domingo, 7 de abril de 2019

Ciencia, gestión y 'pasión' por la montés

Esta semana le tocó a alguien 'de la casa' en mis reportajes/entrevista sobre personas ligadas a Sierra Nevada. Mi compañero José Enrique Granados es sin duda una de las personas con más conocimiento, teórico y empírico, sobre la gestion de la cabra montés, este icono de la fauna nevadense, no en vano nuestra gran macizo montañoso alberga la población más importante de este ungulado silvestre.

Así quedó la edición digital
https://www.granadahoy.com/sierra_nevada/Ciencia-gestion-pasion-cabra-montes_0_1343265661.html

Y así quedó la doble página en la versión impresa.


Sierra Nevada, Paisaje y Paisanaje

José Enrique Granados Torres.


Ciencia, gestión y pasión por 'la montés'

José Enrique Granados lleva toda su vida profesional dedicado a la investigación y la gestión de la cabra montés en Sierra Nevada. Hace ya casi 30 años, empezó con el seguimiento de la sarna sarcóptica en la provincia de Granada, tras los graves episodios de esta enfermedad que diezmaron las poblaciones de la Sierra de Cazorla y de la Serranía de Ronda, a principios de los 90. Desde la creación del parque nacional de Sierra Nevada en 1999 trabaja en el Área de Conservación, coordinando el equipo técnico adscrito al Plan de Gestión de la cabra montés. En 2001 leyó su tesis doctoral en la Universidad de Jaén, “Distribución y estatus de la cabra montés en Andalucía”, siendo autor de más de 75 artículos científicos y habiendo dirigido 3 tesis doctorales relacionadas con esta temática. En 2011 el Plan de Gestión de la cabra montés en Sierra Nevada recibió de EUROPARC el Premio a las Buenas Prácticas de Conservación en Espacios Naturales Protegidos. Sierra Nevada se ha convertido en centro de referencia para la investigación y el seguimiento de las poblaciones de cabra montés y para la formación de universitarios de diferentes especialidades en su conservación y manejo.


ANEXO.  Plan de Gestión de la Cabra Montés. 

La creación del parque nacional de Sierra Nevada en 1999 trajo consigo la implantación de un plan de gestión para la cabra montés que incluye la monitorización de la población (densidad, relación de sexos, pirámide poblacional, índice de natalidad), seguimiento de las enfermedades que le afectan, la sarna fundamentalmente y el establecimiento de un cercado reservorio, como herramienta de conservación "ex situ" en donde mantener en semicautividad un "pool" genético que asegure la pervivencia de la población ante cualquier fenómeno estocástico. Adicionalmente con esta infraestructura de gestión, se persigue el desarrollo de estudios específicos, difíciles de ejecutar en la población libre, que generen una valiosa información sobre la biología de esta especie.

Todo el plan se desarrolló por razones de conservación y protección de la especie, así como de la flora autóctona y los hábitats que conforman los ecosistemas nevadenses, con el fin de reducir la densidad y controlar las poblaciones de cabra montés asentadas en este espacio natural.

Para la redación del plan se tuvieron en cuenta todos los estudios que se iniciaron unos años antes, como consecuencia de la aparición de un brote de sarna que se pensaba podía poner en riesgo a la población como había ocurrido en Cazorla o Serranía de Ronda. Este motivo fue el detonante para que la administración ambiental andaluza tomara cartas en el asunto y se planteara conocer donde había cabras, cuantas había, como eran de variables genéticamente y que enfermedades parasitarias e infectocontagiosas le afectaban.


¿Es la cabra montés la especie más emblemática de Sierra Nevada? Para mí sí que lo es,
je, je. Hay otras especies de flora y fauna que se usan también para representar
simbólicamente a Sierra Nevada; en la actualidad el área de distribución de la cabra montés se
encuentra muy extendida por lo que no no podemos asociarla exclusivamente a Sierra
Nevada. No obstante, hay que reseñar que en el macizo nevadense se encuentra la población
mundial más numerosa de este ungulado y la que mayor variabilidad genética presenta.

