La celebración de las Jornadas sobre Solidaridad y Sostenibilidad en el IES Hermenegildo Lanz me ha dado la oportunidad de conocer personalmente a Federico Mayor Zaragoza. Allí está mi amigo y compañero Raimundo Fornieles de director y también está, de profesor, otro amigo Luís Ruiz Jiménez. He participado en anteriores ocasiones en distintas iniciativas del centro, pero este año tenía el aliciente de la participación del que fuera director general de la UNESCO.
Tenía ganas de escucharle en directo y además había preparado un dossier sobre nuestra Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada para entregárselo y contarle nuestros últimos proyectos, especialmente, nuestro trabajo en el Observatorio (privilegiado) para el Seguimiento del Cambio Global. Le pude explicar que Sierra Nevada es un modelo, reconocido internacionalmente, del papel que deben jugar las Reservas de la Biosfera, tanto como lugares donde se trabaja para conservar la biodiversidad como por haberse convertido en un gran Laboratorio donde se ensayan experiencias de desarrollo sostenible. Y además en el tercer objetivo que UNESCO asigna a los lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, y eso es lo que más le gustó al señor Mayor Zaragoza, en todo nuestro trabajo en educación y sensibilización medioambiental.
La gente del Centro UNESCO en Andalucía con Miguel Carrascosa a la cabeza y la dirección del Instituto me facilitaron la entrevista y me permitieron hacerle entrega de algunos libros de regalo de Sierra Nevada. Especialmente le encantó el libro de poemas de Rafael Hernández del Águila, ilustrado con dibujos de Miriam López de Burgos, “Pinceles de Sulayr”, que hemos editado con motivo del doble aniversario de Sierra Nevada como espacio natural protegido (20 años de parque natural y 10 años del parque nacional). No en vano él es autor de cuatro poemarios y ha utilizado la poesía como “arma” para transmitir los valores por los que ha trabajado a lo largo de su dilatada trayectoria pública.
Finalmente pude formalizar una invitación a visitar nuestro parque nacional y parque natural de Sierra Nevada para que pueda conocer con más detalle, in situ, nuestra gestión y así pueda, por esos mundos de Dios, apoyarla y difundirla. Agradecido por los regalos y por la invitación se puso a nuestra disposición y ya estamos trabajando para cuadrar su repleta agenda internacional con alguna de las actividades “fuertes” que estamos preparando para los próximos meses.
De la charla ante los alumnos del H. Lanz, los profesores, representantes de las ONGs participantes en las Jornadas y otros invitados que pululaban en el abarrotado Salón de Actos, destacaré que fue seguida con gran interés por todo el mundo. Interesante, amena, ágil. Está claro que estamos ante un gran comunicador que tiene una gran experiencia (él la definió como un balance de triunfos y fracasos) en las cosas de las que habla y que transmite una gran convicción en sus valores e ideas aunque no se percibe nada dogmático. Buena presencia física (parece que no envejece) y muy accesible, capaz de adaptarse a los diferentes registros y auditorios con los que tiene que lidiar, en apariencia, de buen gusto.
Su intervención versó sobre la Cultura de la Paz. Contra el “si vis pacem para belllum", que ha estado vigente durante siglos, expuso el “si quieres la paz, trabaja para la paz” que me retrotrajo a mi actividad de finales de los 80 en el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, (MPDL), la organización pacifista con siglas de organización guerrillera latinoamericana en la que milité y trabajé durante varios años. Habló como el miedo es la peor arma (hasta las religiones emplean más el temor que el amor) y cómo la Cultura tiene que combatirlo y el conocimiento debe quitar la parálisis a la que conduce el miedo y el vertigo al cambio. Debiera darnos pavor sin embargo un mundo tan desigual, tan injusto y hacernos mover la miseria en la que viven y (mueren a diario) millones de personas, animales de nuestra misma especie. Ese miedo si que es necesario.
Aunque dibujó un panorama triste a nivel mundial de la actualidad, su mensaje fue optimista afirmando que podemos y debemos cambiar el mundo y que todos individual y colectivamente mente somos necesarios y capaces de transformar el mundo, nuestro mundo.
Dijo que confiaba más en la evolución que en la revolución (la "r" que las diferencia es la de la responsabilidad). Fue especialmente crítico con una sociedad capaz de llenar un estadio de fútbol para acudir a la presentación de una estrella (todavía si fuera para un partido sería comprensible aunque lamentable que no fuéramos capaces de movilizarnos para otras cuestiones más importantes). Cargó contra los que nos dijeron que no había dinero para los Objetivos del Milenio, contra los que dicen que no se puede aportar un 0,7% del PIB a los países pobres y luego se ha visto que había miles de millones para salvar a los bancos que habían caído por los especuladores financieros. Lanzó un ultimátum a los políticos progresistas para que se enfrenten a la desaparición urgente de los Paraísos Fiscales. Dijo que ya estaba bien de compadecer y que había que transformarlo en compartir.
Casualmente utilizó dos expresiones que he compartido en algunas de mis charlas y artículos aunque en escenarios diferentes:
“No queremos que nos cuenten sino que nos tengan en cuenta” (inmersos en el proceso congresual regional lo repetiré unas cuantas veces).
“Hacen falta estadistas que piensen en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones” (yo siempre digo que prefiero los políticos que consiguen ganar las elecciones próximas preocupándose por las próximas generaciones).
“Estamos ante una época de cambios que hay que convertir en un Cambio de Época”.
La foto que acompaña este post, me ha sido facilitada por mi amiga Carmen que acudió acompañando a Ana Gámez, delegada de la Consejería de Educación y Ciencia que inauguró las jornadas y presentó a Federico Mayor y estuvo a la altura del conferenciante, del acto y de los trascendentales temas objeto de las Jornadas. En la foto nos pilló firmando, por Internet, la Carta de la Tierra y un Manifiesto en Defensa de la Vega, desde el ordenador del despacho del director del Instituto, activista impulsor de esta y mil ideas más.
Tenía ganas de escucharle en directo y además había preparado un dossier sobre nuestra Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada para entregárselo y contarle nuestros últimos proyectos, especialmente, nuestro trabajo en el Observatorio (privilegiado) para el Seguimiento del Cambio Global. Le pude explicar que Sierra Nevada es un modelo, reconocido internacionalmente, del papel que deben jugar las Reservas de la Biosfera, tanto como lugares donde se trabaja para conservar la biodiversidad como por haberse convertido en un gran Laboratorio donde se ensayan experiencias de desarrollo sostenible. Y además en el tercer objetivo que UNESCO asigna a los lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, y eso es lo que más le gustó al señor Mayor Zaragoza, en todo nuestro trabajo en educación y sensibilización medioambiental.
La gente del Centro UNESCO en Andalucía con Miguel Carrascosa a la cabeza y la dirección del Instituto me facilitaron la entrevista y me permitieron hacerle entrega de algunos libros de regalo de Sierra Nevada. Especialmente le encantó el libro de poemas de Rafael Hernández del Águila, ilustrado con dibujos de Miriam López de Burgos, “Pinceles de Sulayr”, que hemos editado con motivo del doble aniversario de Sierra Nevada como espacio natural protegido (20 años de parque natural y 10 años del parque nacional). No en vano él es autor de cuatro poemarios y ha utilizado la poesía como “arma” para transmitir los valores por los que ha trabajado a lo largo de su dilatada trayectoria pública.
Finalmente pude formalizar una invitación a visitar nuestro parque nacional y parque natural de Sierra Nevada para que pueda conocer con más detalle, in situ, nuestra gestión y así pueda, por esos mundos de Dios, apoyarla y difundirla. Agradecido por los regalos y por la invitación se puso a nuestra disposición y ya estamos trabajando para cuadrar su repleta agenda internacional con alguna de las actividades “fuertes” que estamos preparando para los próximos meses.
De la charla ante los alumnos del H. Lanz, los profesores, representantes de las ONGs participantes en las Jornadas y otros invitados que pululaban en el abarrotado Salón de Actos, destacaré que fue seguida con gran interés por todo el mundo. Interesante, amena, ágil. Está claro que estamos ante un gran comunicador que tiene una gran experiencia (él la definió como un balance de triunfos y fracasos) en las cosas de las que habla y que transmite una gran convicción en sus valores e ideas aunque no se percibe nada dogmático. Buena presencia física (parece que no envejece) y muy accesible, capaz de adaptarse a los diferentes registros y auditorios con los que tiene que lidiar, en apariencia, de buen gusto.
Su intervención versó sobre la Cultura de la Paz. Contra el “si vis pacem para belllum", que ha estado vigente durante siglos, expuso el “si quieres la paz, trabaja para la paz” que me retrotrajo a mi actividad de finales de los 80 en el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, (MPDL), la organización pacifista con siglas de organización guerrillera latinoamericana en la que milité y trabajé durante varios años. Habló como el miedo es la peor arma (hasta las religiones emplean más el temor que el amor) y cómo la Cultura tiene que combatirlo y el conocimiento debe quitar la parálisis a la que conduce el miedo y el vertigo al cambio. Debiera darnos pavor sin embargo un mundo tan desigual, tan injusto y hacernos mover la miseria en la que viven y (mueren a diario) millones de personas, animales de nuestra misma especie. Ese miedo si que es necesario.
Aunque dibujó un panorama triste a nivel mundial de la actualidad, su mensaje fue optimista afirmando que podemos y debemos cambiar el mundo y que todos individual y colectivamente mente somos necesarios y capaces de transformar el mundo, nuestro mundo.
Dijo que confiaba más en la evolución que en la revolución (la "r" que las diferencia es la de la responsabilidad). Fue especialmente crítico con una sociedad capaz de llenar un estadio de fútbol para acudir a la presentación de una estrella (todavía si fuera para un partido sería comprensible aunque lamentable que no fuéramos capaces de movilizarnos para otras cuestiones más importantes). Cargó contra los que nos dijeron que no había dinero para los Objetivos del Milenio, contra los que dicen que no se puede aportar un 0,7% del PIB a los países pobres y luego se ha visto que había miles de millones para salvar a los bancos que habían caído por los especuladores financieros. Lanzó un ultimátum a los políticos progresistas para que se enfrenten a la desaparición urgente de los Paraísos Fiscales. Dijo que ya estaba bien de compadecer y que había que transformarlo en compartir.
Casualmente utilizó dos expresiones que he compartido en algunas de mis charlas y artículos aunque en escenarios diferentes:
“No queremos que nos cuenten sino que nos tengan en cuenta” (inmersos en el proceso congresual regional lo repetiré unas cuantas veces).
“Hacen falta estadistas que piensen en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones” (yo siempre digo que prefiero los políticos que consiguen ganar las elecciones próximas preocupándose por las próximas generaciones).
“Estamos ante una época de cambios que hay que convertir en un Cambio de Época”.
La foto que acompaña este post, me ha sido facilitada por mi amiga Carmen que acudió acompañando a Ana Gámez, delegada de la Consejería de Educación y Ciencia que inauguró las jornadas y presentó a Federico Mayor y estuvo a la altura del conferenciante, del acto y de los trascendentales temas objeto de las Jornadas. En la foto nos pilló firmando, por Internet, la Carta de la Tierra y un Manifiesto en Defensa de la Vega, desde el ordenador del despacho del director del Instituto, activista impulsor de esta y mil ideas más.