lunes, 30 de octubre de 2017

Nevada: De las cumbres al valle

Laroles y Bayárcal custodian el paso del Puerto de la Ragua, bajo la cumbre del Chullo
Tenía pensado desde hace tiempo escribir un artículo dedicado al municipio de Nevada y aunque
tenía en la cabeza cómo enfocarlo e incluso el titular (tomado de una publicación que leí este verano que me regaló Manuel Escobosa, hasta hace unas semanas alcalde de este municipio), no encontraba las fotografías que ilustraran las ideas que quería transmitir. Estas imágenes las he completado recientemente gracias a la cesión que me ha hecho Juan Baena que dispone de un "arsenal" de bellas imágenes de esta zona.

La versión digital quedó ASÍ:

y la doble página impresa (versión color) quedó de esta manera:

SIERRA NEVADA, MONTAÑA DE OPORTUNIDADES

De las cumbres al valle

El municipio de Nevada está situado en el límite oriental granadino de la vertiente sur de Sierra Nevada. Constituye a la vez Puerta y Balcón de La Alpujarra. Tiene una importante oferta de actividades de turismo rural y ecoturismo.

Laroles (1.015 m.) tras una copiosa nevada de invierno.
El municipio de Nevada tiene una posición estratégica en el extremo oriental de la Alpujarra granadina, ocupando toda la ladera sur de Sierra Nevada, desde las cumbres que custodian el Puerto de la Ragua hasta la llanura aluvial del río Laroles, que lo convierten en una tierra de contrastes, un paisaje compuesto de un mosaico variado de ecosistemas que van “de la nieve al higo” parafraseando a Federico García Lorca. Un desnivel de unos 2.000 metros que va desde los ‘Morrones’ (del Mediodía, 2.756 m, de Fuentefría 2.614 m y del Hornillo, 2.378 m), hasta las vegas de Picena.

Nevada es considerada la puerta natural de entrada a La Alpujarra Alta desde el Norte, donde limita con los términos municipales de Aldeire y Ferreira de la comarca del Marquesado del Zenete; al este linda con los municipios almerienses de Bayárcal (el más alto de la provincia vecina) y Alcolea, al sur con Ugíjar y al costado occidental con Válor, la patria de Abén Humeya.

Este municipio puede presumir de disfrutar, simultáneamente, de la posibilidad de alcanzar la vista hasta el mar Mediterráneo y hacia las altas cumbres de la Sierra, cubiertas de nieve buena parte del año.

El origen de Nevada se remonta a la Edad del Cobre en el que hay registros de asentamientos humanos de la cultura de Los Millares y luego del Argar. Los romanos llegan en el siglo I y emplazan poblados ligados a la actividad minera y a partir del siglo IV se convierte en una importante ruta de comercio. Posteriormente se desarrollan asentamientos agrícolas ligados al aprovechamiento del agua con la construcción de las primeras acequias. A partir del siglo VIII con la llegada de los musulmanes se consolida el tradicional sistema agrícola alpujarreño con cultivos en paratas, bancales y balates, y acequias de careo y de riego.

El actual municipio de Nevada se constituyó en 1972 a partir de la fusión de los términos municipales de Laroles, Mairena y Picena. Las dos últimas en la actualidad tienen el régimen jurídico administrativo de Entidades Locales Autónomas. A estos tres pueblos se suma la pequeña y bella aldea de Júbar (la más alta a 1.160 metros). La ‘capital’ está situada en Laroles, (1.015 m).
Mairena (1.083 m) es considerada el Balcón de La Alpujarra ya que disfruta de unas privilegiadas vistas del Valle de Ugíjar, del Cerrajón de Murtas y de la Sierra de Gádor.


NEVADA, un municipio para pasear en familia.

El municipio de Nevada tiene una amplia oferta de senderos. Además de los dos de Gran Recorrido que pasan por su término municipal, el GR-240 (Tramo 9, Sulayr que une la Fuente del Espino con el Barranco del Riachuelo) y el GR-7 E4, (que conecta con la localidad de Bayárcal) , cuenta con una amplia oferta de senderos locales para todos los públicos:

Sendero Laroles-Puerto de la Ragua. 18,3 km.
Sendero “Camino de la Sierra” (Mairena-Acequia Real- Júbar-Mairena). 5 km.
Sendero “El Joplón” (Laroles-Picena-Laroles). 7,8 km.
Sendero Local “El Castaño”. 8,7 km.
El sendero Sulayr a su paso por la sierra de Laroles

CENTRO BTT NEVADA

En la localidad de Laroles hay también un centro pionero de bicicletas de montaña BTT Nevada que cuenta con un entramado de 9 rutas de diferente dificultad que desarrollan una longitud total de 344,16 kilómetros y arrojan un desnivel positivo de ascenso acumulado de 9.947 metros. Alcanza en su máxima altura a los 2.279 m. y en la cota más baja los 573 m. El centro BTT Nevada se caracteriza por poner en valor los recursos naturales del parque nacional y natural de Sierra Nevada combinando deporte turismo en la naturaleza, de forma respetuosa con el medio natural y actuaciones de muy bajo impacto.

Las rutas diseñadas por este centro BTT se complementan con otros dos recorridos diseñados para el cicloturismo de montaña, como son la travesía Transnevada y La Transandalus. La primera de ellas es un trazado de largo recorrido que circunvala íntegramente el macizo de Sierra Nevada y la segunda, la Transandalus, es el gran viaje que durante 2.200 kilómetros, y a través de sus 8 provincias, recorre toda Andalucía.


SENDERO EL CASTAÑO

El valle medio del Río Laroles ofrece posibilidades muy interesantes para el ecoturismo, ya que combina un mosaico de ecosistemas (encinar, bosque de ribera, castaños, matorral, pastizal…) con zonas de cultivos regadas por acequias tradicionales así como otros cultivos de leñosos de secano. Un mosaico de hábitats conectados a través de trochas, senderos y carriles para recorrer el valle a través de hazas y pagos que aún se trabajan y donde es posible descansar conversando con los agricultores o con alguno de los pastores que aún hollan las laderas más despejadas de esta sierra. Es un paisaje que alimenta todos los sentidos, la vista, el tacto, el olfato, el oído y también alimenta el espíritu.

Este camino trae añoranza de otras épocas, por ser Camino de Arrieros y Cañada Real que comunicaba las comarcas de la Alpujarra y el Marquesado del Zenete, “La Abuxarra” y “El Sened”. La primera aportaba seda, vino y hortalizas, la segunda cereales.
Descripción del recorrido: Salimos de la localidad de Laroles en el Mirador de la Ermita y ascendemos hasta el camping Alpujarra, hasta llegar al Camino de la Loma, un carril de tierra junto al depósito buscando la baliza identificativa. Ascendemos junto al regato que suele usarse como rebosadero de las acequias superiores. Según ganamos altura encontramos un almendral al que sucede una zona de matorral donde crecen numerosas bolinas, cantuesos, retamas y aulagas, entre grandes encinas dispersas. Algo más más arriba encontramos un castañar. Desde aquí disfrutamos de un amplio panorama y gozamos de vistas que alcanza gran parte de la Alpujarra oriental, (almeriense y granadina), la Contraviesa y la Sierra de Gádor. Igualmente podemos contemplar una bella vista al fondo del pueblo de Laroles en la que destaca su iglesia recortada sobre el cielo.


A 1.350 metros de altitud, cruzaremos el río Laroles por un puente construido por piedras y lajas y comenzaremos a descender para llegar a uno de los monumentos naturales más llamativos del municipio: un castaño milenario conocido como ‘el abuelo, situado al lado del río Laroles, cuyas gigantescas ramas se descuelgan hasta tocar el suelo.
Continuaremos un rato acompañados del sendero de gran recorrido GR-7 y de la Acequia Real, que da riego a Mairena y Júbar, y más adelante, tomaremos el camino de Andurón, que aún siendo la bajada más fuerte, nos adentrará en zonas de agricultura tradicional de montaña. Por último, llegaremos a la carretera que se tomará a mano izquierda para poder volver a nuestro punto de partida, haciendo una parada en el Área Recreativa del Río Laroles.

ETIMOLOGÍA.
El nombre de Laroles, la ‘capital’ del municipio, puede derivar del latín laurus=laurel, árbol que abundaba en la zona.

Mairena parece derivar del nombre propio en latín de Marius

Júbar. Su origen probablemente derive del árabe ‘al-jub’, que significa pozo.

