martes, 30 de julio de 2024

Protagonistas 'estelares'. La mar de biodiversidad

Continúo la serie de artículos divulgativos "La mar de biodiversidad" en Granada Hoy. En esta ocasión la he dedicado a las estrellas de mar, unos invertebrados marinos que (casi) todos conocemos, más o menos, pero de los que la mayoría de la gente desconoce bastante sobre su biología. 

En esta ocasión he contado con la colaboración especial de dos colegas: Manuel García Díaz, alias @lor.bone en las redes, y de Ander Congil, autor de las fotografías que he usado. 

Enlace a la edición digital: Protagonistas ‘estelares’ (granadahoy.com)



En esta ocasión la versión impresa ha aparecido en color de esta guisa. 



LA MAR DE BIODIVERSIDAD

Protagonistas ‘estelares

Estrella de mar roja (Echinaster sepositus). Autor: Ander Congil

Las estrellas de mar o asteroideos son uno de los grupos de invertebrados marinos más singulares. A pesar de su popularidad esconden muchos secretos sobre su biología y ecología.

La morfología característica de las estrellas de mar las hace muy reconocibles para todo el mundo y sólo podría ser confundida con las ofiuras o serpientes de mar, otros equinodermos de simetría pentaradial que alguna gente agrupa inocentemente con los asteroideos. Sin embargo es fácil distinguirlas pues en las estrellas de mar todos los brazos están conectados entre sí mientras que en las ofiuras los brazos están diferenciados del disco central, apareciendo en muchos casos ramificados. Además las ofiuras poseen vértebras en sus extremidades, careciendo las estrellas de mar de ellas.

        Comparativa entre una estrella de mar y una ofiura tipo (Juan Fernando García)

El cuerpo de las estrellas de mar entraña una gran variedad de Curiosidades.

Aunque la norma general son los individuos con 5 brazos, que nacen del disco central del cuerpo, algunos tienen de 6 o 10 brazos y hay especies en que los ejemplares pueden llegar a tener hasta 50.

La locomoción y adhesión a diferentes sustratos que son capaces de realizar las estrellas de mar es posible gracias a un sistema hidráulico provisto de numerosos pies ambulacrales. Aunque no se desplazan a grandes velocidades, sí consiguen unos movimientos adecuados para escapar ante ciertos peligros, para moverse en busca de alimentos o para la reproducción, eligiendo generalmente la noche y haciendo uso de las células sensoriales de la piel, que les permiten percibir el entorno desde cualquier ángulo y diferenciar la luz y las corrientes marinas.

    Detalle del aparato locomotor de una estrella de honduras (Luidia ciliaris). Ander Congil.

    La respiración de la estrella de mar se lleva a cabo mediante una simple ósmosis que apenas supone un gasto energético al animal, de forma que tanto el oxígeno como el anhídrido carbónico disueltos en el agua entran por un agujero situado en la cara posterior que permite la entrada de agua al organismo (madreporito). Posteriormente, el intercambio gaseoso se realiza gracias a la ayuda de diversas estructuras con función respiratoria, como las branquias dérmicas y los citados pies ambulacrales.

    Otra de las características más representativas de las estrellas de mar es su peculiar patrón de crecimiento indefinido y su asombrosa capacidad de regeneración. Cuando sufren la disección o rotura de alguno de sus brazos, estos son reemplazados y regenerados rápidamente por otros que genera el propio disco central. Sin embargo, si un brazo roto se ha aislado del resto del organismo, es capaz de cicatrizar su herida y permanecer vivo durante varias semanas, aunque finalmente acabará muriendo al agotar sus propias reservas energéticas. Existe un curioso caso que supone la excepción a este fenómeno; en el género Linckia, los brazos rotos y aislados son capaces de regenerar su propio disco central y los cuatro brazos restantes. 

    No tienen cerebro ni sangre. El sistema nervioso es el típico de los equinodermos. La epidermis corporal está repleta de células sensitivas y por tanto las estrellas responden a estímulos táctiles, químicos y luminosos. 

    Tienen un esqueleto interno formado de osículos calcáreos o placas que pueden articularse entre sí

    La piel está calcificada y protege a las estrellas de mar de la mayoría de los depredadores; los colores rojo, naranja, azul, gris o marrón, a veces muy brillantes, tienen la función de ahuyentar a sus enemigos o sirven para camuflarse. La superficie tiene texturas variadas: lisa, granulada, espinosa, etc., pero siempre está cubierta de placas óseas superpuestas.

