Hoy me coloco un lazo negro en la solapa, y lo subo a mi blog, por las víctimas, todas las víctimas, del terrorismo, de todos los terrorismos. Es un lazo por el asesinato por ETA del empresario vasco Ignacio Uría, en un momento en el que la banda está más deslegitimada socialmente que nunca (pero todavía goza de una base social significativa de apoyo), en el momento de mayor debilidad de la organización (pero que todavía tiene capacidad para matar cobardemente como ha demostrado y que además necesita, paradójicamente, alimentarse de muerte para sobrevivir, para resistir).
Pero es también un lazo contra el terrorismo fundamentalista de Al Quaeda, contra los neofascistas italianos y los ultras gabachos; contra las mafias (las italianas en sus distintas versiones y la rusa, la serbia, las africanas, las americanas o las asiáticas que las hay de todos los pelajes y colores).
Y es también un lazo contra el terrorismo de Estado como el practicado por EEUU que tiene la vergüenza de la base de Guantánamo, (espero que Obama anuncie su desmantelamiento el día 20 de enero en su histórico discurso de toma de posesión, ahora que se cumplen 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).
Este lazo es para unirme al dolor de las víctimas y para luchar contra el terrorismo no para darle, alas ni para servir de altavoz de sus actos criminales. Un lazo para unirme a los demócratas, a los que luchamos por la justicia y no para dividir o para lanzárselo a nadie a la cara.
Es un lazo de advertencia de que las amenazas están ahí, siguen ahí, pero no de obsesión porque los terroristas nos hacen daño pero no merecen vernos doblados ni amargados. Por eso mi lazo negro es más interior, más de corazón que de exhibición, discreto y disuelto en otros lazos de colores que adornan mi solapa y mi blog (rosa, blanco, verde).
Pero es también un lazo contra el terrorismo fundamentalista de Al Quaeda, contra los neofascistas italianos y los ultras gabachos; contra las mafias (las italianas en sus distintas versiones y la rusa, la serbia, las africanas, las americanas o las asiáticas que las hay de todos los pelajes y colores).
Y es también un lazo contra el terrorismo de Estado como el practicado por EEUU que tiene la vergüenza de la base de Guantánamo, (espero que Obama anuncie su desmantelamiento el día 20 de enero en su histórico discurso de toma de posesión, ahora que se cumplen 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).
Este lazo es para unirme al dolor de las víctimas y para luchar contra el terrorismo no para darle, alas ni para servir de altavoz de sus actos criminales. Un lazo para unirme a los demócratas, a los que luchamos por la justicia y no para dividir o para lanzárselo a nadie a la cara.
Es un lazo de advertencia de que las amenazas están ahí, siguen ahí, pero no de obsesión porque los terroristas nos hacen daño pero no merecen vernos doblados ni amargados. Por eso mi lazo negro es más interior, más de corazón que de exhibición, discreto y disuelto en otros lazos de colores que adornan mi solapa y mi blog (rosa, blanco, verde).
Me cuesta trabajo meterme en la cabeza de los terroristas para comprender las sinrazones de sus objetivos, de sus acciones. La ilógica irracional terrorista etarra ha actuado esta vez en respuesta rápida a la detención de Garikoitz Aspiazu alias “Txeroki”, número 1 de la banda; ha escogido un empresario sin escolta, de simpatías nacionalistas y ligado a las obras de la Y vasca; en Azpeitia un pueblo con alcalde de ANV. Recuerdo que yo supe que había un pueblo vasco con este nombre, con 15 años cuando descargaba un camión de muebles de una fábrica de aquél lugar. Los nombres de los muebles me resultaban bonitos, por extraños, (Izaskun, Idota, Amaya), pero los muebles pesaban un huevo, sobre todo para mi frágil cuerpo de entonces.
1 comentario:
La Policía gala, en colaboración con la Guardia Civil, ha desarticulado la teórica nueva cúpula del aparato militar de ETA sólo tres semanas después de la captura de Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki', al detener a Aitzol Iriondo alias “Gurbitz”, su lugarteniente y sucesor, junto a Aitor Artetxe y Eneko Zarrabeitia.
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