Júbar es el pueblo más pequeño y más alto del municipio
CURIOSIDADES. Las agallas de roble que crecían abundantemente en la zona eran transportadas hasta las localidades norteafricanas de Marrakech y Fez donde se utilizaban para curtir cuero.

domingo, 22 de octubre de 2017

'Máster' en Ingeniería y Jardinería del paisaje.

Con este titular engañoso, a propósito, he querido por un lado manifestar el papel ecológico de este grupo de pájaros. mirlos y zorzales, y por otro apuntarme a que cuando alguien busque estos estudios se tope con mi artículo y puede ver que hay que lecciones que aprender de la naturaleza en esta disciplina.

Adjunto enlace a la edición digital del artículo en la web del periódico Granada Hoy:

http://www.granadahoy.com/vivir/Master-Ingenieria-Jardineria-Paisaje_0_1183982205.html

Y así quedó la doble página en la versión impresa.


Mirlo capiblanco
SIERRA NEVADA, PARAÍSO DE BIODIVERSIDAD
Máster’ en Ingeniería y Jardinería del Paisaje.

Mirlos y zorzales son ávidos consumidores de frutos silvestres, por lo que constituyen ‘máquinas’ de gran eficacia en la dispersión de semillas de un gran número de plantas. Su presencia, abundancia y fenología condiciona en gran medida el paisaje de ecosistemas nevadenses singulares.
Zorzal común

Zorzales y mirlos tienen un importante papel en la conservación del paisaje de algunos de los ecosistemas más singulares del macizo de Sierra Nevada como son los enebrales y sabinares de la alta montaña. Consumen frutos silvestres y contribuyen eficazmente a la dispersión de semillas de estas formaciones vegetales de gran interés que fructifican en otoño e invierno y, en consecuencia, son protagonistas del modelado de la estructura del paisaje vegetal de estos peculiares bitats nevadenses. Es por ello que la abundancia, presencia y fenología de estas especies, que depende de la actividad humana y puede verse influenciada además por el cambio climático, podría condicionar en gran medida la evolución de los paisajes serranos.

La labor ecológica de estas especies es tan importante que deberían ser claramente definidas y diferenciadas de lo que en ecología se conocen como grupos funcionales de ‘dispersantes’, en los que se encuadran, ya que este término simplifica su relevante papel en la dispersión de semillas de plantas leñosas y en la diversidad estructural de los ecosistemas, al tiempo que se impide la atención necesaria para dar prioridad a la conservación de estas especies. La presión cinegética sobre algunas de ellas debe ser evaluada de manera rigurosa si queremos evitar un grave impacto ambiental.


JARDINEROS CUALIFICADOS A TIEMPO PARCIAL

En Sierra Nevada es muy patente el vínculo entre, paisaje, biodiversidad, funciones ecológicas y la conservación de la biodiversidad de la avifauna. La conservación y dispersión de los sabinares y enebrales de la alta montaña necesitan para su salvaguarda que los mirlos capiblancos continúen migrando los inviernos a estas latitudes. El rechazo de esta especie hacia las semillas atacadas por insectos o en mal estado ha reforzado este singular ejemplo de mutualismo. Los mirlos capiblancos se pueden considerar como ‘jardineros a tiempo parcial’ ya que durante su periodo de invernada se alimentan casi exclusivamente de bayas de enebro y sabina, las cuales mediante sus excrementos dispersan por estos paisajes ‘almohadillados’ de Sierra Nevada. Es muy frecuente verlos en invierno a cotas que superan los 2.400 m como ocurre en Campos de Otero, Peñones de San Francisco donde abundan las zonas con alimento y al mismo tiempo los refugios para pasar la noche al amparo de las masas forestales de repoblación.
Mirlo capiblanco

Su labor de dispersión de semillas de enebros y sabinas de la alta montaña se completa durante el paso migratorio, ya que en sus desplazamientos para reproducirse a zonas más septentrionales, es fácil encontrarlo en zonas de sotobosque, media montaña y próximo a zonas de cultivo como ocurre en este periodo en la zona del “Purche”, siendo así también partícipes del paisaje que conforma la orla caliza del macizo nevadense donde coincide con las diferentes especies de zorzales. El material vegetal sobre el que se alimentan y dispersan en este periodo y a estas altitudes es muy variado, zarzas, majuelos, cerezos, yedras, mostajos, rosales, arándanos, espinos…
Mirlo común

ZORZALES EN SIERRA NEVADA

Los zorzales son túrdidos de tamaño mediano, siendo el mayor de ellos el charlo y el más menudo el zorzal alirrojo. Tienen una estructura física parecida, con plumajes de tonos castaño-grisáceo en dorso y manto, con zonas ventrales cremosas salpicadas de un moteado intenso y variable según las especies; las patas son fuertes y su complexión es robusta, destacando cuando se posan erguidos, como oteando el paisaje. Las cuatro especies de zorzales de la Región Paleártica, están presentes en Sierra Nevada: zorzal charlo, común, alirrojo y real.

