Principal. Mario Ruiz en el jardín botánico Hoya de Pedraza |
Adjunto enlace a la edición digital:
Y así quedó la doble página impresa:
SIERRA NEVADA, PAISAJE Y
PAISANAJE
PASIÓN
Y VOCACIÓN BOTÁNICA
Mario Ruiz Girela
•
Director
del Jardín Botánico Hoya de Pedraza.
•
Una
vida dedicada con pasión al conocimiento y conservación de la flora de Sierra
Nevada.
Mario Ruiz Girela, el
biólogo más veterano de la Red Andaluza de Jardines Botánicos, es en la
actualidad el encargado de la dirección del Jardín Botánico Hoya de Pedraza.
Este último destino es el punto culminante de una carrera profesional dedicada
al estudio y conservación de la flora nevadense que arrancó a principios de los 90 en la
Escuela Taller promovida por la Universidad de Granada en el Jardín Botánico
Alpino de la Hoya de la Mora y continuó con la participación en diversos proyectos relacionados con el
estudio, la conservación y el manejo de la flora amenazada de Sierra Nevada.
En su hábitat con su 'compañera', la pipa (de la paz)
|
De
profesión: botánico.
Si
nuestro protagonista hubiera nacido en el siglo XIX hubiera sido uno de los
considerados ‘padres’ de la botánica nevadense, bien Simón de Rojas y Clemente
o Mariano del Amo y Mora entre los españoles, bien alguno de los ilustres
naturalistas y científicos europeos pioneros del conocimiento de la variada y
singular flora de Sierra Nevada, como el militar francés Jean Baptiste Bory de
Saint Vicent. el botánico suizo Pierre-Edmond Boissier o el geógrafo y botánico
alemán Heinrich Moritz Wilkommm. Pero como nació a mediados del siglo pasado se
ha ‘conformado’ con ser una de las personas que ha seguido sus rastros, las
localidades que prospectaron y los textos de todos ellos, y ha conseguido aunar
un saber enciclopédico sobre la historia de la Botánica en nuestra región y
posteriormente un conocimiento exhaustivo de nuestra flora. Y todo este conocimiento
lo lleva a cuestas, en la cabeza, dispuesto a compartirlo en una charla en un
centro educativo, en una conversación, en un recorrido por el jardín botánico
o, la fórmula preferible que aconsejo, en una excursión guiada por la Sierra.
ENTREVISTA: Juan Lorite,
profesor de la Universidad de Granada,
recientemente actualizó la Lista de especies de flora presentes en
Sierra Nevada y elevó su número a 2.353 taxones. Cómo explicarías, de la
manera más simple posible, a un no experto la importancia de la extraordinaria
biodiversidad de la flora nevadense.
Para
apreciar el nivel de biodiversidad contenido en Sierra Nevada es suficiente con
comparar con el número de especies de otros espacios naturales. Por ejemplo, la
Sierra de Cazorla y Segura, un espacio de gran biodiversidad también, de mayor
tamaño incluso que Sierra Nevada, tiene unas 1.600 especies, más de 700
menos que Sierra Nevada. Otro dato a
tener en cuenta: del total de clases de plantas que podemos encontrar en la
Península Ibérica casi un 40% están presentes en Sierra Nevada. Pero hay que
ser cauto y no dejarse llevar por una euforia que podría ser desastrosa
pensando, por ejemplo, que la pérdida de unas pocas especies vegetales no tiene
por qué tener demasiada trascendencia. Todos los pilares y vigas de ese
edificio que es la Naturaleza son importantes para su equilibrio, y puede
ocurrir lo mismo que ocurre al retirar una carta de un castillo de naipes, con
la diferencia de que los efectos no son inmediatos.
El ranillo de La Ragua, Ranunculus cherubicus subsp. girelai, Nuevo taxon encontrado recientemente en Sierra Nevada, lleva el apellido de nuestro protagonista. |
¿Cuál
es el origen de esa gran biodiversidad? Hay factores bien conocidos que
han llevado a la situación actual. Por
un lado la localización geográfica, al sur del continente europeo, hacia donde
se vieron empujadas por los hielos las especies vegetales durante la última
glaciación. Por otro su proximidad al mar, que afecta de manera evidente a los
pisos de vegetación en la fachada sur, la Alpujarra. Tampoco hemos de olvidar
su proximidad al continente africano, con el que estuvo unida y desde donde
recibió, (y comparte), no pocas especies. Por último, el gradiente altitudinal
y los materiales geológicos que conforman los suelos, silíceos en el núcleo y
carbonatados en la orla. Si a esto le unimos las diferentes orientaciones que
ofrecen los barrancos que corren hacia los cuatro puntos cardinales, la
“oferta” de microclimas donde adaptarse fue lo suficientemente amplia para que
las plantas que llegaron unas veces huyendo del hielo, otras buscando clima más
fresco, encontraran su espacio.
30 años de Sierra Nevada como espacio protegido y de
políticas de conservación de especies, ¿se aprecian los efectos positivos en la
flora? Se aprecian más y más rápido en
la fauna. Por ejemplo, no cabe duda que la población de cabra montesa ha
mejorado y que su comportamiento, disminuyendo muy considerablemente la
distancia de huida, ha variado. Lo ‘malo’ es que las cabras comen 'hierba', y en determinados puntos puede
provocar un impacto excesivo sobre la flora. El ganado doméstico, según todos
los testimonios recogidos, ha disminuido. Pero a la vez los pastores y vaqueros
no permanecen como antes ocurría con su ganado. Los rebaños se asientan en los
sitios que les resultan más favorables y no los abandonan hasta que no falta
pasto. El efecto de este asentamiento es particularmente notable en zonas de
borreguiles bajos y prados húmedos. Hay que trabajar mucho para buscar el
equilibrio entre los usos y aprovechamientos tradicionales para que la
especialísima flora de Sierra Nevada no salga mal parada.
