lunes, 4 de julio de 2011

Errores de la campaña electoral en Granada

Empezaré por decir yo mismo, para no caer en la simpleza ni en la demagogia, que hay una anchura de causas que influyen en los resultados de unas elecciones municipales tanto por la escala vertical como en la franja horizontal. Sólo una parte, mayor o menor en función de la coyuntura, son atribuibles al ámbito local y una porción de ellas se deben al ámbito de influencia de la dirección local. Me referiré en este momento sólo a esta fracción en la que nuestras decisiones y acciones tienen influencia.

Una de las causas de la nueva derrota electoral en la ciudad de Granada es la mala/nula coordinación con la dirección provincial, no sólo en la campaña propiamente dicha, sino a lo largo de todo el mandato. Este gran error se ha pagado por los dos lados porque ha conducido también a la pérdida del gobierno de la Diputación Provincial. Durante mucho tiempo el objetivo principal provincial ha condicionado, e incluso ha hipotecado, la posibilidad de una estrategia política propia del PSOE en la capital granadina para arrebatar la hegemonía política a la derecha. Se sacrificaba la capital a cambio de mantener la mayoría en la provincia que propiciaba el gobierno de la Corporación Provincial y la aportación de un número de diputados que ayudara a la mayoría en el Parlamento Andaluz. Ahora hemos perdido los dos frentes y nos hemos quedado además sin una estrategia clara en los dos niveles.

Los dos déficits más importantes de Paco Cuenca han sido, por un lado que ha aparecido desde el principio como un candidato impuesto sin apoyo de las bases y, por otro que ha sido presentado como una apuesta perdedora de antemano ante el “experimentado” y sólido Pepe Torres, aunque con expectativas de futuro.

Lo primero debió de superarse apostando por un proceso de primarias que hubiera legitimado interna y externamente al candidato y hubiera incrementado su notoriedad. El riesgo era perder las primarias o que se produjera una fractura interna que debilitara las opciones. Por no asumirlo el Partido ha conseguido una desmovilización y una desvinculación de demasiada gente a la vez que ha mostrado a nuestro candidato como refugiado bajo el ala del aparato y demasiado dependiente de una dirección local que estaba y sigue estando muy cuestionada.

Que en unos sitios y en unos momentos se hagan primarias y en otros no, es de muy difícil explicación para la militancia, que entiende que se le hurta el momento más importante de su participación interna. La ciudadanía asiste perplejo a estas excepciones al proceso de primarias que escasean pero que cuándo y dónde se hacen todo el mundo las alaba, incluido el propio Zapatero. Si son tan buenas ¿por qué no se generalizan? he oído en muchas ocasiones y no se ha dado una respuesta coherente.



Lo segundo era también muy difícil dada la posición de desventaja con la que partíamos, entre otras cosas, por la mala oposición realizada durante los últimos años. La relativa juventud y otras características positivas del candidato a la alcaldía no han compensado la idea de que “buscábamos” un candidato más para el 2015 que para el 2011, atrapados en un discurso sobre los abandonos de los candidatos perdedores de anteriores convocatorias.

Otro de los errores más importantes ha sido que el candidato no hubiera abandonado con anterioridad la responsabilidad institucional. No sé si continuar como delegado provincial de la Junta de Andalucía le ha permitido mayor proyección pública pero en todo caso lo ha hecho más vulnerable y ha sido una contradicción basar una campaña en algo nuevo, alejado o al menos distanciado del discurso oficial, y ser miembro del gobierno andaluz.

No haber dado una respuesta clara y contundente, a tiempo, sobre las acusaciones que hacía la derecha sobre la situación de la pareja del candidato ha sido otro hándicap. Varios días de campaña perdidos y una contaminación también sobre la novedad del perfil del candidato ha sido el resultado de este error táctico.

Para mí, otro error grave ha sido la pérdida de identidad ideológica y la excesiva personalización de la campaña con elementos como la marea verde, la A y otros distintivos que al final han significado más desorientación que otra cosa. Siempre caemos en esta dinámica de centrar el debate en las personas, en los cabezas de lista y desaprovechamos otras posibilidades, otras potencialidades basadas en un discurso en torno a los equipos y a las propuestas concretas.

Pero como he manifestado ya en este blog lo peor ha sido que se ha ido perdiendo/dilapidando el caudal político acumulado desde la Asamblea en la que fue elegida la ejecutiva actual. Hemos ido perdiendo efectivos e ilusión desde aquél momento de máxima tensión y participación de la militancia. Se ha pasado de una mayoría minoritaria del conjunto del Partido en la capital a una exigua mayoría de un sector minoritario del Partido ya que se han excluido (por su cuenta o por cuenta ajena) muchos socialistas granadinos. Se ha estrechado, se ha achicado el Partido y ni aún así se ha conseguido, ni se ha intentado creo, un proyecto integrador.

Ya he dicho en muchas ocasiones que para ganar en Granada con los nuestros no es suficiente, pero sin los nuestros es imposible, un suicidio. Algunos parecen estar más interesados en ser mayoría aunque sea cada vez de algo menor, en administrar la miseria, que en liderar, configurar, impulsar un proyecto que conecte con una mayoría de progreso y compartir ese proyecto. Por eso han estado y siguen estando más pendientes de contarnos que de tenernos en cuenta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo Ignacio, Soy militante y creo que se nos tiene que tener más en cuenta. Para mi forma de ver las cosas el partido se ha estado gobernando nefastamente en los últimos 6-7 años. Mano de hierro con guante de terciopelo, (a veces ni eso), y demasiadas serpientes sin cascabel.

Saludos y sigue con tu labor, necesitamos gente como tu!!!