Siempre me he preguntado parafraseando los versos de la canción "a dónde irán los artículos que no escribimos, que no publicamos". En este caso recupero uno que debió publicarse hace mucho tiempo, en el mes de octubre de 2007. Lo dejé guardado, olvidado y lo recupero ahora que ha vuelto el debate sobre el teleférico a raíz de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y que he empezado en mi blog a escribir todo lo que creo que debería saber la gente sobre este proyecto, aparte de lo que la publicidad y la propaganda nos han vendido. Como diría un gran amigo mío, os lo cuento por si me pasa algo, Dios no lo quiera (y aunque lo quisiera). Lo publico mientras preparo otras entradas que sumar a El teleférico más grande del mundo y ¿Es el teleférico una alternativa al tráfico hacia Sierra Nevada?
Semana del 15 al 21 de octubre de 2007.
Esta semana ha sido clave en el tema del Teleférico. El informe del
Ministerio de Medio Ambiente, hecho público el miércoles a través del periódico
El PAÍS, ha supuesto un enorme impacto en la opinión pública del que se han
hecho eco los medios locales posteriormente y luego se han iniciado las
reacciones a las conclusiones, no vinculantes para la Consejería de Medio
Ambiente de la Junta de Andalucía, (que era la que había solicitado dicho
informe). A mí me ha pillado fuera de Granada este capítulo porque he estado en
Guadalajara, participando en unas jornadas sobre conservación de hábitats y
especies, organizadas por la delegación española de Europarc y la fundación
Biodiversidad en el parque natural
del Alto Tajo, y además la mayor parte del tiempo he estado sin cobertura
telefónica. Repasando las crónicas en la consulta de hemeroteca de IDEAL, he
podido ver cómo éste titulaba “otro
informe oficial ha dado la puntilla al teleférico entre la capital y Sierra
Nevada”, aunque los empresarios no dan la batalla por perdida y han
desplegado sus baterías informativas y otras armas de presión. Por un lado
dicen que están a favor
del proyecto porque traerá grandes beneficios y no mienten (porque eso es
lo que esperan que les reporte a ellos, grandes beneficios), y por otro, piden
a la Junta que no tenga en cuenta el informe del organismo autónomo de
parques nacionales. Los ecologistas han reiterado su oposición al proyecto y
han visto respaldados sus argumentos. Esta vez han aparecido juntos, muchos
colectivos y eso les hace tener a la vez mayor capacidad para atraer y sumar a
la causa a más gente, de los que podemos considerar no adscritos, jóvenes,
progresistas, pacifistas, comprometidos, escépticos con los partidos políticos,
radicales demócratas, (vamos muchos de los que el PSOE necesita movilizar para
ganarle al PP las próximas elecciones). Le
piden a la Junta que haga ya una declaración de impacto ambiental negativa
y que no espere a tomar su decisión hasta después de las elecciones de marzo. O
no tienen confianza en el triunfo del PSOE, y no quieren por tanto que el PP
pueda fácilmente darle la vuelta a los informes, o no se fían del gobierno
andaluz. A mí me encanta que haya por fin debate y polémica en este asunto. Me
gusta especialmente el que se produce en el foro de Nevasport,
porque me siento identificado con muchos de sus participantes (a una de ellas
la acabo de conocer en las jornadas del Alto Tajo, granadina, ambientóloga que
trabaja en el parque natural de Cárdeña-Montoro), pero también es interesante
el que se produce en torno a los comentarios de las noticias o el mismo
suscitado por el post del blog del Rumore
Rumore (ya no está operativo) de IDEAL del que soy (era) un adicto. Su autor, Quico Chirino ha estado
muy hábil de reflejos cuando ha replicado al alcalde que para “patada en el
culo”, la que le dieron a Nino García Royo sus compañeros de partido. Ahora se
está equilibrando el debate porque ya se pueden oír voces diferentes. Hasta
ahora (casi) sólo había llegado a la opinión pública la poderosa campaña
publicitaria de los promotores lo que hace que tengamos que estar a la contra
desmontando todas las mentiras y haciendo sacar a la luz el verdadero trasfondo
de la propuesta de este teleférico. Y es curioso ver la cantidad de gente que
se moja en este asunto de motu propio, porque son montañeros y no quieren más
barbaridades en la Sierra, porque están hartos de listillos que se enriquecen
con pelotazos, porque son amantes de la naturaleza... La salida
del alcalde de Granada a la palestra no ha podido ser más desafortunada
aunque estoy convencido que hará declaraciones más potentes, más fuertes. A
esta metedura de pata de Torres Hurtado con la referencia a los aerogeneradores
sólo cabe explicarle que precisamente por su impacto visual no se pueden
instalar en los espacios naturales protegidos como es el caso de Sierra Nevada.
Y recordarle su oposición a un tranvía eléctrico por el centro de la ciudad
porque los "posteles" afeaban el paisaje. Pero Pepeto tiene que salir
a la palestra para darle alimento a los hooligans del PP para que saquen su
cantinela en contra de la Junta. En los próximos días iré desmontando los
argumentos de los promotores y de sus aliados e iré desvelando cosas curiosas
sobre el proyecto que harán entender mejor muchas cosas.
(Lo de los próximos días ha tardado unos cuantos años.)
NOTA: La semana
anterior la Fundación Gypaetus había revelado un informe (se puede consultar en
su web, no es secreto) acerca de la repercusión de la construcción del
teleférico sobre el programa de reintroducción del quebrantahuesos pero los
medios de comunicación no le dieron relevancia y sólo concedieron un pequeño
recuadro a este estudio. Ahora que se ha dado tanta publicidad al aniversario
de la muerte de Rodríguez de la Fuente y a su legado, qué bueno hubiera sido
traerlo aquí a que dijera la importancia de este bicho y de otros como muchos
estamos defendiendo aquí contra tanto insensible e inculto. Asumo que los
promotores desprecien este “pajarraco” en peligro de extinción, y les traiga al
fresco el impacto sobre las aves de su teleférico, pero me cuesta creer que la
generación que creció con la serie de El Hombre y la Tierra, considere
insuficiente esta razón para oponerse al teleférico.
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