He seguido con interés todo el lío de la condena del catedrático de la UGR y escritor Luis García Montero por “injurias graves con publicidad” a un compañero del mismo departamento de Literatura, el profesor José Antonio Fortes. Aunque el follón ha saltado rápido de la escena local a la nacional por la notoriedad del protagonista principal y por el morbo del tema, aquí en Granada, en su Granada, (en mi Granada), tan amiga de la polémica y de la extrema polarización de las posiciones, la noticia está teniendo mayor relevancia, aunque hasta que se ha celebrado el juicio y se ha dictado esta sentencia, la mayor parte de la sociedad granadina era ignorante de este asunto y todavía anda mucha gente desorientada.
Considero normal que las amistades (algunas muy famosas) y los fans y alumnos de García Montero hayan salido en su apoyo y defensa pero lo que es extraordinario es la avalancha que se ha producido en los medios de comunicación (y en los mentideros más clásicos: bares, oficinas, aulas, oficinas, peluquerías…) de partidarios y detractores de ambos profesores y me ha entristecido observar cómo muchos energúmenos se han tirado al cuello del “enemigo” y están librando una batalla de mensajes y comentarios, aprovechando el affaire, en el que abundan los insultos, en muchos amparados por el anonimato y la clandestinidad que permiten los medios de comunicación digitales a los cobardes).
Parece como si se hubieran lanzado consignas de “a muerte”, llamadas a las lealtades inquebrantables, como si se hubiera convertido en una partida en la que hay que estar en uno de los bandos que mucha gente, de la que se apunta a un bombardeo, ha aprovechado para atizarle a la izquierda, a la derecha, a la mujer, al hermano, al primo, al compadre o a un vecino… configurando en conjunto un panorama absolutamente decepcionante, despreciable de una disputa verbal que nunca debió llegar a los Tribunales.
Porque uno de los aspectos que está haciendo lamentable este caso es se judicialización y sobre todo que haya derivado por la vía penal. Hace muchos años que estudié el principio de mínima intervención del derecho penal, última ratio, creo que se le decía y en todo caso debería haberse resuelto en la vía civil. Pero en mi opinión han fallado muchas instancias que debieran haber impedido esta deriva y evitar el daño producido a la institución académica y a la imagen de la Justicia.
Mi opinión personal es que la injuria no es grave y el tema de la publicidad debiera de haberse resuelto con el derecho de réplica. Por lo que conozco de las relaciones personales en la centenaria institución académica, si cundiera el ejemplo de llevar las disputas a los tribunales y de marcharse por la atmósfera irrespirable en un departamento, iban a quedar muchas plazas vacantes. Por lo que al error de haber llevado el tema a los Tribunales se suma el error de mezclar la decisión judicial con la situación personal en la Universidad. La decisión de abandonar, siquiera temporalmente mediante la excedencia voluntaria, la Universidad de Granada por parte del profesor García Montero, me parece un poco fuerte y desproporcionada y además supone culpabilizar a la institución de la sentencia. Esta reacción parece alimentar las tesis de los que piensan que el poeta ya estaba ido y que aprovecha la ocasión para justificar sus ausencias prolongadas y dan alas a los que lo han acusado de frecuente “absentismo escolar”.
Por otro lado en lo que concierne a la sentencia propiamente dicha me parece que esconde un mal mensaje. Si se hace público que está muy penado el insulto, (a fin de cuentas palabras), frente a la agresión, alguien podría pensar que es mejor solucionar una trifulca dialéctica con un par de hostias, que, bien dadas, reciben condenas bastante inferiores que decirle a alguien tontopollas. Quizás se sigue pensando en Granada, en su Granada, pobre Granada, que hay quien hace más daño con la pluma (ahora habrá que decir con el ordenador) que con las pistolas.
En esta ocasión me van a pillar en medio porque ni puedo respaldar la actitud del poeta-profesor García Montero, que debió estar por encima de la provocación repetida del profesor Fortes, ni estoy de acuerdo con la resolución judicial.
