La Iglesia, católica, apostólica y romana, ha tomado PPartido, de una manera más descarada que nunca, en esta campaña electoral. La Conferencia Episcopal lanzó las consignas generales y por todas las terminales se repiten. A mí me da que la jerarquía actual de la iglesia no tiene mucho predicamento fuera de sus recintos y si todo lo que han montado es para dar instrucciones a los de dentro, a los que van a misa, cuando se lo pueden decir directamente todos los días, es que la religión católica en España tiene un gran problema, una gran crisis que resolver. La entrada en campaña de la Conferencia Episcopal ha despertado en mucha gente un sentimiento de rechazo en donde antes sólo había distancia e indiferencia y ha puesto de manifiesto que este país necesita replantearse todo el tema de la laicidad del Estado y toda la cuestión de la separación de la Iglesia y los poderes públicos. La próxima legislatura será decisiva al respecto.
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Hoy mismo se ha conocido una pastoral (¿la iglesia trata todavía como a borregos a sus feligreses?) de un obispo denominada Votar o Botar muy indicativa de sus intenciones y compromiso. Su contenido, interpretado al pie de la letra, significa que los católicos no deberían votar a ningún partido político e incluso los católicos deberían estar contra la Constitución Española actual y contra los Estatutos de Autonomía. Si lo unimos a la llamada a la abstención a los infieles ideada por el Partido Popular, encontramos una sintonía clara entre los autores intelectuales de ambas campañas. Digamos que en España los neocons son teocons.
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Toda esta historia me trae a la memoria la canción de "Si los curan comieran piedras del río, no estarían tan gordos los tíos jodíos", que me enseñó mi abuelo Antonio, (uno de los nombres que lleva mi hijo que coincide con el de su abuelo paterno), entre otras muchas canciones de la segunda república. Mi abuelo “Civantos" que fue destituido de su puesto de funcionario municipal por sus ideas y sufrió una condena del régimen franquista, por no denunciar "una reunión sediciosa" (una partida de dominó de republicanos), también se sabía muchas de la iglesia (su preferida era: en la parroquia hay escrito aquí se pide para Cristo y no se da ni para Dios, que mi abuelo convertía en ni para el copón) y variaba su repertorio según el auditorio.
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Mi militancia, hace ya muchos años, en las Juventudes Socialistas, me hizo conocer a fondo la historia de esta organización y de su fundador Tomas Meabe que se forjó en torno al antimilitarismo, antialcoholismo y anticlericalismo. A estas alturas del siglo vamos a tener que retomar algunas cuestiones si la Iglesia no se queda a cuidar de las almas y se sigue metiendo en camisas de once varas.
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En las viñetas siguientes, que he tomado prestadas también de Victor y Sergio, se refleja cómo un representante de la iglesia pide el voto de manera disimulada para el PP.
1 comentario:
Vaya, Ignacio, qué pedazo de abuelo pudíste disfrutar!!!. Siémbralo en tu hijo; continua el legado que recibiste. Los que hemos tenido esa herencia, tenemos el deber de transmitirla, por el recuerdo de esos abuelos que lo dieron todo con la alegría de vivir en el alma y el socialismo en el corazón. Un beso. Carmen(ccm02.Córdoba)
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