viernes, 18 de septiembre de 2015

Un topillo montañero




El topillo nival o neverón es un ‘refugiado’ de la época glaciar que tiene en Sierra Nevada su residencia más al sur y las citas a mayor cota de la Península.

El nival  es nuestro topillo de mayor tamaño. Su principal característica es que vive en las altas cumbres, en ecosistemas de pedregales y cascajales, formados por la erosión glaciar y gran parte del año habita en las galerías que forman esas grandes piedras debajo de la nieve.  Pertenece a la misma familia (Cricetidae) que otros topillos y aunque tradicionalmente se incluía junto al género Microtus que agrupa a otras especies de topillos, (campesino, agreste, mediterráneo…), estudios recientes, genéticos y morfológicos avalan su inclusión en un género diferente. El topillo nival o neverón, (cuyo nombre científico es Chionomys nivalis), es un ‘refugiado’ de la época glaciar que hoy en día presenta una distribución muy discontinua por la mitad septentrional del Paleártico occidental, desde el suroeste europeo hasta el sureste asiático. En Europa se encuentra en los grandes macizos montañosos: Alpes, Cárpatos, Balcanes y Cáucaso. En la Península Ibérica se distinguen cinco núcleos poblacionales principales localizados en Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Sistema Central y Sierra Nevada. El macizo nevadense representa el límite meridional del área de distribución de esta especie. 


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Descripción:

Es el topillo ibérico de mayor tamaño, que puede llegar hasta 140 mm de longitud y alcanzar entre 35 a 70 gramos de peso. Su pelaje es de una tonalidad grisácea bastante uniforme, con la región ventral de color blanco; la cola y las patas son del mismo color, generalmente también blancos.

Hábitat:

Especie muy adaptada a la vida en zonas con acumulaciones rocosas estables y zonas de alta montaña (1.000-4.700 m de altitud). Es muy rara en altitudes menores, aunque hay citas en Europa a nivel del mar. Es más común donde los acúmulos de piedras y rocas son más frecuentes, siendo más escaso en zonas arbustivas y boscosas.

Alimentación:

Son básicamente herbívoros que gustan de plantas que se dan en zonas frías y altas, como las siemprevivas, romperrocas,  senecios, valerianas… pero debido a las restricciones de alimentación que supone el hábitat que ocupan son unos oportunistas que complementan su dieta con insectos, pequeños invertebrados e incluso con crías de otros micromamíferos, almacenando todo lo que no pueden consumir como reserva para el invierno ya que no entra en letargo durante esta etapa. El topillo tiene una curiosa costumbre: acumula gramíneas sobre las rocas y las deja que se sequen al sol, después las introduce en sus galerías para alimentarse de ellas durante el invierno.  


Un ejemplar de topillo busca plantas para alimentarse y para llevar a su despensa.

Reproducción:

La edad reproductora, en relación con otros topillos, es relativamente tardía, y las camadas del neverón son menores que las del resto de sus ‘primos’, lo que es compensado con una elevada tasa de supervivencia juvenil y mayor longevidad de los individuos que superan los 24 meses.

Amenazas:

Es una especie protegida que se encuentra en la Lista Roja de los Vertebrados de España y de Andalucía. La principal amenaza se deriva del escaso número de colonias, de su pequeño tamaño y de la escasa o nula conectividad entre las diferentes poblaciones. En las altas cumbres de Sierra Nevada, no tiene muchos depredadores, salvo las rapaces y algún zorro que en verano se aventura por las altas cumbres.

Bioindicador del cambio climático

El topillo nival  es una las especies protagonistas de los estudios que se realizan por parte del Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada, integrado por científicos de la Universidad de Granada y técnicos del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada y de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía. 

En el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada se lleva a cabo un seguimiento y manejo de las poblaciones de neverones al ser un buen bioindicador del cambio climático
Se estudia la tendencia de la población de topillo nival en un gradiente temporal y altitudinal. En total se han estudiado ocho colonias situadas entre los 2.000 y los 3.100 m. de distribución de la especie en el área de estudio. El método de trabajo ha consistido en la captura de ejemplares y ha permitido conocer aspectos de la densidad poblacional, la biometria, la supervivencia y en general la composición de la comunidad de micromamíferos.

Se ha constatado que las poblaciones en los últimos años permanecen estables aunque la densidad está bajando sobre todo en las colonias de las cotas más bajas, ‘resistiendo’ mejor las de zonas elevadas. Según los estudios realizados recientemente en Sierra Nevada hay 9 topillos de media por hectárea en las cumbres, 9,5 en la parte intermedia, y 11 en la zona baja.

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