Artículo del fin de semana dedicado a los borreguiles de Sierra Nevada.
Enlace a la edición digital:
http://www.granadahoy.com/granada/Oasis-alto_0_1143786174.html
Y así ha quedado la edición impresa en mi aplicación del periódico, aunque en papel salió en blanco y negro, (creo que la pre-feria del Corpus se ha llevado las páginas en color).
Oasis
“por todo lo alto”.
Los
‘borreguiles’, situados a partir de los 2.000 metros, resaltan
como islas verdes en el ‘desierto’de la alta montaña. Albergan
una extraordinaria biodiversidad de flora, con algunas especies
exclusivas de Sierra Nevada.
“Borreguiles formados alrededor de lagunas de Sierra Nevada”.
Laguna de las Cabras. |
Laguna Hondera |
Una
de las imágenes más asombrosas de nuestra alta montaña, de las que
más impresionan a los visitantes, la constituyen los conocidos como
‘borreguiles’, unas comunidades vegetales que se forman por
encima de los 2.000 metros de altitud en torno a lagunas y arroyos
con presencia permanente de agua procedente de la retirada de la
nieve. Se trata de unos ecosistemas típicos que se corresponden
fisionómicamente con un pastizal húmedo en verano pero cubierto por
nieve una parte del año. En sentido amplio se llaman así a todas
las comunidades propias de arroyos, fuentes, turberas y aguas
nacientes de las partes altas de la Sierra y a todos los prados de
montaña que presentan un aspecto similar.
Borreguiles próximos a un arroyo de alta montaña. |
Los
borreguiles son unos elementos del paisaje claramente diferenciados,
que contrastan fuertemente con el resto del paisaje de la alta
montaña, siendo los más típicos y extensos los que se forman en
los restos de los antiguos ‘aparatos’ glaciales. Los podemos
encontrar en fondo de los valles glaciares, con su típica forma en
‘U’ con superficies poco inclinadas en las que el agua se remansa
o se estanca o en las propias lagunas de origen glaciar.
El verde de los borreguiles en las zonas húmedas contrasta con la desnudez de las rocas |
En
Sierra Nevada hay numerosos borreguiles.
Entre los más grandes o importantes podemos destacar los de los
Lavaderos de la Reina, los que forman
la cabecera del río San Juan y
los del Guarnón, (en
la ladera noroeste del Veleta),
los conocidos como Lagunillos de la Virgen y
otros de la cabecera del Río
Dílar,
o los de Siete Lagunas y los de Aguas Verdes, ya
en la vertiente sur.
La
paleo-biogeografía explica bien la presencia de estos
hábitats-refugio que ofrece la alta montaña de Sierra Nevada para
muchas especies de origen boreoalpino. Pero su formación también se
debe al hombre, que aprendió a conjugar su utilización como pastos
con su conservación, a través del manejo cultural de las aguas del
deshielo y el empleo de ganados con especies y con número de cabezas
bien ajustadas al medio.
MULTIFUNCIONALES
Estas
interesantísimas y originales comunidades vegetales tienen un gran
atractivo por su variado colorido y su contraste con las rocas que
les rodean por lo que constituyen un bien de tipo cultural y
espiritual de primera magnitud según la terminología que se utiliza
en la actualidad para definir los servicios que proporcionan los
ecosistemas.
Además
de la gran importancia a nivel paisajístico, suponen la principal
fuente de pastos para la ganadería extensiva trasterminante,
especialmente de ganado bovino, que sube a aprovechar estos pastos
en verano.
El nombre de ‘borreguil’ parece estar asociado al pastoreo de ovejas. |
Por
otro lado atesoran una extraordinaria biodiversidad con una gran
importancia tanto cuantitativa, por el número de especies
representadas, como cualitativa, ya que más de un tercio de las
especies que habitan estas zonas son especies endémicas exclusivas
(no se encuentran en ningún otro lugar del mundo) y, muchas de ellas
han tardado millones de años en adaptarse y evolucionar para
sobrevivir en unas condiciones tan difíciles y singulares como las
de la alta montaña mediterránea
Indicadores
del cambio climático.
Los
borreguiles son ecosistemas muy sensibles a los cambios en la
disponibilidad hídrica y la temperatura por lo que constituyen unas
comunidades muy adecuadas para el estudio del cambio climático. Por
ello desde
el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada se incluyeron
entre los indicadores de este fenómeno y se viene
realizando un seguimiento de la evolución
de las poblaciones de flora de los pastizales de
los
borreguiles nevadenses, con
inventarios anuales de diferentes parcelas de estudio, a diferentes
cotas. La monitorización de estas parcelas nos
permitirá comparar las
poblaciones actuales con los estudios realizados a final de los años
80 por investigadores de la Universidad de Granada.
|
CONSERVACIÓN:
Para
la conservación de los borreguiles, además de enfrentarse al cambio
climático, es necesario un manejo adecuado de la ganadería ya que
tan negativo es la pérdida de la ganadería extensiva tradicional
como una excesiva sobrecarga ganadera. Por otro lado, la creciente
afluencia de visitantes a la alta montaña supone un impacto
adicional que debe ser minimizado regulando el acceso a las zonas más
sensibles y con un comportamiento responsable y respetuoso que, por
supuesto, supone transitar por veredas y no atravesar y mucho menos
hacer ‘corraletas’ ni acampar en los borreguiles.
MULTICOLORES
Y MULTIFAMILIARES.
A
pesar de la aparente uniformidad de aspecto de las plantas de los
borreguiles sus componentes pertenecen a muchas familias de origen
diverso y tienen flores de todos los colores. Se han catalogado unos
70 taxones de flora que pertenecen a 26 familias muy diferentes pero
que han evolucionado de manera similar con respuestas adaptativas a
este hábitat tan peculiar. Comparados con otros muchos ecosistemas,
la biodiversidad en los borreguiles es impresionante. Se ha
confirmado la presencia de una media de 15 a 20 especies distintas en
pequeñas parcelas de muestreo, cifra que puede incluso superarse en
algunos lugares.
Las
comunidades vegetales se disponen a modo de bandas concéntricas en
relación con la mayor o menor humedad, desde las zonas más
encharcadas, hasta las menos húmedas y alejadas de las masas de
agua. En ese sentido tendríamos desde turberas incipientes
(ricas en plantas de la familia de las ciperáceas como varias
del género Carex, Festuca frigida o Juncus
alpinoarticulatus) a pastizales densos
(integrados por especies como el cervuno y Leontodon
microcephalus, Luzula hispanica, Ranunculus demissus y
Campanula herminii) y borreguiles ‘secos’
(en los que abundan especies como Armeria splendens,
Potentilla nevadensis, la estrella de las nieves (Plantago
nivalis) y la piel de león o cojín (Arenaria tetraquetra
subsp. amabilis).
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