El zorzal charlo es el más abundante de todo el género.
El más abundante de todo ellos es el zorzal charlo, especie local nidificante de la que se detecta cierto flujo migratorio, generalmente durante el mes de abril y octubre, desplazamientos altitudinales tras la época de cría. Frecuenta zonas forestales con frondosas (encinas, melojos y otros caducifolios) y pinares de repoblación. Alcanza la mayor altitud en todo el continente europeo, ascendiendo hasta el límite arbóreo -en torno a los 2.400 m- en laderas favorables (Collado de las Sabinas, Hoya de la Mora, o en la loma del Chullo). Está ausente en terrenos secos y cerealistas, aunque en invierno es proclive a cierta dispersión altitudinal y a deambular por el territorio, lo que puede hacer que se observe en áreas abiertas con poco arbolado.

Zorzal común
El zorzal común es un ave típicamente invernal y ampliamente distribuida debido a sus hábitos alimentarios. Este invernante llega a Sierra Nevada durante el mes de septiembre o en los primeros días de octubre, abandonando el área hacia zonas más bajas durante el mes de febrero, citándose aún en marzo cuando se solapa el paso migratorio pre-nupcial. Gusta de alimentarse de bayas de arbustos y pequeños frutos de árboles, encontrándose allí donde abundan. Habitualmente elige zonas arboladas o con matorrales de buen porte, sin desdeñar cultivos leñosos o huertas arboladas. En los años en que fructifican en abundancia enebros y sabinas, los busca en cotas altas, pero no suele sobrepasar los 1.500 m de altitud, donde las condiciones meteorólogicas son claramente desfavorables en invierno. Frecuenta el piso termo y mesomediterráneo, las zonas frescas donde crecen almeces y los olivares, incluso los de poca extensión que crecen en las áreas abiertas de los Llanos de Guadix, piedemonte norte y Bajo Andarax.

El zorzal alirrojo es una especie invernante


El zorzal real es una especie rara en Sierra Nevada
Por último el zorzal real, es un ave rara en Sierra Nevada, tanto por su escasez como por su naturaleza huidiza. Visita Sierra Nevada con cierta regularidad pero en bajo número, destacando en las llamadas irrupciones, en las que la especie parece alcanzar el límite meridional de invernada debido a las olas de frío o condiciones severas que, en otoño e invierno, afectan a Europa Central y Oriental. Visible en bosques de coníferas aclarados donde existan matorrales espinosos en el borde superior del piso mesomediterráneo y también en el supramediterráneo. 

Los zorzales son piezas muy apetecibles por lo cazadores. Lo zorzales comunes y alirrojos son las especies cinegéticas cuya caza es más abundante en nuestra provincia cuando arriban para pasar el invierno.

TÚRDIDOS. Los túrdidos forman una amplia familia de aves, todas ellas insectívoras, aunque en época migratoria muchas especies no desdeñan frutos y bayas silvestres. De tamaños muy variados desde los muy pequeños colirrojos a los mirlos, con un tamaño mediano. Posees picos finos, patas fuertes y plumajes muy variados según los grupos, alternando colores crípiticos con variados cromatismos. Todos emiten cantos con melodías elaboradas que los distinguen de otras familias. Además de los mirlos y zorzales, se incluyen en esta familia collalbas, tarabillas, ruiseñores, roqueros, petirrojos y el alzacola.

domingo, 15 de octubre de 2017

Huéneja: Molinos y Castaños

Como dicen los de un anuncio publicitario que "las vueltas dan vida" (aparte de las vueltas que da la vida), esta semana os propongo un itinerario circular en esa vuelta que voy dando a Sierra Nevada y que constituye un mosaico de esa "montaña de oportunidades" que os voy descubriendo. Volvemos al Marquesado del Zenete, (ya hemos estado en La Calahorra, Ferreira, Aldeire, Lanteira, Jérez del Marquesado), en este caso al rincón oriental, el que conecta ya con la provincia de Almería y la comarca del río Nacimiento: Huéneja. Una escapada que nos permite disfrutar de un extraordinario paseo (ahora en otoño esta espectacular), comer bien y apartarnos un poco de otras rutas, en ocasiones, más concurridas e incluso saturadas.

