domingo, 25 de septiembre de 2016

Donde Sulayr da la vuelta. Peñón de la Polarda

Loma de la Polarda.  Intersección tramos 11 y 12, el punto donde el sendero Sulayr cambia de vertiente y de orientación. 

Esta semana me he marchado a la provincia de Almería al lugar en el que el sendero circular de gran recorrido GR-240, "Sulayr", da la vuelta, es decir, cambia de sentido, (en lugar de dirección al este vira hacia el oeste), y cambia de orientación, (pasamos de la vertiente sur en la Alpujarra, a la norte, la umbría almeriense en la cuenca del río Nacimiento). Un lugar con espléndidas vistas. Cuento cómo llegar hasta allí y aprovecho para dar publicidad a Sulayr y a la Transnevada como productos ecoturísticos singulares. 
Enlace a la edición digital que de nuevo entró en la lista de lo más leído  en la web del periódico:

http://www.granadahoy.com/article/granada/2374190/donde/sulayr/da/la/vuelta.html

Y así quedó la versión en papel.


 Donde SULAYR da la vuelta

El Peñón de la Polarda, con sus 2.253 metros de altitud, es el punto más oriental del sendero de gran recorrido 'Sulayr', que circunvala el macizo nevadense.

El Peñón de la Polarda, está situado en el extremo oriental de la Sierra Nevada almeriense. El refugio vivac que hay bajo la cima es el punto en el que el sendero Sulayr, (que rodea todo el macizo de Sierra Nevada a lo largo de 300 kilómetros, divididos en 19 etapas), cambia de vertiente y de orientación. Aquí termina el tramo 11 y comienza el número 12 de este sendero de gran recorrido, el sendero circular más largo de España.

Un dosmil con espléndidas ‘vistas’

Por su situación estratégica el Peñón de la Polarda es uno de los lugares con mejores y más completas vistas de Sierra Nevada en los 360 grados. Desde la cumbre podemos contemplar fabulosas panorámicas, al sur, de la Alpujarra Almeriense con el vergel del Valle del Andarax, (donde podremos distinguir los pueblos de Ohanes, Instinción y Rágol) y de las Sierras de Lújar y Gádor; a levante disponemos de una impresionante imagen del desierto de Tabernas y de la costa que incluye la bahía de Almería y el parque natural del Cabo de Gata. Hacia el norte divisaremos la Sierra de los Filabres con el Observatorio Astronómico de Calar Alto resaltando en el centro de la línea de cumbres, y los parques naturales de la Sierra de Baza y, tras ella en el noroeste, el de Sierra Mágina; si el día es claro divisaremos, La Sagra, detrás de Filabres e incluso la Sierra de Castril a la izquierda de La Sagra. Hacia poniente tendremos vistas de la cuerda, divisoria de aguas, que nos llevará hacia el vecino Pico del Buitre (2.456 m). Desde aquí gozaremos ya de extraordinarias perspectivas, en lontananza, de las caras orientales del Mulhacén, la Alcazaba y los Tajos del Goterón.

¿Cómo llegar?

Recomendamos el acceso a través del Sendero señalizado y balizado 'Sulayr, GR-240', bien desde el refugio 'El Cerecillo' en Laujar de Andarax, en la vertiente sur, en la Alpujarra almeriense, o bien desde el área recreativa 'La Roza' en Abrucena, en la vertiente norte.

Alternativa 1. Si arrancamos desde 'El Cerecillo' pasaremos por el Barranco del Horcajo, rodearemos Loma Raspa y atravesaremos el Barranco del Palomar y el Barranco de la Majada de las Vacas; pasaremos por un árbol singular, el Castaño de las Rosas, junto a las ruinas del Cortijo del mismo nombre; llanearemos la Risca del Diablo, y luego ascenderemos hasta el Collado de los Huertecillos. Desde aquí nos dirigimos hacia las Pasadillas del Río Chico de Ohanes, Barranquillos de Muñoz y desde aquí hasta el cruce de la Polarda. A 800 m del cruce, por un carril que va por encima de la pista de la Ragua, se encuentra ubicado el refugio-vivac de la Polarda, fin de este tramo del sendero. Un poco más arriba se localiza el Peñón de la Polarda. Unas 7 horas y algo más de 20 kilómetros en total.

