lunes, 17 de junio de 2024

Por una Granada más limpia y 'espercojá'

Contribuyo al balance del primer año de gobierno de la 'vallisoletana' como alcaldesa de Granada que podíamos resumir como "ni chicha ni limoná". Me he fijado especialmente en el asunto de la limpieza de la ciudad, igual o peor que cuando llegó, y que a falta de programa (y de proyecto) era una de las prioridades de la Carazo. 

'Por una Granada más limpia y ‘espercojá’' | El Independiente de Granada 


Por una Granada más limpia y ‘espercojá’

SACANDO PUNTA

Ignacio Henares Civantos



El pasado sábado El Independiente de Granada publicaba un extenso y documentado reportaje bajo el título de “La ciudad de los jardines abandonados”, en el que denunciaba, verbal y gráficamente, el vergonzoso aspecto de las zonas verdes en el centro de la ciudad de Granada, información que ha quedado enmarcada en el análisis crítico efectuado por este medio con motivo del primer aniversario del gobierno municipal liderado porMarifrán Carazo publicado este mismo din de semana. Esta información justifica por sí solo la necesidad de la existencia de este medio porque, como reza su ‘misión’: “alguien tenía que contarlo”.


En la crónica referida se pone en evidencia que muchas semanas sin los riegos necesarios han llevado a la muerte de muchas plantas y al grave deterioro de otras; que no se han repuesto las plantas que se han perdido por diversos motivos y que apenas se han plantado flores de temporada esta primavera. Para colmo la suciedad en muchos y jardines y el abandono de los alcorques y setos deja una imagen penosa en muchos espacios simbólicos de Granada. Para más inri, apenas se han realizado podas y de las pocas que se han hecho, algunas pueden ser calificadas de inadecuadas cuando no de salvajes. Y eso que el reportaje se ha centrado especialmente en los barrios de la ciudad que más se ven… habrá que comprobar o imaginarse como estarán los habitualmente más olvidados por el ayuntamiento...


Acostumbrada a la loa, a los publirreportajes, (pagados con dinero de los contribuyentes), no debe haber sentado bien a la alcaldesa de Granada y esta semana seguro que su corte propagandística despliega múltiples iniciativas con repercusión mediática para que en este caso los titulares edulcoren o tapen la realidad. Y la realidad es que, un año después, podemos decir que el gobierno municipal del Partido Popular presenta un balance pobre, ‘ni chicha, ni limoná’, todavía buscando excusas en la herencia recibida (en realidad la inercia del legado es lo que le ha proporcionado combustible). Y dedicando mucha energía a la confrontación con el gobierno de Pedro Sánchez y cero patatero a defender a la ciudad de los ataques recibidos por Moreno Bonilla en asuntos como la Escuela Andaluza de Salud Pública, el Parque de las Ciencias, Sierra Nevada… o el deterioro de servicios públicos de responsabilidad autonómica como la sanidad o la educación. Una cosa sí podemo decir en este análisis de la gestión de Marifrán: no podemos acusar de incumplimientos del programa electoral a la vallisoletana, se presentó sin él.


Opiniones aparte sobre la gestión política, en el concreto tema de la limpieza de la ciudad no podemos afirmar que haya arrancado con buen pie el mandato Marifrán Carazo, ya que al cumplirse exactamente el año de su llegada a la Plaza del Carmen el balance es claramente negativo.


Y es particularmente curioso porque el PP basó parte de su campaña electoral, en criticar que la ciudad estaba sucia y abandonada y anunciar pomposamente la, entonces candidata y ahora alcaldesa, que ella “iba a devolverle el brillo”. Lo recuerdo perfectamente porque, a falta de propuestas programáticas, era un sonsonete que repetía en cada comparecencia pública sin importarle la mala imagen y el daño que producen a la reputación de Granada esas críticas, a menudo más que exageradas y que centran toda la responsabilidad de la imagen de la ciudad en el ayuntamiento.

Al lograr el gobierno munmicipal la flamante alcaldesa anunció dos medidas ‘mágicas’ con las que iba a ‘limpiarnos’ y dejar a la ciudad ‘espercojá’: la creación de una Concejalía de Limpieza en su gobierno y planes especiales para acabar con la suciedad en las calles o las pintadas. Probablemente una parte de la importante mayoría que aupó a Marifrán a la alcaldía de Granada, incluso votantes en otros comicios de otras fuerzas políticas, lo creyera y cayera en que este era un problema real y muy importante y confiara en la publicitada imagen de buena gestora con que se ofrecía, conduciendo a que “daba igual gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones”, que se suele decir para resumir.


