Empezaré diciendo que soy partidario de las primarias
abiertas a los simpatizantes, desde hace muchos años (puedo presumir que el
ahora comisario europeo liberal Joaquín Almunia, me amenazó con abrirme
expediente de suspensión de militancia por defender públicamente esta opinión
cuando él era secretario general del Partido Socialista y yo dirigía la Agrupación Local
Granada-Chana).
La decisión de Griñán pone en marcha el mecanismo de las primarias en Andalucía |
Por otra parte, pienso que las primarias por sí solas no son
la panacea, la solución a la necesaria y sempiterna
renovación-regeneracion-refundación del Partido Socialista (táchese lo que más
fastidie). Las primarias, como la limitación de mandatos, incompatibilidades y
otras medidas más demandadas por los militantes y ganadas en los procesos
congresuales, aunque luego retrasadas en su aplicación, son instrumentales,
herramientas hacia una mayor democratización del partido, que requieren de
tiempo para su implantación y de un cambio en lo que se maldenomina “la cultura
del partido”.
El consejero Luis Planas sorprende con el anuncio de su candidatura |
Por eso hay un vicio en la convocatoria de estas primarias en Andalucía, porque van dirigidas a legitimar una opinión/decisión de
las direcciones regionales y provinciales, (opinión legítima de quien ostenta
democráticamente esta representación y que suponemos además bienintencionada),
en lugar de una convocatoria para recabar la opinión, las preferencias del
cuerpo electoral al que se convoca.
El alcalde de Jun judicializa el proceso de primarias |
Es frecuente oír recelar de la vena anarquista de la
militancia socialista para justificar las limitaciones a la participación
directa, argumentando que hay que poner vacunas a la supuesta irresponsabilidad
de las bases del PSOE, amparadas quizás en que cuando se les ha dado alas, no
hayan respondido a las previsiones de “los mejor informados y preparados” y considerando
que es un peligro poner el voto en manos de los militantes. En contra de estas
“precauciones” diré que, al menos en lo que a la memoria de mis 33 años de
militancia me alcanza, los militantes socialistas han estado muy por encima de
sus dirigentes en responsabilidad, madurez y compromiso. Y eso es lo que nos ha
salvado en buena medida, en el partido en Andalucía en el que las crisis las
han organizado, por luchas de poder, los de arriba, en repetidas ocasiones, a
las que han arrastrado al conjunto de la organización. Baste recordar al
respecto el origen de la liquidación de Rafael Escuredo (alineado ahora con
Susana Díaz), el descabalgamiento de Pepote Rodríguez de la Borbolla, (que está más
bien en el otro lado) o la más reciente sucesión, (y luego distanciamiento), de
Griñán a Chaves.
¿Fair play? ¿Pacto de no agresión? |
José Antonio Rodríguez basa su campaña en la red social twitter |
A pesar de todo, de los déficits señalados, el día de la
votación de las primarias en Andalucía, puede (y debe) ser un gran día, una
oportunidad única para los militantes socialistas andaluces (el único partido
que ha puesto en marcha una iniciativa como ésta). Una oportunidad, que no
debemos dejar escapar, para abrir un nuevo tiempo, para escribir la primera
hoja de un nuevo libro, (como escuché decir a Susana Díaz en directo el otro
día). Aprovecharla o que pase de largo depende de la militancia que es la que
puede evitar que una supuesta genial jugada política se convierta en una jugarreta a
la participación si este proceso no acaba en las urnas, si al final no hay
votos (libres, iguales, directos y secretos) no hay primarias (como viene
reclamando Luis Planas) y al desaparecer los focos estaremos quizás juntos pero
no unidos y no habremos disminuido la separación entre la sociedad y la Política.
Los militantes no tenemos la culpa de cómo y cuándo se han
convocado estas primarias pero si tenemos la responsabilidad de compensar las
limitaciones con las que se está conduciendo, facilitando los avales a los candidatos
que los necesiten y reclamando que las normas en el interior del Partido se
ajusten a las normas de la sociedad (como reclama José Antonio Rodríguez,
aunque en este caso yo soy partidario de que lo haga internamente), para
permitir la expresión de todo aquél que crea que tiene que decir algo.
El éxito más importante de las primarias para el conjunto
del Partido, para el futuro del Partido, está en conseguir la máxima
participación de militantes en esta decisión colectiva y para eso tiene que
haber, primero la posibilidad de acudir
a las urnas a optar entre dos o más candidaturas (lo contrario restaría
credibilidad al proceso y lanzaría un mensaje de un partido muerto,
anquilosado, sin debate interno, sin alternativas) y segundo, debe haber un
debate abierto, público, entre l@s candidat@s, en igualdad de condiciones y
accesible en primera instancia al conjunto de la militancia y en segunda a toda
la sociedad andaluza.
Ese éxito colectivo será también un aval, un gran aval, sea
cual sea el margen de la victoria en las urnas, que reforzará el liderazgo, la
credibilidad y la fortaleza de quien resulte vencedor, mucho más que el
escenario dibujado y deseado por algunos estrategas de ganar sin despeinarse,
sin pasar el Rubicón, sin urnas y sin papeletas. Esa victoria sería a la larga
pírrica y se podría convertir en una losa, en un hándicap, que algunos, en circunstancias
similares han sufrido ya en el PSOE.
Las primarias tienen que salir bien, tienen que terminar
bien, tienen que ser un ejemplo de democracia auténtica del que nos sintamos
orgullosos y podamos mostrar dentro y fuera. Eso nos dará también fuerza para
combatir las políticas del Partido Popular, para defender a los trabajadores, a
los parados, a los estudiantes, a las mujeres, a los enfermos, a los
investigadores… a todos los que están sufriendo los recortes en derechos y en
servicios públicos con la excusa de la crisis. Una oportunidad única para decir
en alto, claro y fuerte, “que el PSOE no es lo mismo que el PP”, tampoco en el
funcionamiento interno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario