domingo, 10 de febrero de 2019

Arqueólogo del Paisaje



Esta semana el personaje protagonista de mi colaboración semanal en Granada Hoy ha sido el profesor de la UGR, José María Martín Civantos, y las protagonistas principales las acequias históricas de Sierra Nevada.
Enlace a la edición digital 👇👇👇:

https://www.granadahoy.com/sierra_nevada/Jose-Maria-Martin-Civantos-Arqueologo-paisaje-Sierra-Nevada_0_1326467341.html

Y así quedó la versión impresa.


SIERRA NEVADA, Paisaje y Paisanaje

José María Martín Civantos


HISTORIADOR DE LAS ACEQUIAS 'HISTÓRICAS'

Los sistemas históricos de regadío son un buen ejemplo de sostenibilidad y resiliencia, del que podemos aprender mucho”.


Las acequias de Sierra Nevada son de época andalusí y tienen, al menos, mil años de historia”.

José Mª Martín Civantos, es profesor titular de Historia y Arqueología Medieval de la Universidad de Granada y responsable del Laboratorio de Arqueología Biocultural. Su tesis doctoral " El Zenete en época medieval: poblamiento y organizacion del territorio", le creó un vínculo sentimental con Sierra Nevada y muy en especial con su vertiente norte. Considera los paisajes desde el altiplano del Marquesado y la Hoya de Guadix, con la Sierra de fondo, fascinantes y de lo más singular de toda la región Mediterránea a la vez que repletos de Historia y de historias.   

Empecemos por definir los sistemas históricos de regadío.
Los sistemas históricos de regadío son complejas construcciones humanas para el manejo del agua con una finalidad productiva. Como todos los sistemas de riego están constituidos por una unidad tecnológica, (la infraestructura, con sus tomas y presas, acequias, partidores y balsas de regulación), y una unidad social (la comunidad que mantiene esa infraestructura y que gestiona el agua). La comunidad encargada de la gestión y mantenimiento está formada por todos los propietarios de tierra con derecho de riego. El agua no es un derecho de los propietarios. Es un derecho de la tierra y no puede separarse de ella. Esa comunidad establece el reparto del agua en función de esos derechos, mantiene el sistema, resuelve los conflictos.

Este ‘manejo del agua’ ha sido históricamente un elemento clave en el poblamiento y en la ordenación del territorio.

En toda Andalucía oriental, como en otras zonas de la Península Ibérica y el Mediterráneo, una de las principales señas y elemento articulador de los paisajes son los sistemas históricos de manejo de agua, los regadíos tradicionales. Estos sistemas han marcado de manera indeleble el territorio, han condicionado el poblamiento y las vías de comunicación, así como las formas de relación con el medio y las estrategias productivas. No todas las sociedades han sido capaces de desarrollar estos sistemas ni de mantenerlos. Añadiría incluso que tampoco les ha hecho falta porque sus estrategias eran otras.

La recuperación de la acequia medieval de Barjas (Cáñar) recibió en 2015 el premio de Hispania Nostra a la mejor intervención en el paisaje.
Se ha especulado sobre la antigüedad y origen de las acequias históricas de Sierra Nevada. ¿Son romanas o árabes?

