jueves, 5 de mayo de 2016

Adaptar para conservar


Una semana más cumplo con mi cita en el periódico Granada Hoy. Esta semana tocaba artículo de la serie "La huella del cambio global" y lo he dedicado al tema de la adaptación aprovechando para aclarar algunos conceptos como servicios ecosistémicos, gestión adaptativa y la propia diferencia entre mitigación y adaptación, las dos formas de luchar contra el cambio climático. He aprovechado tambien para presentar el proyecto europeo Life Adaptamed en el que estamos trabajando en Sierra nevada junto a Doñana y el Cabo de Gata,  aunque de esto tendré oportunidad de escribir con más detenimiento conforme vaya avanzando.

La versión digital tiene dos enlaces:  Adaptar para conservar  En marcha 'Life adaptamed', un proyecto ambicioso

La versión en papel quedó la siguiente bella doble página.


Los robledales de Sierra Nevada, muy vulnerables ante el cambio climático.

La huella del cambio global en Sierra Nevada
Adaptar para conservar

El Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada se ha convertido en un referente nacional e internacional en gestión adaptativa ante el cambio climático.


La gestión de este espacio natural protegido se orienta en la actualidad a ‘preparar’ sus ecosistemas ante el cambio climático. Tras la realización en los últimos años de diversos proyectos piloto sobre naturalización de pinares de repoblación, de robledales o de los matorrales de alta montaña, se ha pasado a una gestión proactiva orientada a lo que los expertos han denominado “construir capacidad de adaptación frente al cambio global”. Se trata de un nuevo modo de abordar la gestión de los ecosistemas, mejorando su capacidad de adaptación para asegurar que en un escenario cambiante sigan suministrando los bienes y servicios que ofrecen a la sociedad, empleando para ello técnicas novedosas de carácter experimental.

Hace ya una década que se viene realizando un trabajo coordinado entre los gestores del Espacio Natural de Sierra Nevada  y diferentes grupos científicos, especialmente de la Universidad de Granada y bajo la coordinación del Centro Andaluz de Medio Ambiente, que investigan aspectos relacionados con el cambio global. Esta colaboración estrecha está sirviendo para dar respuesta a problemas reales de gestión y para el desarrollo de una gestión activa, flexible y abierta que incorpora, sobre la marcha, los últimos avances científicos.

En el mejor de los escenarios climáticos pronosticados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido como IPCC  (Intergovernmental Panel on Climate Change), incluso si se cumplen los objetivos aprobados en la reciente Cumbre del Clima  de París, la temperatura ascenderá varios grados a lo largo del siglo y se producirán cambios en el régimen de precipitaciones, lo que exige un replanteamiento de la gestión de los espacios naturales protegidos para que sigan cumpliendo sus fines y objetivos. La conservación de la biodiversidad aparte de un fin en sí misma, ético y ecológico, es la mejor forma que tenemos de asegurar la resistencia y la resiliencia de los ecosistemas naturales ante el cambio global producido por la acción humana. Una gestión anticipadora permitirá ayudar a preservar los servicios ecosistémicos en las nuevas condiciones climáticas y a aprovechar, en su caso, sus posibles ventajas.

Las acequias tradicionales de las altas cumbres nevadenses se han revelado como elementos fundamentales para paliar los efectos del cambio climático.

EN MARCHA LIFE ADAPTAMED,  UN PROYECTO AMBICIOSO
El año pasado dentro del Programa Europeo LIFE 2104-2020, (Subprograma: Acción por el Clima) se aprobó un ambicioso y pionero proyecto en el que participa el Espacio Natural de Sierra Nevada que tiene como objetivo general la aplicación de medidas de gestión para el fortalecimiento a medio y largo plazo de la persistencia de servicios ecosistémicos especialmente vulnerables al cambio climático.  Este proyecto demostrativo pretende desarrollar y divulgar un “manual de buenas prácticas” para los gestores de los espacios naturales protegidos que permita afrontar los riesgos de la pérdida de servicios ecosistémicos causados por el cambio climático en todo el ámbito mediterráneo. 
Pinares de repoblación en Sierra Nevada
En el proyecto participan también el Parque Nacional de Doñana y el Parque Natural de Cabo de Gata,  y están implicadas la Estación Biológica de Doñana y las universidades de Granada y Almería, el  Centro Mediterráneo de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza y el Parque de las Ciencias, estos dos últimos especialmente dedicados a las tareas de divulgación de los resultados al conjunto de la sociedad. 
Pinos piñoneros en Doñana
En el proyecto se aprovecha que la región andaluza es un gran laboratorio natural con dos gradientes: el que va desde la costa atlántica hasta la mediterránea y el que va desde el nivel del mar hasta las mayores cumbres de la Península. Por un lado se han diseñado actuaciones en ecosistemas que se consideran singulares como el azufaifar  en Cabo de Gata, los bosques relictos de robledales de Quercus pyrenaica y los matorrales de alta montaña en Sierra Nevada y el monte mediterráneo en Doñana. Por otro lado se han programado actuaciones de manejo de diferentes tipos de pinares en los tres espacios naturales protegidos.

El parque natural del Cabo de Gata también participa en el proyecto LIFE Adaptamed, representando los ecosistemas semiáridos mediterráneos.

El proyecto LIFE Adaptamed tiene un valor añadido ya que forma parte de la Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático, que tiene entre sus objetivos la creación de una Red de Observatorios de Cambio Global de Andalucía, creada por el Programa Andaluz del Adaptación al Cambio Climático.

Los Espacios Naturales Protegidos tienen una importancia estratégica clave para poner en marcha proyectos pioneros multidisciplinares orientados a conocer las consecuencias del cambio global, así como para desarrollar experiencias piloto de gestión para la adaptación y la protección de servicios ecosistémicos, exportables al resto del territorio. 

CONCEPTOS CLAVE

GESTIÓN ADAPTATIVA: Es el proceso iterativo de planificación, implementación y modificación de las estrategias de gestión en un contexto de incertidumbre y de cambio constante. El objetivo final es mantener la capacidad de los ecosistemas de proveer de bienes y servicios a la sociedad. 

RESILIENCIA: Capacidad de los ecosistemas de recuperar su función y estructura previas a perturbaciones como el cambio climático. 

SERVICIOS ECOSISTÉMICOS. Se definen como los beneficios que obtenemos los seres humanos directa o indirectamente de los ecosistemas.  Se consideran beneficios directos los servicios de aprovisionamiento -madera, caza y pesca, ganadería extensiva, apicultura, o los servicios de regulación como provisión y regulación de recursos hídricos, regulación climática degradación de los suelos, desecación y salinización y enfermedades. Los beneficios indirectos se relacionan con el funcionamiento de procesos del ecosistema que genera los servicios directos (servicios de apoyo), tales como el proceso de fotosíntesis y la formación y almacenamiento de materia orgánica, ciclos biogeoquímicos y la neutralización de desechos tóxicos. Los ecosistemas por otro lado también ofrecen beneficios no materiales, como los valores estéticos, espirituales y culturales, o las oportunidades recreativas y de ecoturismo. 
Pino silvestre en Sierra Nevada
LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO:
MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN

Hay dos maneras de luchar contra el cambio climático: mitigación y adaptación. Por MITIGACIÓN entendemos aquellas acciones tendentes a frenar el proceso de acumulación de gases de efecto invernadero, bien disminuyendo las emisiones bien incrementando el almacenamiento o “secuestro” de carbono. La ADAPTACIÓN  al cambio climático por otra parte serían aquellas acciones orientadas a paliar los efectos del cambio climático, facilitando el ajuste de los ecosistemas a los escenarios climáticos previstos y sus efectos. La adaptación al cambio climático en espacios naturales persigue ecosistemas más resilientes y más resistentes a diferentes agentes agresivos favorecidos por el cambio climático (incendios, plagas, sequías extremas). 

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