domingo, 9 de octubre de 2016

Los Alayos, una montaña dentro de la "gran montaña"

Esta semana me he atrevido de nuevo con un artículo sobre la geología de Sierra Nevada, que es muy compleja y no es mi fuerte, centrándome en la orla calizo dolomítica de la media montaña. La majestuosidad de las altas cumbres que conforman Sierra Nevada, los picos que superan los 3.000 m de altitud, han ensombrecido u ocultado otros parajes serranos que encierran unos enormes valores paisajísticos y ecológicos, como es el caso de Los Alayos de Dílar con sus arenales y relieves ruiniformes.  
Adjunto enlace a la edición en la web del periódico, versión reducida, del reportaje: http://www.granadahoy.com/article/granada/2384174/una/montana/dentro/la/gran/montana.html

Y así quedó la doble página en la versión impresa:



A continuación transcribo el texto original y acompaño las imágenes que aparecen en el artículo y alguna de propina ;).
Los Alayos, al igual que el Trevenque pertenecen al Triásico superior (entre 230 y 210 millones de años). Imagen de J. Miguel Barea
SIERRA NEVADA, UNA MONTAÑA DE OPORTUNIDADES 

Los Alayos, una montaña dentro de la ‘gran montaña’

Los Alayos constituye un lugar de extraordinario valor e interés geológico y geomorfológico. Los arenales y el aspecto ruiniforme son los elementos más singulares de este enclave.

La majestuosidad de las altas cumbres que conforman Sierra Nevada,  los picos que superan los 3.000 m de altitud, han ensombrecido u ocultado otros parajes serranos que encierran unos enormes valores paisajísticos y ecológicos. Este es el caso de una agreste sucesión de picos que constituyen los conocidos como “Los Alayos de Dilar”, una minicadena montañosa formada por rocas ricas en carbonato de calcio (calizas) o de calcio y magnesio (dolomías) que contrastan con las rocas metamórficas, compuestas principalmente por micaesquistos y cuarcitas, que ocupan gran parte de la Sierra.

Los Alayos componen una curiosa formación montañosa que destaca en la media montaña nevadense en su parte occidental.  Forman una especie de submacizo calcáreo y dolomítico, una cadena de cumbres cercana a los 2.000 metros de altitud que constituye, junto al emblemático pico del Trevenque, uno de los elementos más representativos y singulares del parque nacional de Sierra Nevada.


Las rocas calizas y calizo-dolomíticas son fácilmente erosionables. Debido a los procesos erosivos que durante años ha causado la escorrentía del agua de lluvia, los paisajes que se forman tienen grandes contrastes con rocas abruptas y agujas de piedra que coexisten con barrancos profundos rellenos de sedimentos que se deshacen prácticamente sólo con pisarlos.

Las dolomías del conjunto superior son rocas que presentan un aspecto muy triturado ya que han sufrido multitud de fracturas que las han roto, haciéndolas fácilmente erosionables y deleznables. El resultado de este proceso es una grava dolomítica, (popular aunque erróneamente denominadas arenas), que son arrastradas por el agua de las lluvias torrenciales y tiende a acumularse en los barrancos o ramblas.  En algunos sectores estas dolomías fueron sometidas a una gran tectonización que las fracturó y que, junto a la posterior meteorización, produjo los típicos ‘arenales’. A este tipo especial de dolomías se les conoce como kakiritas. 

Los picos más sobresalientes de Los Alayos son: Picacho Alto (1.776 m), Corazón de la Sandía (1.885 m) y Los Castillejos (1986 y 1978 m). 

Corazón de la Sandía

Relieves ruiniformes: Una de las formas de relieve típica de los materiales que forman la “orla carbonatada” de Sierra Nevada es el relieve “ruiniforme”, llamado así por asemejarse a la forma de antiguas construcciones en ruinas, formando crestas con muchas aristas. El desarrollo de esta forma de relieve se debe a que existen zonas en las que la dolomía es más compacta y resiste diferencialmente más a la erosión, dando resaltes rocosos entre otras dolomías más trituradas. El motivo de la existencia de zonas más resistentes a la erosión es que en ellas, el agua que circula por las fracturas ha precipitado un cemento de calcita (carbonato cálcico) que endurece la roca. Otro efecto de estas diferencias de erosionabilidad en las dolomías, es que en este sector no se forman grandes paredes, sino pequeños resaltes rocosos entre zonas más fracturadas, dando así lugar a profundos barrancos, pero no a grandes desfiladeros o cañones de paredes verticales.