En el caso de la sociedad romana, sus formas de organización social, sus estrategias productivas o el papel que desempeña el Estado no hacían necesario (ni viable) los sistemas de regadío tal y como nosotros los conocemos. Tenían capacidad técnica y tecnológica de sobra pero su organización social era diferente. Por tanto, nuestros sistemas de regadío son una herencia directa del mundo andalusí, un complejo proceso que se inicia tras la conquista árabe del año 711 y el proceso migratorio de poblaciones que vienen de Oriente y el Norte de África. Es el resultado de la implantación de una nueva sociedad con sistemas y estrategias productivas diferentes y con formas de relación social también distintas. La mayor parte de nuestros sistemas de regadío se fijaron entre los siglos VIII y X, por lo que tienen, al menos, unos mil años.
Lo más importante de los sistemas históricos de regadío es cómo se reparte el agua.
Sin duda, el elemento más complejo y delicado de estos sistemas es el social, el factor humano. Por eso lo más importante, lo realmente determinante, es cómo se reparte el agua. A mis alumnos en clase les suelo preguntar cómo harían si tuvieran que organizar un sistema de riego. Normalmente callan porque realmente no sabríamos por dónde empezar, pero también porque desde un principio intuyen que aquello no acabaría bien. Como suelen decir los labradores “el agua quema” o “el agua calienta más que el vino”. Siempre ha sido una fuente de conflicto y el conflicto es una parte esencial de la gestión. Por eso uno de los principales valores de las comunidades de regantes es saber solucionar el conflicto en la gestión.
José M. Martín Civantos en una actuación de recuperación de acequias tradicionales en Chorreras Negras (Lugros)
¿Qué son y qué representan los ‘careos’?
Los ‘careos’ son una de las principales singularidades y señas de identidad de las acequias de Sierra Nevada. La palabra literalmente significa “sacar a pacer el ganado”, porque es una práctica que en buena medida está ligada a la ganadería y a la generación de pastos artificiales de montaña. Su gestión es muy compleja, e implica conocimientos ecológicos locales sobre el clima, la nieve, los suelos o la geología de la montaña. Implica un proceso de observación y experimentación que se ha ido transmitiendo a lo largo de generaciones. De forma muy general se trata de empapar la montaña de agua durante el periodo de mayor abundancia para que vaya poco a poco manando a lo largo de centenares de manantiales y resudaderos durante los meses estivales. Es como si empapáramos una esponja y la apoyáramos para que fuera soltando el agua poco a poco. Es un sistema tan original como efectivo.
Se dice que las acequias de Sierra Nevada "entretienen el agua"...
Una de las expresiones más bonitas de los alpujarreños es la de “entretener el agua”. Hace referencia en primer lugar a lo que explicaba sobre los careos pero también a la propia función del riego y de las acequias. Los sistemas crean un efecto en cascada, con acequias y riegos a distintos niveles, desde las lagunas glaciares de las altas cumbres, hasta la base de la Sierra. Los retornos provocados por el careo, las filtraciones de las acequias y balsas y el riego a manta van haciendo que el agua quede retenida en la montaña, y que los remanentes y manantiales vayan cayendo directamente en otras acequias más abajo o manando en los ríos para ser de nuevo aprovechados por otras tomas, aguas abajo. En la región andina, donde existen sistemas muy parecidos desde época prehispánica, hablan de ‘siembra del agua’ o de ‘criar el agua’. Estas expresiones son bastante significativas de lo que los conocimientos campesinos y las formas de relación con la naturaleza encierran. El agua no se pierde, es aprovechada y reaprovechada todas las veces posibles y cumple, además, muchas otras funciones.
Las acequias de Sierra Nevada sirven para mucho más que para conducir el agua. Tienen un importante papel ecológico y en la configuración del paisaje.
Al derivar el agua a través de las acequias, estamos expandiendo su zona de influencia. Estos nuevos socioecosistemas generados, aportan numerosos servicios de carácter ambiental, cultural y social. Algunos de ellos están relacionados con la propia gobernanza, la fijación de la población rural, la generación de una identidad y un patrimonio cultural material e inmaterial…. Pero muchos otros están relacionados directamente con la naturaleza. Los sistemas de manejo del agua generan una importante diversidad de paisajes, desde las zonas de pastos y prados a bosques abiertos y dehesas pasando por todo un mosaico de parcelas de cultivos que, además, en el caso de Sierra Nevada, están ligados a sistemas de terrazas. La humedad contribuye a aumentar la fertilidad de los suelos, pero también genera una importante biodiversidad asociada a las acequias, balsas o a los riegos y a los muros de piedra seca, las paratas. Muchas plantas y animales dependen directamente de esta gestión y de la actividad agraria más cuidadosa con el medio. Podemos decir que las acequias son corredores biológicos, infraestructuras ‘azules’ y ‘verdes’.
Vuestro trabajo de investigación conlleva una intervención en las comunidades de regantes...
La crisis de la agricultura (crisis de renta y de falta de reconocimiento social) se agudiza en los sistemas tradicionales, que no son competitivos en el marco actual orientado a la producción en masa. El concepto de eficiencia en el uso del agua se aplica solo desde una óptica productivista cortoplacista, sin tener en cuenta todos esos valores y servicios ecosistémicos de los que hablaba antes. Por eso intentamos desarrollar un trabajo conjunto con las comunidades de regantes para la defensa de los derechos históricos de riego y su papel como custodios del territorio, para su reconocimiento social y para el mantenimiento de los sistemas.
Voluntarios colaboran en la restauración de acequia en Jérez del Marquesado
y requiere la formación y colaboración de un voluntariado social y ambiental.
Una de las principales actividades que realizamos es la de la recuperación y restauración de acequias, dando un apoyo, un impulso, a las comunidades. En ella invitamos a participar a un voluntariado de muy distinta naturaleza. La labor del voluntariado es fundamental, no solo por el trabajo que realizan, sino también por lo que aprenden del mundo rural y de los propios agricultores y ganaderos. Intentamos, además, crear siempre un buen ambiente de trabajo, de aprendizaje y de compañerismo, demostrando que el trabajo comunitario, la cooperación, funciona. Y al mismo tiempo intentamos generar tejido social, no solo en las propias comunidades de regantes y en los pueblos, sino también creando un lazo entre los que vamos a colaborar y las gentes, paisajes y territorios con los que nos encontramos.
Y además estas acequias tradicionales se han mostrado como unos eficaces sistemas de adaptación al cambio climático.
A lo largo de los siglos han demostrado ser enormemente resilientes, siendo capaces de adaptarse a cambios climáticos, sociales, políticos y económicos. Los sistemas históricos de regadío y manejo del agua son buenas herramientas para afrontar los cambios y retos que tenemos ante nosotros, incluido el cambio climático. Pero necesitan nuestro apoyo, desde la ‘Academia’, la sociedad y desde las administraciones. Los regantes, los agricultores y ganaderos, no pueden hoy en día soportar solos la carga de intentar producir alimentos, sino también de conservar nuestros paisajes y sus valores y servicios ecosistémicos, que nos benefician a todos en general. Estamos en un punto crítico, no solo desde el punto de vista de la crisis ambiental, sino también en el tipo de relación que, como seres humanos, queremos mantener con la naturaleza, con nuestro planeta.

Parte del equipo del proyecto europeo ‘MEMOLA’

Un Proyecto que ‘mola’.

José M. Martín Civantos es el coordinador del proyecto europeo MEMOLA, acrónimo de “Mediterranean Mountainous Landscapes” (Paisajes montañosos de Mediterráneo) que consiste en una aproximación a los paisajes culturales  montañosos del Mediterráneo, teniendo como eje central el estudio histórico de dos recursos naturales esenciales para la  generación de los agrosistemas: el agua y el suelo. El estudio se centra en cuatro áreas: Sierra Nevada, Monti di Trapani y Colli Euganei en Italia y el Valle del Vjosa en Albania. El objetivo, aparte de entender mejor los procesos de formación de los paisajes desde una perspectiva interdisciplinar, es ofrecer alternativas y hacer algo útil por su conservación a través del reconocimiento de su valor patrimonial y la articulación de estrategias para el desarrollo sostenible de las áreas rurales. 
El proyecto Memola tiene un importante papel en educación y sensibilización ambiental.














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