Eso no es obstáculo para que rechace las teorías trasnochadas y faltas de rigor del profesor Fortes, que ya conocía por mi hermano Ángel, profesor de Lengua y Literatura, y que ahora he tenido la oportunidad de comprobar. Sólo desde la demencia o la idiocia se pueden sostener teorías tan absurdas como las suyas sobre Lorca y Ayala, aunque he tenido la oportunidad de comprobar que tiene ideas todavía más peregrinas sobre otros escritores y sobre otros aspectos de la historia de España.
Yo estoy dispuesto a sumarme al respaldo y al apoyo al poeta-profesor y al reconocimiento público de su obra pero no estoy de acuerdo en que se mezcle con la opinión sobre la justicia de su condena ni supone estar a favor de la reacción de García Montero al conocer la sentencia.
Entre los centenares de comentarios que he podido ver en Internet voy a destacar dos:
Uno que quiere mediar pero no se entera de la cuestión y pregunta desde Valencia: what coño is apened?. Pienso que debe referirse al coño de la Bernarda (Alba) porque Lorca está en el fondo de la pelea.
Y otra frase lapidaria que dice “Nos cuesta tanto creer que los genios tengan miserias, como que los miserables tengan genialidades”.
domingo, 16 de noviembre de 2008
La sentencia fue en Granada
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3 comentarios:
Leo hoy en Ideal un artículo titulado Peleas en la Universidad que subraya mi insinuación sobre las relaciones entre el profesorado universitario granadino.
http://www.ideal.es/granada/20081116/granada/peleas-universidad-20081116.html
Y lo peor de todo ello es que relativo al tema que tan bien has desgranado, se cumple la triste frase:
'De cada diez españoles que abren la boca, dos lo hacen pensando y el resto -ocho- embisten' (Antonio Machado dixit).
NOTA: Cambiese 'españoles' por 'que en la Universidad'.
Salu2
Polémica sobre Lorca y manipulación informativa Fortes-García Montero: los hechos son los siguientes Santiago Alba, Pascual Serrano, Constantino Bértolo, Belén Gopegui, César deVicente e I. Un oscuro profesor revisionista de laUniversidad de Granada llamó “fascista” a García Lorca, asegurando además que “lo habían matado por maricón”. Sin pensárselo dos veces, uno de los“nuestros”, el laureado poeta Luis García Montero, salió valientemente endefensa del genio granadino fusilado en 1936, en defensa de la memoriahistórica, de la libertad de expresión y de los más altos valorescompartidos por todos los que nos consideramos de izquierdas. Su corajecívico y su conciencia política lo convirtieron entonces –como ha ocurridotantas veces a lo largo de la historia- en objeto de una intolerablepersecución legal. Denunciado ante los tribunales por el oscuro profesorrevisionista, un juez de dudosa filiación ideológica, rescoldo supervivientede los aparatos del franquismo, condenó a Luis García Montero, el cual sevio obligado además a renunciar a la docencia universitaria. Inmediatamente,todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia,escandalizados por este atropello contra la libertad de expresión, y unaespontánea campaña de solidaridad se puso en marcha para denunciar el actode barbarie y manifestar su apoyo al poeta condenado. Su última clase en lafacultad de Granada, el pasado viernes, se transformó en un emocionante actode desagravio y homenaje; durante el mismo se leyó el comunicado redactadopor la Plataforma de Apoyo creada al efecto y que han firmado ya 4.000personas, entre ellas –para marcar la dimensión internacional del escándalo-Ernesto Cardenal y Juan Gelman.Estos son los hechos. No. Esta es una narración mitológica construida desdeEl País, repetida de manera enteramente acrítica por medios nacionales ylocales de toda España y sincopada por la noble credulidad de grupos ypersonalidades de izquierda que han servido a su vez de excipiente ylegitimación de esta bonita e inexacta historia. Un relato bastanteminucioso de la misma puede encontrarse en “Luis García Montero y JoséAntonio Fortes: información contra manipulación (o el insulto justificado)”,de Matías Escalera Cordero,por lo que aquí nos limitaremos a un breve resumen. Dos profesores de la misma universidad, los dos especialistas en literatura, los dos expertos enLorca, mantenían desde hacía años una relación pugnaz en la que semezclaban –como ocurre tan a menudo en nuestras