Alternativa 2. Otra posibilidad es arrancar desde el Área Recreativa de la Roza, donde accederemos a través de la localidad de Abrucena por una carretera asfaltada a lo largo de 9 Km. Este paraje cuenta también con una Zona de Acampada Controlada. La mitad del camino es una pista forestal que atraviesa lomas y barrancos como el de la Mina, Horcalate, Cortijillos o los Chortales. Pasaremos por el Cortijo de la Venta del Serbal, Loma de la Atalayuela. En el ascenso veremos las ruinas de la Estación del Encinar, una instalación perteneciente al Cable que transportaba el mineral de hierro desde las minas de Beires hasta la Estación de tren de Doña María. Dos cortijos más, el de la Majada de Moreno y el del Cerrajero nos encontraremos en el camino que termina en la Loma de la Polarda, a 2.030 m de altitud, en una encrucijada de caminos que conducen bien al Puerto de la Ragua, al Collado del Espino y a Ohanes. Invertiremos de 5 a 6 horas en los 17 kilómetros de recorrido.

Otra posibilidad es la de acceder con bicicleta de montañas a través de la ruta "Transnevada", que tiene también una etapa (la cuarta-verano) que va desde el Área recreativa del Collado del Espino hasta el Puerto de la Ragua. Podemos desviarnos de esta ruta al alcanzar el refugio-vivac de la Polarda para coronar desde allí el Peñón con sus 2.253 metros de altitud.
Refugio vivac bajo el Peñón de la Polarda, el primer "dosmil" de la Sierra Nevada  almeriense. 

EL SENDERO SULAYR Y LA RUTA PARA BICICELTAS DE MONTAÑA TRANSNEVADA, PRODUCTOS ECOTURÍSTICOS SINGULARES.

Sulayr, “la montaña del sol”, palabra con la que los árabes conocían Sierra Nevada, es la designación simbólica que ha dado nombre al sendero de gran recorrido de 300 Km. que envuelve Sierra Nevada, y con el símbolo de la estrella de las nieves. Transnevada es una ruta para bicicletas de montaña que también descubre Sierra Nevada en un viaje circular por pistas forestales de más de 400 Km.

Ambas iniciativas, configuradas para que los usuarios las realicen en diferentes etapas, suponen una oferta peculiar que aúna naturaleza, cultura y deporte. Los trazados se han diseñado buscando una práctica segura del senderismo y del cicloturismo, el disfrute de las grandes vistas panorámicas, el apoyo de determinados equipamientos de uso público y la ausencia de interferencias negativas con los ecosistemas más frágiles y valiosos. Entre las cumbres y los pueblos, a través de lomas y barrancos, bosques y prados, cultivos y acequias, Sulayr y Transnevada nos introducen en un escenario natural y humano de enorme valor paisajístico y etnográfico, rindiendo homenaje a la montaña y a quienes la habitaron y dejaron muestra inequívoca de sabiduría en su relación con el medio.

El paso por algunos núcleos urbanos y los accesos definidos desde otros hasta las rutas, facilitan el necesario apoyo logístico y enriquecen la experiencia del viajero con el extraordinario patrimonio histórico y arquitectónico que atesoran los pueblos. Este planteamiento propicia, a su vez, que los municipios sean los principales beneficiarios de las actividades económicas vinculadas a la demanda de servicios.


domingo, 18 de septiembre de 2016

No son tan fieros... (dientes de león)

¿De qué escribes hoy en el periódico, de animales o de plantas? me preguntó mi madre el viernes, atenta como siempre a mis artículos, que colecciona exhaustivamente. Le contesté que por el titular y parecería que de animales pero que era sobre unas plantas conocidas como 'dientes de león'. Tocaba apartado paraíso de biodiversidad y flora que el último había sido de pájaros. 


Adjunto enlace a la versión digital (más reducida que la versión impresa):

http://www.granadahoy.com/article/granada/2369286/no/son/tan/fieros.html


Y así quedó la versión en papel que incluye además de las especies presentes en Sierra Nevada, las propiedades medicinales de estas plantas,  etimología y algunas curiosidades. Transcribo el artículo más abajo completo en su versión inicial y con las imágenes a color.

NO SON TAN FIEROS…

Diversas especies de la familia de las compuestas reciben el nombre de ‘dientes de león’. Algunas son exclusivas de Sierra Nevada.

Se denominan comúnmente ‘dientes de león’ por sus hojas profundamente dentadas a muchas especies pertenecientes a varios géneros de la familia de las Asteráceas (nombre actual de unas plantas que se clasificaban clásicamente dentro de las conocidas como Compuestas, por sus características inflorescencias). Parece que su origen es europeo y del norte de África, pero han colonizado multitud de ambientes y se han extendido por todo el mundo, de manera natural o forzada.   

Algunas especies se han especializado para la vida en la alta montaña, adaptándose a las exigentes, duras y hostiles condiciones de los variados ecosistemas serranos.


Especies presentes en Sierra Nevada:
Diente de léon de Sierra Nevada, o de Bory. Su nombre científico es Leontodon boryi, y es una especie casi exclusiva de Sierra Nevada ya que su presencia en las cercanas sierras de Cazorla, La Sagra y Gádor, es puntual y escasa.

Se desarrolla en los pastizales psicroxerófilos y matorrales almohadillados de alta montaña, lastonares y piornales, en suelos poco desarrollados de los pisos oro- y crioromediterráneo, entre los 1.800 y los 3.300 m de altitud, donde está acompañado por una diversidad de plantas, la mayoría endémicas, como la revientabarrigas, el tomillo de la Sierra, el papo, la zahareña, la vulneraria o la gamarza. Su distribución es prácticamente continua a lo largo de las altas cumbres nevadenses.
En la actualidad no existen amenazas importantes para L. boryi, ya que es una especie con gran versatilidad ecológica, su margen altitudinal es amplio, las comunidades en las que vive son bastante estables y sus poblaciones ocupan áreas extensas con un número de individuos elevado. Está incluida en la Lista roja de la flora vascular española y en la Lista roja de la flora vascular de Andalucía, calificada como "casi amenazada”, categoría que se le atribuye básicamente atendiendo a criterios de estenocoria (área de distribución restringida de este taxon).
De este mismo género también se pueden encontrar en Sierra Nevada otras especies que tienen una distribución más amplia en Andalucía: Leontodon longirostris, L. maroccanus, L. saxatilis y L. tuberosus
Diente de león de los borreguiles. Su nombre científico actual es Scorzoneroides microcephala, aunque durante mucho tiempo ha sido clasificado como Leontodon macrocephalus.
Vive en prados higroturbosos (‘borreguiles’), en lugares no encharcados superficialmente, sobre suelos profundos y ricos en materia orgánica, desarrollados sobre micaesquistos, entre los 2.400 y los 3.300 m. de altitud. Es una especie exclusiva de Sierra Nevada, clasificada como vulnerable ya que por sus específicos requerimientos ecológicos tiene una distribución dispersa y discontinua lo que constituye su principal amenaza junto con el sobrepastoreo, alteración de los cursos de agua o el impacto del uso público.
Está acompañada de otros endemismos de estos ecosistemas singulares como los cervunos, gencianas, estrellas de las nieves, arándanos, Carex intrincata, Campanula herminii, Lotus glareosus, Bothrychium lunaria…
Otras especies de este género presentes en Sierra Nevada son el endemismo Scorzoneroides nevadensis que vive entre los 1.700 y los 2.500 m. de altitud en el matorral almohadillado, en borde de borreguiles, más o menos húmedos y S. pyrenaica, de distribución más amplia en otras montañas de toda la península.
Diente de león común. Taraxacum vulgare (antes apellidado officinalis lo que alude a su carácter farmacéutico), es el más común y abundante, con una distribución cosmopolita. Hierba de unos 20 cm de altura, raíz carnosa que al cortarla supura un látex blanco. Sus hojas son simples, lanceoladas con el margen dentado. Las flores en cabezuelas de color amarillo y frutos en aquenio rematado con un vilano para la dispersión de las semillas.
Taraxacum vulgare, se observa flores, hojas dentadas y vilanos
 El Género Taraxacum está representado además por otras cuatro especies: T. dissectum, T. laevigatum, T. obovatum y una especie endémica de nuestras cumbres, Taraxacum nevadense que vive entre los 2.100 y los 3.300 m. de altitud.
Taraxacum nevadense, endemismo exclusivo de nuestras cumbres
MÚLTIPLES PROPIEDADES MEDICINALES
El diente de león tiene muchas propiedades medicinales que son conocidas desde la antigüedad. La decocción de la raíz es un buen remedio para la descongestión y estimula la acción hepática. El diente de león es un buen laxante y baja el nivel del azúcar en sangre, estimulando el apetito. Las hojas tiernas se pueden ingerir en ensaladas ya que tienen vitaminas B y C y muchos minerales aunque su sabor es un tanto amargo. Diurético y depurativo.
Etimología
Leontodon: nombre genérico que proviene de las palabras griegas leon = ‘león’, y odons = ‘diente’, en alusión a las hojas profundamente dentadas.
Taraxacum: palabra latina que parece venir del persa tharakhchakon o talj chakuk, que significa "hierba amarga" y que designa un cierto tipo de achicoria. No fue hasta el año 1000 que el vocablo pasó al latín medieval a través del médico persa Avicena. También se le atribuye la etimología griega taraxos = mal, enfermedad, y akon = remedio, en alusión a su propiedades medicinales.
Al diente de león se le denomina en francés pisée au lit (‘pis’ en la cama) por su fuerte efecto diurético.

CURIOSIDADES:

El nombre en inglés de estas plantas del género Leontodon es hawkbit, que viene de hawk = halcón, ya que se creía en la Edad Media que estas aves comían la planta para mejorar su visión.

Leontodon boryi fue descubierto por el militar francés Jean-Baptiste Bory de Saint Vincent en una visita en el verano de 1811 a Sierra Nevada, época en la que Granada estava ocupada por las tropas galas comandadas por el general Sebastiani durante la Guerra de la Independencia.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Integral de los tres miles: una experiencia casi religiosa

Cae la tarde en la Laguna de Aguas Verdes, últimas luces sobre el Mulhacén. Luis Ordóñez.
Tenía ganas de 'meterle mano' a la Integral de los TresMiles en mis reportajes semanales en el periódico Granada Hoy. Finalmente la doble página, a todo color, ha podido publicarse el sábado pasado. Ya casi pasa desapercibido pero de nuevo hay que agradecer a este medio y especialmente a su directora Magda Trillo la apuesta renovada por encontrar un 'hueco' para esta serie de reportajes y la maquetación y edición que realiza que ya está siendo envidiada por muchos amigos que lamentan que en sus provincias no haya esta sensibilidad en los medios impresos.

Este verano no he podido realizar la Intregral por mi lesión del menisco y no me he atrevido a una travesía tan dura, aunque he hecho varias excursiones de un día. Sí la han realizado dos amigos que me han proporcionado las fotos, Luis Ordóñez y José Miguel Barea, imágenes que han superado con mucho el texto que había  preparado y que sólo tiene el objetivo de ilustrar esta experiencia, mucho más que una hazaña deportiva, como intento justificar en mi artículo. Así quedó la doble página tal y como la he descargado de mi aplicación del móvil.

































