martes, 8 de diciembre de 2015

Malva de las Alpujarras



Cuando salió publicado este artículo en Granada Hoy estaba en Nueva York, pero me había dejado los deberes hechos para ser fieles a la cita semanal con la divulgación de Sierra Nevada, en este caso en el apartado de Paraíso de Biodiversidad y dedicado a una planta endémica, la malva de las Alpujarras. 



MALVA DE LAS ALPUJARRAS

La malva de las Alpujarras fue recolectada y descrita por el gran botánico suizo, Pierre Edmond Boissier en 1838, y es un endemismo bético que a pesar de su nombre común es muy escasa en la comarca alpujarreña teniendo poblaciones más importantes en las vecinas sierras de Lújar, Contraviesa y Gádor.
 
DESCRIPCIÓN.

Arbusto leñoso en la base, de hasta 2 metros de altura. Tallos erectos tomentosos, cubiertos de pelos estrellados muy densos que le dan un aspecto blanco-grisáceo. 


Las hojas son grandes, llegando a superar los 7 cm de largo, alternas, simples, ovado-lanceoladas, con el borde entero o ligeramente festoneado, con peciolo, gruesas y afieltradas, con los nervios muy marcados por el envés.


Aspecto general de la planta
La floración se produce entre los meses de Junio y Octubre. Las flores son hermafroditas, con simetría pentameral, solitarias en las axilas de las hojas, sobre pedicelos cortos y gruesos. El cáliz tiene los sépalos soldados y la corola está formada por 5 pétalos de color malva o rosado con una mancha púrpura en la base. Los estambres son numerosos, soldados por los filamentos en una única estructura en forma de columna. El ovario es súpero, es decir se encuentra sobre el receptáculo y sobre el punto de inserción de las demás partes florales.

El fruto es en esquizocarpo,  discoideo, seco que permanece cerrado (indehiscente),  y se fragmenta en la madurez en 15 a 20 mericarpos lisos y glabros.

Detalle de las hojas
DISTRIBUCIÓN.

Su área de distribución se extiende por la Sierra de Lújar, Sierra de la Contraviesa y la Sierra de Gádor (ya en la provincia de Almería); de modo testimonial se encuentra también en la Sierra del Cabo de Gata. En Sierra Nevada es muy escasa, pues sólo se presenta en las zonas basales de la vertiente sur en la comarca de la Alpujarra.

COMPORTAMIENTO ECOLÓGICO.

Vive en matorrales termófilos sobre sustratos calcáreos, en suelos pedregosos y descarnados, donde está acompañada por tomillo, salvias, romero, y otras aromáticas así como asociada a plantas especialmente adaptadas a estos ambientes, (aulagas, bolinas yesqueras).  Se encuentra a partir de los 100 metros de altitud y llega a alcanzar los 1.500 m, aprovechando la suavidad del clima, dada la proximidad del Mar Mediterráneo.

RIESGOS Y AGENTES DE PERTURBACIÓN.

El margen altitudinal donde vive esta especie está fuertemente influenciado por el hombre (cultivos, roturaciones, urbanización, pastoreo, etc.),  por ello es muy probable que fuera muy abundante en otras épocas y que haya ido desapareciendo de muchas localidades, particularmente en las Alpujarras, no habiéndose podido confirmar su presencia en muchos lugares con citas históricas de la especie.


Fruto de la malva de la Alpujarra
Las labores de protección y conservación deben realizarse preferentemente en las Sierras de Lújar y Gádor, para consolidar las poblaciones, particularmente abundantes  en algunas zonas; por otro lado deben realizarse tareas de refuerzo en poblaciones aisladas con carácter previo a los proyectos de recuperación en áreas en las que esta malva no está presente en la actualidad.

Ficha técnica:

Nombre común:  malva, malvón o malvavisco de las Alpujarras

Nombre científico: Lavatera oblongifolia

Familia: Malváceas.           

Conservación: especie incluida en la Lista Roja de la Flora Vascular de Andalucía como vulnerable.

Pisos bioclimáticos: termo y mesomediterráneo

Endemismo bético.


Lavatera: El nombre del género de esta especie está dedicado a los hermanos Lavater, Johann Heinrich (1611-1691) y Johann Jacob (1594-1636), médicos y naturalistas suizos.

Oblongifolia. El nombre de la especie significa “de hojas oblongas”. Se denomina así en botánica a las hojas más largas que anchas, con nervios paralelos a los bordes y extremos redondeados.

UN ENDEMISMO ‘EXCÉNTRICO’

Se dice que Sierra Nevada es un “punto caliente” de biodiversidad vegetal ya que alberga más de 2.100 plantas vasculares, a los que hay que sumar cerca de 400 briófitos, (grupo que incluye a los musgos y hepáticas). Eso supone que el 30% de las especies de plantas de la Península Ibérica, con sólo una extensión del 0,4% del territorio, estén presentes en Sierra Nevada, o que con una extensión inferior al 0,01 %, albergue el 7% de toda la flora de la Región Mediterránea.

Pero además de la importancia cuantitativa, hay que destacar el elevado número de especies que son exclusivas del macizo nevadense -los denominados “endemismos nevadenses”-, plantas que no se encuentran en ningún otro lugar del Planeta; alrededor de 100 taxones vegetales. En la zona de cumbres entre el 30-40 % de la flora que encontramos es exclusiva de Sierra Nevada. En algunos de los nichos ecológicos de las altas cumbres como los cascajares (pedregales relativamente móviles situados en pendientes muy fuertes) y los tajos de los roquedos, el porcentaje se eleva hasta un 80%. Entre ellas podemos destacar la amapola de Sierra Nevada, la romperrocas, la manzanilla real… o bien especies como la tiraña o la estrella de las nieves en las zonas de borreguiles.  En las zonas de media montaña en las calizas y dolomías de los Alayos y el Trevenque también son abundantes las especies endémicas, especialmente adaptadas a las condiciones hostiles del clima y a los suelos tan exigentes para el desarrollo de la vida vegetal. Entre ellas podemos citar los alfilerillos, la perdiguera o el piorno blanco.
                                         
Curiosamente nuestra malva de las Alpujarras es una especie endémica que se encuentra desplazada de estos dos grandes ejes de elevada endemicidad de Sierra Nevada situados en la alta y media montaña,  al tener su área de distribución  a lo largo de las sierras costeras menos elevadas de La Contraviesa, Lújar y Gádor, (aparte de la propia vertiente sur de Sierra Nevada), una amplia comarca situada al sur del macizo, con suelos y clima más “agradecidos”.

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