Al cumplir el año esta semana lo he dedicado a las medusas (¿Qué sabes de las medusas?) unos animales curiosos y fascinantes, Tan famosas como desconocidas; tan temidas como necesarias en los ecosistemas marinos.
¿Qué
sabes de las medusas?
Medusa
aguamala (Rhizostoma pulmo)
Las medusas son unos organismos muy
curiosos que existen desde, al menos, hace 500 millones de años,
mucho antes de que los dinosaurios caminaran sobre nuestro planeta
Tierra. Estos animales no tienen cerebro ni sangre, están compuestos
principalmente de agua, (95%), su boca hace las funciones
simultáneamente de ano, tienen varios tipos de reproducción (sexual
y asexual) y pueden picar después de su muerte. Entre ellas está
uno de los animales más temidos aunque el tamaño de las medusas no
es proporcional a su peligrosidad.
Taxonomía
Las
medusas están
incluidas
en
los ‘cnidarios’,
(del
griego knide=ortiga),
un
filo de animales invertebrados, acuáticos,
marinos, (salvo
las hidras), que
incluye además
a
los
antozoos (anémonas
y corales).
Los
escifozoos, (del griego
skyphos=copa) son el grupo de cnidarios en el que predomina la
fase medusa. En general son de gran tamaño, todos marinos y carecen
de velo. Presentan cuatro tentáculos bucales con función
alimenticia y tentáculos en el borde de la umbrela, (excepto los
rizostómidos).
Anatomía
La
simetría es radial primaria, con tendencia a la adquisición de una
simetría birradial, tetrarradial o de otros tipos, siendo el eje
principal del cuerpo el eje oral-aboral.
Presentan
unas células características del grupo, denominadas cnidocitos, que
contienen unas estructuras urticantes, los cnidos o nematocistos, que
se activan
ante estímulos mecánicos, químicos o de ambos tipos, produciéndose
el disparo del filamento. Los cnidocitos son más frecuentes en la
región oral y en los tentáculos, en donde se suelen disponer en
baterías.
Las
medusas presentan una mesoglea gelatinosa gruesa que forma la umbrela
o
paraguas. La boca se encuentra en
el centro de la
parte interior de la umbrela, normalmente
en el extremo de un tubo denominado manubrio. La cavidad
gastrovascular se prolonga hacia el borde de la umbrela dando lugar a
los canales radiales. Los
órganos de los sentidos se sitúan en el borde umbrelar, en unas
estructuras denominadas ropalias, que contienen un estatocito, un
ocelo y una foseta sensorial.
Medusa
huevo frito (Cotylorhiza
tuberculata)
Ciclo
biológico tipo de
las escifomedusas.
Una
medusa adulta posee gónadas en su cavidad gástrica que
producen gametos masculinos y femeninos que tras la
fecundación (salvo excepciones) externa, da lugar a unas
larvas de vida libre que se conocen como plánulas y que se
fijan posteriormente a un sustrato para formar un pólipo
(reproducción sexual). El pólipo o escifistoma se reproduce
asexualmente por estrobilación -división transversal- en el
que se forman medusas diminutas (éfiras) que quedan apiladas
y se van liberando posteriormente para desarrollar una fase de vida
libre de crecimiento hasta la maduración sexual que completa el
ciclo.
¿Tienen
las medusas un papel ecológico?
Las
medusas desempeñan un papel ecológico crucial en los ecosistemas
marinos ya que contribuyen a mantener el equilibrio en la cadena
trófica. Al ser depredadores de plancton, pequeños peces, larvas y
huevos controlan las poblaciones de determinadas especies evitando su
sobreabundancia. A la vez al ser presas y fuente de alimento de otros
depredadores marinos como algunas especies de tortugas, los peces
lunas o determinadas aves marinas, se sitúan en los niveles
intermedios de las pirámides alimenticias. Además cuando las
medusas mueren sus cuerpos se descomponen en el fondo marino,
liberando nutrientes que enriquecen los fondos y benefician a otros
organismos, contribuyendo a los ciclos biogeoquímicos.
Medusa
luminiscente
(Pelagia noctiluca).
