La localización meridional en
Europa y su cercanía al continente africano la convierten en un lugar
privilegiado para el seguimiento de cambio global.
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Esta semana he iniciado una nueva serie de reportajes en Granada Hoy que iré alternando con los otros apartados de Sierra Nevada, (Paraíso de Biodiversidad y Montaña de Oportunidades), y que he titulado "La Huella del Cambio Global" en los que pretendo acercar, con el enfoque más divulgativo que sea capaz, el contenido de la publicación reciente relativa al informe de resultados del Observatorio de Cambio Global que tiene este mismo título.
He arrancado con aquellos aspectos del Observatorio que tienen una dimensión de mayor escala, (para mayor abundamiento sugiero consultar el capítulo 10 de "La huella del cambio global en Sierra Nevada: retos para su conservación"), y en sucesivas entregas iré desmenuzando aquellas evidencias más destacadas de cómo el cambio global en general y el cambio climático en particular están afectando a nuestro macizo montañoso.
El Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada se
ha convertido en un enclave destacado para la investigación y seguimiento de procesos
remotos de gran interés mundial.
Hay dos tipos de procesos que provocan cambios a
gran escala. Por un lado, los que han adquirido una dimensión planetaria a
partir de la suma de impactos locales (tales
como la fragmentación del territorio o los cambios de usos del suelo). Por
otro, los que, con independencia de cuál sea su origen, tienen efectos que se
propagan a escala planetaria a través de las envolturas fluidas de la Tierra:
las aguas oceánicas y continentales y, sobre todo, la atmósfera. En este
segundo grupo se incluyen los procesos considerados más genuinamente globales,
y son precisamente los procesos que pueden observarse mejor desde las atalayas que
constituyen las montañas más elevadas del planeta.
En este sentido, Sierra Nevada se ha constituido
en un observatorio privilegiado de la atmosfera, y de otros aspectos
relacionados con el clima: gases de efecto invernadero, balance energético,
radiación ultravioleta, deposición de partículas atmosféricas y contaminantes o
el transporte de formas biológicas de resistencia y microorganismos.
SEGUIMIENTO DE TORMENTAS TROPICALES DESDE LA ALPUJARRA
Estación de seguimiento de radiaciones electromagnéticas situada en la Loma del Mulhacén. |
AIRE MÁS PURO EN LA SIERRA
Los ecosistemas de alta montaña son importantes
sensores de la contaminación global porque su aislamiento de la actividad
humana, (ciudades, industrias, vehículos), les hace ser receptores, paradójicamente, de las
emisiones que circulan a través de la atmósfera. Los elementos tóxicos, desde
metales hasta pesticidas, se depositan en los ecosistemas de montaña, incorporándose
a las cadenas tróficas y a los ciclos biogeoquímicos. Por estas razones en
Sierra Nevada se realiza un estudio continuado de la concentración de diversos contaminantes.
En el seguimiento realizado en los últimos años se
constata la gran diferencia entre los niveles de contaminación de Sierra Nevada y la aglomeración urbana de
Granada, sobre todo en las concentraciones de óxidos de azufre y de nitrógeno. Aunque
se ha detectado una disminución de la concentración de amoniaco y ozono y un leve
aumento de SO2 y NO2 en Sierra Nevada, en la evolución temporal de los
últimos años, hay que señalar que en todo caso los valores de los contaminantes en la Sierra
están muy por debajo de los de la capital granadina.
POLVO DEL SAHARA EN LAS CUMBRES
El transporte atmosférico de materiales es muy
eficiente, lo que implica que las emisiones en un punto determinado puedan ser
transportadas a larga distancia hasta regiones distantes del planeta. Esta
realidad la ponen claramente de manifiesto las investigaciones que se
desarrollan en las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada, donde se ha
detectado la manera en que las comunidades se ven afectadas por diferentes
vectores del cambio global, especialmente el aumento de la carga de aerosoles.
La generación de aerosoles atmosféricos es un fenómeno creciente a escala
global que transporta y dispersa a miles de kilómetros partículas, nutrientes,
contaminantes y microorganismos.
Las lagunas de Sierra Nevada se
han convertido en centinelas del cambio global. |
Los datos obtenidos en las estaciones situadas en
La Cortijuela, La Ragua y Cáñar muestran que el material particulado se
deposita en más de un 70% en forma seca y sólo el restante se deposita junto
con la lluvia. Este hecho refleja la singularidad del sur del Mediterráneo en
relación con zonas más septentrionales del Hemisferio Norte donde la
precipitación húmeda de aerosoles es predominante.
Las montañas observatorios privilegiados
El amplio gradiente altitudinal de
Sierra Nevada (más de 3.000 metros) posibilita un amplio rango de
variables climáticas y un contraste de factores ecológicos.
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Cambio Global: "conjunto de cambios ambientales que se derivan de las
actividades humanas sobre el planeta, con especial referencia a cambios en los
procesos que determinan el funcionamiento del sistema Tierra.”
Entre
los problemas que
quedan vinculados al Cambio Global encontramos los grandes cambios de usos del suelo, la pérdida de productividad
de la tierra, la disminución de los recursos hídricos disponibles (en cantidad
y en calidad), la disminución de la biodiversidad, la alteración del
funcionamiento de los procesos ecológicos esenciales y en fin el calentamiento
del planeta.
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