jueves, 26 de febrero de 2009

Sobre la caza y sobre el cazo

Ha caído abatido por la caza el ministro de Justicia. Los disparos han sido efectuados por los del cazo.
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Y Rajoy sigue sin dimitir.

En este país en el que el verbo dimitir se practica poco en primera persona, cuando se produce una decisión de este tipo, y a tan alto nivel, puede deberse a la gravedad del asunto o a que el afectado tiene unos códigos éticos diferentes. En este caso parece haber sido decisiva la coyuntura política.

No tengo nada en contra de los cazadores (tampoco tengo mucho a favor). A mí me parece que es un colectivo muy heterogéneo, que hay muchas clases y tipos de cazadores. No me gustó nada enterarme que el ministro había sido “cazado” en una montería y mucho menos que no tuviera su licencia al día. Que en la misma cacería estuviera el juez Garzón era poco estético aunque resultan ridículas las acusaciones de connivencia entre ambos por esta coincidencia. Si fueran ciertas habría sitio y momento para relacionarse de manera más discreta.

Cualquier persona medianamente inteligente sabe que las investigaciones sobre las tramas de autoespionaje y de corrupción que han estallado en el seno del Partido Popular, llevan bastante tiempo abiertas y me parece de chiste que la derecha y sus aliados mediáticos quieran vincular los casos judiciales a la torpeza del encuentro ente Bermejo y Garzón en la sierra jienense.

Bermejo ya no es ministro pero la corrupción del PP sigue ahí, aunque todavía resuenan los ecos de las manifestaciones de sus dirigentes en las que proclaman que la corrupción era incompatible con ellos. No sé si caerán al final del proceso, si serán cazados por la Justicia o buscarán todas las triquiñuelas procesales y las complicidades en algunas instancias como está ocurriendo por ejemplo con el corrupto presidente de la Diputación de Castellón.
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Y Rajoy sigue sin dimitir.
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Lo que ha quedado manifiestamente claro de nuevo es que Rajoy y los suyos (como sucedió con la triple A –Aznar, Acebes, Arenas-) tienen una doble moral, son unos hipócritas políticos y que una parte, demasiado grande, de su base social se lo permite porque se sienten reflejados e identificados y es una pena que haya tanta gente así en nuestro país.

Entre los socialistas he observado una división de opiniones sobre la conveniencia del relevo del ministro de Justicia. Hay quien piensa que hemos entregado una cabeza gratuitamente en un asunto irrelevante y que la derecha ha ganado con la dimisión ya que hemos dado crédito a sus acusaciones. Hay quien por el contrario piensa que ha sido una lección de ética y estética y de coherencia de la dirección del Partido y un acto de amor y lealtad de Bermejo al proyecto político que la gente progresista entenderá.

Tengo mis dudas al respecto. Ahora que tengo tan cerca mi (primer) viaje a China recuerdo un cuento chino que acaba con un proverbio/moraleja que dice “nuca se sabe si es para bien o para mal” que es muy parecido a nuestro refrán “No hay mal que por bien no venga”. He escuchado y he leído cosas muy lúcidas argumentando en un sentido o en otro. Ya veremos.
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Y Rajoy sigue sin dimitir.

2 comentarios:

Javier Montero dijo...

Tranquilo amigo Ignacio, que ahí no dimite nadie, en todo caso, los dimitirá el juez.
Un saludo.

Mayoyo dijo...

Reciba usted su premio, y no espacie tanto las entradas D. Ignacio....