He visto en redes sociales que se hablaba sobre el origen del árbol de Navidad y he recordado que le eché un poco de imaginación hace tres años para sacar un artículo sobre biodiversidad en estas fechas navideñas, cuando todo el mundo está pensando en mantecados, polvorones, uvas, cenas, regalos, luces... y me salió "Navidad con 'V' de vegetal" que ilustré con una imagen navideña del jardín botánico Hoya de Pedraza. En este artículo, que por alguna razón que no recuerdo no coloqué en mi blog personal, hablaba precisamente del origen de la utilización del árbol como adorno y símbolo de la Navidad.
La edición digital, la he podido recuperar ahora, era mucho más reducida y se dejó fuera el reportaje sobre OTRAS PLANTAS NAVIDEÑAS y sobre LOS ADORNOS NAVIDEÑOS que llevaba la doble página de la edición impresa. Ahora la web del periódico ha mejorado mucho y habría salido una entrada muy atractiva. En todo caso le he echado unas fotos a los periódicos que guarda mi madre y así os podéis hacer una idea. Sirva también esta última entrada del año para desearos, a los que hayáis llegado hasta aquí, una feliz nochevieja y una buena entrada en el 2020, polémicas aparte sobre si es el inicio de una nueva década o no.
La decoración de las viviendas con plantas es una tradición muy antigua. Los griegos y los romanos adornaban sus casas con hiedra, los celtas utilizaban el muérdago y otras plantas de hoja perenne como el laurel y las ramas de pino o de abeto. ASPECTOS SIMBÓLICOS DEL ÁRBOL
Los árboles han tenido a lo largo de la historia un significado muy especial: en todas las culturas poseen aspectos simbólicos de carácter antropológico, místico o poético. Los beneficios múltiples de los árboles para el hombre han dado lugar a infinitas leyendas que lo relacionaban con un sentido mágico y ritual. En varias culturas el árbol representa la unión del cielo y la tierra y para ciertas religiones, el árbol es signo de encuentro con lo sagrado, punto de encuentro entre el ser humano y la divinidad. Otros significados ampliamente extendidos sobre los atributos mágicos del árbol concernían a la fecundidad, al crecimiento, a la sabiduría y a la longevidad.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD
Una de las teorías más extendidas sobre el origen del árbol de Navidad, defiende que proviene de los celtas de Europa central, quienes empleaban árboles para representar a varios dioses. Además, a finales de año celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol. Tenía el nombre de Idrasil, que significaba 'Árbol del Universo'; en su copa se hallaba el cielo y en las raíces profundas se encontraba el infierno.
San Bonifacio, uno de los principales evangelizadores de Alemania, entre los años 680 y 754, entendiendo que era imposible arrancar de raíz esta tradición de la decoración del árbol, decidió 'adoptarla' dándole un nuevo sentido. Cuenta la leyenda que cortó con un hacha un roble, que representaba a Odín, y en su lugar plantó un pino, que por ser de hoja perenne simbolizaba el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo.
La opinión más generalizada es que el árbol de Navidad, tal como lo conocemos hoy, decorado e iluminado con luces, para dar la bienvenida a la época navideña, tiene su origen a principios del siglo XVI, en la orilla izquierda del río Rhin. Desde Estrasburgo, la capital de Alsacia, la tradición de los árboles de Navidad, principalmente abetos, se propaga por toda Alemania y al conjunto de Europa, y pronto, al resto del mundo cristiano.
Desde Alemania fue llevada por los soberanos de la casa Hannover hasta Gran Bretaña en el siglo XVIII. Jorge III, coronado como soberano de Inglaterra, en 1762, y su mujer, la reina Charlotte, oriunda de Alemania, fueron los primeros en adornar su palacio con un abeto doméstico, aunque no fue hasta varias décadas después, cuando la sociedad inglesa empezó a reproducir, en sus casas, lo que habían visto en el palacio de Windsor, habitado, por entonces, por la soberana Victoria y su esposo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo, un noble de origen alemán que introdujo el árbol en las navidades de la sociedad victoriana, poco después de contraer matrimonio en 1840.
A los hogares españoles esta costumbre llegaría a finales del siglo XIX, a través de una princesa de origen ruso llamada Sofía Troubetzkoy, que después de enviudar del duque de Morny, hermanastro de Napoleón III, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español José Osorio y Silva, marqués de Alcañices, uno de los mayores promotores de la restauración borbónica que permitió a Alfonso XII reinar. Se cita la Navidad del año 1870 como la primera en la que se colocó un árbol navideño en España en el madrileño Palacio de Alcañices en el Paseo del Prado.
