En anteriores artículos he intentado desmontar algunos de
los argumentos sobre la viabilidad del Teleférico desde el punto de vista
técnico y sobre su supuesta consideración como alternativa al tráfico a la
estación de esquí a Sierra Nevada. Antes de entrar en algunos aspectos
ambientales, mi fuerte y una de las debilidades más importantes del proyecto,
quisiera apuntar algunas razones “económicas” que desaconsejarían su construcción, ya que soy muy escéptico sobre la fortaleza de los
motivos ecológicos, mucho menos aún en estos tiempos de crisis.
Los
estudios económicos aportados por los promotores del proyecto del
Teleférico, estimaban en 250.000 los
usuarios anuales que lo utilizarían. Sin embargo, se afirmaba que su capacidad
era de 3.600 personas por hora, que estaría 12 horas diarias funcionando los 7
días de la semana durante 11 meses al año (supongo que por motivos técnicos
habría un parón de un mes para reparaciones y revisión de la línea). Unas
simples operaciones ponen de manifiesto que la capacidad del teleférico se
eleva a unos 43.000 viajeros diarios, a más de 1,2 millones al mes y a más de
14 millones al año. Lo que significa que 250.000 viajeros estimados al año
representan menos del 2% de la capacidad, o sea 55 veces menos de su
potencialidad. Estos datos ponen de relieve que dicha infraestructura está diseñada para una demanda muy superior a la prevista
y que va a estar infrautilizada. No puede ser rentable y/o eficiente una
instalación o infraestructura que funciona al 2% de su capacidad. No existe
ningún medio de transporte en el mundo cuya ocupación sea tan reducida.
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Aunque en la publicidad del proyecto se anuncia que no afecta al parque natural de Sierra Nevada se observa la parte del trazado que lo atraviesa y la incidencia en el colindante parque nacional |
El propio
Estudio de Viabilidad aportado por la empresa arroja serias dudas respecto a la
consistencia del proyecto como refleja el dato de que el plazo de tiempo
previsto, 40 años, para generar un resultado acumulado positivo, es un plazo
muy superior a la vida útil de las instalaciones. ¿Quién puede creer (ahora
menos que hace unos años) que un grupo de empresarios granadinos, (ni de otro
sitio, no es por malmeter), va a invertir en una infraestructura de transporte
público de manera altruista “para fomentar el turismo, para mejorar la
movilidad y para disminuir la contaminación atmosférica y luchar contra el
cambio climático”, con la intención (y paciencia) de no ganar ni una peseta
–perdonadme el arcaísmo- hasta pasados unos 30 años? No es que yo sea mal
pensado, y crea que hay gato encerrado, es que no es creíble un proyecto
empresarial con este panorama.
Es
difícilmente creíble un proyecto avalado por una empresa, la Sociedad
Limitada Teleférico Sierra Nevada,
que se constituye con un capital de
600.000 euros para el fin social de construir y explotar esta infraestructura y
que tiene previsto hacer frente a la inversión con un préstamo a pagar en 60
años; porque aunque se presume de que la inversión es privada, se planteaba financiar la construcción del susodicho teleférico con una
póliza -a 60 años- con un interés fijo anual de 6,8 millones de euros.
Si se cumpliera el presupuesto de inversión de los
aproximadamente 130 millones de euros que calculaban entonces los promotores,
la amortización fija anual se elevaría a casi 7 millones de euros, superior a
los ingresos anuales y eso sin tener en cuenta los casi 2 millones de euros de
gastos anuales en personal y mantenimiento que están previstos.
Quisiera
apuntar algunas conclusiones del análisis de las cuentas del teleférico
extraídos del estudio de la operación financiera ideada para sufragar los
costes, (fáciles ni soy experto en estos análisis ni quiero aburrir con cifras
difícilmente inteligibles), que me llamaron poderosamente la atención, (y que
dan prueba de que me he empollado el proyecto con interés y profundidad y que
por lo menos desmentirían que no se ha estudiado con detenimiento):
Ø De las diferentes tablas de
amortización confeccionadas, solo una considera el interés de la deuda que se
va acumulando los primeros años, es la denominada “Externo horizontal” que, por consiguiente, es la única realista.
Ø No obstante, en esta tabla al
pasar del año 20 al año 21, la fórmula de cálculo cambia sin justificación y se
modifican los resultados. (Era un error según la empresa que se “corrigió” en
la entrega de documentación complementaria).
Ø
Según los nuevos datos
aportados por los promotores, las pérdidas acumuladas alcanzan un máximo en el
año 24 y se elevan a casi 81 millones de euros (en el cuadro original el año 20
y 77.5 millones de euros).
Ø
El resultado anual no comienza
a ser positivo hasta el año 25 (en el cuadro original, el año 21).
Ø
En el año 30, un período
superior al tiempo de vida del propio teleférico, las pérdidas acumuladas se
elevan todavía a 73,6 millones de euros (en el cuadro original 36 millones).
Ø
Con las bases establecidas por
el promotor, hay que esperar al año 40 para que desaparezcan las pérdidas
acumuladas (y no el año 35). A partir de aquí el resultado acumulado va
incrementándose positivamente.
Es decir
que, tampoco, desde el punto de vista económico, el proyecto del Teleférico
Granada-Sierra Nevada es creíble, viable ni sostenible.
Nota: Aunque esta entrada gira en torno a argumentos económicos he colocado algunas imágenes de las zonas en las que irían instalados los apoyos 23, 24 y 25, tres torres de entre 60 y 70 metros de altura que, como se puede comprobar en las fotografías, incidirían sobre zonas especialmente protegidas del parque natural con vegetación natural que se vería "naturalmente" afectada de manera grave.
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