Dejo AQUÍ el enlace a la versión digital:
http://www.granadahoy.com/granada/guardiande-montanaLa-cultura-in-cultura-fuego_0_1240376433.html
Y así quedó la doble página en la versión impresa:
SIERRA
NEVADA, PAISAJE Y PAISANAJE
Antonio
Gómez Hervás
*
Durante los últimos 20 años ha sido el coordinador general de los
agentes de medio ambiente del Parque Nacional y Natural de Sierra
Nevada.
*
Hace unos meses puso fin a una larga carrera profesional como
guarda forestal y agente de medio ambiente desarrollada en
Sierra Nevada.
Una
vida de ‘guardián de la montaña’
Trayectoria
profesional. Formado
en la escuela de capataces forestales de Lourizán (Pontevedra),
entró en el cuerpo de guardas forestales en el año 1976,
incorporándose a su destino en Laroles el mismo Día (festivo) de
los Santos, para 'custodiar' el extremo oriental de la Alpujarra
granadina. Apenas dos años despúes, el 18 de julio de 1978, es
destinado al otro extremo de la Alpujarra con base en Soportújar y
ese mismo día, (que por primera vez dejaba de ser fiesta después de
cuarenta años), se estrena en su nuevo destino con un incendio en la
Sierra de Lújar. Dos décadas después obtiene la plaza de encargado
de comarca en la unidad biogeográfica de Sierra Nevada Occidental,
desde Güéjar-Sierra hasta el Padul. Desde la ‘fusión’ de la
gestión del parque nacional y el parque natural de Sierra Nevada en
2007 ha sido el coordinador general de los agentes de medio ambiente
y celadores forestales de este espacio protegido, puesto en el que se
ha jubilado hace unos pocos meses.
DE
GUARDA FORESTAL A AGENTE DE MEDIO AMBIENTE
Ha
cambiado mucho la vida y tareas de los agentes de medio ambiente en
los últimos cincuenta años, ¿no?
Como
todo, nuestra sociedad ha vivido grandes cambios, pero lo esencial de
nuestra misión sigue siendo lo mismo, nuestra defensa de la
naturaleza, del cumplimiento de las normas ambientales, que no son
las mismas. Lo que sí ha cambiado mucho es la relación del hombre
con el medio natural: ahora hay menos gente de los pueblos usando los
recursos naturales de los montes y más gente de las ciudades
paseando por ellos. Hace 30 años por ejemplo cuando yo estaba de
servicio en Soportújar me cruzaba con pastores, con gente que iba a
recoger leñas… era muy raro ver a alguien de visita. Ahora es al
revés son más extraños los primeros y abundan por el sendero
Sulayr, por la acequia del Almiar, los senderistas, a veces,
provenientes de lugares distantes.
¿Qué
hacía un ‘guarda’ en aquella primera etapa?
En
mi caso yo hacía de todo. Patrullaba con la moto, conducía el
camión de incendios y era el responsable del retén, (antes de la
implantación del INFOCA), estaba a cargo del vivero forestal de
Soportújar, que producía más de un millón de plantas al año
tanto para las repoblaciones de la zona como para otras áreas de la
provincia. Se hacían muchas actuaciones por administración directa,
(plantaciones, preventivos de incendios, construcción de diques) por
lo que había mucha gente trabajando en el monte a mi cargo y había
también una tarea administrativa de nóminas, compras muy
importante. En verano me trasladaba con la familia a la casa forestal
y la presencia tenía un efecto disuasorio y convertía mi trabajo en
un ‘24 horas’ de vigilancia y cuidado del monte.
¿Cuáles son las funciones de los
agentes de medio ambiente en la actualidad?
Con
el paso del tiempo nos hemos tenido que adaptar a los cambios
sociales y ambientales
y a la nueva normativa relacionada con la gestión de los espacios
naturales protegidos. Nuestro colectivo se ha configurado como un
cuerpo con una triple faceta: técnica, policial y emergencias. De
esta manera realizamos tareas muy diversas de
vigilancia, control e inspección de la protección y la prevención
integral del medio ambiente
con funciones muy variadas y en materias diferentes, tales como
conservación de espacios naturales protegidos y de las
especies
silvestres,
gestión
forestal, prevención,
investigación y extinción de los incendios forestales, gestión
cinegética y
de pesca continental, prevención y
calidad ambiental, uso
público… funciones que quedan reflejadas en la Carta de Servicios
de los
agentes de medio ambiente en
Andalucía.
Es
decir, en Andalucía los agentes tienen “una montaña de
competencias”, ¿no? .
Exactamente
en Andalucía cubrimos de las altas cumbres a las costas, de lo
forestal a lo industrial, el 100% del territorio andaluz, los 365
días al año. Y Sierra Nevada, la gran montaña andaluza, tiene
muchas de estas competencias integradas al abarcar territorio de dos
provincias, diferentes comarcas.
Además
en el parque nacional y natural cobran
un especial protagonismo todos los aspectos relacionados con el Uso
Público al ser un espacio natural muy visitado y con una gran
cantidad de eventos deportivos, recreativos y culturales. Por ello en
verano organizamos, además
de otras funciones como la participación en el dispositivo del
INFOCA,
servicios especiales de altas cumbres y en invierno colaboramos en la
campaña “Sierra Nevada, para vivirla seguro”.
¿Es
respetada la figura del ‘guarda’?
Generalmente
sí, tanto por la
consideración de agentes de la autoridad
como porque la gente entiende nuestra misión y conocimiento del
terreno en el que nos movemos.