Después
de un largo, e innecesario, periodo de tres meses desde que me
comunicaron que iba a ser relevado, ayer me notificaron el cese con
un frío correo electrónico con acuse de recibo. No he hablado con
los responsables de esa decisión desde que fueron nombrados, no se
han dirigido a mí salvo por una persona interpuesta que me dijo que
no era de su confianza y que iban a renovar a todo el equipo de
gestión de Sierra Nevada porque "tenían otras ideas". No es una
cuestión personal si entendemos que han hecho lo mismo con
centenares de personas en la Junta de Andalucía que han cometido 'el
pecado' de haber desarrollado su trabajo técnico bajo la dirección
de gobiernos socialistas, aportando su trabajo y conocimientos de la
mejor manera que hemos sabido. En cualquier caso sí me consta que conmigo han tenido una especial inquina, no por mí trabajo, sino por mis ideas. La posibilidad de nombrar y de cesar es una competencia de los nuevos
dirigentes políticos a la que no hay nada que achacar salvo que es
extraño considerar que nadie era útil, que había que cesar a todo
el mundo, a la inmensa mayoría, sin siquiera hablar con ellos y sin conocer ni haber valorado su trabajo anterior.
Por
mi parte, en los próximos días me incorporaré a mi nuevo destino
en la delegación territorial de la Consejería de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, parece que ligado a la
Gerencia de Aguas, algo que como todos sabéis es mi 'fuerte' (es
ironía). No ha habido 'suerte' y ninguna de las diferentes opciones
que solicité, en las que creía que podía aportar mi experiencia,
puestos en los que "no molestara" al gobierno del cambio
(ni me molestaran), ha sido estimada.
He
recibido numerosas muestras de apoyo y reconocimiento a mi trabajo de
estos años como conservador del Parque Nacional y Parque Natural de
Sierra Nevada, que agradezco de todo corazón. He titulado esta entrada “No lloréis por mí” porque aunque aunque el cambio no se ha producido ‘a petición
propia’, desde hace tiempo, yo ya había comunicado mi intención de
iniciar una nueva etapa, quizás la última de mi ya larga carrera
profesional de 30 años como funcionario de la Junta de Andalucía. Siempre he sido de los que he preferido que me echen de menos a
que me echen de más. Mi opinión es que no es bueno eternizarse, que es necesario que se produzcan cambios, y que eso es bueno tanto
para los puestos como para las personas que los ocupan. Por eso os pido que no
lloréis por mi cese. No estoy triste por el cambio y no quiero que
lo estéis por mí los que me queréis; no tengo vértigo al cambio,
lo veo como una oportunidad de emprender nuevos retos, nuevos
proyectos. Así que don't cry for me... no supone este cambio, salvo
en las formas, una noticia triste.
Como
soy funcionario del cuerpo superior facultativo, del grupo A1, y con
un alto grado consolidado, tengo derecho a que me ‘reubiquen’ en
un puesto de nivel parecido y en mi misma localidad y en mi misma
área de trabajo (más o menos), pues tampoco tenéis que llorar por
mí por ese motivo. Voy a cobrar, más o menos, lo mismo y ahora
además podré ir al trabajo andando, si finalmente se confirma que
aterrizo en la delegación territorial como me informaron también
ayer mismo. Así que por mi situación laboral tampoco lloréis por
mí, no os preocupéis, estoy feliz y quiero que también lo estéis
vosotros.
He
formado parte de un equipo que ha trabajado con ilusión, con
compromiso por Sierra Nevada en los últimos 15 años. Este trabajo
ha sido reconocido recientemente con el premio Plaza España por la
Delegación del Gobierno de España en Andalucía. Mi salida de la
gestión de este singular espacio protegido, junto a la del director
Javier Sánchez cesado también este verano y la de la gerente, Mar
Lara, que en septiembre se incorporó por concurso a un nuevo destino
en la Consejería de Hacienda, supone el fin de una etapa para el
Espacio Natural Sierra Nevada. Parafraseando el proverbio indio
diremos que “entregamos el testigo a otras personas que tendrán
que entender que no reciben una herencia sino un préstamo que tienen
que devolver, al menos, en las mismas condiciones que lo reciben”.
Modestamente pienso que hemos dejado el listón alto en cuanto a
entrega, dedicación y amor a Sierra Nevada y pediría que los nuevos
responsables fueran conscientes que esta tarea requiere una vocación
y un ‘sacrificio’ que desde luego es recompensado por la
satisfacción de saberse responsable de la custodia de un espacio
singular y emblemático como la 'gran montaña mediterránea'.