facultades- las diferenciasideológicas, las literarias y las personales. Hace dos años, uno de ellos,Luis García Montero, insultó al otro, José Antonio Fortes, en una reunión dedepartamento cuyas asperezas el primero trasladó a un foro donde el segundono podía seguirle y donde no podía defenderse: la edición andaluza de ElPaís, en la que García Montero publicó el 14 de octubre de 2006 un artículotitulado Lorca era un fascista http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Lorca/era/fascista/elpepuespand/20061014elpand_5/Tes, un texto muy bronco y visceral en el que, entre otrascosas, llamaba “tonto indecente” y “profesor perturbado” a José AntonioFortes y en el que acababa pidiendo la intervención de la Universidad deGranada contra sus “disparates”. Sintiéndose agredido e indefenso, Fortesacudió a los tribunales, los cuales le dieron la razón el pasado día 11 denoviembre, condenando al profesor García Montero a multa e indemnización(1.800 y 3.000 euros respectivamente) por un delito de injurias graves conpublicidad.Como ni los medios ni los ingenuos solidarios se han tomado la molestia dela más somera investigación, quizás conviene aclarar que José Antonio Fortesno es un “oscuro profesor revisionista” ni ha llamado a Lorca “fascista” ni,desde luego, ha justificado su asesinato porque fuera un “maricón”. Es uncrítico y escritor de formación marxista del que podemos leer unas interesantes reflexiones en la muy izquierdista revista Youkali http://www.youkali.net/2a7interwieuFortes.pdf e incluso algún que otrotexto en las páginas de Rebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23770. Sus críticas a Lorca,publicadas originalmente en la revista no digital El nudo de la Red puedenleerse además en la revista de cultura cubana La Jiribilla http://www.lajiribilla.cu/2005/n194_01/194_20.html, y forman parte de un controvertido, pero minucioso, erudito y riguroso análisis del “populismoliterario” desde la perspectiva de clase; es decir, como instrumentodespolitizador de las confrontaciones sociales y, por lo tanto, como aliadoobjetivo de la burguesía capitalista. Para Fortes, los temas lorquianos porexcelencia –la madre, los gitanos, el pueblo, la raza, la sangre, lasexualidad reproductora, el irracionalismo- se inscribirían dentro de estemarco populista antimarxista. En medio del absoluto silencio mediático sobrela figura y la obra de Fortes, identificado siempre como “revisionista” (poroposición al “izquierdista” García Montero), es necesario acudir a algunoscomentarios de los lectores en los bajos de una muy poco profesional noticiade Público –pues asume con naturalidad la narración mitológica- paraencontrar un poco de información al respecto (Ver García Montero, condenadopor injurias, deja la universidad http://www.publico.es/espana/173367/garcia/montero/penadopor/injurias/deja/universidad. Pero hay que alejarse del ruido de los medios, para poderleer un comunicado bastante esclarecedor (acerca de las posiciones teóricasde Fortes) firmado por algunos de sus alumnos: Acerca del enfrentamiento entre José Antonio Fortes y Luis García Montero. Pensar la literatura http://www.rebelion.org/noticia.php?id=75983.En cuanto al juez Miguel Angel Torres, se ha limitado a aplicar la mismadoctrina penal que tanto justo alborozo nos produce cuando condena hastacuatro veces a Jiménez Losantos por sus intolerables exabruptos injuriosos.No sabemos cuál es la ideología del juez, pero la sentencia que condena a García Montero nos parece difícilmente objetable desde el punto de vista delderecho vigente, el cual considera, más allá de las valoraciones sobre Lorca, que la justicia debe garantizar a la libertad de expresión el derechoal intercambio de opiniones y no al linchamiento público e impune de unrival. Como “hechos probados”, el texto de la sentencia recoge la decisiónde Luis García Montero, tras su agresión verbal a Fortes en la reunión deldepartamento el 20 de septiembre de 2006, de “continuar su enfrentamiento envarios medios de comunicación mediante la publicación de entrevistas yartículos de opinión”, reproducidos parcialmente por otros medios yperiódicos, entre los que la sentencia cita Ideal, La Opinión de Granada yABC. Respecto de la agresión verbal en la reunión del departamento (en la que García Montero llamó a Fortes “hijo de