viernes, 1 de agosto de 2014

Primera entrega sobre la LAC de los cojones


Empezaré diciendo que la implantación de la Línea de Autobuses de Alta Capacidad (la LAC para los amigos) en la ciudad de Granada no es un “debate de pollas” de los que nos tiene acostumbrado el ayuntamiento capitalino sino que es un debate sustancial, importante y trascendente.  Haré una primera aproximación a este asunto contando una anécdota que ayer viví en la LAC de los cojones, que puede ser una metáfora de lo que está suponiendo la implantación de esta infraestructura de transporte este verano.

Volvía de mi programa de radio por la tarde y una señora a la altura de la Caleta, preguntó a uno de los “monitores” contratados para dar información y asesoramiento a los usuarios del macrobús, que dónde se cogía el autobús de Atarfe. El ¿informador? consultó a su vez al conductor y ninguno supo dar respuesta a la señora y sólo acertaron a decir que “más adelante”, tras lo cual continuaron su conversación. La señora, que iba apresurada por la hora que tenía que regresar a su pueblo y cargada con un par de bultos, montó en el autobús y llegó hasta el final de la LAC en Villarejo donde ante el silencio y menosprecio del conductor e informador tuvo que ir remontando hasta encontrar su parada preguntando a la gente que encontraba.

Ya sé señora Telesfora Ruiz que con el tiempo la gente irá aprendiendo itinerarios, paradas, mejores combinaciones y supongo que todo este follón montado está hecho con buena intención, pero la anécdota refleja dos de los grandes problemas del arranque de esta remodelación del transporte de autobuses urbanos, que no sé si se superarán en el futuro o se complicarán más en el mes de septiembre con “la vuelta al cole”, a la normalidad del MAL funcionamiento del tráfico en la ciudad de Granada.

El primer gran error estratégico es que la LAC no se ha pensado con una visión metropolitana, un error político que no sólo se manifiesta en las cuestiones de movilidad y accesibilidad, (ay, si la concejala de Movilidad supiera la diferencia entre estos conceptos cuánto habríamos adelantado), sino que es un mal de todo el gobierno municipal en esta última década. Difícilmente podremos abordar el transporte público y la movilidad en general si no somos conscientes de que Granada funciona como una ciudad metropolitana en la que entran y salen a diario, en los dos sentidos, miles y miles de personas y que la solución tiene que estar pensada en esa clave supramunicipal. El desprecio y el despreocupación expresados por los trabajadores hacia la señora es el mismo desaire y prepotencia con que desde el ayuntamiento de Granada se ha tratado a otros municipios y a otras administraciones con competencias concurrentes.
 
El otro gran error estriba en la improvisación y en la ausencia de una verdadera y efectiva campaña informativa dirigida a los usuarios.Es cierto que hay una completa información en la web municipal donde se puede encontrar abundante y buena información pero no es menos cierto que la realidad es que los ciudadanos, por ahora, suspenden la puesta en marcha del nuevo servicio de manera rotunda y que los comentarios (véase para muestra un botón en una web de turismo de Granada), son muy negativos y señalan múltiples errores y carencias.

Dicho esto tengo que echar mano del “piensa mal y acertarás” y ponerme un poco maquiavélico para concluir que estos errores son asumidos y valorados por el arcarde y su equipo de gobierno. No puedo pensar que se metan en una operación de este calibre, a pocos meses de las próximas elecciones municipales, sin calibrar el coste y el desgaste. Mi opinión es que después de tantos años sin hacer nada por mejorar la movilidad en Granada, (no quiero hacer chistes con la desgraciada gestión  del inefable Balderas), hasta convertirse en uno de los suspensos más sobresalientes de Torres Hurtado, han diseñado una operación que tiene dos objetivos principales: hacer un cambio revolucionario que pueda parecer que el ayuntamiento ha tomado el toro por los cuernos de un tema complejo con la “única solución posible”, (hay que ver lo que le gusta a los del Partido Popular agarrarse a esta coletilla), y así dar por cumplida la aprobación de esta asignatura con un aprobado aunque sea por los pelos confiando que con el tiempo todo se irá arreglando (en esto siguen la sabiduría popular de Rajoy en múltiples asuntos “con el tiempo y una caña todo se apaña”).

Sobre todo no me creo que una cuestión de esta envergadura después de tres años de mandato de PepeTo, (ya sabemos que él entiende más de tractores que de otros medios de transporte pero eso no es óbice para que sepa la dimensión del problema), y tras los múltiples debates sobre el Plan de Movilidad, sea una cuestión que no haya sido meditada y analizada por el gobierno municipal. Por tanto se trataría de colocar el debate sobre el tráfico en Granada en una cuestión centrada en algo que verá los frutos con el tiempo, (como los argumentos de las reformas para la salida de la crisis), y mientras tanto pues echamos mano al recurso fácil, manido y estúpido de que la culpa de todo la tiene la Junta de Andalucía.

Por otra parte con la implantación de la LAC, de camino, le pegan una estocada al planteamiento y funciones, en el esquema de transporte metropolitano, del “Metro”, no sé muy bien por ahora si con el fin de negociar el Convenio en posición ventajosa, ahora que se acerca el final de las obras, (no sé si estoy expresando más un deseo que una realidad), o bien para hacerlo fracasar al estilo de lo que han hecho sus correligionarios -va sin segundas- de Jaén o Torre del Mar que han dejado en “vía muerta” los tranvías respectivos.

Lo que si es de juzgado de guardia y debieran los ciudadanos tomar nota de cara a próximas convocatorias electorales es que se adopten medidas de este tamaño y consecuencias para la vida cotidiana sin haberlas propuesto en ningún programa electoral, sin haberlas dialogado y madurado con el debate ciudadano. ¿Para qué están las campañas electorales entonces?; ¿para qué sirven o debieran servir los debates electorales?

El caso es que, peso a lo que sostienen desde el ayuntamiento, podría haberse hecho de otra forma y hay otras formas de resolver la movilidad de Granada pero eso lo dejo para otro día aunque como todo buen secreto lo tengo bien guardado: por escrito, en este mismo blog y en un artículo en un periódico. A buscar. 

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