Estas
funciones requieren de una gran especialización. Hoy día los
agentes de medio ambiente, aunque llegan con una gran preparación,
están, deberían estar más aún, en un proceso de formación
continua, en muchos campos: manejo de sistemas de información
geográfica, extinción de incendios lucha contra venenos… Me
siento orgulloso de la formación de los agentes de medio ambiente de
Sierra Nevada. En unos años hemos ido especializando grupos de
expertos en flora, fauna, aguas, hemos sido pioneros en la unidad de
trabajos verticales y prestamos un gran servicio al Programa de
Seguimiento del Observatorio de Cambio Climático en diferentes
indicadores.
¿Qué
opina de la campaña lanzada desde algún medio
de comunicación contra “la guardería”?
Por
lo que he oído se basa en algún caso concreto, en otra comunidad
autónoma, de ‘abuso de la autoridad’, acusación no contrastada,
con toda la pinta de noticia falsa, con el que se pretende empañar
la labor de un colectivo muy amplio en el que la inmensa mayoría
cumple, con una gran profesionalidad, con sus funciones de forma
honrada y honesta. Suele ocurrir que los que no cumplen las normas,
los que no respetan el interés general, suelen buscar ‘excusas’
y en mi experiencia he visto la gran imaginación que se gastan para
justificar una conducta inadecuada e intentar escurrir el bulto.
¿Cómo
se mejoraría su imagen?
Creo
que hay que humanizar más la imagen de nuestro colectivo, acercarla
a la gente. En los pueblos se sabe quién es y las funciones del
‘guarda’ pero para buena parte de la población urbana es más
desconocida nuestra labor. Deberíamos participar más en charlas,
visitas organizadas a los espacios protegidos, jornadas... Ahora, a
través de las redes sociales, los agentes de medio ambiente están
haciendo una labor divulgativa y educativa muy importante.
¿Palo
o zanahoria, multa o educación, qué es más eficaz?
Nuestra
labor debe ser en primer lugar, principalmente informativa y de
asesoramiento a la población, pero son necesarias e inevitables
también las denuncias que en cierto modo son a la vez ‘muy
pedagógicas’. El efecto disausorio de una multa a veces tiene un
tiempo de eficacia limitado y se puede reincidir en las infracciones
ya que pasado un tiempo se olvida la sanción por lo que en ocasiones
te ves obligado a poner una nueva denuncia que sirve de ‘dosis de
recuerdo’.
¿Es
una profesión vocacional?
Indudablemente
la inmensa mayoría de los agentes de medio ambiente son
vocacionales, les gusta esta profesión y les duelen las acciones
contra el medio ambiente. He visto compañeros llorar en algún
incendio o cuando han encontrado algún animal atrapado en un cepo
por ejemplo. Ser agente de medio ambiente es una profesión que
requiere de compromiso con el servicio público que prestamos.
LA
CULTURA Y LA IN-CULTURA DEL FUEGO
Vuelve
la pregunta de hace muchos años: ¿Quién pega fuego
al monte?
Depende
de los lugares. Es diferente el origen y las causas en Galicia, en
Levante o en Andalucía y dentro de Andalucía también hay
circunstancias diferentes. En la mayoría de los casos la mano del
hombre está detrás, pocos incendios se deben a causas naturales
como las tormentas. En nuestro entorno muchos incendios están
asociados al uso tradicional de fuego, a las prácticas con fuego que
están muy arraigadas culturalmente como la quema de residuos
agrícolas o las barbacoas en el campo, o hace décadas cuando se
quemaban los piornos en la alta montaña.
Pero
estas prácticas no son nuevas…
El
problema está en que antes había menos material ‘combustible’
porque la gente se llevaba las leñas para calentarse, se sacaban
‘hatillos’ con ramas, se cogían puntales para invernaderos, para
marcos de ventanas y puertas, se cogía hojarasca para las cuadras…
y además había mucha más ganadería. Los incendios no prosperaban
tan rápido. Ahora por un lado se han construido zonas de segundas
residencias en espacios naturales y buena parte del monte es más
natural, menos intervenido y eso conlleva una gestión forestal y una
lucha contra los incendios diferente que por eso debe estar
profesionalizada.
Has
participado en muchos incendios, tendrás anécdotas. ¿Has pasado
alguna vez miedo?
Recuerdo
una vez por la zona de Tablate entre Lecrín y Lanjarón. Me asomé a
ver por dónde se podía atacar el fuego en un cerro y me quedé
atrapado. En un flanco había un tajo insalvable y en el otro una
vegetación de zarzas y matorral imposible de saltar. La única vía
de escape era hacia arriba pero el fuego subía rápido y veía que
me pillaba. Encontré una gran roca, un poco más arriba con una
pequeña cueva que me resguardó hasta que el fuego me sobrepasó,
casi fue peor el humo...
Del
fuego da miedo hasta el ruido que produce. He visto fuegos que saltan
los cortafuegos… En otra ocasión en la Sierra de Lújar, me
encontré en una situación difícil en este caso no para mí
seguridad sino porque si las llamas llegaban a un punto el fuego ya
se nos escapaba y me tiré hacia delante con la manguera y conseguí
frenarlo; luego llegaron otros compañeros y ya conseguimos controlar
ese frente. También he estado en incendios en La Resinera, el último
grande, fue el de Lanjarón del 2007. Estaba de vacaciones en mi
pueblo y me vine para acá corriendo y me puse a atacar el frente que
se iba para Cáñar, zona que conozco muy bien y sabía dónde
pararlo. Historias de una larga historia…
“Ser
agente de medio ambiente es una profesión vocacional que requiere
compromiso con el servicio público”.
“Los
agentes de medio ambiente cubren el 100% del territorio andaluz, los
365 días al año”.
Añado algunas imágenes más del archivo de propina ;)
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