sábado, 27 de junio de 2015

¿Quién le pone el cascabel... al gato montés?

Esta semana en mi colaboración sobre Sierra Nevada en el periódico Granada Hoy tocaba la sección que dedico a flora o fauna y que denomino Paraíso de Biodiversidad y había pensado en escribir sobre algún mamífero. Al conocer que el lince dejaba de estar en peligro crítico de extinción pensé que era el momento de dedicarle un artículo al gato montés, un olvidado y desconocido felino, cuyas poblaciones parecen estar en franca regresión en toda su área de distribución. Rebusqué unas notas que tenía preparadas, un par de llamadas a compñaeros y amigos expertos como José Miguel Barea y Parody para confirmar algunos datos y pedirle imágenes y salió esta página.


No he encontrado el enlace a la versión digital por lo que dejo aquí alojado el texto completo y algunas fotos adicionales para los que queráis conocer mejor a este bello y desconocido animal, muy difícil de observar en directo, tanto por sus hábitos y costumbres como por lo reducido de sus poblaciones.



¿Quién pone el cascabel al gato montés?

El gato montés, sigiloso, esquivo, solitario y de hábitos nocturnos, es quizás nuestro mamífero silvestre menos conocido.

Mientras que el lince ibérico (Linx pardinus), el felino más amenazado del planeta, continúa con su programa de recuperación y ha invertido su tendencia negativa, el gato montés europeo (Felis silvestris silvestris), es una especie menos estudiada aunque se sabe que muchas de sus poblaciones se encuentran en franca regresión lo que podría situarle en una posición crítica en las próximas décadas. En Andalucía aún mantiene algunas poblaciones importantes entre las que se incluyen las del macizo nevadense.


CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS

El gato montés se asemeja mucho a un gato doméstico atigrado o romano (Felis silvestris catus, que parece derivar de la subespecie del gato montés africano), aunque su aspecto es más corpulento y presenta un tamaño mayor, con la cabeza ancha y el hocico corto de color carne. Destacan sus bigotes densos y de apariencia caída, así como unas orejas bien distanciadas entre sí, que a veces también aparecen plegadas sobre la cabeza. Los ojos, de color ambarino o verdoso, tienen la pupila vertical, como adaptación a la visión nocturna. 

El pelaje es pardo-grisáceo, con rayas oscuras por todo el cuerpo menos en el vientre, que es de color blanco pardusco, a veces salpicado de manchas negras. Sobre la cabeza tiene cuatro bandas negras que convergen en una línea longitudinal del mismo color sobre el lomo. 

La cola es corta, ancha y anillada, con un extremo romo de color negro.

Mide unos 90 cm de largo y 38 hasta la cruz, y su peso en edad adulta ronda los 5 kilogramos.

DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT

El gato montés se distribuye por toda Europa y en la mayoría de las islas mediterráneas. En España, aunque escaso, se encuentra por casi toda la Península, con una mayor presencia en el tercio septentrional.
El hábitat principal del gato montés lo constituyen las áreas de bosque relativamente bien conservadas, aisladas de la actividad humana. 

Es un animal típico del bosque mediterráneo. Los ecosistemas más adecuados para la especie lo constituyen el matorral mediterráneo bien conservado del sur y del centro de la Península, junto con estepas, bosques caducifolios y zonas húmedas del norte.

PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN

En nuestro país y en toda Europa, se enfrentan a todos los problemas que afectan a los demás carnívoros de tamaño medio, como son la destrucción por parte del hombre o la pérdida o fragmentación de su hábitat, y a otro mucho más específico, la hibridación con el gato doméstico. El gato montés europeo es un felino en peligro de extinción afectado por problemas de introgresión genética del gato doméstico.

Aunque protegido legalmente, una gran parte de la mortalidad no natural sigue siendo de origen humano (caza, atropellos). Desgraciadamente el peso de su consideración durante mucho tiempo como “alimañas a exterminar”  hace que sea considerado como un enemigo que preda sobre las especies de interés cinegético. 

REPRODUCCIÓN

Llegado el mes de diciembre comienza la época reproductora, en la que el macho delimita su territorio defendiéndolo de intrusos. El celo dura hasta febrero. En este período las hembras maúllan fuertemente y marcan también su territorio con orina, excrementos y secreciones glandulares para mostrar su receptividad. El macho puede copular con varias hembras, y aunque es un animal solitario, se mantiene unido a la hembra durante el período de reproducción.

La gestación dura entre 63 y 69 días, al final de los cuales la hembra busca grietas y árboles huecos, donde pare una única camada al año, (2-3 crías). Interviene ella sola en el cuidado de las mismas, durante unos 5 meses.

Los machos alcanzan la madurez sexual a los 9 ó 10 meses de edad, mientras que las hembras lo hacen a los 10-12. Su longevidad máxima es de 15 años.

ALIMENTACIÓN Y COSTUMBRES

El gato montés es un gran cazador de roedores, pequeñas aves y sobre todo conejos, que constituyen la base de su alimentación.

Suele cazar al acecho, esperando a que la presa se ponga a su alcance, para después con un fuerte salto capturarla con las garras y un mordisco en la nuca si son presas pequeñas o asfixiando a las más grandes. En muchos casos también se arrastra a ras de suelo y mediante sigilosas aproximaciones consigue capturar a sus presas. Suele ascender a los árboles para expoliar nidos alimentándose tanto de pollos como de huevos. 

Además de buen trepador es un buen nadador.

Sus hábitos son fundamentalmente crepusculares y nocturnos. Durante el día descansa en el espeso matorral o en cualquier sitio resguardado.

Los adultos se defienden ferozmente de sus enemigos, pero sus crías pueden ser capturadas por otros depredadores incluidos en nuestra Sierra los zorros o grandes rapaces.

Gatos monteses nevadenses ‘puros’

El gato montés es  objeto de un seguimiento especial en el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada junto a otros mesocarnívoros como el zorro, la garduña, el tejón o la jineta. Se estudian tanto patrones de distribución y abundancia como el tipo de hábitats que seleccionan. Para conocer estos indicadores se realizan transectos de 3 kilómetros de longitud a lo largo de toda el área de distribución potencial de las especies. En el  caso del gato montés, una especie de baja densidad pero de gran interés ecológico, y dada la dificultad para las observaciones directas, se realiza trampeo fotográfico, marcaje con radio-transmisores y seguimiento de ‘señales’ indirectas de presencia (excrementos, marcas territoriales o secreciones glandulares) para conocer con más exactitud la situación de las poblaciones.

Se calcula según los datos obtenidos de todas estas observaciones que en Sierra Nevada puede haber una población en torno a los 120-150 ejemplares siendo la Alpujarra, una parte del Marquesado y la zona de Montenegro -en la provincia de Almería-, las áreas donde mejor se conservan sus poblaciones.

El seguimiento que se realiza de esta especie en el parque nacional y natural de Sierra Nevada junto a otros estudios científicos han confirmado que nuestros gatos monteses no sufren problema de hibridación y están libres de “contaminación genética” con gatos domésticos.

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