¿Qué son más efectivas, las medidas de conservación in
situ o ex situ? La conservación real, bajo mi criterio, es la
conservación ex situ. Se ha de conservar el medio en su integridad, y
esto solo es posible en el propio medio natural. La conservación en un jardín
botánico, vivero, reserva… solo se debe entender como herramienta, especialmente para difundir y concienciar los
valores que tenemos y que debemos conservar.
¿Cuáles son las principales amenazas a la flora que
permanecen en Sierra Nevada? Además de la que he citado antes en relación con la
herviboría, seguramente la amenaza más importante de las que tenemos en el
horizonte es la excesiva afluencia de visitantes-excursionistas. No faltará
quien argumente que el número es bajo en relación con la superficie del Espacio
Natural, pero a los visitantes les ocurre como al ganado, que se concentran en
unas determinadas zonas, en particular en el núcleo Mulhacén-Veleta. Es
necesario un esfuerzo mayor en informar sobre las normas más elementales que
cumplir, que no son capricho de gestores sino actitudes encaminadas a la
conservación.
¿Se observan ya los efectos del cambio
climático en la flora de Sierra Nevada? Puedo comentar algún
dato observado y valoramos si esto ha ocurrido siempre o si se trata de efectos
del cambio climático. Senecio
quinqueradiatus es una especie de "margarita" cuyas poblaciones
se sitúan en torno a los 2700 m. Ya se ha detectado a 3000 m. Este ascenso en su distribución también se da
en una de las plantas de la orla dolomítica, Andryala agardhii, el ajonje de montaña. ¿Se trata de casos esporádicos
que se han producido siempre o son indicios de los efectos del calentamiento
que empuja a las plantas a colonizar cotas superiores? Los científicos pronostican que este empuje del calentamiento
hará que muchas especies 'caigan por arriba' al no encontrar un hábitat
adecuado. El tiempo, el implacable, (como cantara Silvio Rodríguez), lo dirá.
¿Cuál es la planta más escasa en Sierra Nevada? No lo sé, y si me atreviera a
nombrar sólo una sería por lo menos bastante osado. Puedo aventurar que una de
las más escasas es sin duda Salix hastata
subsp. sierrae-nevadae, un sauce
alpino que no levanta más de metro y medio del que solo se conocen 2
localidades en Sierra Nevada que apenas suman la treintena de individuos. Alchemilla fontqueri, una
'siete-en-rama' exclusiva de Sierra Nevada, con 2 poblaciones y menos de 50
individuos reproductores; de Veronica
ponae, solo tenemos constancia de una población en Sierra Nevada... y así
podríamos continuar.
Salix hastata subsp. sierrae-nevadae, un sauce alpino que no levanta más de metro y medio, es una de las plantas más escasas. |
¿Cuál es la especie vegetal más amenazada? Posiblemente Tephroseris elodes, la cineraria de
Sierra Nevada. Es una especie que vive exclusivamente en los arroyos y
herbazales de la Alpujarra. La paulatina disminución de los caudales, las
sequías estivales pronunciadas y la contaminación del agua con un contenido excesivamente
alto de nitrógeno parecen ser los factores de amenaza más importantes. En
algunas localidades registradas no se han vuelto a ver individuos desde hace
años.
¿A qué planta de Sierra Nevada le tienes un especial
‘cariño’?
La verdad es que reparto entre muchas la atracción que puedo sentir por ellas.
Si he de nombrar algunas... la cineraria
de Sierra Nevada a la que he hecho referencia antes porque es la más abocada a
la extinción por causas en buena parte naturales y por la presión que sufre por
la ganadería; la manzanilla real, (Artemisia granatensis), por ser víctima
sin sentido de la estupidez humana que primero la endiosa atribuyéndole
propiedades que no tiene y después la sacrifica esquilmando sus poblaciones;
tengo que nombrar también al ranillo de La Ragua, Ranunculus cherubicus subsp. girelai
ante todo por la amistad y generosidad que demostraron los que me dedicaron el
nombre de la planta, aún en ausencia de méritos por mi parte.
Cineraria de Sierra Nevada la planta más amenazada |
Manzanilla real, una victima de la estupidez humana según nuestro protagonista
|
Jardín Botánico Hoya de Pedraza. Este equipamiento, abierto al público en junio de 2010, está situado en la carretera de acceso de Granada a Pradollano a 1900 metros de altitud, el más alto de toda la Red. En él se encuentra una representación de las plantas de los sectores biogeográficos alpujarreño-gadorense y nevadense. El primero se extiende por las cotas más bajas de la Alpujarra almeriense y granadina y por las montañas que corren paralelas al mar desde las inmediaciones de Almería hasta Motril: Sierra de Gádor, de Lújar y La Contraviesa. El segundo, caracterizado por suelos ácidos, ocupa las Sierras de Baza y de Los Filabres y la práctica totalidad de Sierra Nevada, salvo el cuarto occidental calizo. Tan amplio y diverso territorio ofrece a sus visitantes la oportunidad de conocer especies de plantas y formaciones vegetales extremadamente diversas, unas directamente relacionadas con la flora ártica y ártico-alpina, y otras que desde el norte de África atravesaron el espacio árido y seco que hoy inunda el Mediterráneo.
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