Se despejaron las incógnitas y lo que todo el mundo ahora resulta que ya sabía, lo que para casi todos era la hipótesis más probable, (ya veremos si la más peligrosa), se ha convertido en un calendario electoral cierto con el anuncio de Zapatero de que a finales de septiembre convocará elecciones (un poco) anticipadas que se celebrarán el 20 de noviembre. Con dicho anuncio pretendía despejar las dudas y especulaciones sobre las fechas de la convocatoria electoral, una de las prerrogativas constitucionales del presidente del gobierno. Digamos que trataba de generar confianza y certidumbre sobre las fechas ya que es difícil hacerlo sobre lo que puede ocurrir tras esa fecha y no me refiero principal ni exclusivamente sobre el resultado electoral.
Y es que es muy complicado saber lo que puede ocurrir tras el 20N, al que yo prefiero citar como 20 del 11 del 2011 porque me parece una cifra cabalística más interesante que las referencias al aniversario de la muerte de Franco, “caudillo de España por la gracia de Dios” (la muerte fue la gracia divina no que fuera dictador como algunos han confundido).
Llevamos en campaña desde hace cuatro años (quizás desde hace ocho) ya que la derecha nunca entendió ni aceptó perder las elecciones (ellos creen tener el derecho divino a gobernar, a mandar) y montó toda una estrategia para deslegitimar la(s) victoria(s) de Zapatero. Sin embargo, y a pesar de las declaraciones de Rajoy diciendo que todo el mundo sabe cual es su programa, lo cierto y verdad es que bien por pereza, bien por cobardía, bien porque confía toda su estrategia en decir que la culpa de la crisis la tiene ZP y que Rubalcaba tiene que dimitir por el caso Faisán, el PP no nos ha sabido decir en todo este tiempo en qué consiste el cambio necesario que pregonan, esa fórmula mágica que esconden como pócima alquimista para mejorar las cuentas públicas sin recortes sociales.
Hasta ahora todo lo que sabemos es que las elecciones no han resuelto automáticamente los problemas p.e. en Portugal con la llegada de sus correligionarios de la derecha, (perdón he querido decir el centro reformista), y en Inglaterra y en otros sitios en los que los liberales gobiernan las recetas aplicadas no han hecho sino cargar la pesada carga de la crisis en los más débiles. Si tenemos que fijarnos en el ejemplo de gestión económica de los “populares” en Comunidades Autónomas y ayuntamientos vamos aviados para confiar en los remedios que podían aplicar.
Yo me temo, nos tememos muchos, que la fómulaRajoy sea la anunciada por el FMI de subir el IVA y reducir la nómina de funcionarios. Así la frase de Marianico el flojo de que él es una alternativa previsible tendría sentido aunque lo de fiable sería un mensaje para los bancos, para los mercados y no para el conjunto de la sociedad.
Es curioso que todas las encuestas realizadas hasta ahora coincidan en que el PP tiene una gran ventaja sobre el PSOE pero Rajoy no genera confianza. Se me ocurren dos posibilidades: una, que la mayoría de la gente, incluidos los que lo van a votar, saben verdaderamente cuál es su programa electoral y por eso les genera cierta desconfianza (aunque se resignan porque pueden pensar que no hay otra solución); otra posibilidad es que Rajoy no merece la confianza de mucha gente porque temen, tememos, la dureza del programa oculto del Partido Popular.
Por nuestro lado, si bien es cierto que Rubalcaba está siendo un revulsivo interno importante y la apuesta que la cúpula del Partido hizo por su candidatura se ha convertido en un éxito ya que está conectando muy bien con las bases socialistas, está claro que partimos con un hándicap importante de salida y la pesada hipoteca de la crisis económica, de la propia gestión que hemos hecho y de cómo la hemos “gestionado”.
Rubalcaba ha arrancado bien tanto en su presentación pública tras el Comité Federal, en el acto de Extremadura, en Jaén… como en las diferentes comparecencias realizadas en distintos medios de comunicación. En todos los sitios ha marcado claramente qué cambio es el que propone. Y para ello ha diseñado una buena estrategia, un discurso y unas nuevas maneras de hacer. Como están cayendo muchos mitos electorales, Rubalcaba y su equipo están también dispuestos a pasar a mejor vida el dicho de que “las estrategias no se cuentan, se ejecutan” y están convirtiendo el relato de la estrategia, del modus operandi, en parte de la campaña, conscientes de que estamos ante una nueva época en la que la comunicación interactiva con la ciudadanía exige nuevas formas, nuevos canales, nuevos formatos e instrumentos.
Rubalcaba ha marcado que ahora es tiempo de Escuchar y de Explicar hasta la Conferencia Política. En este tiempo aunque algunos no lo quieran o no lo hayan comprendido, es momento de decir qué hemos hecho, y por qué, los socialistas, asumiendo errores sobre nuestra gestión (no sólo de comunicación). Intentando escurrir el bulto y cargándole el mochuelo sólo a Zapatero no ganamos en credibilidad, ni recuperamos la tensión, la movilización necesaria de los “nuestros”, sino que generamos desconcierto en las filas propias y damos munición gratuita al “enemigo”.
