miércoles, 30 de mayo de 2018

Un agricultor "con vistas": Antonio Pérez

Nueva entrevista/reportaje de la serie Paisaje y Paisanaje en Granada Hoy, la sexta. En esta ocasión la he dedicado a Antonio Pérez Robles (y a su padre) y por extensión a la gente que intenta vivir dignamente de la agricultura en su pueblo. He utilizado de nuevo el doble sentido en el títular (Un agricultor "con vistas") haciendo alusión a su apuesta por la agricultura ecológica como salida y a las impresionantes vistas en las que se emplaza su finca en el Barranco del Poqueira.

Dejo aquí el enlace a la edición digital:

http://www.granadahoy.com/granada/agricultor-vistasAntonio-perez-robles_0_1248775634.html

y adjunto la doble página a color de la versión impresa.



Dejo aquí también la versión original íntegra y colección de fotos.

SIERRA NEVADA, PAISAJE Y PAISANAJE

Un agricultor “con vistas”

* Su explotación agrícola tiene unas extraordinarias vistas a todo el valle del Poqueira. *Ha orientado su finca con vistas a un mercado que apuesta por los productos ecológicos de calidad.


Antonio Pérez Robles



PERFIL PERSONAL: Antonio Pérez Robles, nació en el año 1957 en Pampaneira, precediendo a cuatro hermanas. Se casó muy joven, apenas 22 años, con Encarna con la que ha tenido tres hijos, Cristina, la mayor tiene 28 años y vive en Irlanda; Daniel de 27 y la pequeña Eva con 14, viven en Pampaneira. Hasta los 17 años estudió el bachillerato y el COU fuera del pueblo aunque durante las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano las pasaba en el campo ayudando a la familia en el cultivo de los productos típicos de la época: habichuelas, trigo, cebada, patatas, habas, maíz y hortalizas para el consumo familiar. Además tenía que colaborar con el cuidado de los animales, varias cabras (para la leche), gallinas (huevos), conejos, cerdos y los mulos necesarios para arar las tierras y para el transporte a otras fincas situadas en la Sierra. Aunque nunca ha dejado de lado la agricultura, hasta hace unos años, a raíz de su participación en un Taller de Empleo de agricultura ecológica, no se había dedicado por completo a esta actividad habiéndose convertido en un ejemplo que está empujando a otros vecinos a recuperar sus huertos con una producción de calidad muy demandada por el mercado.

ENTREVISTA

Empiezo mi entrevista con Antonio hablando del pasado, de cómo era La Alpujarra y el paisaje cuando él era pequeño y cómo se vivía, y de qué, entonces. Y acabamos hablando de futuro, de expectativas, de retos.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia? La vida en esta zona era muy distinta a la actual. Los juegos, por ejemplo, eran muy diferentes, prácticamente no teníamos juguetes y algunos nos los fabricábamos nosotros mismos: aros de madera de alguna criba vieja o metálica de mis estrevez o el culo de un cubo de latón a los que rodamos por la plaza del pueblo con un palo, tirachinas y juegos de saltar como “piola” o de esconderse para que otro grupo tuviera que buscarnos llamado “tabla”.

Se hacía vida ‘en pandilla’, ¿no es cierto? Todos los juegos eran en grupo y era normal entonces salir del pueblo a los campos cercanos en busca de alguna fruta como cerezas, higos, uvas … pues las chucherías en raras ocasiones las comíamos. Esto era así en los meses de escuela porque cuando acababa el curso casi todos lo pasaban en los cortijos.

¿Una anécdota de aquella época? Algo que hacíamos muy a menudo y que ahora no se le ocurre a ningún niño era poner trampas para coger pajarillos o coger nidos. Recuerdo el último nido que cogí junto con otros amigos. Tenía cuatro ‘guacharros’, los metimos en una jaula y la colgamos en la rama de un árbol de mí casa; por la mañana se levantó mi padre y al oirlos piar me llamó y me explicó que eso no se debía hacer porque se morirían. Lo que ocurrió efectivamente, se murieron y me sentí culpable.


Pero aquella experiencia al final ha resultado positiva. A partir de ese recuerdo, de este mal recuerdo, el contacto con la naturaleza era muy estrecho, y me sirvió para entender mejor las tareas del campo y el cuidado de los animales en los que participaba toda la familia.

