Esta semana en mi colaboración sobre Sierra Nevada en el periódico Granada Hoy tocaba la sección que dedico a flora o fauna y que denomino Paraíso de Biodiversidad y había pensado en escribir sobre algún mamífero. Al conocer que el lince dejaba de estar en peligro crítico de extinción pensé que era el momento de dedicarle un artículo al gato montés, un olvidado y desconocido felino, cuyas poblaciones parecen estar en franca regresión en toda su área de distribución. Rebusqué unas notas que tenía preparadas, un par de llamadas a compñaeros y amigos expertos como José Miguel Barea y Parody para confirmar algunos datos y pedirle imágenes y salió esta página.
No he encontrado el enlace a la versión digital por lo que dejo aquí alojado el texto completo y algunas fotos adicionales para los que queráis conocer mejor a este bello y desconocido animal, muy difícil de observar en directo, tanto por sus hábitos y costumbres como por lo reducido de sus poblaciones.
¿Quién pone el cascabel
al gato montés?
El gato montés,
sigiloso, esquivo, solitario y de hábitos nocturnos, es quizás nuestro mamífero
silvestre menos conocido.
CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS
El
gato montés se asemeja mucho a un gato doméstico atigrado o romano (Felis silvestris catus, que parece
derivar de la subespecie del gato montés africano), aunque su aspecto es más
corpulento y presenta un tamaño mayor, con la cabeza ancha y el hocico corto de
color carne. Destacan sus bigotes
densos y de apariencia caída, así como unas orejas bien distanciadas entre sí,
que a veces también aparecen plegadas sobre la cabeza. Los ojos, de color ambarino
o verdoso, tienen la pupila vertical, como adaptación a la visión nocturna.
El
pelaje es pardo-grisáceo, con rayas oscuras por todo el cuerpo menos en el
vientre, que es de color blanco pardusco, a veces salpicado de manchas negras.
Sobre la cabeza tiene cuatro bandas negras que convergen en una línea
longitudinal del mismo color sobre el lomo.
La cola
es corta, ancha y anillada, con un extremo romo de color negro.
Mide
unos 90 cm
de largo y 38 hasta la cruz, y su peso en edad adulta ronda los 5 kilogramos.
DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
El
gato montés se distribuye por toda Europa y en la mayoría de las islas
mediterráneas. En España, aunque escaso, se encuentra por casi toda la
Península, con una mayor presencia en el tercio septentrional.
El
hábitat principal del gato montés lo constituyen las áreas de bosque
relativamente bien conservadas, aisladas de la actividad humana.
Es un animal
típico del bosque mediterráneo. Los ecosistemas más adecuados para la especie
lo constituyen el matorral mediterráneo bien conservado del sur y del centro de
la Península, junto con estepas, bosques caducifolios y zonas húmedas del
norte.
PROBLEMAS DE
CONSERVACIÓN
En
nuestro país y en toda Europa, se enfrentan a todos los problemas que afectan a
los demás carnívoros de tamaño medio, como son la destrucción por parte del
hombre o la pérdida o fragmentación de su hábitat, y a otro mucho más
específico, la hibridación con el gato doméstico. El gato montés europeo es un felino en peligro de
extinción afectado por problemas de introgresión genética del gato doméstico.
Aunque
protegido legalmente, una gran parte de la mortalidad no natural sigue siendo
de origen humano (caza, atropellos). Desgraciadamente el peso de su
consideración durante mucho tiempo como “alimañas a exterminar” hace que sea considerado como un enemigo que
preda sobre las especies de interés cinegético.
REPRODUCCIÓN
Llegado
el mes de diciembre comienza la época reproductora, en la que el macho delimita
su territorio defendiéndolo de intrusos. El celo dura hasta febrero. En este
período las hembras maúllan fuertemente y marcan también su territorio con
orina, excrementos y secreciones glandulares para mostrar su receptividad. El
macho puede copular con varias hembras, y aunque es un animal solitario, se
mantiene unido a la hembra durante el período de reproducción.
La
gestación dura entre 63 y 69 días, al final de los cuales la hembra busca
grietas y árboles huecos, donde pare una única camada al año, (2-3 crías).
Interviene ella sola en el cuidado de las mismas, durante unos 5 meses.
Los
machos alcanzan la madurez sexual a los 9 ó 10 meses de edad, mientras que las
hembras lo hacen a los 10-12. Su longevidad máxima es de 15 años.
ALIMENTACIÓN Y
COSTUMBRES
El
gato montés es un gran cazador de roedores, pequeñas aves y sobre todo conejos,
que constituyen la base de su alimentación.
Suele
cazar al acecho, esperando a que la presa se ponga a su alcance, para después
con un fuerte salto capturarla con las garras y un mordisco en la nuca si son
presas pequeñas o asfixiando a las más grandes. En muchos casos también se
arrastra a ras de suelo y mediante sigilosas aproximaciones consigue capturar a
sus presas. Suele ascender a los árboles para expoliar nidos alimentándose
tanto de pollos como de huevos.
Además de buen trepador es un buen nadador.
Sus
hábitos son fundamentalmente crepusculares y nocturnos. Durante el día descansa
en el espeso matorral o en cualquier sitio resguardado.
Los
adultos se defienden ferozmente de sus enemigos, pero sus crías pueden ser
capturadas por otros depredadores incluidos en nuestra Sierra los zorros o grandes
rapaces.
Gatos monteses
nevadenses ‘puros’
El
gato montés es objeto de un seguimiento especial
en el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada junto a otros
mesocarnívoros como el zorro, la garduña, el tejón o la jineta. Se estudian
tanto patrones de distribución y abundancia como el tipo de hábitats que
seleccionan. Para conocer estos indicadores se realizan transectos de 3 kilómetros de
longitud a lo largo de toda el área de distribución potencial de las especies.
En el caso del gato montés, una especie
de baja densidad pero de gran interés ecológico, y dada la dificultad para las
observaciones directas, se realiza trampeo fotográfico, marcaje con
radio-transmisores y seguimiento de ‘señales’ indirectas de presencia (excrementos,
marcas territoriales o secreciones glandulares) para conocer con más exactitud
la situación de las poblaciones.
Se
calcula según los datos obtenidos de todas estas observaciones que en Sierra
Nevada puede haber una población en torno a los 120-150 ejemplares siendo la
Alpujarra, una parte del Marquesado y la zona de Montenegro -en la provincia de
Almería-, las áreas donde mejor se conservan sus poblaciones.
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