(Tampoco es de recibo querer saldar cuentas internas pendientes, algunas legítimas, antes de las elecciones. Ahora es tiempo de remar, de hacer lo posible por llegar en las mejores condiciones a la orilla del 20_11 y no de meterle la cabeza debajo del agua a los compañeros para intentar asomar un poco el cuello. Los riesgos de perecer ahogados todos juntos son muy altos y además con las otras regatas muertas de risa viendo, y animando el espectáculo).
En mi opinión, hay que dejar de buscar las razones por las que nuestro electorado nos ha abandonado y reconocer en qué les hemos fallado nosotros y buscar las claves para recomponer esta alianza. Por eso me ha gustado especialmente la última entrevista concedida a RNE en la que ha señalado que con la convocatoria electoral para el 20_11 del 2011 iniciamos una nueva etapa política en la que los objetivos son: creación de empleo, (algo urgente), una economía sana y competitiva (una cosa importante que no debe ser tapada por lo urgente porque ahora lo importante es urgente), reforzar la igualdad de oportunidades y desarrollo de reformas políticas en la dirección de una mayor democratización. Porque no nos podemos presentar a las elecciones como si todo siguiera igual, (todo menos Zapatero), de la misma manera que no nos podemos presentar con los mismos referentes políticos en todas las provincias, algunos definitivamente amortizados, con la única novedad del cambio del cartel principal.
Por otra parte Zapatero no puede cargar con todo el desgaste. Ni es justo, ni sería creíble. Tampoco sería deseable estar en un Partido, por muy presidencialista que sea, en que una persona acumulara todo el poder de decisión y fuera el único responsable de la estrategia política de los últimos años. Una cosa es que Zapatero haya asumido que su sacrificio es una manera de justificar (se), que no había otra elección cuando ha tomado medidas impopulares y con ello haya pretendido evitar arrastrar a todo el PSOE a la debacle y otra cosa es que le carguemos (todos) las culpas al presidente del gobierno y secretario general, como si no hubiera habido “cómplices y cooperadores necesarios”, (lamento utilizar un lenguaje penal pero no encuentro mejor metáfora), para haber llegado hasta aquí, como si no hubiera sido validada y revalidada su actuación por el resto de (la dirección) del Partido.
Y es que es muy complicado saber lo que puede ocurrir tras el 20N, al que yo prefiero citar como 20 del 11 del 2011 porque me parece una cifra cabalística más interesante que las referencias al aniversario de la muerte de Franco, “caudillo de España por la gracia de Dios” (la muerte fue la gracia divina no que fuera dictador como algunos han confundido).
Llevamos en campaña desde hace cuatro años (quizás desde hace ocho) ya que la derecha nunca entendió ni aceptó perder las elecciones (ellos creen tener el derecho divino a gobernar, a mandar) y montó toda una estrategia para deslegitimar la(s) victoria(s) de Zapatero. Sin embargo, y a pesar de las declaraciones de Rajoy diciendo que todo el mundo sabe cual es su programa, lo cierto y verdad es que bien por pereza, bien por cobardía, bien porque confía toda su estrategia en decir que la culpa de la crisis la tiene ZP y que Rubalcaba tiene que dimitir por el caso Faisán, el PP no nos ha sabido decir en todo este tiempo en qué consiste el cambio necesario que pregonan, esa fórmula mágica que esconden como pócima alquimista para mejorar las cuentas públicas sin recortes sociales.
Hasta ahora todo lo que sabemos es que las elecciones no han resuelto automáticamente los problemas p.e. en Portugal con la llegada de sus correligionarios de la derecha, (perdón he querido decir el centro reformista), y en Inglaterra y en otros sitios en los que los liberales gobiernan las recetas aplicadas no han hecho sino cargar la pesada carga de la crisis en los más débiles. Si tenemos que fijarnos en el ejemplo de gestión económica de los “populares” en Comunidades Autónomas y ayuntamientos vamos aviados para confiar en los remedios que podían aplicar.
Yo me temo, nos tememos muchos, que la fómulaRajoy sea la anunciada por el FMI de subir el IVA y reducir la nómina de funcionarios. Así la frase de Marianico el flojo de que él es una alternativa previsible tendría sentido aunque lo de fiable sería un mensaje para los bancos, para los mercados y no para el conjunto de la sociedad.
Es curioso que todas las encuestas realizadas hasta ahora coincidan en que el PP tiene una gran ventaja sobre el PSOE pero Rajoy no genera confianza. Se me ocurren dos posibilidades: una, que la mayoría de la gente, incluidos los que lo van a votar, saben verdaderamente cuál es su programa electoral y por eso les genera cierta desconfianza (aunque se resignan porque pueden pensar que no hay otra solución); otra posibilidad es que Rajoy no merece la confianza de mucha gente porque temen, tememos, la dureza del programa oculto del Partido Popular.