Bioindicadores
de cambios ambientales
Las medusas son
consideradas bioindicadores, ya que nos proporcionan información
sobre actividades humanas, como el aumento de nutrientes
(eutrofización), el cambio climático o la sobrepesca, que reduce la
competencia de sus depredadores naturales. Aunque su proliferación
puede ser un síntoma de desequilibrios, también son una pieza clave
en la resiliencia del mar.
Cambio
climático y medusas
El
cambio climático está teniendo un impacto significativo en las
poblaciones de medusas, especialmente en el mar Mediterráneo. Sus
efectos son:
1.
Aumento de la temperatura del agua
El
calentamiento global eleva la temperatura del mar, lo que favorece la
reproducción de ciertas especies de medusas. Esto puede provocar su
aparición más temprana en la temporada y un incremento en los
episodios de proliferaciones masivas, conocidos como blooms.
Estas condiciones amplían su rango de distribución, permitiéndoles
colonizar nuevas áreas.
2.
Cambios en la red trófica
La sobrepesca,
combinada con el cambio climático, reduce las poblaciones de
depredadores naturales de las medusas, como peces y tortugas. Esto
les da una ventaja competitiva, permitiéndoles dominar ciertos
ecosistemas y alterar el equilibrio de la red alimenticia.
3.
Eutrofización y hábitats alterados
El cambio
climático, junto con actividades humanas, contribuye a la
eutrofización (exceso de nutrientes en el agua), lo que crea
condiciones ideales para el crecimiento de las medusas. Además, la
modificación de hábitats costeros puede facilitar su proliferación.
4.
Impacto en ecosistemas y actividades humanas
El aumento de
medusas puede desestabilizar ecosistemas marinos al competir con
otras especies por recursos. También afecta negativamente a
actividades como la pesca y el turismo, ya que las medusas pueden
dañar redes de pesca y desalentar a los bañistas.
En resumen, el
cambio climático está creando un entorno más favorable para las
medusas, lo que plantea desafíos tanto ecológicos como económicos.
Las
medusas en el litoral de Granada: un mundo de misterio y belleza
Las
costas de Granada, bañadas por el Mediterráneo, son hogar de
diversas especies de medusas. Estos invertebrados marinos, conocidos
por su aspecto etéreo y sus tentáculos urticantes, desempeñan un
papel crucial en el ecosistema marino. Entre las medusas que se
pueden encontrar en el litoral granadino destacan:
Medusa
huevo frito (Cotylorhiza
tuberculata):
Es
una de las medusas más pequeñas que pueden aparecer en nuestras
costas, no llegando a superar generalmente los 10 cm, aunque hay
ejemplares que alcanzan los 30-35. Reconocible
por su umbrela
aplanada, de forma
redondeada, y su color marrón
amarillento
con una protuberancia central pardo
anaranjada que
recuerda a un huevo frito. Tiene ocho brazos alrededor de la boca,
con muchos apéndices en los que se forman verrugas de color azul
violáceo. Su
picadura es leve no pasando de un pequeño picor e irritación de la
piel. Relativamente común
en verano, en
algunos lugares puede convertirse en una auténtica plaga.

Medusa
rosada,
clavel o luminiscente
(Pelagia
noctiluca):
De
tamaño mediano, su campana puede medir unos 30 cm de diámetro.
Llama la atención por su transparencia con tonos rosado-violáceos
en los tentáculos y la superficie recubierta de verrugas, manchada
de amarillo rojizo. Su
picadura es moderadamente grave causando un dolor intenso,
enrojecimiento e hinchazón en la zona afectada. En ocasiones puede
provocar nauseas, mareos y vómitos. Es una de las más comunes en
el Mediterráneo.
3. Medusa
de compases o
brújula
(Chrysaora
hysoscella):
Se distingue por sus patrones radiales en forma de compás en la
umbrela. De
colores amarillentos y anaranjados. La campana puede medir entre 3
y 40 cm Tiene largos tentáculos y, aunque suele ser más habitual
verla en aguas abiertas, puede llegar a la costa arrastrada por las
corrientes. Su
picadura puede ser molesta, causando
quemazón y lesiones en la piel que pueden tardar tiempo en
desaparecer, aunque no suelen ser graves.