Nuestro
paso por Sierra Nevada no puede encuadrarse en un ‘sin pena, ni
gloria’. Precisamente este año 2019 hemos celebrado el doble
aniversario de Sierra Nevada como espacio natural protegido pues hace
30 años se produjo la declaración del Parque Natural, en atención
a sus singularidades de flora, fauna, geomorfología y paisaje
(mediante la ley autonómica 2/1989 “por la que se aprueba el
inventario de espacios naturales de Andalucía y se establecen
medidas adicionales para su protección”) y también se
celebran los 20 años desde la aprobación por la Cortes de la Ley
3/1999 “por la que se crea el Parque Nacional de Sierra Nevada”,
y su entrada en la Red de Parques Nacionales representando la
alta y media montaña mediterránea. El modelo de gestión integrada
aprobado en 2007 de estas dos figuras jurídicas de protección,
recibe la denominación de Espacio Natural de Sierra Nevada y
coincide con los límites de la Reserva de la Biosfera declarada
en 1986. El Espacio Natural de Sierra Nevada con unas 172.000
hectáreas afecta a 60 municipios entre la provincia de Granada (37)
y la de Almería (23) y tiene como base normativa un Decreto del
Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía por el que se aprueba
la ordenación y gestión de Sierra Nevada (238/2011) que incluye el
Plan de Ordenación de Recursos Naturales para todo el conjunto y
sendos Planes Rectores de Uso y Gestión para cada una de las dos
figuras jurídicas. A finales de 2018 el gobierno autonómico aprobó
el II Plan de Desarrollo Sostenible de Sierra Nevada y su área de
influencia socioeconómica.
No
podemos caer en la tentación de considerar que hayamos realizado una
gestión ‘modelo’ pero sí podemos afirmar que el resultado
final es que Sierra Nevada se ha convertido en un ‘modelo de
gestión’ con un gradiente de protección que va desde las zonas
más elevadas, donde se encuentran los ecosistemas más singulares y
frágiles, amparados por la figura de máxima protección, (Parque
Nacional), hasta el pie de monte donde se disponen la gran mayoría
de los pueblos y áreas de aprovechamientos intensivos. Entre medias
queda la franja de media y baja montaña del Parque Natural, un
paisaje parcialmente humanizado de gran valor donde se promueve la
compatibilidad de un régimen amplio de actividades agroforestales
con la conservación de la diversidad biológica. Este modelo ha sido
reconocido internacionalmente por partida doble: por un lado la Unión
Internacional de Conservación de la Naturaleza, en el Congreso
Mundial de Parques celebrado en Sidney, en 2014, incluyó al macizo
nevadense en la Lista Verde Mundial, (la Green List para los amigos),
un selecto 'club' de Áreas Protegidas Bien Gestionadas, resaltando
que “su gestión busca el equilibrio entre la conservación de
frágil ecosistema de montaña y el rico patrimonio cultural, con la
dinámica del sector turístico”; por otra parte, la UNESCO
validó en 2012 la zonificación y líneas de gestión de la Reserva
de la Biosfera de Sierra Nevada y certificó que cumple las tres
funciones de conservación, desarrollo sostenible y apoyo logístico
que se requieren para estas áreas protegidas surgidas al amparo del
Programa M&B (Man and Biosphere).
En
lo personal, sobre todo en los últimos años, creo que he aportado, además, una gran producción en cuanto a divulgación de Sierra Nevada y sus
valores, que, haciendo balance, se salda, con unos números muy
importantes: 2 libros personales y varios colectivos sobre Sierra
Nevada y una importante ‘colección de artículos’ periodísticos en Granada Hoy,
casi alcanzamos la cifra de 200, divididos en cuatro series:
Por
tanto, en lo colectivo y en lo personal, me marcho con la
satisfacción del deber cumplido que se decía antes y no quiero que
lloréis mí pero sobre todo no quiero que nos den razones para que
que tengamos que llorar por Sierra Nevada, como ya estamos llorando
por Granada, por lo que están haciendo, (y por lo que no están
haciendo), por Granada entre el alcalde por la cara y el vicealcalde
en la sombra. Estaremos atentos y vigilantes.
En
todo caso este año el tópico ‘año nuevo, vida nueva’ que se
repite machaconamente en estas fiestas, no será sólo una forma de
expresión en mi caso. Pero de eso de ya os contaré...