Esta semana ha dado un paso decisivo la llamada Ley de la Memoria Histórica. Como en otras ocasiones, para medir el impulso del debate social real, aparte del que refleja la opinión publicada, he preguntado a mi alrededor, a gente próxima, gente sencilla como mi madre, mis hijas, mis vecinos y amigos. Entre la gente con conciencia y memoria histórica no hay lugar a confusión pero entre la gente más joven los mensajes están quedando un poco distorsionados. De nuevo la derecha sabe reducirlo todo a consignas y se mueve mejor en el panfleto y en el eslogan.
Empecemos por aclarar que hay muchas medidas que hemos tomado los demócratas, desde la Transición hasta nuestros días, especialmente los gobiernos socialistas, por la recuperación de la memoria histórica y por ayudar a las víctimas del franquismo. Desde la amnistía política hasta la concesión de pensiones a militares de la república. Esta no es una medida aislada ni la última que debemos hacer. Y se han hecho con serenidad, con naturalidad, con madurez democrática.
Pero hay todavía un déficit, que en parte es el que viene a cubrir la Ley que ahora pasa al Senado para el último trámite parlamentario, que tiene más que ver con la dignidad, con la reparación moral que merecen las personas que fueron leales a la democracia, a la república, a la legalidad.
En algunos momentos de la Transición se nos dijo que era muy pronto y ahora algunos quieren hacernos creer que ya es demasiado tarde. No sé cuando es el momento más oportuno pero debe ser antes de que se olvide que Franco fue un dictador, un tirano que ocupó el poder por una rebelión militar contra el gobierno legítimamente constituido y que hizo una represión feroz contra los republicanos que defendían la democracia y la legalidad. Y algunos quieren manipular esta parte o que caiga en el olvido.
La derecha quiere enturbiar el debate y alimentar la crispación de manera artificial pues no se corresponden sus críticas ni sus argumentos con el contenido de la Ley ni con lo que se vive en la calle.
La dirección actual del PP y sus aliados mediáticos quieren trasladar la idea de que vuelve el enfrentamiento de las dos Españas y lo único que está quedando claro es que ellos representan y son herederos (y en ese sentido también autores intelectuales, según el término tan de moda en estos días) de aquella sedición, de aquella sublevación militar contra el Estado de Derecho de la II República. Está claro que no quieren la recuperación de la memoria histórica los que se sienten culpables de aquella triste historia, los que dicen, como Mayor Oreja, que el franquismo fue una etapa plácida de la historia española. La mayoría de los españoles la vivieron de manera angustiada y merecen y necesitan esta Ley.
La derecha extrema está concediendo demasiadas alas a la extrema derecha y en algún momento puede que pague esos excesos.
Rajoy et al confunden consenso con veto y en este caso el PP se ha quedado sólo en el Congreso, de nuevo y ya van muchas ocasiones en esta Legislatura, salvo la compañía de Ezquerra Republicana de Catalunya, que también se ha opuesto a esta Ley aunque por razones muy distintas.
Franco fue un sanguinario que gobernó de manera totalitaria y que condujo a España a una situación de atraso económico, social, cultural y político frente a nuestro entorno europeo. Mientras que los países europeos se recuperaron de la II Guerra Mundial, España siguió en la pobreza y en el subdesarrollo.
Yo quiero y tengo derecho a que se recupere la memoria de mi abuelo Civantos que fue encarcelado por un chivatazo de un envidioso por cometer el gravísimo delito de no dar parte de una “reunión sediciosa” en un bar público en el que se encontraban trabajadores a tomarse unos follazas y que un cacique del Movimiento interpretó como reírse de la autoridad. Fue inhabilitado de su profesión de guardia de la porra por la acusación realizada por un frustrado enano mental.
Después de escuchar esta semana varias tertulias en la radio y ver algunos debates en la televisión me reafirmo en la necesidad de la recuperación de la memoria histórica porque lo escuchado y visto pone los pelos de punta y no quiero que mis hijos crezcan ni en la mentira ni en el olvido. Quiero que sepan que ganaron los de las botas y los fusiles (como dijo Enric Sopena) a los que habían ganado con las plumas (1) y los votos, sobre todo gracias al apoyo de otros fascistas como Hitler y Mussolini.
Ahora sabemos que los que se oponen a la Ley quieren hacernos creer que la derecha fascista dio un golpe de estado preventivo para salvarnos del infierno comunista. La misma teoría que manejan para explicar lo de la guerra preventiva en Irak. 50 años después la derecha sigue en el mismo sitio.
A mí la gente por ser de derechas no me da miedo pero algunos de derechas que ahora están teniendo mucho protagonismo y aliento sí dan miedo y lo peor que podemos hacer los demócratas, la gente progresista, ahora es arrugarnos y caer en la confusión que quiere propiciar el PP.