Arenales. Se denominan así a unas curiosas formaciones que consisten acumulaciones de gravas resultantes de la trituración de los carbonatos, que cubren grandes superficies formando  una especie de ‘ríos’ que se mueven cuando se producen lluvias torrenciales.

Los Alayos de Dílar, desde el sendero que recorre la Silleta del Padul. Al fondo el Veleta.
Curiosidades: El nombre de Alayo (o Galayo) tiene origen árabe y significa ‘pico de roca desnuda’. Además de los Alayos de Dílar en la península se encuentra una formación montañosa denominada Los Galayos (también conocidos como El Galayar), constituida por un conjunto de agujas graníticas entre los 2000 y los 2200 metros de altura situadas en la provincia de Ávila, en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, en el Sistema Central.

¿Cómo llegar?

Desde la localidad de Dílar,  descendemos hasta el río lo cruzamos y circulamos por la pista que nos conduce hasta el área recreativa junto al Aula de Naturaleza de Ermita Vieja, donde dejaremos los vehículos. Desde aquí realizamos una subida por una vereda (un poco dura) hasta Picacho Alto.  Hay una senda que conecta con el Corazón de la Sandía y desde aquí también con Los Castillejos. La coronación de estos picos es complicada y requiere de algunos trepamientos pero las vistas hacia la parte occidental del  macizo de Sierra Nevada, hacia la capital y la Vega o hacia la vecina Sierra de Almijara-Tejeda, compensan con creces el esfuerzo. El regreso podemos hacerlo por el Collado del Pino y, a través del bosque frondoso de pinos, descender de nuevo hasta el río Dílar pasando ahora por la toma del Canal de la Espartera y la central eléctrica llamada de Nuestra Señora de las Angustias, antes de llegar a nuestro punto de inicio.

Foto Esperanza Jiménez. Vista de Los Alayos desde la ruta para BTT Transnevada

COMPLEJIDAD GEOLÓGICA

El macizo de Sierra Nevada forma parte de las Zonas Internas de las Cordilleras Béticas, en las que se distinguen cuatro complejos metamórficos superpuestos tectónicamente entre sí, que de abajo a arriba son: Complejo del Veleta y Complejo del Mulhacén (ambos del  Dominio Nevado-Filábride), Complejo Alpujárride y Complejo Maláguide. Como resultado del plegamiento y de la erosión, los materiales más antiguos y profundos del dominio nevado-filábride afloran en la alta montaña, y los alpujárrides son visibles en la media montaña, formando la orla carbonatada que rodea todo el macizo. Este Complejo Alpujárride está compuesto por materiales de más de 200 millones de años, que han sufrido un metamorfismo de moderado a intenso. Está formado por una serie de unidades tectónicas superpuestas, en las que se diferencian un nivel inferior detrítico y un nivel superior carbonatado.

La extraordinaria geodiversidad y los diferentes paisajes geológicos del macizo nevadense se deben a diferentes factores:

- La importante elevación que ha sufrido desde el Mioceno superior (hace 11 millones de años), y que durante el Pleistoceno (1,8 millones de años) se ha intensificado dando lugar, entre otros efectos, a una intensa fracturación de las rocas.
- La variedad de litologías existentes.
- Su estructura anticlinal en forma de domo, de dirección aproximada Este-Oeste.
- La gran variedad de condiciones climáticas producto de las elevadas diferencias de altitud,  entre los 650 m de la depresión de Granada y los 3.479 del pico del Mulhacén.

"Los Gallos". Antonio J. Ramos
Pico de la Virgen. Antonio J. Ramos

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