Todo el mundo vivía del campo en aquella época… El turismo que ocupa ahora a buena parte del Barranco (del Poqueira) entonces no existía, la mayoría vivía del campo, había mucho contacto entre los vecinos y una vida social estrecha, ayudándose mutuamente las familias en la época de la siembra, la parva y en las matanzas. En estas actividades participaba toda la familia, no faltaba tarea para nadie.

¿Qué sueños tenías? Los sueños de los niños, cómo no, iban relacionados con todo esto: montarse en el mulo o caballo, jugar con los chotillos y becerros, montarse en el trillo, intentar arar la yunta… hacer las cosas de los mayores.

¿Hoy día los niños piensan en otras cosas, otros sueños? Ahora piensan en jugar y tienen ilusiones porque los niños siempre serán niños. A los que se crían en pueblos pequeños les gusta también la naturaleza, los animales, pero la relación con el campo es ahora más escasa, porque habitualmente sus padres los orientan a dedicarse a otros oficios. Aparte del dedicado a las tareas escolares, el tiempo de ocio lo emplean en juntarse con los amigos, ver programas de televisión y usar internet, hay más parecido con los niños que viven en las ciudades.

Ha cambiado mucho Pampaneira… En el pueblo convivían personas y animales a la par en las casas, la planta de arriba era para la familia y en los bajos estaban las cuadras. Las calles eran empedradas o de tierra y el alumbrado consistía en unas bombillas de poca luz, no había agua potable y teniendo que usar fuentes y lavaderos públicos.

Ahora la vida ha evolucionado mucho, los niños tienen un buen colegio con enseñanza de mejor calidad. La sanidad no tiene comparación y las comunicaciones con el exterior han mejorado.

¿Cuál es el reto más importante que tiene tu pueblo en estos momentos? La gente viene a visitar nuestros pueblos porque son muy bonitos y singulares, con sus casas y calles típicas, pero tenemos que recuperar el paisaje agrario que siempre es la base de nuestra cultura, nuestro patrimonio y etnografía (acequias, cortijos, caminos, balates, albercas …). Hay que recuperar esa economía agraria que pueda ofertar nuestros productos y evitar que los jóvenes se tengan que marchar, es decir facilitar el relevo generacional. Ni el paisaje puede quedar ‘fósil’ sin vida ni los pueblos pueden envejecer progresivamente. Sin gente el paisaje se cae y los pueblos se mueren.

¿Hay sitio, espacio, para la agricultura y la ganadería?

Por supuesto. Cuidando nuestros campos conseguiremos una economía complementaria al turismo y de camino, tiene un efecto directo muy beneficioso para proteger el medio ambiente ya que se cuidan las paratas,los balates y al estar todo mas verde y cuidado evitamos el grave peligro de los incendios que por desgracia cada vez son más frecuentes.


¿Ha sido positiva la política de protección del patrimonio para la gente? El Barranco del Poqueira con su protección del conjunto histórico y la declaración primero del parque natural y luego del parque nacional, ha marcado un modelo de desarrollo sostenible, sin crecimiento urbano y apostando por la conservación del nuestro patrimonio natural y cultural. El turismo llena nuestras calles casi a diario, lo que ha supuesto un cambio drástico en la vida, en la actividad de la gente que tiene algunas consecuencias que de alguna manera hay que corregir. No se puede vivir sólo del turismo y además hay que dar satisfacción a un turismo cada vez más exigente al que hay que ofrecerle, algo más.

¿La gente ve las ayudas aportadas por el parque nacional? En un pueblo pequeño como el nuestro todo el mundo sabe que la reforma de la Iglesia, la recuperación de los lavaderos, el arreglo de los senderosvienen de esas subvenciones aparte de las que haya recibido algún particular. No hacen falta las pancartas que lo indiquen, je, je.

Qué recuerdas de tu etapa de alcalde.

Mi etapa como alcalde la recuerdo como una experiencia muy agradable y sobre todo como una oportunidad que no podíamos dejar pasar los jóvenes a principios de los ochenta. Teníamos muchas ilusiones y teníamos que cambiar muchas cosas. Aunque el pueblo ya tenía un reconocimiento no había superado las secuelas de la etapa anterior. Tuvimos que poner en marcha servicios tan básicos con la recogida de basura, mejorar los accesos de la parte media y alta del pueblo, construir un aparcamiento público para los coches, para descongestionar el centro del pueblo. Algo importante fue la creación de una escuela taller de medio ambiente, hacía mucha falta ya que no había trabajo para la gente joven y esta experiencia fue como una pequeña universidad. Hubo 57 alumnos de Pampaneira y de otros pueblos cercanos que junto al profesorado el ambiente en el pueblo se hizo notar, de ahí salieron bastantes iniciativas de cara al turismo como bodegas, tiendas de artesanía, telares y una empresa de guías de la naturaleza. Esto hizo que mucha gente joven se quedara a vivir aquí y en gran medida lo que es hoy Pampaneira se debe a aquellas iniciativas.


¿Se puede ganar uno la vida, dignamente en la agricultura?

Hasta mediados de los 80 mi familia y otras muchas vivían del campo y a partir de ahí (coincidiendo con el declive de la agricultura en la zona, sobre todo al dejar de venderse las habichuelas y la papa de semilla para la costa que habían tenido hasta entonces unos precios bastante buenos), la agricultura pasó a ser una actividad complementaria en la economía junto con la construcción, y el criticado PER pero que tan importante ha sido para adecentar los pueblos y mantener a la población en el medio rural.

Ahora estamos buscando fórmulas, productos, para que esta actividad sea rentable y yo después de unos años en los que he realizado unas inversiones ahora empiezo a ver que se puede uno ganar un sueldo medianamente decente. También he contado con una pequeña subvención de parques nacionales para dedicarme a la agricultura ecológica que me ha ayudado a recuperar la finca.

¿Cuál es el tamaño de tu finca? ¿Con qué maquinaria cuentas? Ahora estoy trabajando un par de hectáreas de regadío y una de secano de viñedo. Tengo maquinaria pequeña, dumper, desbrozadora..- y la importante ayuda y compañía de mi mulo.

¿Qué productos cultivas? En estos momentos estoy con las fresas y las frambuesas, las papas y el cáñamo.


¿Hay alguna variedad local de algún producto? Este es un tema que tenemos que trabajar. Yo por ejemplo cultivo papas diferentes, las pinta, las tornado, mona lisa y tengo unas pocas 'copo de nieve' que me gustaría recuperar. También cultivo la habichuela cora que está teniendo un buen precio por su calidad. No hay que dejar perder las variedades locales que están más adaptadas al terreno y al clima.

La hostelería de la zona ¿consume los productos locales? Una parte de mis productos va destinada a restaurantes de aquí del Barranco. Esta debería ser una estrategia colectiva, disminuir los canales de comercialización, venta directa.

¿Cómo comercializas el resto de tu producción? La mayor parte de la producción, todo el ecológico, lo saco a través de la Cooperativa Las Torcas que me asegura un precio y además me presta un asesoramiento importante.

DE TAL PALO TAL ASTILLA.


Antonio Pérez es hijo de Francisco Pérez conocido por ‘Paco Cruz’, el vecino de más edad de Pampaneira. Su padre se ha dedicado toda la vida a trabajar en los bancales de la Sierra, una tierra muy buena, suelta, densa y oscura, pero con la dureza del clima en Sierra Nevada. Este año cumplirá los 90 años y sigue activo. Paco fue presidente de la Hermandad de Labradores y alcalde de Pampaneira, desde 1966 a 1970. Un alcalde de izquierdas, durante el franquismo, que nunca dejó de labrar su tierra y cuidar a los animales. Sorteaba la censura que quería imponer el cura del pueblo y se las apañaba para rehuir los símbolos de la Dictadura, aprovechando la lejanía de este rincón alpujarreño para los jerifaltes del Régimen. 

Su hijo, Antonio Pérez también fue alcalde del pueblo, ya con la vuelta de la democracia, desde el año 1983 hasta el 95 y aunque nunca dejó de colaborar en las tareas agrícolas,  aca-bada su etapa política fue cuando recuperó de lleno las faenas del campo junto a su padre que le enseñó todos los trucos y secretos de la agricultura tradicional. Pero para vivir en la actualidad de esta profesión vio que había que dar un valor añadido a la producción para hacerla rentable y decidió completar su formación en un Taller de Empleo sobre agricultura ecológica, donde pudo profundizar en el conocimiento de todas las técnicas de la agricultura y la ganadería tradicional. El director del Taller, Alberto Hortelano es ahora el gerente de la empresa que comercializa sus productos, la Cooperativa de las Torcas

Antonio Pérez y su padre son dos claros ejemplos de vivir en Sierra Nevada y vivir de Sierra Nevada.

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