jueves, 15 de octubre de 2020

Andalucía, ¿en marcha? | El Independiente de Granada

Me he currado este artículo que tiene bastante de 'periodismo de investigación' ya que he tenido que rastrear mucho para encontrar información (o para no encontrarla) con la que elaborarlo. 


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A mediados de septiembre, el gobierno andaluz presentaba en el Palacio de San Telmo, a bombo y platillo, el denominado Plan Andalucía en Marcha, con ese adanismo que acostumbra la coalición de las derechas formada por los azules del Partido Popular y los naranjas de Ciudadanos, con el apoyo necesario de los ‘verdes’ de Vox, una mezcla de colores que da como resultado el marrón. Tras la presentación oficial hemos asistido a una ronda de comparecencias por provincias con desfile de consejeros y consejeras ‘locales’ que han ido re-vendiendo las supuestas excelencias del megaPlan y señalando los proyectos incluidos en cada uno de los territorios.

Por ahora el Plan lo podemos llamar el del PPT, porque es poco más que una suma de diapositivas de Power Point, el formato con el que ha sido presentado, (para ser un Plan con expectativas tan altas debiera haberse utilizado una aplicación más ‘moderna, más creativa y avanzada, tipo canva, genially, prezi…). El Plan ha sido denominado también por alguien como ‘fantasma’, no por sus autores, (que también), sino porque no cuenta con ningún aval sobre recursos de financiación, ni ha sido acompañado de los necesarios informes jurídicos y económicos. Según sus promotores, el nuevo Plan será un revulsivo para dinamizar la economía y los servicios básicos y lanzar un mensaje de confianza y credibilidad dentro y fuera de Andalucía. Andalucía en Marcha consiste en una batería de obras en infraestructuras sanitarias, educativas, hidráulicas, en materia de transporte y comunicaciones... para el periodo 2020-2023 con una inversión total de 3.450 millones de euros. Redondeando, algo más de 860 millones por año. 

Me he entretenido, (lo confieso soy un friki), en hacer un seguimiento de la estela mediática de estas comparecencias públicas y de su rastro ‘administrativo’ y me he llevado muchas sorpresas. La más significativa es que el Plan no está alojado en ningún lugar de la web de la Junta de Andalucía, no hay un rincón en el que podamos encontrar al menos una relación detallada y un calendario de las actuaciones medianamente clasificado por programas, por consejerías, por provincias… No hay ningún lugar accesible en el que acudir a su consulta, cuestión que vulnera, entre otras normas, la Ley de Transparencia Pública de Andalucía. Los datos que he podido recabar por tanto y sobre los que haré mis comentarios posteriormente los he tenido que extraer de las declaraciones del gobierno andaluz recogidas por diferentes medios de comunicación. Para pretender que Andalucía se ponga en marcha, parece que la marcha elegida es bastante corta, con ella vamos a alcanzar poca velocidad. Yo sé que los números marean y confunden y el acostumbrado uso de la hipérbole por parte de los gobernantes puede despistar, pero por poner un elemento de comparación citemos que el gobierno de Pedro Sánchez ha entregado al de JuanMa Moreno, para este ejercicio de 2020, entre otras diferentes aportaciones, 2.100 millones de manera incondicionada sólo para hacer frente a los gastos provocados por el Covid-19, lo que deja bastante en evidencia que la cifra anunciada para el Plan no es para ‘tirar cohetes’.

Otra cuestión que he advertido es que varias de las actuaciones sí corresponden a la denominación literal de “en marcha” ya que, aunque se anuncian como un Plan de Inversiones futuras, están ya ‘marchando’, iniciadas, no son nuevas inversiones y algunas de ellas no han sido siquiera aprobadas por este gobierno, son una ‘herencia recibida’, aunque esta circunstancia se oculta. Alguna obra, además, como el acondicionamiento de la Rambla de los Valcárceles en la localidad granadina de Padul, se inició en 2018 y está prácticamente terminada, a punto de entregarse. La visité el otro día y sólo se espera a la plantación vegetal final, en las próximas semanas, cuando sea el momento meteorológico más oportuno. En este Plan sí hubiera sido un punto incluir una nueva inversión en esta localidad como la necesaria, yo diría perentoria, ampliación de la estación depuradora de aguas residuales que vierte sus aguas al Humedal de Padul.

Del análisis pormenorizado de estas presentaciones múltiples ante los medios de comunicación que he podido analizar, podemos avanzar algunas conclusiones:

En primer lugar, destaca el enorme desequilibrio entre las inversiones previstas en las diferentes provincias andaluzas, desde los 957 millones de euros de Málaga, los 810 de Jaén y los 757 de Cádiz, a los 400 millones de Córdoba o los 300 de Almería, pasando por los modestos 600 millones destinados a la provincia de Sevilla. No he podido encontrar la suma de los proyectos incluidos en el Plan Andalucía en Marcha de la provincia de Huelva, y mira que he buscado hasta en el facebook de la delegación del Gobierno, que tiene una entrada al respecto, y mira que le gustan a los gabinetes de prensa dar cifras globales.

