domingo, 22 de noviembre de 2009

Otoño caliente en Sierra Nevada

Como vaticiné está haciendo un otoño extraordinariamente cálido y seco en Sierra Nevada que está retrasando varios de nuestros proyectos que requieren plantaciones y que tiene a la estación de esquí en stand by a la espera de que caiga su maná (o al menos de que bajen las temperaturas para “fabricar” algo de nieve). Quizás deban acostumbrarse, (en el argot del cambio climático se dice adaptarse), a que esto es lo más normal y no la anormalidad del año pasado que por estas fechas había abundante nieve y casi 50 kilómetros de pistas abiertas.

Pero es sobre todo un “otoño caliente” desde el punto de vista del trabajo. Todavía estábamos al final del verano cuando se celebraron las Jornadas Nacionales de Entomología, dedicadas a la biodiversidad de Sierra Nevada. Tuve la oportunidad de intervenir en una sesión especial para explicar cómo, y por qué, habíamos incluido entre los indicadores de seguimiento del Cambio Global a varios artrópodos endémicos de Sierra Nevada. Fue un reto y un placer (superados los nervios iniciales) contar nuestra gestión ante un auditorio tan especializado.

Comenzamos el otoño con los platos fuertes de la celebración del doble aniversario de Sierra Nevada (20 años de parque natural y 10 años del parque nacional). Lo primero fue el extraordinario concierto extraordinario de la Orquesta Ciudad de Granada, con programa de Schubert, Brahms y la sinfonía pastoral de Beethoven, que era el preludio de la magna inauguración de la Exposición “Luces de Sulayr, cinco siglos de imágenes de Sierra Nevada”, en el Centro Cultural Museo de la Memoria de Andalucía, de CajaGranada.

El lugar de la Exposición nos ha permitido llevar a cabo otras actividades entre las que destaco la presentación del libro "Sulayr, los pinceles de la luz", con poemas del profesor y amigo Rafael Hernández del Águila e ilustraciones de Miriam López de Burgos.

Después hemos tenido varios “extras” como el V Congreso Mundial de Ungulados de Montaña, o la Cumbre sobre Áreas Protegidas y Cambio Climático, ambas bajo el auspicio de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, o una visita de una delegación de la Comisión Especial de las Cortes para el Estudio del Cambio Climático para conocer de cerca, sobre el terreno, nuestro Observatorio de Cambio Global.

Y además, como es otoño, ha habido varias jornadas micológicas (Güéjar Sierra, Bayárcal, Padules) aunque yo estoy suscrito a las de Abla, a las que suelo acudir con mi familia desde su inicio. Lo cierto es que no ha sido un buen año para los "seteros". Son cada vez más los llamados pero pocos los escogidos. Las escasas precipitaciones han hecho que la "producción" este año sea baja, aunque eso no nos haya impedido que la parte gastronómica de las diferentes actividades programadas haya sido estupenda.

Este año las jornadas en la "capital rural mundial de la sostenibilidad," contaban con el aliciente de la charla del profesor Mario Honrubia de la Universidad de Murcia con el que me inicié en el mundo de las micorrizas allá por año 93 (en el siglo pasado) cuando estaba destinado en el Centro de Investigación y Formación de Agricultura y Pesca y acudí a un par de cursos suyos sobre Cultivo in vitro y sobre Micorrización en laboratorio. Allí conocí al Vicente Borrás y a la doctora Pilar Torres, con los que trabé amistad y fuimos juntos a California con la excusa de un Congreso Mundial de la materia que luego tuvo la siguiente edición en Granada, en mi Granada y me pillaron de concejal en el ayuntamiento y tuve la oportunidad de hacer la recepción oficial en nombre de la ciudad, a mis "colegas" en el Palacete del Carmen de los Mártires (dosis de batallitas del post).

Acabaremos el otoño con la inauguración de otra Exposición que hemos denominado “Símbolos (de la biodiversidad) de Sierra Nevada”, que cuando escribo esta entrada está a punto de terminarse, catálogo incluido, y que muy pronto podrá ser visitada en el Parque de las Ciencias de Granada y de la que contaré más detalles.

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