El atentado de fin de año en el aparcamiento de la T4 del aeropuerto de Barajas no sólo ha roto el proceso de paz sino que además ha truncado las esperanzas que millones de personas teníamos (color esperanza) depositadas en ese proceso de paz.
ETA es la culpable de que se haya roto, ¿definitivamente?, la oportunidad para el fin de la violencia terrorista. ETA ha renunciado a explorar los senderos hacia la paz porque el camino por el que quería andar ha sido rechazado con firmeza y con claridad por el gobierno socialista, en contra de las continuas acusaciones vertidas de cesión al chantaje terrorista y de negociación ilegal. ETA se desmarca del proceso de paz porque el Estado de Derecho ha seguido funcionando (la Justicia y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado) y no puede suspenderse, aunque dentro del Estado de Derecho había, y hay, margen para el diálogo como ha ocurrido en otras democracias del mundo, con éxito.
Los terroristas no han entendido que con violencia no hay diálogo, que mientras se mantenga la extorsión no hay diálogo posible, que esas son condiciones necesarias aunque no suficientes. O lo han entendido muy bien y por eso han vuelto a sus medios habituales para intentar conseguir sus fines.
ETA es la única culpable de la ruptura de la tregua, es verdad, y afirmarlo es lo políticamente correcto, pero también es verdad que la reacción del PP tras el lamentable atentado demuestra que son en parte responsables del fracaso y además en el fondo, desde el principio, se habían posicionado políticamente más para aprovechar, (incluso para forzar), esta eventual coyuntura política que para evitarla. La “derecha extrema” está mostrando un gran cinismo, ignorando su actitud ante la otra tregua de la banda etarra.
ETA es la culpable de que se haya roto, ¿definitivamente?, la oportunidad para el fin de la violencia terrorista. ETA ha renunciado a explorar los senderos hacia la paz porque el camino por el que quería andar ha sido rechazado con firmeza y con claridad por el gobierno socialista, en contra de las continuas acusaciones vertidas de cesión al chantaje terrorista y de negociación ilegal. ETA se desmarca del proceso de paz porque el Estado de Derecho ha seguido funcionando (la Justicia y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado) y no puede suspenderse, aunque dentro del Estado de Derecho había, y hay, margen para el diálogo como ha ocurrido en otras democracias del mundo, con éxito.
Los terroristas no han entendido que con violencia no hay diálogo, que mientras se mantenga la extorsión no hay diálogo posible, que esas son condiciones necesarias aunque no suficientes. O lo han entendido muy bien y por eso han vuelto a sus medios habituales para intentar conseguir sus fines.
ETA es la única culpable de la ruptura de la tregua, es verdad, y afirmarlo es lo políticamente correcto, pero también es verdad que la reacción del PP tras el lamentable atentado demuestra que son en parte responsables del fracaso y además en el fondo, desde el principio, se habían posicionado políticamente más para aprovechar, (incluso para forzar), esta eventual coyuntura política que para evitarla. La “derecha extrema” está mostrando un gran cinismo, ignorando su actitud ante la otra tregua de la banda etarra.
Quizás los socialistas hemos actuado con más fe (de buena fe), que lo que las circunstancias políticas aconsejaban. Fe en que la derecha iba a comportarse, al menos en este tema, con sentido de Estado e iba a devolver el respaldo y la solidaridad que nosotros tuvimos con ellos desde la oposición. Confianza en que el alto el fuego permanente no iba a ser traicionado por ETA, sin ni siquiera mediante un aviso con un comunicado electrónico, o con un funesto video de encapuchados, del cambio de la estrategia de la banda terrorista.
Pero aparte del escenario incierto que se nos plantea ahora por parte de ETA y su entorno, que puede volver a condicionar todo el debate político nacional, lo que más me preocupa es la actitud de buena parte de los dirigentes del PP alentando un clima de enfrentamiento hacia Zapatero y hacia los socialistas. La organización de manifestaciones contra el gobierno (no contra ETA, ni a favor de la paz, ni por el fin del terrorismo) no puede ni debe acobardarnos. No debemos tener complejos por haber intentado, por haber gastado esfuerzos, en conseguir la paz, precisamente porque ahora volveremos a tener desgraciadamente presente que el objetivo era noble y porque ya se ha vuelto a poner en evidencia, de manera terriblemente trágica, el lastre del mantenimiento de la violencia terrorista.
Nota: Las banderas y pancartas, y las consignas de las manifestaciones de la AVT, y la cantinela de “Queremos saber que pasó el 11-M”, dan cada vez más asco y revelan hasta donde la cúpula del PP quiere llevar la polarización del debate político, el odio y el revanchismo. Ni debemos, ni podemos, estar a su altura pero eso no significa que no respondamos. Ahí va mi respuesta: el 11-M hubo una matanza causada por parte de un miserable terrorismo fanático islamista que golpeó nuestro país por culpa del trío de las Azores y su puta guerra ilegal. Una guerra que provocó y sigue provocando miles de muertos civiles inocentes a los que se le ha aplicado un remedio peor que la enfermedad que padecían con el dictador Sadan Husseim. Y mi pregunta: ¿dónde estaban las armas nucleares, químicas o biológicas, que Aznar aseguró públicamente que sabía que existían?
Pero aparte del escenario incierto que se nos plantea ahora por parte de ETA y su entorno, que puede volver a condicionar todo el debate político nacional, lo que más me preocupa es la actitud de buena parte de los dirigentes del PP alentando un clima de enfrentamiento hacia Zapatero y hacia los socialistas. La organización de manifestaciones contra el gobierno (no contra ETA, ni a favor de la paz, ni por el fin del terrorismo) no puede ni debe acobardarnos. No debemos tener complejos por haber intentado, por haber gastado esfuerzos, en conseguir la paz, precisamente porque ahora volveremos a tener desgraciadamente presente que el objetivo era noble y porque ya se ha vuelto a poner en evidencia, de manera terriblemente trágica, el lastre del mantenimiento de la violencia terrorista.
Nota: Las banderas y pancartas, y las consignas de las manifestaciones de la AVT, y la cantinela de “Queremos saber que pasó el 11-M”, dan cada vez más asco y revelan hasta donde la cúpula del PP quiere llevar la polarización del debate político, el odio y el revanchismo. Ni debemos, ni podemos, estar a su altura pero eso no significa que no respondamos. Ahí va mi respuesta: el 11-M hubo una matanza causada por parte de un miserable terrorismo fanático islamista que golpeó nuestro país por culpa del trío de las Azores y su puta guerra ilegal. Una guerra que provocó y sigue provocando miles de muertos civiles inocentes a los que se le ha aplicado un remedio peor que la enfermedad que padecían con el dictador Sadan Husseim. Y mi pregunta: ¿dónde estaban las armas nucleares, químicas o biológicas, que Aznar aseguró públicamente que sabía que existían?
1 comentario:
Esto no se dice pero se piensa. Lamentablemente hay muchos carroñeros que se han alegrado de que al fin hubiese victimas para sacar pecho contra el gobierno y alimentarse de las desgracias y las acciones terroristas.
¡Que Dios les conserve su espiritu de Paz. Antonio
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