lunes, 19 de mayo de 2008

Comprender para cambiar

El primer museo interactivo del mundo sobre el cambio climático es ya una realidad. La Caixa ha financiado el proyecto, que ha costado 1,2 millones de euros y ocupa 550 metros cuadrados. A partir de ahora el cambio climático se podrá ver, tocar, sentir y hasta casi oler gracias a la primera gran exposición que se organiza sobre el fenómeno en el mundo. La muestra abrirá sus salas interactivas en el Pabellón España de la Expo de Zaragoza 2008, a partir del día 14 de junio.

La exposición, titulada "Comprender para sobrevivir: el clima" y dirigida por Jorge Wagensberg, mostrará al visitante las últimas investigaciones científicas en esta materia y permitirá, a través de más de una veintena de elementos interactivos, entender el significado de este acuciante problema y el comportamiento del clima en el mundo. Se trata de mostrar "cómo la ciencia puede incitar a los cambios de comportamiento", una herramienta más efectiva que "una serie de reglas".

El primer ámbito de esta exposición, explica las leyes fundamentales de la naturaleza. En él se incluye un gran globo terráqueo con el que el visitante podrá sentir frío tocando el polo Norte o calor si palpa el ecuador; tres esferas, de madera, mármol y aluminio, que estando a la misma temperatura da la sensación de estar más o menos frío; la denominada fuente caótica -alusión a la teoría del caos-, una rueda con pequeños vasos en la que una gota de agua define si se mueve a un lado u otro; un bloque de hielo que se irá derritiendo en la sala; o un recipiente con dos chorros de agua que demuestran la fuerza de coriolis, que explica que los fluidos cambian de dirección si también cambia el recipiente.

En el segundo espacio de la exposición se aborda la evolución del planeta hasta la situación actual. La historia del clima en la Tierra incluye una muestra de anfibios que poblaron el planeta hace millones de años tras el Pangea; una core (capa de sal) rescatada del fondo marino del Mediterráneo datada de la época en la que el estrecho de Gibraltar no existía y el mar Mediterráneo era una superficie terrestre; la era de las glaciaciones, con piezas de museo originales; o la muestra de la "primera contaminación del planeta", la aparición de las bacterias que aportaron oxígeno a la atmósfera. Además, incluye piezas de gran valor, como la obra Cazadores en la nieve, de Pieter Bruegel, datada en el Renacimiento y que muestra una microglaciación en el Renacimiento; o las anotaciones del médico Salvador Campillo, el mayor registro que exite en Europa -de 1781- de temperaturas, tomadas en el ambiente y en seres humanos. Esta fase se cierra con una maqueta del delta del Ebro que el visitante podrá inundar o desecar a su antojo y "comprobar los efectos del cambio climático".

Por último, el recorrido se detiene las evidencias actuales sobre la insostenibilidad en la vida cotidiana. Un water con un bidón de 20 litros demuestra "lo que gastamos a diario de agua potable para evacuar aguas menores"; una habitación a oscuras con los pilotos del stand by de los electrodomésticos encendidos a la vez; un callejón muy iluminado cuando solo hay contenedores; una fila de coches aparcados a la puerta de un colegio; un termitero con aparatos de aire acondicionado; o un montón de papelillos de caramelos son muestras que la exposición incluye y denuncia.

Una razón, poderosa, más para ir a Zaragoza a ver la Expo.

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