La semana pasada fue intensa de trabajo y ésta se presenta igual. Mientras en las “alturas” se va cociendo el nuevo organigrama parlamentario y se hacen quinielas sobre los nuevos gobiernos que formarán Zapatero y Chaves, por “abajo”, la vida continúa, seguimos trabajando. En Doñana, el miércoles pasado participé en un taller desarrollado en el Centro Internacional de Estudios y Convenciones Ecológicas y Medioambientales, en Matalascañas, sobre “Integración de la Gestión y la Investigación en las Marismas de Doñana”, una especie de Work Shop sobre lo que se conoce ahora como Gestión Adaptativa pero que no es más que la aplicación del conocimiento científico a la gestión y la experiencia de gestión como elemento de conocimiento (know how).
Muchas horas de viaje en un solo día pero mereció la pena por aprender de la experiencia de la investigación que se desarrolla en el parque nacional de Doñana aunque también pude aportar nuestra experiencia en Sierra Nevada en muchos aspectos de planificación y gestión en los que creo, modestamente, que vamos por delante y sobre todo que tenemos las ideas más claras.
En Doñana discutí con una abogada sevillana que me pareció como gilipollas pero sin el como, que afirmaba alegremente en la comida que “la Junta lleva parada ocho meses”. En todo el taller esta tipa no había abierto el pico porque no sabía del tema en cuestión pero aprovechó la intimidad del descanso del arroz y pescaito en Casa Matías para atacar a los políticos y despotricar de la mano que le da de comer y le ha dado confianza para participar en un proyecto público denominado Doñana 2005, en el que supe después que se gana la vida.
Mientras los demás seguimos trabajando ellos siguen ahí, no paran.
Lo más interesante de la jornada fueron mis conversaciones con Ramón Soriguer sobre la red de teleseguimiento que están montando en la Estación Biológica de Doñana.
El viaje me sirvió, además, para estar un ratillo, a la vuelta, con mi Nhaiara en Osuna y nos vino bien a los dos.
Muchas horas de viaje en un solo día pero mereció la pena por aprender de la experiencia de la investigación que se desarrolla en el parque nacional de Doñana aunque también pude aportar nuestra experiencia en Sierra Nevada en muchos aspectos de planificación y gestión en los que creo, modestamente, que vamos por delante y sobre todo que tenemos las ideas más claras.
En Doñana discutí con una abogada sevillana que me pareció como gilipollas pero sin el como, que afirmaba alegremente en la comida que “la Junta lleva parada ocho meses”. En todo el taller esta tipa no había abierto el pico porque no sabía del tema en cuestión pero aprovechó la intimidad del descanso del arroz y pescaito en Casa Matías para atacar a los políticos y despotricar de la mano que le da de comer y le ha dado confianza para participar en un proyecto público denominado Doñana 2005, en el que supe después que se gana la vida.
Mientras los demás seguimos trabajando ellos siguen ahí, no paran.
Lo más interesante de la jornada fueron mis conversaciones con Ramón Soriguer sobre la red de teleseguimiento que están montando en la Estación Biológica de Doñana.
El viaje me sirvió, además, para estar un ratillo, a la vuelta, con mi Nhaiara en Osuna y nos vino bien a los dos.
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