Empecemos por aclarar que hay muchas medidas que hemos tomado los demócratas, desde la Transición hasta nuestros días, especialmente los gobiernos socialistas, por la recuperación de la memoria histórica y por ayudar a las víctimas del franquismo. Desde la amnistía política hasta la concesión de pensiones a militares de la república. Esta no es una medida aislada ni la última que debemos hacer. Y se han hecho con serenidad, con naturalidad, con madurez democrática.
Pero hay todavía un déficit, que en parte es el que viene a cubrir la Ley que ahora pasa al Senado para el último trámite parlamentario, que tiene más que ver con la dignidad, con la reparación moral que merecen las personas que fueron leales a la democracia, a la república, a la legalidad.
En algunos momentos de la Transición se nos dijo que era muy pronto y ahora algunos quieren hacernos creer que ya es demasiado tarde. No sé cuando es el momento más oportuno pero debe ser antes de que se olvide que Franco fue un dictador, un tirano que ocupó el poder por una rebelión militar contra el gobierno legítimamente constituido y que hizo una represión feroz contra los republicanos que defendían la democracia y la legalidad. Y algunos quieren manipular esta parte o que caiga en el olvido.
La derecha quiere enturbiar el debate y alimentar la crispación de manera artificial pues no se corresponden sus críticas ni sus argumentos con el contenido de la Ley ni con lo que se vive en la calle.
La dirección actual del PP y sus aliados mediáticos quieren trasladar la idea de que vuelve el enfrentamiento de las dos Españas y lo único que está quedando claro es que ellos representan y son herederos (y en ese sentido también autores intelectuales, según el término tan de moda en estos días) de aquella sedición, de aquella sublevación militar contra el Estado de Derecho de la II República. Está claro que no quieren la recuperación de la memoria histórica los que se sienten culpables de aquella triste historia, los que dicen, como Mayor Oreja, que el franquismo fue una etapa plácida de la historia española. La mayoría de los españoles la vivieron de manera angustiada y merecen y necesitan esta Ley.
La derecha extrema está concediendo demasiadas alas a la extrema derecha y en algún momento puede que pague esos excesos.
Rajoy et al confunden consenso con veto y en este caso el PP se ha quedado sólo en el Congreso, de nuevo y ya van muchas ocasiones en esta Legislatura, salvo la compañía de Ezquerra Republicana de Catalunya, que también se ha opuesto a esta Ley aunque por razones muy distintas.
Franco fue un sanguinario que gobernó de manera totalitaria y que condujo a España a una situación de atraso económico, social, cultural y político frente a nuestro entorno europeo. Mientras que los países europeos se recuperaron de la II Guerra Mundial, España siguió en la pobreza y en el subdesarrollo.
Yo quiero y tengo derecho a que se recupere la memoria de mi abuelo Civantos que fue encarcelado por un chivatazo de un envidioso por cometer el gravísimo delito de no dar parte de una “reunión sediciosa” en un bar público en el que se encontraban trabajadores a tomarse unos follazas y que un cacique del Movimiento interpretó como reírse de la autoridad. Fue inhabilitado de su profesión de guardia de la porra por la acusación realizada por un frustrado enano mental.
Después de escuchar esta semana varias tertulias en la radio y ver algunos debates en la televisión me reafirmo en la necesidad de la recuperación de la memoria histórica porque lo escuchado y visto pone los pelos de punta y no quiero que mis hijos crezcan ni en la mentira ni en el olvido. Quiero que sepan que ganaron los de las botas y los fusiles (como dijo Enric Sopena) a los que habían ganado con las plumas (1) y los votos, sobre todo gracias al apoyo de otros fascistas como Hitler y Mussolini.
Ahora sabemos que los que se oponen a la Ley quieren hacernos creer que la derecha fascista dio un golpe de estado preventivo para salvarnos del infierno comunista. La misma teoría que manejan para explicar lo de la guerra preventiva en Irak. 50 años después la derecha sigue en el mismo sitio.
A mí la gente por ser de derechas no me da miedo pero algunos de derechas que ahora están teniendo mucho protagonismo y aliento sí dan miedo y lo peor que podemos hacer los demócratas, la gente progresista, ahora es arrugarnos y caer en la confusión que quiere propiciar el PP.
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(1) Si recuperamos un poco de memoria histórica recordaremos que a Federico lo mataron aquí en Granada, en su Granada, por las dos "plumas", los que iban diciendo que había que pegarle tres tiros a ese maricón que era más peligroso por lo que escribía que otros con las armas.
(1) Si recuperamos un poco de memoria histórica recordaremos que a Federico lo mataron aquí en Granada, en su Granada, por las dos "plumas", los que iban diciendo que había que pegarle tres tiros a ese maricón que era más peligroso por lo que escribía que otros con las armas.
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