Así  quedó la versión digital: 

http://www.granadahoy.com/provincia/Molinos-castanos_0_1181582387.html

y así la versión impresa: 

El castañar del Área Recreativa está catalogado como ‘Arboleda Singular de Andalucía’

Sierra Nevada, Montaña de Oportunidades

Molinos y Castaños

La etapa otoñal es una magnífica oportunidad para acercarnos a la localidad de Huéneja, “la Puerta Oriental del Marquesado del Zenete”, recorrer el sendero de Los Molinos de Isfalada y disfrutar de un paseo por sus castaños centenarios.

SENDERO LOS MOLINOS DE ISFALADA
El Molino Bajo acoge un Museo Etnológico y Centro de Interpretación del Agua
Este sendero circular parte de las cercanías de la población de Huéneja, y nos acerca a un paisaje natural y cultura de indudable belleza. Se alternan a lo largo del camino zonas de cultivo con almendrales y olivares, junto con áreas forestales, que se completan con árboles de ribera e impresionantes castaños. El recorrido está salpicado de un importante patrimonio cultural y etnográfico con los viejos molinos y acequias de Isfalada como atractivo principal.
Vista del recorrido por la Cuesta de la Alpujarra.
RECORRIDO

Se inicia el sendero en el Molino Bajo, aproximadamente a un kilómetro del puente sobre el río Isfalada por el que pasa la carretera hacia Huéneja. En la actualidad este antiguo molino harinero alberga un Museo Etnológico y Centro de Interpretación del Agua. A un kilómetro, aproximadamente, del inicio la pista se estrecha y comenzamos a atravesar zonas de cultivo de secano, (olivos y almendros principalmente). Los vecinos conocen esta pista como Camino de la Alpujarra que atravesará diferentes cruces, bien señalizados.
Contraste de la vegetación al paso por el río Isfalada.
A medida que vamos ascendiendo podremos observar el río Isfalada a nuestros pies. Tras unos cuarenta minutos la pista se convierte en sendero y se adentra en un encinar en el que nos encontramos plantas propias de este ecosistema mediterráneo: retamas, romero, tomillo, mejorana... La senda cruza dos barrancos y recorre un bosque de pinos, pasando por una era, situada en un lugar elevado para aventar el cereal. Antes de empezar a descender debemos cruzar el río Isfalada o de Huéneja. El río permite la existencia de un hábitat completamente diferente a los colindantes, por las singulares condiciones ecológicas que se generan. Aparece una vegetación característica que se conoce como bosque de ribera o bosque en galería. También la fauna es diferente, pues está especializada en este peculiar ecosistema.
 Molino de Pedro, el punto más alto del sendero.
Al otro lado del río nos encontramos el restaurado Molino de Pedro, lugar en el que iniciamos el regreso, ahora por la margen izquierda del barranco y en dirección norte, encaminándonos de vuelta a Huéneja. La bajada la continuamos por una cómoda pista forestal desde la que podemos apreciar vistas al valle y al pueblo de Huéneja y también la vertiente sur del vecino parque natural de la Sierra de Baza. El río corre abajo a nuestra derecha por un bosque frondoso. Entre encinas, rascaviejas, aulagas, almendros, olivos y otros cultivos descenderemos de nuevo hasta una acequia.

Cerca del Cortijo denominado del Bailaor, podemos desviarnos del camino unos metros para visitar la Pantaneta de Isfalada, destinada al riego de los campos. La ruta termina en el área recreativa del parque natural de Sierra Nevada conocida como El Castañar”
La pantaneta abastece a los cultivos locales.

Ficha
técnica: Sendero de Pequeño Recorrido PR-A30. Los Molinos de Isfalada

Tipo de Trayecto: Circular
Longitud: 4,6 km
Tiempo estimado: 2 horas
Dificultad: Media/Baja
Tipo camino: Pista o senda
Paisaje/vegetación: Montañoso. Zonas agrícolas (olivo, almendro). Pinares, castañares, encinares y vegetación de ribera. Patrimonio etnográfico (molinos, acequias).
Autorización especial: No es necesaria
Recomendaciones: Llevar agua potable y vestimenta y calzado adecuados.
Época recomendada: Todo el año, especialmente atractiva en primavera y la ‘otoñada’.
Cota máxima: 1.325 m
Cota mínima: 1.206 m
Desnivel acumulado: 300 metros (subida+bajada).

El sendero discurre entre molinos y almendros.

Aparcamientos:
Hay un aparcamiento con unas 30 plazas al inicio del sendero, junto al área recreativa “El Castañar”.

¿Cómo llegar?: En la A-92 Granada-Almería, tomar la salida hacia la población de Huéneja por la A-4103. Tras recorrer unos 3 km, girar a la derecha hacia el Centro de Interpretación del Agua y Museo Etnológico Molino Bajo. El sendero se inicia junto a ellos.

El Molino Bajo

CASTAÑAR DE HUÉNEJA. El área recreativa de Los Castaños alberga un conjunto de castaños que está incluido en el Catálogo Andaluz de Arboledas Singulares. Repartidos de forma regular por toda el área recreativa, los ejemplares de estos castaños centenarios tienen un grosor de tronco soberbio, llegando uno de ellos a alcanzar los 12 metros de perímetro, medido a metro y medio del suelo. Alcanzan una altura media de 10 metros, superando los 12 metros uno de estos castaños. Sus copas procuran a los visitantes una fresca sombra en verano y constituyen un espectáculo de contrastes de colorido al llegar el otoño. Los integrantes de esta arboleda están rodeados por un pequeño muro de piedras que sirve de asiento para el visitante.

Vista panorámica de la localidad de Huéneja

Huéneja: El municipio de Huéneja está situado en el extremo nororiental de la parte granadina de Sierra Nevada y comprende toda su falda, desde la cumbre de El Chullo (2.611 m.), hasta las vegas del altiplano del Marquesado del Zenete, del que constituye la puerta de entrada desde el corredor del Río Nacimiento. Está a caballo entre las cuencas hidrográficas del Fardes-Guadalquivir (que desemboca en el Atlántico) y la del Río Nacimiento que se unirá con el Andarax para ‘morir’ en el Mediterráneo. Buena parte del término municipal está incluida en el Parque Nacional (1.785 Has) y parte en el Parque Natural (704 Has).
Comprende varios núcleos de población: Huéneja, La Huertezuela, Las Cuevas y Los Olivos. La ‘capital’, Huéneja, presenta una estructura urbanística con un aspecto concéntrico y arquitectura de estilo morisco con numerosos callejones estrechos y sin salida. El núcleo histórico está formado por los barrios Castillo y Albaycín (siglos XIII al XV) que conservan su entramado callejero intacto. Las casas tradicionales tienen cubiertas y aleros de lajas de pizarra. Como puntos de interés podemos citar, la Iglesia de la Anunciación -erigida sobre la antigua mezquita- y las Ermitas de la Presentación y de San Francisco. Los baños árabes, descubiertos recientemente, justifican por sí mismos una razón para visitar este bello pueblo.
La abundancia de agua, su riqueza minera y su emplazamiento estratégico le ha hecho tener un papel destacado desde tiempos prehistóricos. Hay indicios de asentamientos humanos desde la época del Algar, como lo demuestran los hallazgos de numerosos objetos y sepulturas en un paraje próximo a esta localidad. La época de mayor esplendor fue la de la ocupación musulmana, de la que deriva su topónimo, alusivo a la rotura del terreno y el consiguiente paso de aguas.
CURIOSIDADES: Los naturales de Huéneja se denominan huenejeros y son conocidos también como ‘loberos’ ya que en esta localidad había personas que se dedicaban a criar y a cazar los lobos que infringían daños al ganado. Enseñaban sus capturas a los pastores a cambio de una cantidad de dinero.

lunes, 9 de octubre de 2017

Bosques 'metamórficos'

Esta semana he querido dedicar mi artículo a los robledales de Sierra Nevada viendo sus cambios, desde dos perspectivas: primero mostrar su evolución 'natural' a lo largo del año, como ejemplo de bosques caducifolios y también mostrar su evolución "a lo largo de los años", principalmente como ejemplo del cambio global, el inducido por la acción antrópica, incluidos los efectos del cambio climático, (aunque en este caso el principal 'motor' de cambio es los usos del suelo que a lo largo de los siglos hemos realizado de estos ecosistemas singulares).

He incorporado, de manera divulgativa, unas notas sobre ¿por qué caen las hojas? y sobre el cambio de color de las hojas en otoño. Espero haber sido 'suficientemente' claro.

Me han venido muy bien, otra vez, los consejos e imágenes de mis amigos y compañeros José Miguel Muñoz y José Miguel Barea.

Así quedó la versión digital:

http://www.granadahoy.com/granada/Bosques-metamorficos_0_1179482287.html

y así la versión impresa.



Sierra Nevada, Paraíso de Biodiversidad
Bosques ‘metamórficos’



  • En el otoño se produce la transformación de los robledales, los únicos bosques de caducifolios que podemos encontrar en Sierra Nevada.
  • Los robledales nevadenses son los mas extensos de la Península, están situados en el límite meridional y se sitúan a mayor altitud de toda el área de distribución de la especie.

ROBLEDALES O MELOJARES

Los robledales o melojares son unas formaciones vegetales escasas y raras del mediterráneo occidental: Península Ibérica, noroeste de Marruecos y Francia occidental. Este roble está bien adaptado a los climas continentales, soportando heladas y sequías.

Se localizan en el piso supramediterráneo, en laderas montañosas entre los 400 y 1.500 metros de altitud, sobre sustrato silíceo, constituyendo el límite altitudinal del bosque. Aparecen en aquellos enclaves mas húmedos y de menor índice de insolación, con suelos desarrollados, alternándose con los encinares silicícolas. Requieren precipitaciones por encima de los 600 mm que tienen que estar bien repartidas. En la época estival, cuando alcanza la plenitud vegetativa, necesita de 100 a 200 mm. 

El roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica) puede alcanzar los 20-25 metros de altura y un diámetro de un metro de grosor aunque esta situación es excepcional ya que esta especie ha sido sometida a talados intensos para la obtención de leña y carbón vegetal. En estas circunstancias los robles no suelen pasar de los 5-10 metros de altura.

Las hojas son caducas y están hendidas en 4 a 8 pares de lóbulos profundos e irregulares. Tiene su floración en mayo o junio, y las bellotas, de sabor amargo, maduran en otoño.

Robledales en Sierra Nevada

Los robledales nevadenses son los mas extensos de la Península están situados en el límite meridional de distribución de la especie. También los que se sitúan a mayor altitud de toda el área de distribución, (en un rango que oscila entre los 1189 hasta los 2035 m.). En Sierra Nevada estas formaciones aparecen en barrancos de la zona occidental (ríos Alhama de Lugros, Maitena, Vadillo, Genil, Monachil, Dílar y Dúrcal), en orientación norte y en la Alpujarra en lomas y barrancos (loma de Cáñar, barranco del Poqueira, loma de Pitres-Busquístar) de orientaciones este, que se consideran relictos y que se benefician tanto de las precipitaciones encubiertas que proporcionan las nieblas que ascienden frecuentemente desde la costa mediterránea, como de las aportaciones extra de las acequias tradicionales.

Además de en Sierra Nevada, en Andalucía los podemos encontrar en el parque natural de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) y en el parque natural de Tejeda-Almijara (Granada-Málaga) y otras manchas de cierta extensión en Sierra Morena y la Sierra del Aljibe.
Acompañantes.

El roble melojo (Quercus pyrenaica) es el árbol dominante y en ocasiones forma bosques monoespecíficos, pues posee una gran capacidad de regeneración, tras las talas e incendios. Junto a él aparecen acompañantes con claras diferencias entre las especies de los robledales de las diferentes zonas. En los de la Alpujarra, el cortejo florístico es más parecido al de los encinares próximos que al de los robledales de la zona norte y parece que tiene una gran influencia la gestión y los usos que se hayan hecho en los dos últimos siglos.

Podemos citar especies como el rascaviejas (Adenocarpus decorticans), mostajo, (Sorbus aria), lastón fino (Festuca elegans), el escobón (Cytisus scoparius) o la orquídea Cephalantera longifolia. En los lugares más húmedos los melojares se hallan enriquecidos con otros elementos arbóreos y arbustivos como el arce granadino, el fresno, el espino cerval (Rhamnus catharticus), serbal (Sorbus torminalis), cerezo silvestre, majuelos y rosales silvestres,

Tendencia de los robledales

Al igual que otros bosques autóctonos mediterráneos los robledales se han visto afectados por la fuerte presión antrópica (roturaciones para cultivos y pastos; explotación de leña para uso doméstico e incluso industrial, incendios forestales, sustitución por pinares…). Este 'pasado' pesa fuertemente en la estructura y en la composición florística de los robledales de Sierra Nevada.

El abandono de la agricultura y las políticas de conservación de la naturaleza de las últimas décadas propicia una tendencia progresiva desde formaciones de matorral a robledal o de robledal aclarado a robledal mas denso pero la mayoría se encuentran en un estado de degradación significativo.

Según los estudios de simulación de escenarios de cambio climático el robledal tenderá a una disminución de su área de ocupación por aumento de las temperaturas y competencia con los encinares, y a 'sufrir' una migración altitudinal, mostrando un área de contracción a altitudes mas bajas así como un área de expansión a mayores altitudes.

Secuencia de imágenes del robledal del Camarate



¿Por qué caen las hojas?

Al llegar el otoño, cada año, los árboles caducifolios como los robles pierden el follaje. Las hojas de las plantas son como 'paneles solares' destinados a tomar mediante la fotosíntesis y a aportar nutrientes para su desarrollo y crecimiento. Con la disminución de las horas de luz y de la intensidad de la radiación solar la productividad de las hojas disminuye y la estrategia 'más rentable' que desarrollan estas especies es perder las hojas y pasar la estación desfavorable en un estado de baja actividad. Se retira el suministro de savia (y de clorofila para la realización de la fotosíntesis) y se crea una película entre la rama y la base de la hoja, que queda abandonada a su suerte. El viento y la lluvia completarán las acciones para hacerlas caer al suelo que quedará tapizado y se irán descomponiendo por la acción de otros seres vivos integrándose en el ciclo de la vida.

¿Por qué cambian de color?

Al inicio de la etapa otoñal los árboles de hoja caduca dejan atrás sus vivos colores verdes y se tiñen de amarillo, marrón, anaranjado y rojo antes de perder las hojas y renovarlas con la llegada de la primavera. Conforme los días se van acortando la ausencia de la luz que llega a las hojas hace que la producción de tres de sus pigmentos más importantes disminuya.  La clorofila es la responsable de que las hojas tengan su característico color verde. Es el pigmento encargado de la fotosíntesis  y el responsable de absorber la radiación solar. Durante el verano y la primavera es el pigmento más abundante. Debido a su poca estabilidad, al disminuir las temperaturas y reducirse la exposición solar se descompone y empieza a perder presencia.

Otros pigmentos como los carotenoides también absorben la radiación solar y colaboran en la fotosíntesis pero en menor escala. Cuando la clorofila comienza a descomponerse queda el color amarillo propio de estos pigmentos. Por su parte, las antocianinas son las responsables de los colores rojizos y son otro pigmento presente en las hojas. El alimento que sobra en una hoja (en forma de glucosa) también puede dar estos tonos a las hojas.


ETIMOLOGÍA

Quercus: nombre genérico del latín que designaba igualmente al roble y a la encina. Este género engloba además a alcornoques y quejigos que comparten la bellota como frutos.

Pyrenaica: epíteto geográfico que alude a su localización en los Pirineos, pero es poco apropiado, ya que falta casi por completo en los Pirineos. Este 'error nominal' se debe a que se lo puso el botánico alemán Carl Ludwig von Willdenow (1765-1812), basándose en unas muestras secas de herbario que le llegaron con una etiqueta que le atribuía esa procedencia. Prevalece sobre otro que fue mucho más usado, Quercus toza, pues así lo exigen las reglas de nomenclatura botánica.

Este tipo de roble es llamado vernáculamente melojo, (término peyorativo que viene del latín malum folium = mala hoja) o también rebollo, (nombre vulgar que se usa también en algunos lugares para denominar a su 'primo' el quejigo y a otros árboles de la familia). Se le conoce asimismo como marojo, roble negro y tozo.

Los 'hermanos mayores' del roble melojo, con hojas muy parecidas, presentes en la Península, son el roble carballo (Quercus robur ) y el roble albar (Quercus petraea).