Uno de mis primeros artículos divulgativos de Sierra Nevada iba dedicado al águila real aunque me referí a otras rapaces presentes en Sierra Nevada (Reinado de altos vuelos). En esta ocasión el protagonista principal es el azor al que Félix Rodríguez de la Fuente dedicó un capítulo de la serie "El Hombre y la Tierra" aunque he completado el reportaje con algunas referencias a otras rapaces forestales presentes en Sierra Nevada. (Las imágenes del azor corresonde a José Antonio Caravantes y las demás a mi amigo Jorge Garzón). Así ha quedado en la edición digital:
http://www.granadahoy.com/granada/Piratas-espesura_0_1173183124.html
Y así en la versión impresa del periódico:
SIERRA NEVADA, PARAÍSO DE BIODIVERSIDAD
'Piratas' de la espesura
Sierra
Nevada mantiene una población importante de azores asociada
principalmente a las grandes masas forestales de la orla de la media
montaña. Estas rapaces están especialmente adaptadas para la caza
en el interior de los bosques.
El
azor común (Accipiter gentilis) es una rapaz forestal común
en todo el Paleártico, que se presenta puntualmente en tierras
africanas. El naturalista Félix Rodríguez de la Fuente la bautizó
como ‘el pirata de la espesura’ en uno de los capítulos de la
célebre serie televisiva de documentales de naturaleza “El
Hombre y la Tierra”, serie que marcó a varias generaciones de
españoles. Con unos ojos de mirada penetrante, flanqueados por unas
marcas a manera de antifax, posee una extraordinaria habilidad para
la realización de vuelos zigzagueantes entre la espesura de los
árboles.
El
azor es una de las aves rapaces que pasa más desapercibida por sus
costumbres discretas, salvo en primavera cuando emite reclamos y
vuela en zonas abiertas e incluso ‘ciclea’ en el cielo durante el
cortejo nupcial.
A
pesar
de su mediano tamaño, (entre
49
y 56
centímetros y
unos 60 de envergadura)
el
azor es uno de nuestros más reputados cazadores alados.
Los jóvenes presentan tonos claros: rojizo arriba y amarillo con grandes manchas de color pardo oscuro en la zona de abajo. Los adultos poseen una coloración parda ceniza, de tonos grises y negruzcos en la región superior, mientras que las partes inferiores son blanquecinas horizontalmente barradas en oscuro. .
Los jóvenes presentan tonos claros: rojizo arriba y amarillo con grandes manchas de color pardo oscuro en la zona de abajo. Los adultos poseen una coloración parda ceniza, de tonos grises y negruzcos en la región superior, mientras que las partes inferiores son blanquecinas horizontalmente barradas en oscuro. .
El azor común es un ave especializada en la caza en el interior de ecosistemas arbóreos; posee unas alas de extremos redondeados, anchas y cortas, y una larga cola (en proporción a su tamaño), que utiliza como timón. Estas características le permiten una gran movilidad y capacidad de maniobra en los ambientes con mucha vegetación.
Por sus extraordinarias cualidades predadoras y su formidable agresividad, el azor ha sido usado en la práctica de la cetrería. Por esa misma habilidad cazadora ha sido perseguida bajo la ‘acusación’, infundada, de causar graves perjuicios a la actividad cinegética.
FAMILIA DE LAS ÁGUILAS PERO PARECIDAS A HALCONES
El azor forma parte de la familia de las águilas, y está muy especialmente relacionado con su ‘primo’ el gavilán, otra rapaz especialmente dotada para los ambientes forestales. Por su tamaño es bastante similar al busardo ratonero y por su su patrón de colores se asemeja a un halcón. Otra característica que comparte con las águilas es la forma de la cabeza y el pico, así como las garras, que son cortas, romas y muy fuertes, ya que el azor (al igual que las águilas) no mata a sus presas desnucándolas con el pico como hacen los verdaderos halcones, sino que lo hacen con la mera presión de sus garras. Las dos manchas blancas por encima de sus grandes ojos y el iris es amarillo o naranja son las diferencias faciales más evidentes de los azores con los halcones ya que estos carecen de esas marcas y tienen los iris oscuros.
Las aves de Sierra Nevada ocupan el hábitat favorable durante todo el año con un ligero incremento de aves invernantes procedentes de latitudes septentrionales. La naturalización de masas forestales de pináceas que persiguen reducir la densidad de pies, así como la protección efectiva de los bosques de ribera permiten una evolución positiva de la especie. Tras la disminución del conejo como presa principal, ha encontrado en la expansión de la ardilla roja (Sciurus vulgaris) uno de sus principales recursos tróficos, permitiéndole recolonizar antiguos territorios.