puta, cretino, mequetrefe, sinvergüenza, cabrón”), el juez Torres recuerda la diferencia entre lalibertad de expresión y el insulto. En cuanto al artículo publicado en ElPaís el 14 de octubre de 2006, la sentencia señala que “es más que dudosoque para defender a Lorca se tenga que insultar al profesor Fortes ydescalificarlo”; y llama la atención sobre el hecho curioso de que “el artículo comience y termine defendiendo la libertad de expresión y que a suvez pida que se tomen medidas contra el profesor Fortes por lo que dice opiensa”.Las tesis literarias de Fortes son sin duda cuestionables y quizás merezcanuna amplia y sesuda respuesta por parte de historiadores y críticos de laliteratura en el marco de debates académicos y publicaciones especializadas.No parece que la sentencia del juez Torres impida este tipo de respuestas:reconoce, al contrario, que García Montero está “legitimado para criticarlas clases y las ideas del señor Fortes”, “mostrar su abierto desacuerdo consu compañero de Departamento” y utilizar para ello El País o cualquier otromedio público; le invita a “defenderse en los tribunales, en los medios decomunicación y mediante su talento para la palabra y la escritura”. Lo quele censura es “utilizar en público el insulto y la descalificación yaprovechar que publica sus opiniones en un importante medio escrito parainsultar al señor Fortes”. La sentencia no cuestiona el derecho a lalibertad de expresión del acusado: ni expulsa a García Montero de launiversidad, para lo que no tendría competencias, ni le prohíbe seguirescribiendo ensayos sobre García Lorca o contra José Antonio Fortes. Selimita a imponerle una modestísima pena por haber menoscabado el ámbito dela libertad de expresión rebajándolo a puro vehículo de manifestacionesinjuriosas o vejatorias sin relación con “las ideas u opiniones” expuestas(de acuerdo con las sentencias del Tribunal Constitucional de 20 de enero de 2002, 26 de febrero de 2001, 25 de mayo de 2000 o 17 de enero de 2000).Las tesis literarias de Fortes pueden legítimamente no gustar o incluso molestar. Pero lo que desde luego resulta más que cuestionable, en el ordenmoral y en el político, y no sólo en el jurídico, es la decisión de GarcíaMontero de trasladar una rivalidad literario-personal a un ámbito público(el de ciertos medios de comunicación) desde donde puede atacar acorazado ysin respuesta, así como el comportamiento de esos mismos medios que utilizansu monopolio del relato para, una vez más, traicionar los más elementalesprincipios de la deontología periodística.García Montero y El País (con sus metástasis en otros medios, incluido eldecepcionante Público, que titulaba una noticia del 20 de octubre con unmajestuoso “El poeta García Montero, a juicio por defender a Lorca”) hanconvertido un insignificante conflicto privado en un caso político. O mejor:en un ejemplo de manual de manipulación informativa. Es esto, y no lascausas privadas o literarias del contencioso, lo que exige de la izquierdauna respuesta y una denuncia. No es la figura de Lorca ni la memoria histórica ni la libertad de expresión lo que están en juego en este asuntosino la suplantación total de la realidad por parte de esos grandes mediosde comunicación que pueden convertir a las víctimas en agresores sin lamenor resistencia y convencer a miles de personas de la bondad de una causa injusta. A muy pequeña escala –y por eso es un ejemplo- es lo que ocurretodos los días cuando esos mismos medios nos hablan de Iraq, de Palestina,del País Vasco, de Venezuela o de la crisis económica global. Pero si frentea estos temas la izquierda y sus intelectuales siempre han demostrado unloable nivel de alerta y desconfianza preventiva, en este pequeño casoejemplar han demostrado una credulidad tan aparatosa como el ejercicio demanipulación de que han sido víctimas. No sabemos quién es más deizquierdas, si García Montero o Fortes; lo que sí sabemos es que es más deizquierdas –porque es sencillamente más honesto y justo- denunciar lo que ha hecho García Montero aupado por el grupo PRISA, que denunciar lo que no hahecho José Antonio Fortes, al que no han dejado ni siquiera defenderse. Poreso nosotros queremos denunciarlo aquí.Sentencia íntegra (en formato pdf - 13 Mb)http://www.rebelion.org/docs/sentencia.pdf
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