Reproduzco el artículo y pongo las imágenes en su versión original en las que he seleccionado la impresionante imagen inicial, si la ruta parte desde el Caballo, y el hito que muestra que hemos completado la Integral, el mojón en el Picón de Jérez (cada vez más grande). Y he colocado imágenes del atardecer, nocturnas y del amanecer junto a lugares que nos pueden dar una idea de la grandiosidad del paisaje y de la belleza y dureza de algunos puntos de la ruta.

Una experiencia INTEGRAL

La Integral de los Tres Miles, que recorre de punta a punta las principales cimas de Sierra Nevada, es una experiencia física, cultural, ecológica y espiritual

Si el ascenso por primera vez al Mulhacén, al Veleta o a cualquiera de los picos emblemáticos que superan los 3.000 metros en Sierra Nevada es una suerte de ‘bautismo’, la realización de la ruta conocida como ‘la integral de los tres miles’, un recorrido que va cosiendo todas las cimas de Sierra Nevada que superan esa altura, se convierte en la ‘confirmación’ de todo montañero. 

Las posibilidades de alcanzar algunas cumbres por encima de los tres mil metros, en una misma jornada incluso, en nuestra Sierra, son variadas y están al alcance de mucha gente, durante buena parte del año, ya que no tienen grandes exigencias físicas ni logísticas. Sin embargo para la conquista de la ‘Integral’, es necesaria una buena preparación física, y mental,  incluso si la realizamos en pleno verano y con buenas condiciones meteorológicas, y exige un buen equipo compuesto, al menos,  de saco y aislante, (eventualmente tienda), comida y bebida para varias jornadas, además de la vestimenta adecuada en función de la época del año en que vayamos a realizarla.

UNA RUTA POR TODO LO ALTO

La Integral de los tres miles es una travesía de alta montaña que une la gran mayoría de los picos superiores a los 3.000 metros, en muchas ocasiones circulando por la misma divisoria de las dos Cuencas, hacia el Océano Atlántico o hacia el Mar Mediterráneo. Se puede iniciar en el Pico del Caballo, el tres mil más al sur y más occidental y culminar en el Picón de Jérez,  el más oriental y más al norte de todo el macizo o realizarse en sentido inverso.  El tiempo que se emplea en realizarla es muy variable en función de la temporada, de nuestra condición física, del peso que llevemos y de cuánto ‘nos entretengamos’  en disfrutar de los espectaculares lugares y de las impresionantes vistas de las que vamos a gozar a lo largo de toda la ruta. La media, en verano, es de entre tres y cuatro días entre los dos extremos incluyendo el acceso al punto de partida y el regreso desde el punto de llegada.

La ‘Integral’ debe planificarse muy bien y debemos disponer para emprenderla de un equipo adecuado,  buena condición física, tener experiencia en la montaña y sobre todo, ir acompañado de alguien que la haya realizado con anterioridad o por alguna de las empresas de turismo activo que la incluyen entre sus ofertas de actividades, que cuentan con estupendos y acreditados profesionales.
El Pico del Caballo, en  lo alto del valle del Río Lanjarón, nos regala una bella e impresionante panorámica para comenzar la Integral. José Miguel Barea.
PROPUESTA DE UNA INTEGRAL EN TRES ETAPAS

1ª JORNADA. Cerro del Caballo (3.011 m),  Tozal del Cartujo (3.152 m), Tajos de la Virgen (3.259 m), Puntal de Loma Púa (3.226 m) y Veleta (3.396 m). Podemos hacer noche en el Refugio Vivac de la Carihuela. Unos 12 km y aproximadamente 8 horas.

Amanece en la Laguna de Las Calderetas, se levanta el campamento. Luis Ordóñez.
Un grupo de montañeros toma un respiro en el Puntal de Loma Púa. Luis Ordóñez.
2ª  JORNADA. La Carihuela, Cerro de Los Machos (3.327 m), Crestones y/o Raspones de Río Seco (3.141 m), Loma Pelá (3.183 m),  Puntal de la Caldera (3.222 m), Laguna de la Caldera, Mulhacén (3.479 m). Podemos pernoctar en el entorno de Siete Lagunas. Aproximadamente 15 km con una duración muy variable en función del número de cimas que queramos coronar (entre 10 y12 horas).
 