El ciclo biológico de las estrellas de mar es complejo con dos fases larvarias de simetría radial (bipinnaria y braquiolaria). Los adultos pueden reproducirse tanto sexual, (con fecundación externa), como asexualmente. Aunque hay dos sexos diferenciados, algunas estrellas de mar son hermafroditas.


      Ciclo biológico de las estrellas de mar (tomado de Ecología Verde).

¿Qué comen las estrellas?, ¿quién se las come?

Todas las especies de estrellas de mar tienen una alimentación generalista, consumiendo animales que son lentos, de tal forma que son incapaces de evadir su ataque. Entre sus presas favoritas están los moluscos bivalvos, esponjas, cangrejos o erizos. A veces son carroñeros facultativos, alimentándose de peces muertos. Algunas estrellas tragan los animales enteros aunque en el caso de que la presa sea muy grande el estómago puede evaginarse, reblandecerla e ingerirla predigerida.

Existen numerosas especies depredadoras de las estrellas de mar en su hábitat natural. Animales como las gaviotas, los cangrejos e incluso otras estrellas de mar representan amenazas para la supervivencia de los individuos.

No obstante las amenazas mayores para la mayoría de los asteroideos provienen de su vulnerabilidad a enfermedades degenerativas causadas por bacterias del género Vibrio y del cambio climático ya que son muy sensibles al incremento de la temperatura del agua del mar y a la acidificación de los océanos. Se ha registrado que en algunas espcies que se reducen sus tasas de alimentación y crecimiento si su temperatura corporal se encuentra por encima de los 23 ºC y que mueren cuando su temperatura sobrepasa los 30.

Las estrellas de mar son unos excelentes indicadores ambientales, su presencia o ausencia puede reflejar cambios en la salud del ecosistema. Por otro lado el estrés ambiental que provoca la contaminación, (dada su gran susceptibilidad a los agentes químicos), o el calentamiento global, (por su sensibilidad al incremento de la temperatura del agua), afectan a su supervivencia.

Prohibido tocar… y sacar del agua.

El enorme atractivo de las estrellas de mar que habitan en zonas turísticas, hace difícil resistir la tentación de cogerlas con la mano, para observarlas de cerca, lo que se convierte en una de las principales amenazas para estas especies ya que son muy sensibles a estar fuera del agua salada; sacarlas al exterior, apenas un minuto, puede provocar la asfixia del animal, aparte del propio daño que puede sufrir su manejo. Nuestra admiración debe respetar siempre manteneralas dentro del agua del mar; observarlas y disfrutar de sus formas, colores y movimientos en las actividades de buceo o de snorkel, sin molestarlas y capturándolas solamente en nuestra retina o en nuestras cámaras para divulgar su importancia, es una buena manera de contribuir a la conservación de estas especies y de que sigan cumpliendo su papel para el correcto equilibrio y funcionamiento de los ecosistemas marinos.

     Ejemplar de 7 brazos de estrella espinosa (Marthasterias glacialis). Ander Congil

Millones de estrellas de dos mil especies.

Las estrellas de mar son uno de los invertebrados más abundantes y de más amplia distribución por todos los mares y océanos del mundo. Unas dos mil especies de asteriodeos o estrellas de mar se han descrito hasta la fecha, que habitan desde la zona intermareal hasta la abisal, tanto en fondos arenosos, como en rocas o grupos de corales. La mayoría de las especies miden de 12 a 24 centímetros de diámetro, pero existen algunas que miden menos de 2 centímetros y otras que tienen más de 1 metro de diámetro.



       Estrella de mar púrpura (Ophidiaster ophidianus). Ander Congil


Taxonomía de las estrellas de mar.

Las estrellas de mar son unos animales que pertenecen a la CLASE Asteroidea, dentro del FILO de los Equinodermos, que están incluidos en el SUPERFILO de los Deuterostomos. Se dividen en 7 Órdenes.

ORDEN BRISINGIDA

2 Familias (Brisingidae y Freyellidae), 16 géneros, 111 especies.

Principalmente distribuidas por el océano Pacífico, Caribe y Nueva Zelanda. Principalmente en aguas profundas, (1.800 a 2.400 metros) aunque también viven en aguas someras de la Antártida. Es común observar a especies de este orden en acantilados marinos o zonas donde existan corrientes constantes de agua, ya que esto facilita su alimentación.

Pueden presentar de 6 a 20 largos y delgados brazos, que utilizan para alimentarse por filtración. Largas espinas en forma de agujas. Disco flexible en el que se encuentra la boca.

