La versión digital tiene dos enlaces: Adaptar para conservar y En marcha 'Life adaptamed', un proyecto ambicioso.
La versión en papel quedó la siguiente bella doble página.
Los robledales de Sierra Nevada, muy vulnerables ante el cambio climático. |
La huella
del cambio global en Sierra Nevada
Adaptar para conservar
El Parque Nacional
y Natural de Sierra Nevada se ha convertido en un referente nacional e
internacional en gestión adaptativa ante el cambio climático.
La gestión de este espacio natural protegido se
orienta en la actualidad a ‘preparar’ sus ecosistemas ante el cambio climático.
Tras la realización en los últimos años de diversos proyectos piloto sobre
naturalización de pinares de repoblación, de robledales o de los matorrales de
alta montaña, se ha pasado a una gestión proactiva orientada a lo que los
expertos han denominado “construir capacidad de adaptación frente al cambio
global”. Se trata de un nuevo modo de abordar la gestión de los ecosistemas,
mejorando su capacidad de adaptación para asegurar que en un escenario
cambiante sigan suministrando los bienes y servicios que ofrecen a la sociedad,
empleando para ello técnicas novedosas de carácter experimental.
Hace ya una década que se viene realizando un trabajo
coordinado entre los gestores del Espacio Natural de Sierra Nevada y diferentes grupos científicos,
especialmente de la Universidad de Granada y bajo la coordinación del Centro
Andaluz de Medio Ambiente, que
investigan aspectos relacionados con el cambio global. Esta colaboración
estrecha está sirviendo para dar respuesta
a problemas reales de gestión y para el desarrollo de una gestión activa,
flexible y abierta que incorpora, sobre la marcha, los últimos avances
científicos.
En el mejor de los escenarios climáticos
pronosticados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático, conocido como IPCC
(Intergovernmental Panel on Climate Change), incluso si se cumplen los
objetivos aprobados en la reciente Cumbre del Clima de París, la temperatura ascenderá varios
grados a lo largo del siglo y se producirán cambios en el régimen de
precipitaciones, lo que exige un replanteamiento de la gestión de los espacios
naturales protegidos para que sigan cumpliendo sus fines y objetivos. La
conservación de la biodiversidad aparte de un fin en sí misma, ético y
ecológico, es la mejor forma que tenemos de asegurar la resistencia y la resiliencia
de los ecosistemas naturales ante el cambio global producido por la acción
humana. Una gestión
anticipadora permitirá ayudar a preservar los servicios ecosistémicos en las
nuevas condiciones climáticas y a aprovechar, en su caso, sus posibles
ventajas.
La gestión de este espacio natural protegido se
orienta en la actualidad a ‘preparar’ sus ecosistemas ante el cambio climático.
Tras la realización en los últimos años de diversos proyectos piloto sobre
naturalización de pinares de repoblación, de robledales o de los matorrales de
alta montaña, se ha pasado a una gestión proactiva orientada a lo que los
expertos han denominado “construir capacidad de adaptación frente al cambio
global”. Se trata de un nuevo modo de abordar la gestión de los ecosistemas,
mejorando su capacidad de adaptación para asegurar que en un escenario
cambiante sigan suministrando los bienes y servicios que ofrecen a la sociedad,
empleando para ello técnicas novedosas de carácter experimental.
Hace ya una década que se viene realizando un trabajo
coordinado entre los gestores del Espacio Natural de Sierra Nevada y diferentes grupos científicos,
especialmente de la Universidad de Granada y bajo la coordinación del Centro
Andaluz de Medio Ambiente, que
investigan aspectos relacionados con el cambio global. Esta colaboración
estrecha está sirviendo para dar respuesta
a problemas reales de gestión y para el desarrollo de una gestión activa,
flexible y abierta que incorpora, sobre la marcha, los últimos avances
científicos.
En el mejor de los escenarios climáticos
pronosticados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático, conocido como IPCC
(Intergovernmental Panel on Climate Change), incluso si se cumplen los
objetivos aprobados en la reciente Cumbre del Clima de París, la temperatura ascenderá varios
grados a lo largo del siglo y se producirán cambios en el régimen de
precipitaciones, lo que exige un replanteamiento de la gestión de los espacios
naturales protegidos para que sigan cumpliendo sus fines y objetivos. La
conservación de la biodiversidad aparte de un fin en sí misma, ético y
ecológico, es la mejor forma que tenemos de asegurar la resistencia y la resiliencia
de los ecosistemas naturales ante el cambio global producido por la acción
humana. Una gestión
anticipadora permitirá ayudar a preservar los servicios ecosistémicos en las
nuevas condiciones climáticas y a aprovechar, en su caso, sus posibles
ventajas.
