A propósito de la nueva Consejería de Agricultura, Pesca, Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Urbanismo, (no sé que siglas se acabarán imponiendo para esta CAyPMAOTyU), a cuyo frente estará Luis Planas, creada con la nueva configuración del gobierno andaluz, que preside el socialista José Antonio Griñán, y que resulta del Acuerdo de Gobierno entre PSOE e Izquierda Unida y de la tendencia a la reducción del número de consejerías que se está imponiendo con la crisis, los recortes y la "modernización" de la administración, he recibido todo tipo de comentarios.
Hay quienes me han felicitado porque piensan que va a ser bueno estar en una Consejería potente como la que ha quedado configurada tanto en competencias como en presupuesto, personal, presencia en el territorio, capacidad de decisión. Hay quienes, por contra, han venido a mostrarme sus condolencias porque consideran que el medio ambiente, (y mucho más los espacios naturales protegidos), vamos a quedar diluidos en la macroconsejería formada.
Otros han venido a alabar la fórmula, al fin y al cabo, comentan, siempre hemos querido desde el sector ambiental poder influir en los temas de ordenación del territorio y ahora estaremos más cerca. Este tema también hay quien lo ve desde el otro punto de vista y considera que el urbanismo y la ordenación del territorio acabarán comiéndose al medio ambiente. La misma dualidad de visiones me ha llegado con la coincidencia con Agricultura, hay quien la ve como una buena oportunidad para coordinar las políticas en el medio rural hay quien lo ve como un choque irreconciliable de trenes.
Finalmente hay quien considera una suerte que haya caído Medio Ambiente en el lado de los departamentos que corresponden al PSOE y por ello me felicitan.
A tod@s les he respondido lo mismo: nunca se sabe si es para bien o es para mal. Y les he contado un cuento chino (o al menos a mí me lo contaron contextualizado en una aldea china aunque quizás sea una fábula con otro origen o como suele ocurrir convergen historias parecidas de diferentes rincones del mundo con la misma paradoja). Mi respuesta para todos los interrogantes que se abren al respecto queda resumida en esta leyenda que yo a lo largo de estos años he recreado con muchos más detalles y he añadido de mi cosecha otros aditivos para contarla a mis hijos, alumnos o amigos.
Una vez un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo: "Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo."
"¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el
tiempo..."
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. "¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo."
"¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo."
En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. E muchacho se quebró una pierna.
"Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho - ¡Me he quebrado la pierna!"
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
"¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!"
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.
La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas y para el plan infinito...
No se equivoca el pájaro que ensaya el primer vuelo y cae al suelo; se equivoca el que por temor de caerse renuncia a volar y no abandona el nido.
Un día el hijo le dijo: "Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo."
"¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el
tiempo..."
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. "¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo."
"¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo."
En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. E muchacho se quebró una pierna.
"Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho - ¡Me he quebrado la pierna!"
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
"¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!"
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.
La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas y para el plan infinito...
No se equivoca el pájaro que ensaya el primer vuelo y cae al suelo; se equivoca el que por temor de caerse renuncia a volar y no abandona el nido.
La semana que viene hablaremos del gobierno.
2 comentarios:
Como dice mi suegra, "todo a su debido tiempo, ya se veré", y como dice mi madre, "poco a poco, que las cosas van saliendo"
De lo que no estoy tan convencido es de que me guste el consejero...
Muy ilustrativo el "cuento chino" :)))
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