Acabo de terminar de leer el libro que me regaló mi amigo Manolo Peña "No pienses en un elefante" de George Lakoff, (uno de los "fichajes extranjeros" de Zapatero para aportar ideas de futuro a la oferta electoral del PSOE para las generales del 9 de marzo). Hasta ahora no había podido dedicarle el tiempo que merece este ensayo y que puede ser muy útil para entender el comportamiento y la estrategia de la derecha española por su similitud con los conservadores norteamericanos.
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El título hace referencia al elefante, tótem de la imagen de los republicanos, y la primera enseñanza que podemos extraer es que no hay que utilizar el lenguaje del PP ni hablar de los temas que quiere el PP, ni dejarse atrapar por su estrategia. Eso no significa que no hay que contestar y replicar a sus ataques, todo lo contrario, sino que hay que llevar la iniciativa y conducir el debate político en los temas que nos interesan y que interesan a la ciudadanía.
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La segunda conclusión que saco es que hay que aprender de lo que hace el PP pero no hacer como ellos. Ni va con nosotros ni nos daría resultado, porque nuestro electorado no lo entendería y quizás no lo perdonaría.
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En EEUU, como aquí, los conservadores son una máquina de propaganda de sus ideas y gastan muchos millones de dólares, de euros, en fundaciones, asociaciones, revistas y sobre todo en los medios de comunicación. Sus militantes/votantes actúan como una piña porque tienen sus referencias claras y las alimentan a diario desde las múltiples plataformas mediáticas y desde su inserción en un entramado social conservador (iglesia, economía, educación...). Los neocons, allí y aquí, están muy cohesionados (aunque veremos a ver cómo resisten una eventual pérdida de las elecciones en América y aquí). Su objetivo no es sólo lograr el poder sino ocuparlo cuando gobiernan (o deslegitimarlo cuando están en la oposición).
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En España, como allí, los progresistas somos más biodiversos, nos hemos educado en "la verdad está en los matices". Aquí hay varios partidos progresistas que se disputan el voto del centro izquierda (en Cataluña, por ejemplo, esta situación es exagerada) y además buena parte de los destinatarios/beneficiarios de esas políticas de progreso son reacios a la participación electoral y muy exigentes con los gobiernos.
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Entre los progresistas conviven distintas familias que según la terminología de Lakoff se pueden agrupar en: progresistas socioeconómicos, de la política identitaria, ecologistas, de las libertades civiles, espiritualistas y antiautoritarios. Con matices, también podemos distinguir muchos votos diferentes de la izquierda en nuestro país. Cuando logramos separar lo accesorio e identificarnos como parte de un bloque social de progreso y aunamos voluntades, la izquierda es mayoritaria en nuestro país porque conecta mejor con la pluralidad (cultural, nacional, social), con los valores de tolerancia y convivencia, con los principios que inspira nuestra constitución de libertad, igualdad y justicia social en un estado social y democrático de derecho.
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Sin embargo la conclusión más interesante que he extraído ha sido reafirmarme en mi pensamiento de que lo importante no es la comunicación, el marketing electoral, la "técnica". Eso va después. Lo primero son las ideas, luego va el lenguaje, los spots y la mercadotecnia. Cuando se piensa que el problema de un partido es la falta de palabras (o el acceso a los medios de comunicación) es que faltan ideas.
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Al PSOE, como a los demócratas americanos, le hace falta superar algunos mitos como el que la verdad es suficiente (en el tema de la guerra de Irak o la lucha antiterrorista encontramos los ejemplos más claros) o que la gente vota por sus propios intereses, (o no sería explicable la cantidad de trabajadores que votan e incluso militan en la derecha). Mucha gente vota por su identidad, por sus valores. Tenemos que librar la batalla, de nuevo, en el campo de la ideología, de los valores, que son compartidos por la mayoría de la población y cuando se ha producido esta comunión nuestro país ha vivido sus mejores momentos, aunque como dijo ZP, "están por llegar todavía los mejores momentos de nuestras vidas"
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