Las acequias tradicionales de las altas cumbres nevadenses se han revelado como elementos fundamentales para paliar los efectos del cambio climático. |
El año pasado dentro del Programa Europeo LIFE
2104-2020, (Subprograma: Acción por el Clima) se aprobó un ambicioso y pionero
proyecto en el que participa el Espacio Natural de Sierra Nevada que tiene como
objetivo general la aplicación de medidas
de gestión para el fortalecimiento a medio y largo plazo de la persistencia de
servicios ecosistémicos especialmente vulnerables al cambio climático. Este proyecto demostrativo pretende
desarrollar y divulgar un “manual de buenas prácticas” para los gestores de los
espacios naturales protegidos que permita afrontar los riesgos de la pérdida de
servicios ecosistémicos causados por el cambio climático en todo el ámbito
mediterráneo.
En
el proyecto participan también el Parque Nacional de Doñana y el Parque Natural
de Cabo de Gata, y están implicadas la
Estación Biológica de Doñana y las universidades de Granada y Almería, el Centro Mediterráneo de la Unión Internacional
de Conservación de la Naturaleza y el Parque de las Ciencias, estos dos últimos
especialmente dedicados a las tareas de divulgación de los resultados al
conjunto de la sociedad.
Pinares de repoblación en Sierra Nevada |
Pinos piñoneros en Doñana |
En
el proyecto se aprovecha que la región andaluza es un gran laboratorio natural
con dos gradientes: el que va desde la costa atlántica hasta la mediterránea y
el que va desde el nivel del mar hasta las mayores cumbres de la Península. Por
un lado se han diseñado actuaciones en ecosistemas que se consideran singulares
como el azufaifar en Cabo de Gata, los
bosques relictos de robledales de Quercus
pyrenaica y los matorrales de alta montaña en Sierra Nevada y el monte
mediterráneo en Doñana. Por otro lado se han programado actuaciones de manejo
de diferentes tipos de pinares en los tres espacios naturales protegidos.
El parque natural del Cabo de Gata también participa en el proyecto LIFE Adaptamed, representando los ecosistemas semiáridos mediterráneos. |
El
proyecto LIFE Adaptamed tiene un valor añadido ya que forma parte de la Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático,
que tiene entre sus objetivos la creación de una Red de Observatorios de
Cambio Global de Andalucía, creada por el Programa Andaluz del Adaptación al
Cambio Climático.
Los
Espacios Naturales Protegidos tienen una importancia estratégica clave para
poner en marcha proyectos pioneros multidisciplinares orientados a conocer las
consecuencias del cambio global, así como para desarrollar experiencias piloto
de gestión para la adaptación y la protección de servicios ecosistémicos,
exportables al resto del territorio.
CONCEPTOS CLAVE
GESTIÓN ADAPTATIVA: Es el proceso iterativo de
planificación, implementación y modificación de las estrategias de gestión en
un contexto de incertidumbre y de cambio constante. El objetivo final es
mantener la capacidad de los ecosistemas de proveer de bienes y servicios a la
sociedad.
RESILIENCIA: Capacidad de los ecosistemas de
recuperar su función y estructura previas a perturbaciones como el cambio climático.
SERVICIOS
ECOSISTÉMICOS. Se
definen como los beneficios que obtenemos los seres humanos directa o
indirectamente de los ecosistemas. Se
consideran beneficios directos los servicios de aprovisionamiento
-madera, caza y pesca, ganadería extensiva, apicultura, o los servicios de
regulación como provisión y regulación de recursos hídricos, regulación
climática degradación de los suelos, desecación y salinización y enfermedades.
Los beneficios indirectos se relacionan con el funcionamiento de procesos del
ecosistema que genera los servicios directos (servicios de apoyo), tales como el
proceso de fotosíntesis y la formación y almacenamiento de materia orgánica,
ciclos biogeoquímicos y la neutralización de desechos tóxicos. Los ecosistemas
por otro lado también ofrecen beneficios no materiales, como los
valores estéticos, espirituales y culturales, o las oportunidades recreativas y
de ecoturismo.
Pino silvestre en Sierra Nevada |
LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO:
MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN
Hay
dos maneras de luchar contra el cambio climático: mitigación y adaptación. Por MITIGACIÓN entendemos aquellas acciones
tendentes a frenar el proceso de acumulación de gases de efecto invernadero,
bien disminuyendo las emisiones bien incrementando el almacenamiento o
“secuestro” de carbono. La ADAPTACIÓN al cambio climático por otra parte serían
aquellas acciones orientadas a paliar los efectos del cambio climático,
facilitando el ajuste de los ecosistemas a los escenarios climáticos previstos
y sus efectos. La adaptación al cambio climático en espacios naturales persigue
ecosistemas más resilientes y más resistentes a diferentes agentes agresivos
favorecidos por el cambio climático (incendios, plagas, sequías extremas).
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