¿Cuántos ejemplares se calcula que existen? ¿Cómo los 'contáis'? En poblaciones
abiertas es muy difícil contar los individuos que hay. Contar es realizar un censo y eso es
imposible. Lo que hacemos es estimar el tamaño de la población, en base a muestreos y
observaciones realizadas en una época concreta y en unos itinerarios fijos que se repiten todos
los años. Se realiza en otoño, cuando los animales se encuentran más activos a consecuencia
del inicio del celo. Los datos del último muestreo arrojan una densidad por debajo de los 8
individuos por km2, lo que supone una población en torno a unos 15.000 ejemplares. Estas
cifras están referidas a un territorio que incluye además de Sierra Nevada, las sierras
periféricas de Huétor, Lújar, Contraviesa o Gádor. La densidad varía espacialmente.

La tecnología de seguimiento a distancia ha variado mucho en estos últimos 30 años.
¿Cuál será el siguiente paso? En Sierra Nevada llevamos bastantes años colaborando con
Microsensory, una empresa cordobesa líder en la investigación y desarrollo de dispositivos
para el seguimiento de fauna, probando muchas veces los prototipos de collares que saldrán al
mercado. Cada vez tenemos transmisores GPS más pequeños, con placas solares, baterías de
respaldo, que nos asegura el seguimiento de un animal marcado durante al menos 5 años, una
ventaja a la hora de obtener resultados sobre la biología de la especie. En unos meses vamos
a probar un nuevo dispositivo con el que además del personal del parque nacional, los
ciudadanos podrán colaborar con sus teléfonos móviles. Se abre una nueva ventana para la
'ciencia ciudadana' en Sierra Nevada.

¿Cuánto y cómo se mueve una cabra montés en un día? Con la información que
disponemos podemos decir que varía bastante ya que el movimiento está relacionado con el
área de campeo del animal y por consiguiente con la disponibilidad de recursos. Si hay poco
alimento se mueven más que cuando abunda. Además estas pautas varían estacionalmente.
Por dar un dato podemos decir que entre 300 metros y 3 kilómetros.

Es extendido el comentario de que hay muchas cabras enfermas de sarna, ¿qué hay de
cierto? La sarna es una enfermedad infectocontagiosa causada por un ácaro, que afecta
fundamentalmente a la piel, provocando su hiperqueratinización y alopecias. Desde que
comenzamos a observar animales enfermos allá por 1993 conocemos el impacto de la
parasitosis en la población. Hay que decir que la enfermedad se ha endemizado, con
prevalencias bajas, aunque en determinadas zonas o años sube. En la actualidad tenemos
calculada una prevalencia media en el área del 3%. La dinámica de esta también es estacional,
siendo más patente en primavera. Pero no todos los animales afectados por la sarna mueren,
gran parte de ellos son capaces de superar la enfermedad, han creado resistencia a la misma,
lo que hemos podido comprobar con el marcaje y seguimiento de animales enfermos.
Permíteme decir, que con el cambio de pelo de invierno a verano, la llamada borra, los
animales presentan un aspecto deteriorado que mucha gente confunde con animal enfermo. De
hecho, ahora en primavera se reciben infinidad de llamadas indicando la presencia de animales
enfermos y cuando vamos a verlos se confirma que lo que ocurre es que el animal está
mudando el pelo.

El modelo de gestión integrada que hay en Sierra Nevada, con un parque nacional,
rodeado de un parque natural que lleva casi veinte años ¿es viable? ¿es 'exportable'?
Las cabras no entienden de límites administrativos y se distribuyen por todo el espacio en el
que hay normas diferentes: el parque nacional, donde la caza está prohibida, y el parque
natural en donde está regulado el aprovechamiento como recurso cinegético. La visión y una
gestión de conjunto del Parque Nacional y del Parque Natural, ha permitido incrementar el cupo
de capturas en los cotos existentes en este último y aumentar en más de un 500% los permisos
de caza. Estamos reduciendo la densidad progresivamente. Al tratarse de una población
abierta, en crecimiento continuo, con flujos y migraciones, sin apenas predadores naturales y
sin presión cinegética en Parque Nacional, es necesario mantener el esfuerzo de capturas, en
los cotos incluidos en el Parque Natural, para ir avanzando hacia pirámides de población y
sex-ratio adecuadas. Es un modelo viable y perfectamente exportable a otras zonas con una
situación parecida.

