Después del Zapatero fiel a ZP, estaba obligado a escribir en este blog sobre el nuevo gobierno andaluz y no quería dejarme llevar por una apresurada primera impresión personal ni siquiera por las primeras reacciones que me llegaban junto a la publicación de la noticia con los nombres de los hombres y mujeres que compondrán el último Gobierno de Manuel Chaves. He querido reflexionar un poco más, leer comentarios de propios y extraños y esperar a las palabras del propio Chaves en su solemne toma de posesión en el Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento Andaluz.
En todo caso, es difícil desprenderse de los prejuicios porque las quinielas bailaban desde hace varias semanas por los medios de comunicación y por todos los mentideros políticos e iban conformando una opinión y generando unas expectativas que condicionan toda reacción posterior.
Comienzo diciendo que me parece una gilipollez medir al gobierno andaluz aludiendo al número de componentes de cada una de las provincias. (Sería mucho peor caer en la tentación de hacer un gobierno pensando sólo en eso). Es como si en la selección española de fútbol la juzgáramos por tener tres del Valencia, Barça y Madrid, dos del Villareal y Sevilla y uno de Betis, Osasuna, Recre, Español, Racing y Atlethic, por decir algo, en lugar de fijarnos en el número de porteros, defensas, centrocampistas y delanteros, en calcular la media de edad para ver la combinación entre juventud y experiencia, saber si se cuenta con un rematador nato, un media punta agresivo o carrileros polivalentes, (por decir también algo sobre la conformación de una selección de jugadores). Pero sería una torpeza aún mayor la del entrenador que realizara una selección atendiendo a criterios geográficos o de clubs antes que a una idea de equipo o al reclutamiento de los mejores jugadores de cada puesto, de cada línea.
En ese sentido la reacción del PP granadino diciendo que “Granada no pinta nada en Sevilla”, que está viciada de la concepción anterior, no debería merecer ningún comentario serio y recibir el más absoluto desprecio y rechazo. Vuelven a caer en el nacionalprovincialismo y en ese quejío estéril de la carcundia siempre instalada en el agravio y el victimismo localista. Yo sé qué debe ser duro tener que salir a comentar el gobierno de los que te han ganado las elecciones, (una vez más y van ...), para intentar rellenar un trozo de periódico, pero es preferible más prudencia antes que hacer el ridículo. Y sobre todo es vergonzoso oír estos comentarios por boca de los que se está demostrando que en su partido pintan menos que follatabiques y sólo tienen como misión ser los mamporreros de Arenas, parafraseando a Gaspar Zarrías, nuevo vicepresidente del gobierno andaluz de iure, desde hace mucho tiempo lo era de facto.
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En todo caso, es difícil desprenderse de los prejuicios porque las quinielas bailaban desde hace varias semanas por los medios de comunicación y por todos los mentideros políticos e iban conformando una opinión y generando unas expectativas que condicionan toda reacción posterior.
Comienzo diciendo que me parece una gilipollez medir al gobierno andaluz aludiendo al número de componentes de cada una de las provincias. (Sería mucho peor caer en la tentación de hacer un gobierno pensando sólo en eso). Es como si en la selección española de fútbol la juzgáramos por tener tres del Valencia, Barça y Madrid, dos del Villareal y Sevilla y uno de Betis, Osasuna, Recre, Español, Racing y Atlethic, por decir algo, en lugar de fijarnos en el número de porteros, defensas, centrocampistas y delanteros, en calcular la media de edad para ver la combinación entre juventud y experiencia, saber si se cuenta con un rematador nato, un media punta agresivo o carrileros polivalentes, (por decir también algo sobre la conformación de una selección de jugadores). Pero sería una torpeza aún mayor la del entrenador que realizara una selección atendiendo a criterios geográficos o de clubs antes que a una idea de equipo o al reclutamiento de los mejores jugadores de cada puesto, de cada línea.
En ese sentido la reacción del PP granadino diciendo que “Granada no pinta nada en Sevilla”, que está viciada de la concepción anterior, no debería merecer ningún comentario serio y recibir el más absoluto desprecio y rechazo. Vuelven a caer en el nacionalprovincialismo y en ese quejío estéril de la carcundia siempre instalada en el agravio y el victimismo localista. Yo sé qué debe ser duro tener que salir a comentar el gobierno de los que te han ganado las elecciones, (una vez más y van ...), para intentar rellenar un trozo de periódico, pero es preferible más prudencia antes que hacer el ridículo. Y sobre todo es vergonzoso oír estos comentarios por boca de los que se está demostrando que en su partido pintan menos que follatabiques y sólo tienen como misión ser los mamporreros de Arenas, parafraseando a Gaspar Zarrías, nuevo vicepresidente del gobierno andaluz de iure, desde hace mucho tiempo lo era de facto.
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Si Manuel Chaves ha colocado la calidad de la educación, en su discurso de investidura, entre sus prioridades y la derecha ha dicho que este tema es uno de los grandes retos y prioridades de los próximos años, deberíamos considerar que el encargo de la Consejería de Educación a la granadina Teresa Jiménez, es toda una apuesta del presidente de la Junta de Andalucía y una gran muestra de confianza en su capacidad de gestión. Lo mismo podíamos decir de la Consejería de Gobernación que ocupará Clara Aguilera, que puede tener una gran relevancia en este nuevo esquema organizativo del gobierno andaluz.
Todo parece indicar que Manuel Chaves ha hecho un gobierno para gobernar, para rematar su última legislatura como presidente, con personas que le merecen confianza para hacer cosas, para desarrollar su programa electoral y cumplir sus numerosos y concretos compromisos, expuestos con claridad en el discurso de investidura. El presidente quiere un gobierno que se mueva, que no pierda el tiempo barajando y lo ha compuesto intentando, además, mantener los equilibrios territoriales, las “familias” y la paridad que en Andalucía ya se alcanzó, en el primer nivel, en el año 2000.
Creo que Chaves quiere dejar el tema del “futuro” para el partido, para el próximo Congreso Regional que podría ser más trascendente de lo que algunos piensan y de lo que otros pretenden. Pero todo está relacionado porque el PSOE-A es un partido de gobierno en el que lo institucional tiene un enorme peso en la dirección del partido y viceversa. Por eso Manuel Chaves ha dejado la oportunidad a consejeros y consejeras de hacer una buena gestión que les permita tener “chance” en la sucesión y habrá también pelea para tomar posiciones en la nueva dirección del partido de cara a tener peso en la conformación de los futuros gobiernos.
Tengo la intuición (y la ilusión) de que algunos dirigentes no están teniendo en cuenta que las bases socialistas tendrán un papel más importante de lo que ellos creen en la importante decisión para el futuro del socialismo andaluz que significará la elección del sucesor/a del recién reinvestido, por sexta vez, presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE-A.
Queda muy lejos en el tiempo y en la memoria el momento en el que se coció la bajada de Chaves a Andalucía para sustituir a “Pepote” Rodríguez de la Borbolla y la forma en la que se “ejecutó” aquél cambio. Ni quiero, ni creo, que se pueda hacer en la actualidad una designación de nuevo líder o lideresa sin pasar (antes o después) por el tamiz de la democracia interna.
Todo parece indicar que Manuel Chaves ha hecho un gobierno para gobernar, para rematar su última legislatura como presidente, con personas que le merecen confianza para hacer cosas, para desarrollar su programa electoral y cumplir sus numerosos y concretos compromisos, expuestos con claridad en el discurso de investidura. El presidente quiere un gobierno que se mueva, que no pierda el tiempo barajando y lo ha compuesto intentando, además, mantener los equilibrios territoriales, las “familias” y la paridad que en Andalucía ya se alcanzó, en el primer nivel, en el año 2000.
Creo que Chaves quiere dejar el tema del “futuro” para el partido, para el próximo Congreso Regional que podría ser más trascendente de lo que algunos piensan y de lo que otros pretenden. Pero todo está relacionado porque el PSOE-A es un partido de gobierno en el que lo institucional tiene un enorme peso en la dirección del partido y viceversa. Por eso Manuel Chaves ha dejado la oportunidad a consejeros y consejeras de hacer una buena gestión que les permita tener “chance” en la sucesión y habrá también pelea para tomar posiciones en la nueva dirección del partido de cara a tener peso en la conformación de los futuros gobiernos.
Tengo la intuición (y la ilusión) de que algunos dirigentes no están teniendo en cuenta que las bases socialistas tendrán un papel más importante de lo que ellos creen en la importante decisión para el futuro del socialismo andaluz que significará la elección del sucesor/a del recién reinvestido, por sexta vez, presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE-A.
Queda muy lejos en el tiempo y en la memoria el momento en el que se coció la bajada de Chaves a Andalucía para sustituir a “Pepote” Rodríguez de la Borbolla y la forma en la que se “ejecutó” aquél cambio. Ni quiero, ni creo, que se pueda hacer en la actualidad una designación de nuevo líder o lideresa sin pasar (antes o después) por el tamiz de la democracia interna.
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¿Quién tiene miedo a la participación de de los militantes socialistas andaluces, el mejor activo del partido durante todos estos años en los que han dado repetidas muestras de trabajo, madurez y responsabilidad, en algunas ocasiones, por encima de la élite?
¿Quién tiene miedo a la participación de de los militantes socialistas andaluces, el mejor activo del partido durante todos estos años en los que han dado repetidas muestras de trabajo, madurez y responsabilidad, en algunas ocasiones, por encima de la élite?
Nota: Yo concederé cien días, más o menos, al nuevo gobierno andaluz y a mi nueva consejera de Medio Ambiente y su equipo. A mis paisanas y amigas consejeras, mi más sincera felicitación y mi ofrecimiento a colaborar (sin moverme de mi Graná). A mis amigos y compañeros Martín Soler y Juan Espadas sólo les deseo la mayor suerte, porque actitudes y aptitudes les sobran para hacer un buen trabajo.
2 comentarios:
Manuel Chaves no sabe Amar.
No he entendido lo que quieres decir: ¿no sabe Amar o no sabe a Mar?
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