En lo que respecta a nuestra provincia, tampoco he encontrado la sumatoria de los proyectos en la que sólo se ha dado cuenta del total de los proyectos de la Consejería de Fomento, 103 millones, (será porque su titular y encargada de la presentación local es de aquí), aunque se han prometido importantes actuaciones en otras áreas entre los que he podido localizar 115 millones en Salud, 83 en Educación y Deportes y 25 en Aguas. Según declaraciones verbales de la consejera Marifrán Carazo, la inversión llegaría hasta los 770 millones, contando con la financiación privada que, aunque se trata de un Plan, todavía no está planificada y sin contar con la ampliación del Metro, que ‘ya se verá’ cuando acaben los estudios.

Vamos a suponer que son ciertos estos números dados por el gobierno andaluz en las presentaciones provinciales cuasi simultáneas del pomposo Plan Andalucía en Marcha y vamos a conceder crédito a las cifras reveladas por el presidente de la Junta de Andalucía en el arranque de la ‘campaña de propaganda’ estimadas en un total de 3.750 millones de inversión pública. Algo falla. Porque me pongo a sumar y, sin incluir a Huelva que no he podido obtener el dato, ¡tachán!, ¡milagro!, ya  salen 4.606 millones de euros, casi mil millones más...; habrá que conceder que el Plan es líquido, dinámico o bien que tiene una tasa de crecimiento por rueda de prensa.

Granada es un ejemplo palpable que muestra que el nombre del Plan es acertado si nos referimos al aspecto de que muchos proyectos, efectivamente, ya está “en marcha”:

  • Incluye la segunda fase del Estadio de la Juventud de Granada, un proyecto en ejecución desde hace 1️año.
  • En la lista está la ampliación de la EDAR de Los Vados, obra en la que hace 5️ meses Moreno Bonilla puso la primera piedra y cuyos trabajos están ya efectivamente ‘en marcha”.
  • La reforma del hospital Santa Ana de Motril, por su parte, es una actuación con reserva presupuestaria desde haces meses, cuyo retraso o es incompetencia o una maniobra de retardo.
  • El arreglo de la carretera A-4154 Loja-Ventorros se inició en octubre de 2018 con el anterior gobierno y luego ha sido bloqueada.

En cuanto a los proyectos previstos para Granada en el Plan hay más de ilusionismo que de ilusionante por mucho que la consejera de Fomento haya manifestado, con esa exageración propia de quien sabe que la realidad queda corta para cubrir las expectativas, que “es la mayor inversión en Granada en décadas” a lo que cualquier granadino con malafollá añadiría que eso es fácil. Pero si escudriñamos entre las nuevas actuaciones, no se encuentra nada destacable, el Plan parece más una suma de proyectos desperdigados, en el que las palabras arreglo, ampliación y remodelación son las más usadas. La propia titular de Fomento tuvo que ir rebañando hasta 68 microproyectos de los diferentes programas de su departamento para darle empaque al Plan. Es sintomático que se diera cuenta en su presentación pública en Granada de una multitud de reformas y acondicionamientos menores de carreteras que llevaron a tildar de destacada la obra de la reparación de un cortísimo tramo de la carretera de acceso a la estación de esquí de Sierra Nevada. También se anunciaron 70 contratos menores sobre seguridad vial, lo que constituye un ejemplo más de mala gestión, que no puede justificarse por la pandemia, de lo que se conoce como ‘salchichonaje’, que la Unión Europea ha denunciado en varias ocasiones como mala práctica y que podía haber sido resuelto con un único contrato, aunque eso derivaría en mayor transparencia, cosa de la que huye el gobierno actual de la Junta. 

Yo entiendo que tal y como están las cosas las administraciones públicas cuando hacen algo se den un poco de autobombo y de camino intenten infundir moral a la tropa, pero no es de recibo que lo hagan con fuegos de artificio. Me parece que el baño de popularidad que han querido darse ellos se convierta en un jarro de agua fría para los granadinos y para el conjunto de los andaluces. El Plan Andalucía en Marcha es una mera compilación de proyectos pasados, presentes y futuros, de los que muchos de ellos corresponden a fondos europeos ya comprometidos que el gobierno andaluz ha estado dormitando, entreteniendo la pelota para parecer que es el protagonista de la jugada. Aunque su trabajo sólo ha consistido en hacer un paquete y adornarlo con una etiqueta. Entre tanto proyecto de carreteras ha quedado fuera la obra que yo más esperaba, (y los 50 pueblos de las comarcas del Marquesado del Zenete y la Alpujarra afectados): la adecuación de la carretera del Puerto de la Ragua, una actuación que cuenta ya con proyecto redactado y con declaración de impacto ambiental favorable.

Pero en realidad la cuestión más importante no es dilucidar si Andalucía está en marcha o no, sino que la pregunta adecuada es: en marcha ¿hacia dónde? Y la respuesta está en el aire porque del contenido de los proyectos, de la gestión del gobierno andaluz no se deduce que la ‘Andalucía del Cambio’ se oriente hacia un nuevo modelo productivo, hacia la necesaria transición ecológica que nos haga más resilientes ante la crisis sanitaria y económica coyuntural y hacia la crisis climática y planetaria, aparte de la mera propaganda hueca y vacía de la ‘revolución verde’ proclamada por el gobierno andaluz. Antes, al contrario, más bien parece que los tiros van hacia un empeño en un modelo basado en la especulación y con todos los huevos puestos en la construcción y en un modelo de turismo insostenible.

De todas formas, visto el espectáculo del fin de semana, como no afrontemos con decisión la situación sanitaria, frenemos la curva de contagios y paremos la ola, la única marcha que vamos a meter en Granada y en Andalucía es la marcha atrás.

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