Las inmediaciones de Laguna Hondera es un lugar ideal para pernoctar. 
Paso por ‘Siete Lagunas’ cargados con el equipo a cuestas. José Miguel Barea.
3ª JORNADA. Siete Lagunas, Tajos Colorados, Alcazaba (3.369 m), Puntal de Vacares (3.144 m), La Atalaya o Pico del Cuervo (3.147 m), hasta Collado de las Buitreras desde donde, tras pasar por el Pico de la Justicia (3.136 m), se rodeará todo el circo de Juntillas para dirigirnos hasta el Picón de Jérez (3.088 m), fin del recorrido y desde donde descenderemos hasta el refugio guardado de Postero Alto. Este tramo tiene también una duración muy variable, en torno a 20 kilómetros en función de la ruta elegida y entre 12 a 14 horas estimadas.

ACCESO AL PUNTO DE PARTIDA

Si la opción elegida es de suroeste a noreste y arrancamos en el Cerro del Caballo tenemos dos opciones:

- desde Nigüelas, por el Cortijo de Echevarría, para ascender la Loma de los Tres Mojones o por la Umbría, hasta el Cerro del Huevo, para ascender por la Loma del Caballo.
- desde Lanjarón, por el “Camino de la Sierra” hasta las Casas de Tello y el Refugio Ventura y cabecera del río Lanjarón).

Si nuestro recorrido se inicia en el extremo oriental deberemos partir desde Jérez del Marquesado y subir hasta el Refugio guardado del Postero Alto por una pista en buen estado. Desde aquí acometeremos la subida hasta el Picón de Jérez desde donde disfrutaremos de una amplia visión hacia la cuerda oriental de los Morrones que se prolonga en la Sierra Nevada almeriense en el pico del Chullo y, hacia el otro lado de todas las altas cumbres occidentales que nos disponemos a ‘asaltar’.

Hemos llegado a nuestro último 3.000: Picón de Jérez. José Miguel Barea.

UNA EXPERIENCIA CASI RELIGIOSA

Una ruta que nos acerca al Cielo y nos permite vivir la espiritualidad de la fusión con la naturaleza de la montaña más salvaje.

Más allá de su dureza y de su consideración desde el punto de vista físico o deportivo, la realización de ‘la Integral’ es una especial oportunidad de sentir la emoción de la grandiosidad de la montaña y a la vez de considerar nuestra pequeñez, nuestra finitud. En las excursiones de un día generalmente hacemos cumbre en las horas centrales del día pero en esta ruta dispondremos de la oportunidad de ver amaneceres y atardeceres desde las cumbres y aprovechar sus contrastes de luces para gozar de muchos y nuevos matices de la alta montaña, aparte de disfrutar de la vista de un cielo limpio, infinito, plagado de estrellas brillantes.

El objetivo de la realización de esta ruta debe ir mucho más allá de la mera recopilación de cumbres que se van alcanzando por el mero hecho de ir “poniendo muescas” en las decenas de picos, crestas, puntales y lomas que superan esta cota de los 3.000 m. La Integral hay que disfrutarla valorando en primer lugar los especiales ecosistemas que vamos a recorrer, con una singular flora y entomofauna, (en muchos casos con especies endémicas exclusivas), unos paisajes glaciares y periglaciares modelados sobre las rocas formadas hace muchos millones de años bajo el fondo del mar. Circularemos por veredas con mucha historia, por pastizales y por canchales; a veces nos encontraremos con pasos complicados obligados e incluso en algún caso atravesaremos zonas de escalada. Pero sobre todo disfrutaremos de vistas espectaculares de la propia Sierra y de un amplio horizonte que abarca ‘Media Andalucía’ que incluye la Vega de Granada, el altiplano de Guadix-Baza, y numerosas sierras vecinas (Contraviesa, Lújar, Gádor, Almijara, Huétor, Subbéticas, Mágina, Baza-Filabres, Castril, Segura…); desde la cumbre podemos divisar una amplia franja del Mediterráneo y si el tiempo acompaña otearemos el continente africano.
De noche el espectáculo está en el cielo.
Coronar algunas cumbres requiere bastante esfuerzo y dificultad. Luis Ordóñez.