4. Medusa
aguamala (Rhizostoma
pulmo): También
llamada medusa barril, es una de las más grandes del Mediterráneo
con
una umbrela acampanada de hasta 1 metro de diámetro, de color
blanco con el margen lobulado azul.
Los
tentáculos orales son gruesos y unidos por la base. Desplazamiento
activo hacia zonas con abundancia de alimento. Su
veneno es leve y rara vez causa cuadros
dermatológicos graves.

Medusa
luna (Aurelia
aurita).
Reciben
este nombre porque su umbrela aplanada es translúcida. Cuatro
brazos orales cortos y numerosos tentáculos que rodean su borde.
Tienen un control limitado
sobre su movimiento, prefiriendo ir a la deriva la mayor parte del
tiempo. Es una de las
más comunes en el Mediterráneo y su picadura es leve causando una
ligera irritación en la piel aunque en algunas
personas sensibles o con alergias pueden experimentar síntomas más
fuertes.
Otras
especies de interés
Medusa
de puntos blancos
(Phyllorhiza
punctata).
Conocida
como
campana
flotante, es
nativa
del océano Pacífico occidental, desde Australia hasta Japón,
aunque
ha sido introducida en muchas regiones del
mundo.
Se alimenta principalmente de zooplancton. P.
punctata
puede llegar a medir alrededor
de los 50
cm de diámetro.
Carabela
portuguesa (Physalia
physalis):
Es
denominada botella
azul o falsa
medusa porque en realidad no es
una medusa propiamente
sino
un hidrozoo del grupo de los sifonóforos
formado por una colonia de pólipos. Su
sugerente forma con una estructura violácea a modo de flotador y
coronada por una cresta o vela que le ayuda a
desplazarse
con el viento. Ocasionalmente aparece en el Mediterráneo y pasa por
ser la especie más peligrosa que puede aparecer en nuestras costas.
Su tamaño oscila entre los 15 y 30 centímetros cuadrados, pero los
tentáculos son muy largos y cuentan con cápsulas urticantes
capaces de paralizar a un pez grande y provocar graves daños a las
personas, provocando consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y
cardiotóxicas.
Avispa
marina
(Carybdea
marsupialis):
Es
la única especie que podemos encontrar
en el Mediterráneo del grupo de las cubomedusas,
caracterizadas por tener una umbrela amplia de forma cuadrada. Su
caja es pequeña,
(unos
3 cm),
con tentáculos largos (de
hasta 30 cm) con franjas rojas
y venenosos. Aunque es menos común, su picadura puede ser dolorosa
causando
ronchas y dolor localizado intenso.
Viven en las profundidades de 20 metros, y pasa
desapercibida por su gran transparencia.
Medusa
cruz (Olindias
muelleri).
Hidromedusa
con un diámetro de la umbrela de hasta 6 cm y 4 canales radiales.
Aparte hay entre 11 a 19 canales entre estos últimos con el extremo
superior ciego. Posee hasta 60 tentáculos primarios, que parten
tangencialmente de la umbrela, y 120 secundarios. Las gónadas se
disponen en los canales radiales. Urticante.
Algunos
consejos útiles.
Para
evitar encuentros desagradables hay aplicaciones de consulta gratuita
en tiempo real sobre la presencia de medusas en el Mediterráneo.
(Infomedusa y MedusApp). En las playas se señaliza el
peligro con los colores amarillo (precaución) y rojo (prohibición
del baño).
En
el caso de que suframos la picadura de una medusa debemos lavar
abundantemente con agua salada, retirar los restos de tentáculos con
pinzas (usar guantes) y aplicar frío. En todo caso, acudir a
atención médica si el dolor es persistente.
¡Atención!
El vinagre resulta especialmente indicado para picaduras de la
carabela portuguesa pero está contraindicado para picaduras de otras
especies. Si no conocemos con seguridad la especie que nos ha picado,
habría que evitar su utilización. En cualquier caso, el vinagre
evitaría el disparo de células que están aún en la piel, pero no
puede hacer nada frente al veneno que ya ha penetrado.