Había titulado inicialmente "Se equivocó el palomo, se equivocaba..." pero lo mismo hay gente con malafollá que no entiende el chiste y le saca más punta de la estrictamente necesaria y he buscado otro que también pueda ser musicado ("Cuéntame un cuento y verás que contento me voy a la cama y tendré dulces sueños").
No he podido ver, ni siquiera escuchar, en directo la comparecencia de Rajoy, para dar explicaciones sobre el caso Bárcenas, (risas), a “petición propia” (carcajadas). Sólo he visto parcialmente algunos cortes en los informativos de televisión, y he escuchado de refilón algún balance en la radio, por lo que mi fuente de información principal ha sido a través de las redes sociales, sobre todo twitter. No sé si eso es bueno o malo, si tengo una idea sesgada o la “nube” me ha dado una perspectiva completa.
No he podido ver, ni siquiera escuchar, en directo la comparecencia de Rajoy, para dar explicaciones sobre el caso Bárcenas, (risas), a “petición propia” (carcajadas). Sólo he visto parcialmente algunos cortes en los informativos de televisión, y he escuchado de refilón algún balance en la radio, por lo que mi fuente de información principal ha sido a través de las redes sociales, sobre todo twitter. No sé si eso es bueno o malo, si tengo una idea sesgada o la “nube” me ha dado una perspectiva completa.
La primera conclusión es que no
me he perdido mucho. Vamos que como he estado toda la mañana liado con asuntos
laborales, he aprovechado más que si hubiera estado sentado, o tumbado,
pendiente del Senado (me refiero al local, ya sé que ha sido ante los
diputados).
Rajoy fue a contar un cuento y no
a contar la verdad. Él y su entorno pretendían que no fuera un debate sobre las
cuentas del PP, los papeles (y los sms) de Bárcenas y los sobresueldos. Rajoy
hubiera querido que fuera un debate sobre la situación económica y de paso
decir que todo el rollo ese de las “inshidias” era negativo para la marca
España. Ese era un debate sobre las mentiras
de que estamos saliendo de la crisis (como puede decir Rajoy que llega un
nuevo día esta cuando queda tanta noche todavía para millones de
españoles). A Rajoy le hubiera gustado enfrascarse en lo del déficit, en los
compromisos con Europa y en la historia esa de que no hay otra alternativa que
las reformas (léase recortes) emprendidas por el gobierno. Ese hubiera sido un
debate de mentiras pero al fin y a la postre hubiera salido indemne. Lo único
que ha quedado de esta orientación el debate es la acusación a la oposición de
que hacen daño a España que queda prácticamente compensada con la respuesta de
que lo que hace daño al país es mantener un presidente maniatado, lo que hace
daño a España es la corrupción de un gobierno que no da explicaciones sobre la
contabilidad del Partido que lo llevó a ganar unas elecciones, lo que emborrona la imagen del país es el cobro
de comisiones ilegales y el pago de sobresueldos a políticos, (sobre todo cuando toman medidas en las que piden sacrificios a los trabajadores), que además son opacos al fisco.
En grande debiera aparecer la palabra DIMISIÓN |
Pero como Rajoy no ha conseguido
imponer esta orientación se ha tenido que meter en el charco de las mentiras
sobre el caso Bárcenas, ya convertido en el caso de la financiación ilegal del
Partido Popular y a partir de hoy el caso Rajoy. Y ahí ha desbarrado porque ha
sido pillado en numerosos renuncios. En ese arenal, (no es alusión al señorito
andaluz sub-campeón eterno), no podía salir bien parado en ningún caso y el
pretendido objetivo de cerrar el caso y poner el cartel de cerrado por
vacaciones, me temo que va a ser un fracaso. Porque con los antecedentes del
“todo es falso, salvo alguna cosa”, y lo de “sobre la segunda ya y tal”, pues
no tiene ningún crédito la estrategia de “lo siento, me he equivocado, (le ha
faltado el no lo volveré a hacer)” ya usada por el rey (lo pongo con minúscula
porque ha menguado mucho su crédito), y que a estas alturas de la película con
todo lo que sabemos ya de cierto, no es de recibo, porque en su caso los
errores de ese bulto sólo se perdonan si llevan penitencia acompañada y aquí
los únicos penitentes que estamos pagando que algunos hayan vivido por encima
de sus (y de nuestras) posibilidades somos los ciudadanos.
La prueba de que Rajoy no tiene
escapatoria (en otro país democrático ya habría dimitido) es que el presidente
del gobierno, y ahora la claque, ha tenido que recurrir a la estrategia de
alimentar a sus fieles de la bancada y el arma más grande que le queda (a costa
de hacer un gran daño a las instituciones y a todo el funcionamiento
democrático) es la de “y tú más”, ejemplificado en este caso con el
reconocimiento, de que han cobrado sobresueldos (“como todos”) y en la
insinuación que sueltan los hooligans del PP de que Bárcenas les ha robado al
partido y que el PSOE se lo ha quitado a los parados (y se quedan tan panchos).