ORDEN FORCIPULATIDA

6 familias (Asteriidae, Heliasteridae, Labidiasteridae, Neomorphasteridae, Pedicellasteridae y Zoroasteridae), 68 géneros, 300 especies.

Están distribuidas ampliamente a escala global, tanto en aguas tropicales como frías.

La característica principal es la presencia de pedicelarios en forma de pinza con funciones defensivas o de ataque. Por su parte, los pies ambulacrales, poseen ventosas de puntas planas. Los brazos suelen ser bastante robustos y presentan 5 o más radios cilíndricos en su parte basal..

ORDEN PAXILLOSIDA

8 familias (Astropectinidae, Ctenodiscidae, Goniopectinidae, Luidiidae, Paleobenthopectinidae, Porcellanasteridae, Pseudarchasteridae y Radiasteridae), 46 géneros, alrededor de 250 especies.

Amplia distribución. Dependiendo de la especie, pueden vivir a diversas profundidades o incluso algunas habitar niveles bastante superficiales.

Una de las características más resaltantes es poseer cinco o más brazos, con los que excavan en los fondos arenosos. Los individuos de este grupo tienen los pies ambulacrales en forma de tubos, con ventosas rudimentarias, si es que las presentan, y pequeñas estructuras en forma de gránulos sobre las placas que cubren la superficie esquelética superior del cuerpo.

ORDEN NOTOMYOTIDA

Una familia (Benthopectinidae), 12 géneros, unas 75 especies.

Amplia distribución. El hábitat característico de las especies de este Orden son las aguas profundas.

Los pies ambulacrales de este tipo de estrellas de mar están formados por series de cuatro y poseen ventosas en sus extremos, (salvo algunas especies). El cuerpo posee espinas considerablemente delgadas y afiladas, con brazos formados por bandas musculares bastante flexibles. El disco es relativamente pequeño, con la presencia de cinco radios y los pedicelarios pueden tener diversas formas, como valvados o de espina.

ORDEN SPINULOSIDA

Una familia (Echinasteridae), 9 géneros y alrededor de 120 especies.

Regiones polares, tropicales y templadas; desde zonas intermareales a aguas profundas.

Los miembros de este grupo poseen cuerpos relativamente delicados y como rasgo distintivo carecen de pedicelarios. Placas marginales no visibles, las actinolaterales son desarrolladas y se presentan en series paralelas. El disco de estos animales suele ser pequeño, con la presencia de cinco radios con forma cilíndrica y los pies ambulacrales poseen ventosas.

ORDEN VALVATIDA

El orden Valvatida tiene 14 familias (Acanthasteridae, Archasteridae, Asterinidae, Asterodiscididae, Asteropseidae, Chaetasteridae, etc.), 165 géneros y cerca de 700 especies.

El hábitat preferido de las especies de estrellas de mar de este Orden son las aguas profundas.

Generalmente robustas, voluminosas y/o grandes. Casi todas las especies de este grupo poseen cinco brazos en forma tubular, en los que se ubican dos hileras de pies ambulacrales y osículos llamativos, que son estructuras calcáreas incrustadas en la dermis que brindan rigidez y protección al animal. También presentan en el cuerpo pedicelarios y paxilas (estructuras en forma de sombrilla que tienen función protectora, con el fin de evitar que las zonas por donde se alimenta y respira el animal se obstruyan con arena).

ORDEN VELATIDA

5 familias (Caymanostellidae, Korethrasteridae, Myxasteridae y Pterasteridaela), 25 géneros y unas 200 especies.

Este Orden tiene una amplia distribución, es bastante diverso y heterogéneo, pudiendo encontrar especies que van desde unos pocos milímetros hasta más de 75 cm.

Cuerpo robusto con discos grandes que presentan cinco radios o más. Dependiendo de la especie poseen entre 5 y 15 brazos y muchos de estos presentan un esqueleto poco desarrollado. Hay individuos con pequeños diámetros de entre 0,5 y 2 cm, y otros de hasta 30 cm. En cuanto al tamaño, el rango varía entre los 5 y los 15 cm de un brazo a otro. Los pies ambulacrales se presentan en series pares y suelen tener una ventosa bastante desarrollada. En cuanto a los pedicelarios, usualmente están ausentes, pero si llegan a tenerlos, consisten en grupos de espinas.

La gran familia de los equinodermos.

