jueves, 16 de octubre de 2008

¿Quién nos protege de la Policía Local?

He conocido el testimonio de varios testigos presenciales de un espectáculo lamentable en el mercadillo de la Chana, (en mi Chana, pobre Chana), por parte de varios agentes de la Policía Local. Varios familiares presentes "en el lugar de los hechos" y otras personas que conozco me han comentado el mal rato que han pasado y la vergüenza del comportamiento de los policías locales que estaban de servicio en las inmediaciones del tradicional mercadillo de los miércoles en mi barrio.

Así me lo han contado: varias personas, al ver a un vendedor senegalés que estaba siendo maltratado por varios policías que lo tenían retenido con la cabeza contra el suelo y propinándole golpes intimidatorios de bastante dureza, han recriminado la violencia injustificada con la que se empleaban los agentes pues la persona estaba sola, inmóvil y no prestaba resistencia.

Este hecho hubiera sido un nuevo episodio de utilización desproporcionada de la fuerza por parte de algunos policías locales, (no son todos los municipales pero son demasiados). La mayoría de los granadinos ya hemos vivido en los últimos años, de manera directa o indirecta, muchos casos de chulería, de malos modos y de comportamiento reprochable de nuestra Policía Local. Lo que ha indignado hoy a la gente ha sido comprobar que las denuncias que habían conocido por los medios de comunicación, se han quedado cortas y la impotencia sentida para impedir que queden impunes estos agentes y, sobre todo, la frustración de no hacer algo para que los responsables políticos no amparen ni hagan oídos sordos a las denuncias ciudadanas. Puede que hoy hayan tomado conciencia de que hay que empezar a depurar responsabilidades para erradicar estos comportamientos de los agentes de autoridad que deberían ser ejemplares y dar seguridad a los ciudadanos y no intimidar ni emplear la violencia de manera arbitraria e injustificada. Esta vez ha sido contra "un negrillo", en otra ocasión los agredidos fueron unos inmigrantes lationoamericanos que se divertían jugando al fútbol en un descampado, otras veces ha sido contra jóvenes que se divertían, mañana puede ser contra cualquiera de nosotros.
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Los testimonios directos y variados que me han llegado coinciden en que la Policía Local ante las demandas de varias personas de que no se emplearan con violencia innecesaria porque habían visto que no había resistencia del vendedor ambulante, se dirigieron con malos modos a las personas que estaban alrededor con comentarios del tipo: “a mí no me tiene que decir ninguna vieja cómo tengo yo que actuar”; “si tienen algo que decir vayan y denuncien a Comisaría y si no tienen el carnet de identidad las llevo detenidas”. Una policía local (lástima que no sea una representante de la sensibilidad, de la buena educación, que debieran aportar al cuerpo de policías locales las mujeres), incluso amenazó con una mano en la cara a una señora mayor que intentaba hacerle ver que tuvieran otra actitud que no había necesidad de una conducta tan violenta. Al cogerla por el brazo para reclamar su atención, una señora fue amenazada violentamente al grito de "si me toca, le parto la cara".

El capítulo final de la lamentable escena demuestra la poca categoría, la escasa profesionalidad y la irresponsabilidad de los agentes. Según me han contado cuando los agentes vieron que había mucha gente que desaprobaba su actuación y habían quedado en evidencia quisieron culpar a los vendedores del mercadillo, argumentando que ellos cumplían con su función y que habían sido requeridos por las denuncias de los vendedores. Al oir esta acusación, una persona de raza gitana salió del puesto y le gritó en la cara que era un embustero y que no tenía vergüenza y que eran unos cagados. Pero ante este señor no tuvieron palabras de contestación, ni le amenazaron ni nada. Se callaron y otorgaron (vamos que demostraron que eran unos cobardes y que toda la fuerza que empleaban la gastaban con el indefenso negro de los CDs y con las personas mayores que fueron en su ayuda. Yo mismo he comprobado "cienes y cienes de veces" que la Policía Local hace la vista gorda ante la venta de productos perecederos en los mercadillos, cuando están expresamente prohibidas por cuestiones sanitarias y por las ordenanzas municipales.

La escena queda rematada con el comentario sabio de un viejo amigo mío del que guardo el nombre para evitarle alguna complicación con los energúmenos que hoy se han lucido en su servicio en la Chana. Él había contemplado todo el espectáculo desde cerca pero con la distancia suficiente para no poner en riesgo su maltrecha pierna y, con la serenidad que le da haber pasado ya mucho, aclaró a toda la concurrencia cuál era la razón por la que se empleaban con esa violencia desproporcionada para detener al vendedor: “porque se les podía escapar corriendo”. Y está claro que a estos agentes el ejercicio físico les viene grande, a ellos les gustan las sirenas y el espectáculo, y las barras de los bares en los que se les ve con demasiada frecuencia.

Y mañana saldrá el concejal del ramo defendiendo la profesionalidad y el buen hacer de toda la Policía Local.

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