La carraca ha sido elegida Ave
del Año 2012 para divulgar las amenazas que acechan a esta especie migratoria
cada día más escasa en nuestro país. Un censo popular, el seguimiento vía
satélite de algunos ejemplares, el impulso para que las comunidades autónomas
redacten sus planes de acción, así como numerosas actividades de divulgación
con la población, son algunas de las acciones previstas por la organización
para este año.
Mochuelo auropeo, ave del año 2011 |
La
carraca ha disminuido alrededor de un 40% en los últimos años. Este declive,
junto con su pequeño tamaño de población, la ha llevado a estar considerada
como “vulnerable” en El Libro Rojo de las aves de España. En la
actualidad en nuestro país hay entre 2.000 y 6.000 parejas de carraca. Una de
sus principales amenazas es la pérdida de hábitat provocada por los cambios en
los medios agrarios.
El nombre de la
especie en castellano probablemente hace referencia a su reclamo ruidoso y
sonoro, traqueteante, que se asemeja al sonido de las carracas de madera que se
utilizan como juguetes infantiles o en algunas fiestas litúrgicas españolas.
Principales amenazas
La pérdida de hábitat parece ser su principal amenaza, debida a la eliminación de vegetación natural, setos y arbolado disperso, y el incremento del uso de plaguicidas como consecuencia de la intensificación agrícola, normalmente asociada a la transformación en regadío. Estas circunstancias parecen incidir sobre la disponibilidad de presas potenciales y favorecen la acumulación de contaminantes en su cuerpo que provoca una mala condición física de las aves y una baja productividad.
Además, el abandono de la ganadería extensiva también supone el deterioro del hábitat, al disminuir los invertebrados asociados a ella y, por tanto, la pérdida del hábitat donde encuentra sus condiciones de supervivencia más adecuadas.
Otro factor limitante es el número de agujeros donde anidar: la desaparición de las olmedas en el pasado por la grafiosis y de otros árboles típicos de linderos y riberas en los que nidifica actualmente -chopos, encinas, almendros o alcornoques-, así como el derrumbe de construcciones aisladas en terrenos agrícolas son factores que le afectan negativamente.
La Carraca en Sierra Nevada
La carraca es un ave del Orden Coraciiformes, de tamaño medio -con una longitud de entre 30 y 32 cm y una envergadura alar que oscila entre
66 y 73 cm- ; tiene la cabeza grande, el pico ancho y prominente y colores vivos con dominancia del azul
turquesa.
Principalmente
insectívora, sirviendo así de ayuda en el control natural de potenciales
plagas. Sus principales presas son saltamontes, escarabajos, arañas, hormigas,
ciempiés y libélulas, que complementa con la captura esporádica de pequeños
vertebrados como ratones, topillos, musarañas o y lagartijas.
Distribución y hábitat:
La carraca es una
especie de distribución meridional, encontrándose en la cuenca mediterránea,
Península Balcánica y zona Paleártica oriental.
Es un ave solitaria
que nidifica en árboles o agujeros y no pasa desapercibida cuando se posa en
vallas u oteaderos, desde donde otea a sus presas, consistentes en grandes
insectos, escolopendras y pequeños vertebrados como lagartijas y salamanquesas.
Prefiere terrenos secos ligeramente ondulados, ramblas y campos de cultivo
abierto con arbolado diseminado. En Sierra Nevada selecciona favorablemente las
áreas de baja pluviometría hasta los 1.200 m de altitud a partir de la cual empieza
a escasear. Más frecuente en la Baja Alpujarra , valles del Guadalfeo, Andarax y
Nacimiento, junto al Marquesado del Zenete y llanos aledaños al Río Alhama.
Estatus:
Nidificante regular
que llega durante el mes de abril y abandona Sierra Nevada a finales del mes de
agosto. Durante este mes se observa cierta dispersión de carracas en el área,
previamente a la migración, en las que las aves ingieren muchos insectos. Se
observan aves fuera del entorno habitual coincidiendo con ambos pasos
migratorios, incluso en pequeños grupos, tal y como se han observado en el
Humedal de Padul a finales del mes de agosto.
1 comentario:
Recuerdo que Félix Rodríguez de la Fuente la llamaba "el torbellino azul", es una pena que haya disminuido su número. Precioso reportaje.
Saludos de ANTONIO "fotosdeaquiydealla"
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