Las estrellas de mar forman parte de este filo de invertebrados, todos marinos y bentónicos, cuyo nombre proviene del griego echinos (=espina) y dermis (=piel). Se incluyen además en este filo las ofiuras o serpientes de mar, los erizos de mar, las holoturias o pepinos de mar y los crinoideos conocidos como lirios de mar. Las características principales comunes a todos los equinodermos son:

Simetría radial pentámera única en el reino animal. Se considera secundaria pues las larvas tienen simetría bilateral.

Sistema ambulacral. Conjunto de tubos y cámaras por todo el cuerpo del animal, rellenos de un líquido similar al agua de mar, que recorren el interior del aninal y desemboca en el exterior a través de numerosos pies (ambulacrales). Puede tener diferentes funciones, ayudar al desplazamiento, a la alimentación, al intercambio gaseoso, a la fijación al sustrato y a la percepción sensorial. Está conectado al medio externo a través del madreporito o placa madrepórica para regular la presión del líquido con respecto al ambiente.

Endoesqueleto, variable según los diferentes grupos, compuesto por osículos de carbonato cálcico que se encuentran debajo de la epidermis. Suelen presentar espinas (fijas o móviles) y también salientes (como tubérculos o gránulos).


domingo, 14 de julio de 2024

Los invertebrados + inteligentes

Esta semana estoy dando la del pulpo con mi artículo titulado "Los invertebrados + inteligentes". La serie La Mar de Biodiversidad en Granada Hoy va sumando protagonistas. La idea surgió al repasar videos tomados por mi cuñado Juan Fernando y comentar la enorme biodiversidad de algunos lugares de nuestras costas en el que había un video de un pulpo que al final resultó ser de la especie Callidoctopus macropus que cumplía con lo que quería mostrar.

En esta ocasión me he propuesto dos objetivos divulgativos principales:

* informar sobre la inteligencia ecológica o habilidades cognitivas de los pulpos (también las sepias son muy listas y están muy ricas)-

* ayudar a distinguir entre las dos especies de pulpos que podemos encontrar en el mercado.

Y aparte contar algunas cosas curiosas, como lo de los nueve cerebros, los tres corazones y la sangre azul, la visión desarrollada, que son maestros del engaño y que se 'reproducen por la pata'. ¿Lo sabías?

Enlace a la edición digital: Los invertebrados + inteligentes (granadahoy.com)

Y aquí cómo quedó la versión en papel.

Nota: La inteligencia artificial me proponía algunas imágenes para utilizar en el artículo...



... pero he optado por algo más 'natural' que me han facilitado algunos colegas.

Transcribo aquí la versión original.

LA MAR DE BIODIVERSIDAD

Ignacio Henares

Los invertebrados + inteligentes

Los pulpos tienen un gran cerebro, son capaces de realizar tareas complejas y una buena memoria.


Los pulpos son octópodos, moluscos del grupo de los cefalópodos junto a sepias, chocos y calamares. También forman parte de los cefalópodos los nautilos, (los únicos del grupo que tienen una gran concha calcárea externa), auténticos fósiles vivientes, ya que son más antiguos que los dinosaurios al desarrollarse en el Paleozoico, al final del Cámbrico.

Los pulpos son reconocidos por su impresionante inteligencia, junto a la de sus ‘primas’ las sepias, la mayor en todo el grupo de los invertebrados, que incluye además de todos los diferentes grupos de moluscos, a los artrópodos (insectos, arácnidos, miriápodos y crustáceos), equinodermos, (estrellas, erizos, ofiuras, pepinos y lirios de mar), esponjas, cnidarios (medusas, corales), anélidos y los gusanos cilíndricos y planos.

Esta inteligencia sólo es superada por la de animales del grupo de los vertebrados entre los que podemos destacar la de los cetáceos, algunas aves como loros o córvidos y, por supuesto, todos los primates. El cerebro de los pulpos es el más grande entre los invertebrados, cuenta con medio millón de neuronas y tienen la mayor ratio de peso cerebral respecto al cuerpo en su clasificación, lo que es un indicador común para inferir la inteligencia. Además, son capaces de realizar tareas complejas y tienen una buena memoria a corto y a largo plazo (relativamente ya que suelen vivir entre 1 o 2 años, rara vez llegando a los 5 ).