Por ahora esas medidas no han tenido su efecto, más bien al contrario, si nos basamos en los datos que arrojan las numerosas incidencias y reclamaciones realizadas por los granadinos al ayuntamiento y los informes presentados en todas las juntas municipales de distrito de la capital. La aplicación municipal Granada Mejora así lo atestigua también. Por tanto, por ahora, siguiendo con las metáforas, lo que ha ocurrido más bien es que nos han dado “gata por liebre”, porque comparativamente, y de manera objetiva, la situación de la limpieza en la ciudad, está peor que hace un año. Y eso que era una de las prioridades…


Por un lado el plan de choque con el que arrancó el mandato, una extensión de las cuadrillas de rápida intervención ideadas por los antecesores, ha chocado con la realidad. Vistos los sucesivos planes de choque, que hace el gobierno andaluz, del mismo signo que el del ayuntamiento, en el tema de la sanidad, (creo que van por el quinto), yo tenía poca esperanza de que sirvieran para una mejora. Tampoco tengo mucha fe en que el anunciado nuevo contrato de limpieza y basura (que aumenta en 100 millones el actual) vaya a mejorar la situación que tiene su raíz más que en la falta de presupuesto en una incapacidad de gestión y en un mal enfoque y dimensionamiento del problema que se repite en otros lugares, en otras circunstancias y con otros políticos y gestores.


Lo primero que hay que tener en cuenta es que la limpieza de una suciedad no es una mera cuestión estética sino que que también tiene efectos y consecuencias sobre la salud pública, la economía y la calidad de vida de los ciudadanos (y de los turistas que nos visitan), e incluso sobre la seguridad, ya que calles sucias y mal iluminadas, son proclives a actividades delictivas. Es decir, que más que una segregación de la gestión de la limpieza en una concejalía propia lo que hay que hacer es la integración de este asunto en la gestión integral del gobierno municipal y ligarlo a la Policía Local, al medio ambiente, al urbanismo… y sobre todo a la educación.


En mi opinión hay que sacudirse un poco la gravedad del tema y entender que no somos nada originales ni es un mal endémico, sin caer en que es un mal de muchos (y consuelo de tontos). Buena parte de los problemas que sufrimos se deben a una cuestión de educación ambiental o cívica, o de Educación, a secas pero con mayúscula. Es curioso, por poner un ejemplo que estemos aún con la estrategia de fomento del reciclaje, iniciada por el ayuntamiento de Granada con una experiencia piloto en dos barrios granadinos hace ya ¡treinta años!, cuando lo que exigen estos tiempos es avanzar hacia la cultura de las 3Rs (Reciclar sí, pero también Reducir la generación de residuos y Reutilizar, a las que algunos, ya para nota, incorporamos dos más hasta llegar a las 5R, Reparar y Recuperar).


Una mayor concienciación ciudadana e implicación en la importancia de una ciudad limpia, segura y saludable, dentro del concepto más amplio de de Ciudad Educadora, no es flor de un día ni se resuelve con campañas propagandísticas aisladas de impacto llamando a la colaboración,(o amenazando con multas), sino con una verdadera educación ciudadana que debe ir acompañada del ejemplo y compromiso del gobierno municipal para cargarse de credibilidad y complicidad con el tejido educativo y social.


Merecería la pena un Pacto de Ciudad en este ‘pequeño’ asunto tan importante para la calidad de vida y para la imagen de la ciudad como otros aparentemente ‘más grandes’ temas que nos entretienen con demasiada frecuencia en esta bella y gran ciudad, a pesar de muchos de sus habitantes. Y apuntaría que en este gran acuerdo social incluyéramos la consideración necesaria de las circunstancias meteorológicas actuales (y las que vienen) que requieren una especial atención en determinadas épocas debido a la escasez de precipitaciones (que irá agravándose) y una reconsideración de la infraestructura verde de la ciudad y de los espacios públicos que deben adaptarse progresivamente al nuevo contexto climático.   



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