martes, 12 de agosto de 2008

MALAFOLLÁ Y CHAUVINISMO

Como recoge mi perfil en este blog, soy un granadino con todas las consecuencias, que significa que asumo mi alícuota parte de malafollá. Siempre que reconozco esta cualidad matizo que esta rara enfermedad, (que tiene la peculiaridad de que es la única de origen genético pero a la vez es infecto-contagiosa), es una desconocida incluso para los que la padecen y suele ser confundida con la mala leche y con el mal carácter (quizás porque algunos malafollás famosos acumulen estos rasgos a su patología).

Una prueba irrefutable de esta doble condición es que existen especímenes autóctonos con una gran malafollá congénita y otros de adopción que la tienen sobrevenida o padecen otra variedad traída de otros lares que aquí se ha expresado. Por el momento no voy a dar nombres aunque amenazo con hacer una lista de malafollás del año que compita con los Ideales, Populares o con los Atila.

Otro día seguiré teorizando sobre la malafollá y la variedad que yo tengo –a medias entre la chanera y la albaicinera- o en privado daré más datos a los que estén interesados en profundizar sobre esta cuestión.

Hoy sólo quiero resaltar un aspecto clave del “ser granadino” (eufemismo que utilizan algunos ilustres malafollás para referirise a nuestro carácter): nuestro especialísimo y peculiar chauvinismo. Frente al original francés, que en el clima mediterráneo es sustituido por el sevillano, el chauvinismo granaíno tiene la particularidad de que nosotros estamos encantados de haber nacido aquí, en este paraíso de belleza natural y de rico patrimonio histórico-artístico, pero muchos deben de amarlo por intuición porque lo desconocen y hacen poco por defenderlo, por conservarlo.

Pondré un par de ejemplos que tienen como protagonista a la “máxima autoridad de la ciudad”, (como también recoge mi perfil en este blog no estoy muy orgulloso de los mediocres gobernantes de mi ciudad), de desprecio y maltrato de nuestro patrimonio. El alcalde, que calificó como “unas cuantas piedras” los restos del antiguo coso taurino de la Real Maestranza que ardió a final del siglo dieciocho, destapados con las obras del aparcamiento subterráneo de la Avenida de la Constitución, piensa que es más importante 20 plazas más para coches que mostrar una parte de la historia de la ciudad. Este mismo alcalde autorizó la utilización de columnas inventariadas del siglo XIX, que estaban almacenadas en unos depósitos municipales, (convenientemente cortadas en trozos con una máquina como si fuera salchichón), como “marmolillos” para impedir la subida de los coches en las aceras en el marco incomparable del Paseo de los Tristes, con la majestuosa Alhambra de fondo.
-
Por cierto ahora se ha estrenado una página Web del Patronato de la Alhambra y del Generalife que recomiendo para disfrutar, aunque sea virtualmente, de esta maravilla del mundo, digan lo que digan los concursos.

Pero lo que tiene auténtica malafollá es ver cuántos y cuántas le ríen la gracia al tractorista y desprecian nuestro patrimonio o piensan que deben ser sacrificados por la “modernidad”. Estos fanáticos serían capaces de matar si desde fuera se hubiera realizado este atentado cultural. Esto sí que es muy granaíno.

No hay comentarios: