Tuve la ocasión de asistir a la charla de clausura del Curso sobre Comunicación y Medio Ambiente organizado por el Centro Andaluz de Medio Ambiente y la Fundación Empresa de la Universidad de Granada con la colaboración de “nuestro” Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada”.
La charla tuvo lugar en la sala Marie Curie en el Parque de las Ciencias de Granada, epicentro de la divulgación científica en España y fue impartida por Miguel Delibes, un ejemplo del científico hacia fuera. Vamos, que no podía haber escenario más adecuado y conferenciante más apropiado como broche a un curso sobre Comunicación de la Ciencia, en este caso Ambiental.
A pesar de que fui casi sin comer por lo intempestivo de la hora, las 4 de la tarde, no hubo ningún asomo de la modorra de la siesta porque desde el primer momento empecé a aprender y a disfrutar de las palabras, fáciles, directas y certeras del “maestro” Delibes. Comenzó autopresentándose como una persona a la que le había enseñado la naturaleza un gran comunicador, su padre y a comunicar, un gran naturalista, Félix Rodríguez de la Fuente, del que se cumplen ahora treinta años de su desaparición, autor de “El hombre y la Tierra”, la serie televisiva que más conciencia ambiental ha despertado en nuestro país.
Me gustó la distinción que hizo de difusión, divulgación y comunicación científica, distinguiendo la primeras porque se hace entre expertos, la segunda porque hay una traducción del especialista al público en general y la tercera porque hay una interacción. Hoy día, con la 2.0, muchas de las actividades de difusión y divulgación se convierten en comunicación, como este blog personal que cada ves es menos mío y más de todo el que lo lee y sobre todo del que me comenta algo (todavía mayoritariamente en privado).
Dedicó buena parte a desmentir dos tópicos muy extendidos: “la gente no quiere saber de ciencia” y “los investigadores no tienen interés en divulgar”.
Me pareció especialmente interesantes sus comentarios sobre el peligro de la pseudoasimetría científica con la que muchos medios de comunicación tratan las cuestiones científicas, especialmente grave en el tema del cambio climático en el que se pone en pretendido pie de igualdad la opinión de un catedrático de Física, un poner, con los comentarios de la Belén Esteban, (es otro poner).
Me quedé con las ganas de preguntarle muchas cosas sobre las dificultades que tenemos en muchas ocasiones los gestores ambientales para comunicar nuestro trabajo sobre la tiranía de los formatos y de los tiempos que nos imponen a veces los medios y sobre la necesidad de incrementar la cultura científica. Como no pude pues me he puesto a releer La Tierra Herida, el libro que escribió con su padre e intentaré encontrar algunas claves y respuestas en él.
La charla tuvo lugar en la sala Marie Curie en el Parque de las Ciencias de Granada, epicentro de la divulgación científica en España y fue impartida por Miguel Delibes, un ejemplo del científico hacia fuera. Vamos, que no podía haber escenario más adecuado y conferenciante más apropiado como broche a un curso sobre Comunicación de la Ciencia, en este caso Ambiental.
A pesar de que fui casi sin comer por lo intempestivo de la hora, las 4 de la tarde, no hubo ningún asomo de la modorra de la siesta porque desde el primer momento empecé a aprender y a disfrutar de las palabras, fáciles, directas y certeras del “maestro” Delibes. Comenzó autopresentándose como una persona a la que le había enseñado la naturaleza un gran comunicador, su padre y a comunicar, un gran naturalista, Félix Rodríguez de la Fuente, del que se cumplen ahora treinta años de su desaparición, autor de “El hombre y la Tierra”, la serie televisiva que más conciencia ambiental ha despertado en nuestro país.
Me gustó la distinción que hizo de difusión, divulgación y comunicación científica, distinguiendo la primeras porque se hace entre expertos, la segunda porque hay una traducción del especialista al público en general y la tercera porque hay una interacción. Hoy día, con la 2.0, muchas de las actividades de difusión y divulgación se convierten en comunicación, como este blog personal que cada ves es menos mío y más de todo el que lo lee y sobre todo del que me comenta algo (todavía mayoritariamente en privado).
Dedicó buena parte a desmentir dos tópicos muy extendidos: “la gente no quiere saber de ciencia” y “los investigadores no tienen interés en divulgar”.
Me pareció especialmente interesantes sus comentarios sobre el peligro de la pseudoasimetría científica con la que muchos medios de comunicación tratan las cuestiones científicas, especialmente grave en el tema del cambio climático en el que se pone en pretendido pie de igualdad la opinión de un catedrático de Física, un poner, con los comentarios de la Belén Esteban, (es otro poner).
Me quedé con las ganas de preguntarle muchas cosas sobre las dificultades que tenemos en muchas ocasiones los gestores ambientales para comunicar nuestro trabajo sobre la tiranía de los formatos y de los tiempos que nos imponen a veces los medios y sobre la necesidad de incrementar la cultura científica. Como no pude pues me he puesto a releer La Tierra Herida, el libro que escribió con su padre e intentaré encontrar algunas claves y respuestas en él.
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