La palabra pulpo proviene del griego (polipus). Polis significa mucho y pus significa pie, es decir ‘muchos pies’. Los pulpos tienen ocho pies de ahí el nombre en inglés (‘octopus’) que es también el nombre del género más importante del grupo de los octópodos, con más de 100 especies. La especie más pequeña es Octopus wolfi, una especie del Pacífico occidental que mide alrededor de 2,5 cm y pesa menos de 1 g. La especie más grande es Enteroctopus dofleini, conocido como pulpo gigante de California que llega a los 9 metros de largo, pesa entre 10 y 50 kg y tiene unos tentáculos de hasta 4 metros.

Inteligencia ecológica

El cerebro de los pulpos funciona de forma sorprendentemente parecida al nuestro y su curiosidad y su deseo de explorar nos recuerdan nuestra propia sed de conocimiento. En realidad sería más correcto hablar de habilidades cognitivas que podemos definir como los procesos mediante los que la información percibida del entorno se procesa, transforma y retiene y posteriormente se utiliza para tomar decisiones y actuar. Se trata por tanto de una inteligencia que podríamos encuadrar como ‘ecológica’.


Entre estas habilidades se encuentra la gran flexibilidad en su comportamiento, ya sea en su entorno natural o en los acuarios en los que se exhiben o se estudian, ajustándolo a circunstancias cambiantes y a nuevas situaciones.

Los pulpos adaptan sus mecanismos de ataque a la gran variedad de presas que consumen. Usan su visión y camuflaje para cazar, sus brazos para explorar, tocar y ‘saborear’ el entorno y atrapar cualquier alimento a su alcance. Pueden tener interacciones específicas para cooperar con peces como los meros para encontrar presas escondidas o tener cuidado con los cangrejos que transportan anémonas y evitar que les piquen. Aprenden a forzar la apertura del caparazón de moluscos con pequeñas piedras o el lugar donde inyectar una toxina paralizante.

De igual manera esas habilidades cognitivas les sirven para evitar los depredadores, imitando su entorno, (cambiando el color, textura y forma de su cuerpo), soltando tinta o saliendo propulsados a gran velocidad, según sea la amenaza. Al carecer de escudo protector otra estrategia es la del ‘escondite’, preferiblemente una cavidad en una roca que pueden reforzar usando piedras, conchas o arena para cerrar la entrada. Se han observado casos en los que el refugio se transporta, comportamiento que puede ser considerado como el uso de una herramienta. Estas habilidades están siendo motivo de diferentes estudios científicos en los que se analiza la capacidad de memoria y de planificación del pulpo común.

Los pulpos también sobresalen en el aprendizaje discriminatorio habiendo respondido en experimentos a atacar a objetos en función de diferentes características, (color, forma, sabor), a cambio de una recompensa. Pueden retener en la memoria varios meses este aprendizaje y son capaces de generalizar una tarea compleja expandiendo la regla a nuevos objetos con similitudes. Muestran también discriminación condicional, lo que significa que pueden modificar una elección en función del contexto, como atacar a un objeto sólo en presencia de burbujas y quedar inactivos en su ausencia.

Finalmente podemos destacar que los pulpos pueden aprender por imitación, observando a otros ejemplares, lo que resulta especialmente sorprendente porque los pulpos son generalmente animales solitarios y asociales.

Curiosidades de los pulpos.

Nueve cerebros

Los pulpos tienen un cerebro central, sin embargo cada uno de sus ocho tentáculos tiene su propio cerebro. Así que el cerebro principal sólo necesita enviar un mensaje simple a uno de los brazos, donde se encuentran dos tercios de las neuronas del pulpo. Esto significa que si se corta un brazo del pulpo, el brazo todavía puede reaccionar como lo haría si estuviera conectada al pulpo, lo que supone una facilidad para la regeneración de las extremidades.

Tres corazones y sangre azul

Un corazón llamado sistémico recoge la sangre de las branquias y la transporta a todo el cuerpo; los otros dos corazones branquiales la bombean para que se oxigene en las dos branquias. Para sobrevivir en el fondo del océano, los pulpos desarrollaron un tipo de sangre a base de cobre, en vez de hierro. Por eso,en lugar de hemoglobina, como nosotros, tienen hemocianina, un compuesto más eficaz para transportar oxígeno cuando la temperatura del agua es muy baja. Se trata de una proteína que también está presente en la sangre de otros moluscos, en crustáceos y arácnidos. Por eso su sangre es azul. Sin embargo, este mismo sistema hace que sean extremadamente sensibles a cambios de acidez. Si el pH del agua baja demasiado, no pueden hacer circular suficiente oxígeno. Por eso preocupa cómo les afectará la acidificación de los mares y océanos producida por el cambio climático.