Por nuestro lado, si bien es cierto que Rubalcaba está siendo un revulsivo interno importante y la apuesta que la cúpula del Partido hizo por su candidatura se ha convertido en un éxito ya que está conectando muy bien con las bases socialistas, está claro que partimos con un hándicap importante de salida y la pesada hipoteca de la crisis económica, de la propia gestión que hemos hecho y de cómo la hemos “gestionado”.
Rubalcaba ha arrancado bien tanto en su presentación pública tras el Comité Federal, en el acto de Extremadura, en Jaén… como en las diferentes comparecencias realizadas en distintos medios de comunicación. En todos los sitios ha marcado claramente qué cambio es el que propone. Y para ello ha diseñado una buena estrategia, un discurso y unas nuevas maneras de hacer. Como están cayendo muchos mitos electorales, Rubalcaba y su equipo están también dispuestos a pasar a mejor vida el dicho de que “las estrategias no se cuentan, se ejecutan” y están convirtiendo el relato de la estrategia, del modus operandi, en parte de la campaña, conscientes de que estamos ante una nueva época en la que la comunicación interactiva con la ciudadanía exige nuevas formas, nuevos canales, nuevos formatos e instrumentos.
Rubalcaba ha marcado que ahora es tiempo de Escuchar y de Explicar hasta la Conferencia Política. En este tiempo aunque algunos no lo quieran o no lo hayan comprendido, es momento de decir qué hemos hecho, y por qué, los socialistas, asumiendo errores sobre nuestra gestión (no sólo de comunicación). Intentando escurrir el bulto y cargándole el mochuelo sólo a Zapatero no ganamos en credibilidad, ni recuperamos la tensión, la movilización necesaria de los “nuestros”, sino que generamos desconcierto en las filas propias y damos munición gratuita al “enemigo”.
(Tampoco es de recibo querer saldar cuentas internas pendientes, algunas legítimas, antes de las elecciones. Ahora es tiempo de remar, de hacer lo posible por llegar en las mejores condiciones a la orilla del 20_11 y no de meterle la cabeza debajo del agua a los compañeros para intentar asomar un poco el cuello. Los riesgos de perecer ahogados todos juntos son muy altos y además con las otras regatas muertas de risa viendo, y animando el espectáculo).
En mi opinión, hay que dejar de buscar las razones por las que nuestro electorado nos ha abandonado y reconocer en qué les hemos fallado nosotros y buscar las claves para recomponer esta alianza. Por eso me ha gustado especialmente la última entrevista concedida a RNE en la que ha señalado que con la convocatoria electoral para el 20_11 del 2011 iniciamos una nueva etapa política en la que los objetivos son: creación de empleo, (algo urgente), una economía sana y competitiva (una cosa importante que no debe ser tapada por lo urgente porque ahora lo importante es urgente), reforzar la igualdad de oportunidades y desarrollo de reformas políticas en la dirección de una mayor democratización. Porque no nos podemos presentar a las elecciones como si todo siguiera igual, (todo menos Zapatero), de la misma manera que no nos podemos presentar con los mismos referentes políticos en todas las provincias, algunos definitivamente amortizados, con la única novedad del cambio del cartel principal.
Por otra parte Zapatero no puede cargar con todo el desgaste. Ni es justo, ni sería creíble. Tampoco sería deseable estar en un Partido, por muy presidencialista que sea, en que una persona acumulara todo el poder de decisión y fuera el único responsable de la estrategia política de los últimos años. Una cosa es que Zapatero haya asumido que su sacrificio es una manera de justificar (se), que no había otra elección cuando ha tomado medidas impopulares y con ello haya pretendido evitar arrastrar a todo el PSOE a la debacle y otra cosa es que le carguemos (todos) las culpas al presidente del gobierno y secretario general, como si no hubiera habido “cómplices y cooperadores necesarios”, (lamento utilizar un lenguaje penal pero no encuentro mejor metáfora), para haber llegado hasta aquí, como si no hubiera sido validada y revalidada su actuación por el resto de (la dirección) del Partido.
1 comentario:
En mi opinión, ni el PSOE ni Rubalcaba pueden hacer nada para ganar las elecciones. Las ganará el PP, no por su programa, ni porque la gente confíe en Mariano, sino porque los españoles somos ''asín de chulos''. ¿Cuánta gente lee realmente el programa electoral del partido al que piensa votar? ¿Jornada de reflexión? Aquí no reflexiona NADIE. El PSOE ganó las elecciones de hace 7 años gracias al 11-M, y este año el PP ganará gracias a la crisis... lo cual tiene gracia, ya que los principales responsables de nuestra situación son los peperos. Esta es toda la reflexión que hacen la mayoría de los españoles. Ahora nos esperan unos añitos de PP, hasta que vuelvan a meter la gamba... y será entonces cuando el PSOE vuelva al gobierno... Da igual quien sea el candidato, ni cual sea su programa electoral. Al PSOE solo le queda esperar a que el PP ''la cague'', para volver al gobierno... porque esa es la máxima reflexión a la que el español medio está capacitado para llegar... Tampoco podemos esperar mucho más de una sociedad en que la mayoría de los universitarios son incapaces de nombrar a 2 ministros...
En fin, futuro incierto y oscuro el que nos espera... habrá que ir empezando con el alemán...
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