Rapaces
forestales presentes en Sierra Nevada
Como
el azor hay otras rapaces adaptadas a vivir y a cazar en entornos más
o menos densos de bosque, con la dificultad que entraña perseguir a
presas entre una maraña de ramas, espinos, troncos…
El
gavilán
(Accipiter
nisus),
es
la
más pequeña de nuestras rapaces forestales, de
menor
tamaño aún
que
el azor y todavía
mas ágil si cabe.
Se
ha especializado en cazar paseriformes
de pequeño tamaño, a los
que captura también por sorpresa, normalmente en pleno vuelo. La
población reproductora local selecciona favorablemente los extensos
robledales y, en menor medida, castañares del Valle del Genil, Río
Alhama y La Alpujarra. aunque puede
encontrarse en
cualquier zona boscosa. Especie
sedentaria que en Sierra Nevada cuenta con poblaciones nutridas. A
las poblaciones locales se le suman durante el invierno efectivos
procedentes del centro y norte de Europa. Construye nidos muy
discretos en árboles de porte medio o pequeño.
Mejor
distribuida y más común que el azor, pero difícilmente detectable,
siendo discreta y silenciosa. Es la rapaz forestal diurna más
frecuente en las masas forestales nevadenses de la provincia
almeriense.
La
aguililla calzada
(Aquila
pennata),
es
la menor de nuestras águilas, aunque una de las más ‘bravas’.
Presenta dos coloraciones: clara y oscura, y tiene las patas
cubiertas de plumas hasta los tarsos, de ahí la denominación de
calzada.
Es una rapaz típicamente forestal, aunque se desplaza a áreas más
abiertas para cazar. Su dieta va desde reptiles y pequeños pájaros,
hasta ardillas y conejos, sobre todo gazapos.
De
carácter migratorio, podemos
disfrutar
de estas hermosas rapaces desde abril hasta finales de septiembre.
Durante
los pasos migratorios la población reproductora se ve reforzada con
el paso de miles de ejemplares que vienen o van hacia el estrecho de
Gibraltar.
El Busardo ratonero (Buteo buteo). Aunque en el resto de la península, sobre todo en la mitad norte, es abundante, en Sierra Nevada la densidad de parejas de ratoneros es más baja que la de otras rapaces aunque es relativamente fácil verlas, y oírlas, en sus territorios de cría por ser un ave que se expone con frecuencia, planeando en cielo abierto. Ocupa zonas de mosaico agrícola salpicado con bosquetes, así como zonas forestales, llegando en la vertiente sur de Sierra Nevada a casi 2.000 m, siendo ésta la máxima altitud continental. La Alpujarra y el Valle de Lecrín, junto a zonas de altitud media del Río Alhama y todo el Marquesado son las preferidas por la especie, volviéndose menos frecuente hacia el valle del Río Nacimiento. Se ha detectado también en el Puerto de la Ragua, que parece actuar como colector de los primeros invernantes procedentes de latitudes septentrionales.
En
Sierra Nevada coinciden, la población sedentaria, aves invernantes
y ejemplares en migración. La población local reproductora efectúa
un descenso altitudinal en invierno, donde fija territorios de caza
hasta la llegada de la primavera en la que recupera los territorios
más montanos.
Culebrera europea (Circaetus gallicus). La mayor de las rapaces forestales reproductoras en Sierra Nevada. Se alimenta fundamentalmente de ofidios (de ahí el nombre común). Al ser nuestro macizo montañoso un lugar elevado y algo frío no hay abundantes poblaciones de culebras y serpientes en las altas cumbres por lo que esta especie se distribuye por altitudes medias y bajas aunque con densidades más bajas que en dehesas y campiñas. Águila grande de tonos claros en partes inferiores, alas largas y redondeadas, que suele observarse en vuelo de caza cercano al suelo. Precisa de árboles de gran porte para situar el nido, aunque suele cazar en zonas despejadas y laderas con matorral.
Alcanza
cotas altas, con parejas reproductoras a casi 1.800 m de altitud en
los valles del Genil y Río Chico de Cáñar, lo que representa el
máximo peninsular. Nidificante regular que pasa el invierno en
África, no llega a ser nunca abundante en Sierra Nevada.
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