Se ha lanzado el debate de permitir la caza en parques nacionales. ¿Desde el ámbito de
la ciencia y de los gestores cómo se ve esta medida? Hay diversos factores que han
provocado que las poblaciones de ungulados silvestres hayan aumentado de manera
significativa en estos últimos años, incrementándose no solo sus efectivos poblacionales, sino
también su área de distribución. La caza debe ser una herramienta de gestión para disminuir
las densidades y reducir la probabilidad de propagación de enfermedades denso dependientes
así como la presión herbívora sobre determinadas especies vegetales, algunas de las cuales
son endémicas del lugar y objeto de protección. Pero entiendo que deben mantenerse algunos
'santuarios' como son los parques nacionales en donde no se permita la caza deportiva y se
reserven procesos ecológicos naturales con la mínima intervención antrópica. Ese es el
objetivo de la Ley de parques nacionales.

Sierra Nevada es un ejemplo de colaboración entre científicos y técnicos en muchos
ámbitos, en el tema de la gestión de los ungulados silvestres, ¿hay mucho investigador
implicado?, ¿hay ciencia suficiente para aplicar a la gestión? Son varias las universidades
y centros de investigación, los que durante estos últimos años han trabajado aprovechando
este gran laboratorio natural y nuestro 'Cercado Reservorio', generando un vasto conocimiento
de la especie que repercute a su vez en una mejor gestión. La interfaz ciencia-gestión es
bastante notoria, siendo esta la vía necesaria para encontrar soluciones a los desafíos
ambientales. Estudios parasitológicos, inmunológicos, virológicos, bioquímicos o genéticos se
están desarrollando en estos últimos años. Colaboramos con la Universidad de Granada,
Almería, Murcia, Extremadura, Autónoma de Barcelona o la de Turín, además de con varios
centros del CSIC, con la Estación Biológica de Doñana especialmente.

En el caso de la cabra montés hay también una 'salida' de conocimiento por parte del
parque nacional hacia el campo académico, ya que se forman muchos universitarios en
Sierra Nevada. ¿Cómo va esa colaboración? Son precisamente esas universidades las que,
a través de convenios firmados con la Consejería de Medio Ambiente, están formando a
bastantes de sus alumnos en el campo del manejo de la fauna silvestre. Podemos destacar a la
Universidad de Murcia a través de uno de sus másteres, con la que llevamos 10 años
trabajando codo con codo, formando profesionales; muchos de ellos han tenido contacto
directo con los animales en nuestras instalaciones. Parte de la docencia de ese curso se
imparte aquí y muchos de los alumnos han pasado dos o tres meses con nosotros, realizando
prácticas y afianzando ese conocimiento.

¿Cuál es la próxima estación de destino para 'predicar' la importante experiencia de
gestión acumulada en Sierra Nevada? Este año la agenda está cargada de eventos a los que
vamos a asistir y exponer nuestros trabajos. Sin ir más lejos, la próxima semana iremos al norte
de Portugal, al Parque Nacional de Peneda-Gêres en donde nuestros colegas portugueses nos
han invitado a exponer las líneas básicas del trabajo que desarrollamos en Sierra Nevada.
Iremos a la reunión anual del grupo de ecopatología de la fauna silvestre de montaña que este
año se celebra en los Alpes italianos, al primer congreso ibérico de ciencia aplicada a los
recursos cinegéticos a celebrar en Ciudad Real y a la reunión ibérica de ungulados silvestres
que tendrá lugar en Lousa (Portugal). Este año también se celebrará allá por otoño el VII
Congreso Mundial de Ungulados de Montaña en Bozeman, Montana (USA) al que asistiremos
y expondremos los 25 años de monitorización de la población de cabra montés de Sierra
Nevada. No hay que olvidar que esta misma reunión, en su quinta edición la organizamos en
Granada hace ahora una década.













