"Hay que unirse, no para
estar juntos, sino para hacer cosas juntos".
La
cita también me ha parecido de directa aplicación al momento que vive el PSOE,
tras la pérdida de las elecciones autonómicas en el País Vasco, donde gobernábamos,
(aún con una minoría exigua y desde unas elecciones que se celebraron en un
contexto sociopolítico muy diferente del actual) y en Galicia, donde estábamos,
y continuamos, en la oposición. Pienso que es cierto que hay elementos
particulares en ambos comicios que explican, en parte al menos, el resultado
adverso y que no son extrapolables al conjunto del país, pero mal haría la Ejecutiva Federal
en enrocarse, manifestando que las elecciones no tienen un carácter general, de
la misma manera que mal hace el gobierno de Rajoy y el Partido Popular al
declarar que los resultados son un refrendo a su programa de recortes sociales
y desmantelamiento del Estado del Bienestar.
Ya
he expresado en otras ocasiones que el problema del Partido Socialista no es
geográfico (eso de mirar a la derecha o a la izquierda lo he considerado sólo
una manera de estrechar el campo, de achicar espacios) sino que hacia donde se
debe girar, en todo caso, es hacia
adelante y hacia fuera de las estructuras de “la oligarquía de hierro”.
Una
cosa parecida ha declarado Óscar López, secretario de organización a nivel
federal: 'El PSOE debe hacer autocrítica hacia fuera y hacia adelante'.
Y
Patxi López también ha dejado escrito en su blog personal “…Y adaptar el partido a la nueva realidad, a las demandas de la sociedad del siglo XXI.
Más abierto, más transparente y más participativo. Con los cambios que haya que
hacer para conseguirlo…).
“Un análisis en frío”, (en referencia a lo que hay que hacer en el congreso del
Partido Socialista de Euzkadi, tras la perdida de las elecciones autonómicas,
pero extensible al resto del país).
En
la encrucijada histórica en la que se encuentra el país, nuestra sociedad, y el
propio PSOE, no podemos resolver la situación crítica con las mismas claves que
hemos hecho en el pasado ni podemos enmendar la plana intentando volver al
punto de inicio porque, de ser posible, resultaría estéril.
El
escenario para (empezar a) abordar los cambios necesarios debe ser la próxima
Conferencia, no podemos esperar más tiempo ni necesitamos más tiempo de
reflexión. ¿Qué hay que hacer?. En primer lugar restablecer los puentes de
conexión con nuestros aliados sociales, lo que antaño se denominaba el bloque
social de progreso, nos necesitan tanto como nosotros a ellos y aunque quieran
que paguemos nuestros errores no pueden permitirse el lujo de seguir escupiendo
para arriba. Ello nos obliga a una confesión en toda regla: examen de
conciencia, arrepentimiento, propósito de enmienda, confesión pública y cumplir
la penitencia.
Soy
de los que piensa con Ignacio Sánchez-Cuenca que si el PSOE dijera… ganaría en
crédito social. Muchos socialistas ya hemos hecho esa confesión en nuestros
círculos de influencia y eso nos hace más creíbles y fiables que si nos atrincheramos
en posiciones numantinas, pero es necesaria también a nivel “institucional”,
una confesión en público urbi et orbe y el pretexto y el contexto de la Conferencia Federal
puede y debe ser el escenario y el momento. Si antes de la Conferencia hacemos
este análisis, lo que propongamos en ella tendrá más expectativa y, esperemos, también más credibilidad. La
elaboración y divulgación de un programa alternativo al del gobierno actual, debe
ser la tarea principal a la que debe dedicarse el PSOE en los próximos meses.
Paralelamente
debe iniciarse un proceso de adecuación de las estructuras del Partido a la
sociedad de nuestro tiempo. Porque como dice Patxi López: "Nuestro viejo partido se está convirtiendo en un partido viejo". Ese proceso de modernización debe pivotar sobre una mayor
democratización de la participación de los militantes (y en algunas de las
decisiones también de los simpatizantes).
Sólo
si se produce esta renovación, refundación, reforma o como se le quiera llamar
(pero que no se quede sólo en el nombre, en la etiqueta), podrá pedirse a la
militancia mayor implicación y compromiso. Y no se trata de decirle a los militantes que estén
más cerca de la sociedad, que vayan a la calle a recoger los problemas de la
gente y a llevar las propuestas del Partido. Se trata más bien de que la
dirección esté más cerca de las bases y que predique con el ejemplo.
Por
otra parte el PSOE tiene que aclararse sobre el tipo de oposición que va a
realizar, que debe realizar y una vez resuelto el asunto hacer que esa
estrategia recaiga en personas creíbles en coherencia con el discurso y la
forma de hacer oposición. Hacer
oposición (constructiva sí, con alternativas sí, pero oposición del verbo
oponerse) y hacer partido (más grande, más democrático, más participativo y
abierto a la sociedad), y hacerlo juntos (que no revueltos) y hacerlo unidos
(que no uniformes), nada más y nada menos.
Hacer partido y hacer oposición, juntos dentro para pedir alianzas
exteriores, esa es la tarea de los próximos
meses.
Y
ahora la pregunta del millón ¿puede Rubalcaba liderar esta etapa? En mi modesta
e irrelevante opinión, si quiere puede y debe tirar del carro en estos momentos
y debe darle la voz y la palabra a los militantes en la Conferencia y a partir
de ella debe darle también el voto para decidir quién debe ser la cara a la alternativa al gobierno de Rajoy. Un nuevo
servicio al Partido por parte de Alfredo. Y van…
1 comentario:
Que discurso tan manío...
Publicar un comentario