Visión desarrollada

Los pulpos tienen dos ojos en la parte superior de la cabeza, unos órganos análogos a los de los vertebrados pero de distinto origen evolutivo y embrionario que, como un claro ejemplo de convergencia adaptativa, han llegado a una estructura similar con cristalino, esclerótica, retina y humor acuoso. Las pupilas son rectangulares lo que les confiere un aspecto misterioso e intimidante.

A diferencia de los humanos que tenemos tres tipos de células en la retina para detectar los colores rojo, verde y azul, los pulpos solo tienen un tipo de fotorreceptor. Sin embargo, pueden ajustar su visión para percibir diferentes colores dependiendo de la profundidad del agua en la que se encuentran. En aguas costeras, ven en tono verde, y a mayores profundidades, su visión cambia al espectro de los azules.

Adicionalmente la piel funciona como si fuesen ojos debido a que es capaz de detectar el color de su alrededor. La explicación reside en que está constituida por una serie de redes en el músculo especializados con células pigmentarias y por ello es capaz de mimetizarse con su entorno y escapar así de sus enemigos. Esta adaptación les permite imitar con precisión los colores de su entorno para camuflarse o para comunicarse.

Maestros del engaño

Para defenderse de los depredadores han desarrollado diferentes estrategias como el uso de tinta, el camuflaje con la mimetización con su entorno cambiando de color, o el  comportamiento deimático, es decir, su capacidad para impulsarse rápidamente a través del agua, y su facilidad para esconderse gracias a su cuerpo musculoso y flexible que le permite alojarse en grietas y cavidades diez veces más pequeñas que su cuerpo o bien enterrarse en la arena.

Reproducción ‘por la pata’

El proceso de reproducción de los pulpos es fascinante y complejo. Arranca con un cortejo en el que los machos muestran cambios en los patrones de colores y exhiben sus ventosas para atraer a las hembras. Una de las ocho patas de los machos (hectocótilo) es un órgano reproductivo que usa para transferir los espermatóforos (capsulas con esperma) a una cavidad que tiene la hembra donde puede almacenarlos durante un tiempo hasta que estén listas para la fecundación. Un vez fertilizados la hembra pone y cuida los huevos en un refugio, protegiéndolos y oxigenándolos. Durante este tiempo la hembra no se alimenta y muere poco después de la eclosión de los huevos.





Pulpo rico, pulpo pobre.

El pulpo ‘cabezón’ es menos valorado económica y gastronómicamente que su ‘primo’ el pulpo común.

Octopus vulgaris es el pulpo más común en nuestras costas, (y en nuestras mesas), aunque se encuentra en declive por diversas causas, lo que se nota en la subida del precio que está experimentando. A pesar de su apellido, pasa por ser la especie más noble, apreciada y valorada en el mercado, frente al pulpo conocido como cabezón o blanco. Bajo esta denominación se engloban dos especies muy difícil de distinguir, Eledone cirrhosa y E. moschata, siendo el primero más pálido de aspecto. Ambos tienen los tentáculos pequeños y una desproporcionada cabeza en relación a las patas, (de la que deriva la denominación más popular que reciben), y tienen una sola hilera de ventosas, lo que lo diferencia del pulpo común con sus dos filas paralelas de adherencias.

Otra de las grandes diferencias es el tamaño con una longitud máxima de unos 50 centímetros, aunque el tamaño medio es de unos 15 centímetros. El pulpo común es más grande, unos 60 centímetros aunque pueden llegar al metro de longitud total entre la cabeza y las patas.

Los colores, en vivo, de Eledone spp. van del anaranjado al marrón rojizo en la parte dorsal y entre crema y verde iridiscente en la zona ventral pero tras su captura se vuelve de un color blanco muy característico, (de donde le viene otra de las denominaciones que recibe). Octopus vulgaris tiene en general un tono marrón-verdoso aunque puede cambiar su color de piel, e incluso la textura para mimetizarse con su entorno.

Habitan fondos arenosos o rocosos desde aguas superficiales hasta grandes profundidades, llegando el pulpo blanco hasta los 700 metros, aunque normalmente se encuentra entre los 50 y los 300 metros; el pulpo común se encuentra en aguas menos profundas y no supera los 100 metros. Su alimentación es prácticamente omnívora siendo ambos depredadores activos de peces, crustáceos decápodos y otros moluscos, especialmente bivalvos. 

      Las dos especies de pulpo, antes de pasar por los fogones.