Biología de la cabra montés.

La cabra montés es un artiodáctilo perteneciente al género Capra, endémico de la Península Ibérica aunque en la actualidad se han efectuado reintroducciones en Francia, después de haberse extinguido a principios de siglo de la vertiente francesa de los Pirineos.

Presenta un marcado dimorfismo sexual en aspectos morfológicos (tamaño y peso), acentuándose esta característica en ejemplares adultos que ya han desarrollado caracteres sexuales secundarios, principalmente el tamaño de la cuerna o el color del pelaje. Los criterios más útiles para determinar la edad en la cabra montés son fundamentalmente caracteres morfológicos. El tamaño forma de los estuches córneos en ambos sexos y la proporción del pelaje negro solo en machos son los parámetros utilizados para determina la edad de las monteses.

En general, las cabras son animales de tamaño mediano con una longitud total de 115-140 cm. , altura en la cruz de 60-110 cm. y peso oscilante entre 30 y 120 Kg.

Es un animal gregario, variando la composición y el tamaño de los grupos estacionalmente.Este comportamiento deriva del dimorfismo sexual que presenta la especie, que influye en la separación de sexos para no competir por el alimento. El tamaño de los grupos varía en función de la densidad de la población. Durante la mayor parte del año, los sexos permanecen separados, formándose piaras de machos entre los que se establece cierta jerarquía a través de combates. Esta segregación sexual se rompe durante el celo, cuando se forman grupos mixtos de ambos sexos y todas las edades. Las hembras junto con las crías y jóvenes forman rebaños dirigidos por una hembra vieja. Durante la paridera (mediados de primavera) las hembras se aíslan, para parir generalmente una cría. Después del parto, las hembras forman de nuevo pequeños grupos, normalmente familiares.

Los movimientos trasterminantes son frecuentes en aquellas especies que viven en ambientes con cambios estacionales. Con el verano, los grupos de machos y de hembras se desplazan hacia las zonas cacuminales donde encuentran pastos frescos En los meses invernales, las cabras se ven obligadas a descender hacia valles y barrancos, empujadas por las nieves y la escasez de alimento.

La cabra montés es polígama, lo que implica una serie de conductas como la jerarquización de los machos y el desarrollo de los elementos sexuales secundarios. El periodo de celo se produce al final del otoño-principio de invierno y la época de partos en primavera, coincidiendo en general en todas las poblaciones. El tiempo de la gestación dura aproximadamente 155 días. Las hembras eligen lugares resguardados para parir. Los chotos permanecen ocultos e inmóviles hasta que pueden defenderse, prolongándose a veces hasta los dos o tres meses de edad.

La relación entre madre y recién nacido es muy estrecha en la cabra montés, al igual que en todos los caprinos, prolongándose hasta los primeros seis meses de vida. Después de este tiempo, la ayuda de la hembra a la cría no es tan intensa, limitándose sólo al reconocimiento del terreno o frente a depredadores. Por eso ahora en primavera, si ves una cría sola déjala en su sitio, no la toques, la madre está cerca de ella.

El número de crías por parto normalmente es uno, pero en algunos casos, debido al componente genético o al ambiental (abundancia de recursos) se pueden producir partos gemelares.

Las cabras muestran un elevado carácter adaptativo a las condiciones del medio donde viven, alimentándose tanto de pasto como de árboles y arbustos.



FOTOS:
Para perfil envío 2 fotos a ver si pueden valer.
Principal. José Enrique Granados en una sesión de campo, bajo el Pico del Veleta.
Equipo. Junto a una miembros del Equipo de Gestión de la cabra montés.
Formación. Técnicos de otros parques nacionales en curso de formación de técnicas de
manejo.
Muestras de piel. Tomando muestras de la piel de un ejemplar.
Manejo. En el cercado reservorio, haciendo el 'chequeo' anual.
Marcado. Un macho con collar para seguimiento a distancia. Autor: Paulino Fandos.
Rebaño. Sierra Nevada alberga la población más importante de cabra montés. Autor Paulino
Fandos.

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