Desde la ciudad podemos “observar” lo que
queramos, pero si no nos salimos y analizamos la movilidad desde la
realidad metropolitana, poco podremos hacer por transformarla por mucho
que cambiemos los tiempos de los semáforos, le demos la vuelta al
sentido de las calles, las líneas de autobuses, zonas azules-verdes,
aparcamientos u otras medidas de ingeniería, más o menos ingeniosas, del
tráfico.
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Observatorio de la Movilidad: sobra ingeniería, falta educación
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