ambiente y de Turismo y Deporte, entre otros) por el que se ordena la gestión de todo el parque nacional y el parque natural, y no parece que sea momento, unos meses después, de abrir un debate al respecto sino de cumplirlo y hacerlo cumplir. Porque esta normativa vigente además ha contado con el respaldo unánime del Consejo de la Red de Parques Nacionales y del Consejo de Participación del Espacio Natural Sierra Nevada, tras un largo proceso de participación y concertación y el encuentro de posiciones buscando equilibrios y conciliando los intereses de los diferentes agentes implicados.
Que Cetursa y los representantes de Turismo se ajustaran al marco legal, vendría muy bien para que desde Sierra Nevada, que está siendo referente y modelo por su aportación a una nueva manera de entender la gestión de un espacio natural y una nueva forma de afrontar el reto del cambio global, pudiera servir también de ejemplo para otros Espacios Naturales Protegidos, para otros ámbitos en los que se plantee este debate. Andalucía, que quiere ser contrapunto en la defensa de las políticas de educación y sanidad públicas, de lo que se practica en otras CCAA, tiene que seguir siendo un referente en las políticas ambientales de conservación de espacios y de especies.
En otro caso, si aquí de lo que se trata es de aprovechar la coyuntura para ganar, por la puerta de atrás, un debate y “comer un peón, un alfil, o incluso un jaque a la dama”, pues entonces, yo sé en qué bando me toca y nos prepararemos para la guerra, dialéctica por supuesto y empezaremos a denunciar que hay gente que quiere, para calentarse, echar a arder las estanterías de las bibliotecas y los violines de las orquestas.
Y si estamos en la Red Europea Natura 2000 y somos Patrimonio de la Humanidad pues pediremos amparo y tutela a las instituciones comunitarias y a la UNESCO si es menester.
Y si estamos en la Red Europea Natura 2000 y somos Patrimonio de la Humanidad pues pediremos amparo y tutela a las instituciones comunitarias y a la UNESCO si es menester.
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