Coincidiendo con el arranque de la temporada de esquí y la inminente apertura de la cumbre del cambio climático en París, he querido dar una llamada de atención sobre la evolución de la cubierta de nieve en Sierra Nevada y los escenarios previstos a lo largo del siglo trayendo a colación la reciente publicación del Observatorio de Cambio Global, "La huella del cambio global en Sierra Nevada: retos para la conservación".
La temporada ha arrancado con pocos kilómetros y gracias a la innivación artificial |
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La Nieve, de ‘capa caída’
Nieva
menos que hace 50 años. La tendencia actual es clara: reducción de la duración
de la presencia de nieve en las cumbres.
Sierra
Nevada, debido a su gran altitud, es la montaña del sur de la Península donde
la cubierta de nieve está presente durante más tiempo. Es conocida la
relevancia de la explotación de la nieve como recurso deportivo-recreativo para
la economía granadina durante la temporada invernal y primaveral pero además es un elemento físico clave para
entender el funcionamiento de multitud de procesos en los ecosistemas de
montaña.
El
manto de nieve que cubre la Sierra funciona como un gran “embalse natural” de agua, que, tras su fusión, puede penetrar en el terreno o bien escurrir
hasta los cauces de los ríos. Supone un
porcentaje muy alto de las aportaciones de agua a las cuencas
hidrológicas. Este papel se hace aún más
importante en el contexto de cambio climático al que nos enfrentamos que predice cambios importantes en la abundancia
y distribución de las precipitaciones, lo que se suma a la elevación de las
temperaturas, que podría llegar hasta 5 grados más a final de siglo. El cambio climático de origen antropogénico
está acelerando el proceso “natural” de calentamiento del planeta y afectará
por tanto en Sierra Nevada de manera directa al estado y al comportamiento de
la cubierta de nieve, lo que provocará
cambios en los ecosistemas de la media y alta montaña nevadense.
ANÁLISIS CON ‘LUPA’ Y DESDE EL CIELO
Dada
la gran importancia de la nieve, tanto
como recurso socioeconómico como para la dinámica de los ecosistemas, desde el Observatorio del Cambio Global de
Sierra Nevada se ha puesto en marcha un sistema, a diferentes escalas, de seguimiento de las
características de la cubierta de nieve. La escala más detallada consiste en la
realización de muestreos in situ para evaluar las características
físicas de la nieve (peso, densidad, estructura) y su capacidad de almacenar agua. También a
esta escala de detalle se realizan mediciones periódicas de la temperatura del
suelo y substrato a varias profundidades. Estos datos son utilizados en
combinación con los aportados por la red de estaciones meteorológicas
multiparamétricas. Pero lo más destacable es el seguimiento extensivo de la
cubierta de nieve mediante las imágenes de satélite suministradas por el sensor
MODIS instalado en el satélite TERRA de la NASA, que nos facilita información
directa de la superficie máxima ocupada por la nieve, cada 8 días.
Este
seguimiento han permitido constatar la gran variabilidad espacial y temporal de
la capa de nieve en Sierra Nevada. El
análisis que se efectúa va más allá de calcular la superficie y el espesor de la cubierta de nieve. El seguimiento sistemático que se ha
realizado durante la última década se extiende hasta el conocimiento del peso,
la densidad, el número de capas y otras propiedades de la nieve (dureza,
temperatura, tamaño de grano), lo que ha
permitido diseñar modelos de estimación de la cantidad de nieve almacenada y su
equivalente en agua, y de paso valorar cuestiones de gran importancia como la
estabilidad del manto y el cálculo del riesgo de aludes en las zonas más
inestables.
LA NIEVE DE LA SIERRA ES PARTICULAR
De
este estudio detallado se extraen las peculiaridades de la nieve en Sierra
Nevada frente a otros macizos montañosos situados a otras latitudes y
altitudes. Por un lado destaca unos espesores pequeños, salvo en aquellas zonas
muy concretas de acumulación de nieve. Por otro, la enorme variabilidad, en el
tiempo y en el espacio, con gran presencia de 'manchas' de nieve y una
considerable diferencia entre laderas contiguas en función de la orientación
y/o vientos dominantes. Cabe señalar la excepcional acumulación de nieve
durante la campaña 2010-2011 en comparación con el resto de años de la serie
analizada, que fue hasta cuatro veces mayor que en un año “normal”.
En
Sierra Nevada, la nieve está sometida a una climatología propia de su carácter
mediterráneo, lo que le confiere un patrón distintivo. Su comportamiento
especial está más relacionado con regiones donde la baja latitud y la elevación
permiten la aparición de la nieve en entornos semiáridos o mediterráneos, como
ciertas partes de los Andes centrales, el Atlas o las montañas del suroeste de
los Estados Unidos, que con contextos alpinos.
UN
GRAN EMBALSE
En
Sierra Nevada, la nieve contribuye de forma notable al funcionamiento de
bosques, matorrales y ecosistemas
acuáticos pero también al de la
agricultura, ganadería y otras actividades humanas como las recreativas,
incluida la propia estación de esquí y todas las actividades ligadas al uso
deportivo o lúdico de la nieve.
La
nieve, aparte de los importantes efectos
sobre los sistemas bióticos, se convierte en un condicionante básico de la
distribución en el tiempo del recurso agua, especialmente escaso en nuestra
región, que tiene que almacenarse en los pantanos o “entretenerse” gracias al
sofisticado y ancestral ingenio de las acequias tradicionales para estar
disponible para los usos humanos en la larga época en la que escasean las
precipitaciones.
La
planificación en el uso del agua para riego y consumo doméstico no puede
hacerse con efectividad sin un conocimiento del desarrollo del manto de nieve y
de los pronósticos de su evolución a corto, medio y largo plazo.
LA NIEVE COTIZA A LA BAJA
“Cada vez nieva menos,
más tarde y la nieve se funde antes”.
Este es el resumen de los trabajos de monitorización de las características y
espesores de la capa de nieve que se desarrollan en el Observatorio de Cambio
Global de Sierra Nevada cuyos estudios, pioneros en un espacio natural
protegido en el ámbito europeo, acaban
de ser expuestos en la publicación “La huella del cambio global: retos para la
conservación”, en la que han participado numerosos investigadores y técnicos
del parque nacional de diferentes disciplinas científicas.
El
informe de resultados del Observatorio de Cambio Global arroja tendencias
negativas en la duración de la nieve desde que se disponen datos
homologados. Desde hace unas décadas es
evidente el retraso en la fecha de inicio de la temporada de nieve y el
adelanto en la fecha de retirada de nieve. Estas tendencias son más evidentes
conforme se sube en altura.
La
tendencia de reducción en la duración de la cubierta de nieve en Sierra Nevada
es consistente con la observada en la cordillera de los Alpes. Sin embargo, en
otras montañas (Asia Central) no se observan tendencias aparentes en el mismo
periodo que el estudiado aquí. Esto puede indicar que las causas que explican
los cambios observados están relacionadas con factores climáticos locales o
regionales, como podría ser la fuerte influencia en nuestro ámbito de la NAO
(North Atlantic Oscillation) responsable de las borrascas que nos llegan del
oeste, las más frecuentes y de mayores precipitaciones.
El
mencionado gradiente de aumento de la intensidad de la tendencia a la reducción
de la nieve con la altura, se observa también en la temperatura máxima anual.
El acoplamiento entre las tendencias de duración de la nieve, la cantidad de
precipitación caída y la temperatura máxima anual, constata la relación causal
entre el clima y la cubierta de nieve.
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