En el argumentario para los
propios se utiliza el de que "no se puede creer al que acusa, al que está en la
cárcel" (se olvidan de decir que ese es al que han pagado hasta hace poco, al que han tenido de tesorero
durante 20 años, al que hasta anteayer Rajoy le decía, “sé fuerte Luis”); hay
que tener bastante osadía para decir eso en público cuando en gran medida el
partido popular ha utilizado las declaraciones del "chófer cocainómano y putero"
como eje de su acusación a toda la Junta, a todo el PSOE, de corrupción o sin
ir más lejos cuando se utilizó la acusación de Derribo (quiero decir el honrado
empresario Dorribo), para acosar a Pepiño Blanco.
Hay algunas cosas de la
intervención de Rajoy que me irritan especialmente como esa manía de decir que
tiene una profesión (que no ha ejercido nunca aunque haya cobrado
irregularmente y haya obtenido un buen destino –en otros tiempos- sin ejercer,
de manera in-explicada). Hace un flaco favor a todos los que se dedican
honestamente a la Política y lo digo yo que soy un crítico de la excesiva
profesionalización y eternalización de muchos políticos y defensor por el
contrario de profesionales en Politica, de manera temporal, limitada.
Resumen: Bárcenas engañó a Rajoy,
éste engañó a los españoles, estos se engañan si creen a Rajoy y éste se engaña
si cree que han colado sus mentiras.
Mi conclusión es que a partir de
hoy (si alguna vez tuvo ese empeño) ha dejado de ser el presidente de todos los
españoles, para dedicarse a ser el gestor de los asuntos (algunos muy turbios)
del PP, un presidente del gobierno dirigido por y con prioridad hacia unos
pocos en el terreno de lo económico y hacia una minoría de la derecha extrema en
asuntos de libertades y derechos.
Como analiza Vicente Vallés en la
Mirada Crítica, a Rajoy y al PP ya no le importa nada más que el PP y el
cemento que los une y su fortaleza se basa en que el sistema electoral y la
atomización de fuerzas políticas de centro e izquierda les favorece mientras
aglutinen a todas las derechas.
Quiero destacar entre las fuentes
en las que he bebido para componer estas notas a Ignacio Escolar y su resumen
“Las mentiras de Rajoy, cita a cita”, en el que desmonta desmenuzadamente las
afirmaciones de presidente del gobierno al que le ha salvado del K.O. el
formato de su comparecencia y la ausencia de posibilidad de contrarréplicas
aunque quedan pendientes muchas preguntas a las que no ha contestado o en las
que ha mentido que tendrá que contestar (si se atreve, en próximas sesiones
parlamentarias o ante los medios de comunicación).
Y además me ha gustado
especialmente, entre las múltiples cosas que he leído, el análisis de Rosa
Llacer, (quizás me pueda un poco también que le tengo un reciente pero fuerte
cariño y aprecio profesional), que se ha estrenado en El blog de Descubre con
“Los 6 errores de Arriola en el discurso de Rajoy”.
De todas maneras lo mejor sobre la comparecencia de Rajoy viene ahora con el turno de réplica de Bárcenas y la venganza de El Mundo al que Rajoy dirigió dardos envenenados y eso es meterse en arenas movedizas (y sigo sin referirme a Javier Arenas uno de los señalados como facedores de la trama y principales beneficiarios de los sobresueldos).
Nota final: Sobre el tema del Trending Topic #findelacita. A mí me parece que se debe a un error de Rajoy que puede estar influido por la necesidad de leer el discurso para no salirse del guión (ni él ni sus asesores tienen confianza en que no la cague de nuevo) y en que debe haber habido algún cambio entre los que le hayan preparado los papeles (me refiero a los del discurso aquí no voy con segundas) porque debe haber sido una novedad esta anotación. vamos que ha habido un becario como en el ¿error garrafal? del subtítulo en TVE. De ser habitual, y no haber ocurrido hasta ahora, todavía sería peor mi consideración de las limitaciones comunicadoras del presidente del gobierno. Vamos que es como si hubiera dicho "entre comillas, subrayado o en negrita" al leer un párrafo o todavía más si hubiera dicho "y esto va con letra 16".
Para terminar y completar la banda sonora con la que arranca este
artículo “Cuéntame un cuento..." nos despedimos con “Que cara
más dura tiene el Mariano, que cara más dura que nos quiere engañar” (bis).
Vosotros mismos las cantáis.
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