domingo, 4 de septiembre de 2016

Unos que vienen y otros que se van... y otros sólo de paso.

Esta semana he dedicado mi artículo semanal en el periódico Granada Hoy a la extraordinaria biodiversidad de aves de Sierra Nevada, a las razones que la explican y como en estos momentos de las migraciones se producen un singular cruce de especies, unos que regresan, otros que vienen y millares de ejemplares de paso, utilizando Sierra Nevada como pasillo en altura y estación de servicio. La idea está sacada del libro "Las Aves de Sierra Nevada"  que podéis descargar AQUÍ 

Podéis haceros una idea del contenido del libro en esta entrada en mi blog en la que conté el acto de presentación de esta publicación.

Pincha para ver el enlace a la edición digital del artículo que quedó así en la edición en papel a doble página. .




Gran biodiversidad de aves

Las aves son el grupo de vertebrados más numeroso de Sierra Nevada con 214 especies citadas hasta el momento. Si bien no son tan abundantes como las comunidades ubicadas en las tierras bajas o en las zonas húmedas litorales, configuran poblaciones ‘de borde’ que fascinan por la adaptación a las difíciles condiciones que impone la más alta montaña mediterránea de la Península Ibérica. La heterogeneidad de ecosistemas desde la tundra alpina hasta la zona subdesértica oriental, la presencia del Humedal de Padul, con una gran cantidad de especies asociadas a estos ecosistemas, y su posición estratégica para las migraciones justifican el elevado número de especies presentes. Esa extraordinaria biodiversidad se compone de especies sedentarias locales, las que llegan en primavera para reproducirse y luego volver a sus cuarteles de invierno y las especies que eligen el macizo nevadense para pasar el invierno. 

Unos que se van...

Como dice la famosa canción del Dúo Dinámico,  “El final del verano llegó…” y eso significa que millares de aves de diferentes especies emprenderán un largo viaje buscando condiciones meteorológicas más adecuadas y lugares más propicios para encontrar su alimento.  Este fin del periodo estival, señala el momento para el desplazamiento de muchas especies, a sus cuarteles de invierno en diferentes lugares del continente africano, desde donde llegaron aquí la pasada primavera.

Rapaces como el águila culebrera o la calzada, gavilanes, autillos, chotacabras y alcaravanes; diversos túrdidos como los ruiseñores, oropéndolas o collalbas rubias; planeadores como vencejos, golondrinas y aviones; alcaudones,  abejarucos y carracas, mosquiteros papialbos, papamoscas grises, zarceros comunes, currucas carrasqueñas… son muchas y variadas las especies que en pocos días iniciarán el viaje de vuelta, una vez completado su ciclo reproductor. 

El abejaruco es una de las especies más emblemáticas de las que vienen a reproducirse y ahora preparan el regreso a sus cuarteles de invierno.
Vencejos, golondrinas y aviones. Vencejos real, común y pálido, golondrinas común y dáurica y aviones se disponen a unirse a miles y miles de ejemplares procedentes del centro y norte de Europa para emprender su vuelo de regreso a través del Estrecho de Gibraltar. 

avión común
vencejo común 
golondrina
El bisbita campestre  es una especie reproductora estival, al contrario que sus ‘primas’ bisbita pratense y alpino.

La codorniz comúnes la única gallinácea migradora.


 … Y otros que vienen.

Pero la llegada del otoño, por otra parte, supone también para otras especies el cambio de ‘domicilio’ al que les empuja su reloj interno que les trae  hacia nuestras latitudes.

En los largos viajes hacia el continente africano muchas aves ‘sedimentan’ en Sierra Nevada, que es utilizada como ‘área de servicio’ pero otras encuentran aquí un lugar adecuado para invernar. 

Al finalizar el invierno, señales ambientales volverán a impulsar mecanismos fisiológicos y cambios de conducta que animarán a realizar el largo camino de regreso hacia el Norte aprovechando que el clima se hace más benigno en latitudes septentrionales. 

mirlo capiblanco
Un caso paradigmático es el del mirlo capiblanco. Este túrdido es el principal invernante que recibe Sierra Nevada y su observación es frecuente desde septiembre y octubre hasta marzo y abril. Desempeña un importante papel ecológico en la dispersión de las semillas de los frutos de los que se alimenta, (enebros y, en menor medida, agracejos, majuelos y escaramujos).  Se reproduce en Pirineos y en zonas del centro y Norte de Europa. Al final del verano emigra hacia el sur para pasar el invierno, llegando hasta el norte de África. Retorna a sus áreas de cría entre marzo y abril.

Entre los invernantes nevadenses se encuentran dos bisbitas, (pratense y alpino), y dos zorzales,  (común y alirrojo)


El avefría es un invernante regular con fuertes irupciones en función de las condiciones meteorológicas. Sin embargo la presencia del pinzón real es muy irregular. 
bisbita alpino
zorzal común
cormorán grande. Juan Francisco Jiménez. 
El cormorán grande es una especie que llega en el mes de septiembre a la Laguna de Padul y a las colas de los embalses donde permanecerá hasta inicios de la primavera. Las agachadizas común y chica utilizan también el Humedal de Padul  como estación de servicio durante la época de migración. Algunos ejemplares se quedan aquí para pasar el invierno.  Entre las anátidas, algunos pocos ejemplares de cerceta común, pato cuchara o porrón europeo, pueden localizarse en esta zona húmeda invernando.



Y otros que sólo están ‘de paso’.

Uno de los fenómenos más curiosos en el comportamiento del mundo animal es la migración. El tremendo esfuerzo, desgaste y sorteo de peligros que supone un desplazamiento regular de ida y vuelta cada año es motivo de admiración. Basado en la existencia de un indeleble marcador genético, como conducta aprendida, o por un cuidado equilibrio entre ambas, empuja a millones de aves, desde grandes buitres con casi tres metros de envergadura alar, a pequeños pájaros que no superan los quince gramos de peso, a recorrer cientos o miles de kilómetros entre diferentes zonas geográficas.

Sierra Nevada se encuentra cerca de uno de los ‘embudos’ migratorios por excelencia del Paleártico,  por lo que no es ajena a este fenómeno. Aunque no presenta las abrumadoras cifras de individuos migradores del Estrecho de Gibraltar, tiene una importancia estratégica ya que actúa como un partidor de rutas migratorias generando autovías invisibles, una suerte de ‘pasillos de altura’ por los que la migración se activa cada año, permitiendo que una variedad formidable de aves utilicen en sus desplazamientos las cumbres, collados y puertos nevadenses.

Hay muchas especies que sólo se observan en Sierra Nevada en migración hacia sus destinos, ya sea en el paso prenupcial en primavera, o, más frecuentemente, en el paso  postnupcial en otoño en el que se suman los ejemplares nacidos esa temporada.

Entre esas especies se encuentran el milano negro, aguilucho cenizo, culebrera, abejero, polluelas (pintoja, bastarda y chica), chorlito carambolo, archibebe común, andarríos (bastardo, grande y chico), tarabilla norteña, carricerines (real, cejudo y común), buscarlas pintoja y unicolor, mosquitero musical, curruca mosquitera o el papamoscas cerrojillo.

 águila culebrera

milano negro

 papamoscas cerrojillo
tarabilla norteña