Me ha sorprendido… Rectifico.
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Me ha llegado la noticia del abandono de la política de Javier Torres Vela, portavoz del grupo municipal socialista en el ayuntamiento de Granada, en mi trabajo, hablando en un curso de formación de agentes de medio ambiente sobre las diferencias entre cambio climático y cambio global. Sobre los motivos que le han llevado a su retirada tras 30 años de actividad pública me remito a sus propias declaraciones y creo que hay que respetar la parte más personal de esta decisión que provocará un cambio muy importante, que en cierto modo era predecible, o al menos era uno de los escenarios posibles.
Siempre he pensado que hemos dado mucha importancia, arrastrados por el peso de otras coyunturas similares y por los medios de comunicación, a la situación que se podría producir con el abandono del cabeza de cartel, que incluso hemos magnificado las posibles consecuencias. En mi opinión lo que castigan los ciudadanos no es que tras un fracaso electoral alguien tome la decisión personal de volver a su actividad privada, sino que no haya esa alternativa (que es lo que le ocurriría a la inmensa mayoría de los miembros del gobierno municipal del PP que no tienen oficio aunque algunos sí se estén beneficiando de su paso por la política con el caso más sangrante el del presidente del PP, senador y concejal, Sebastián Pérez hijo). Quedarse en la oposición no puede ser considerado como un castigo pero en lo que no estoy de acuerdo es que si alguien no se siente con fuerzas, con ganas o con respaldo para hacer su función de oposición (en la que le han colocado los ciudadanos), sea “premiado” y obtenga una salida en otro puesto público. Eso creo que es lo que menos perdona la gente.
El momento escogido por Javier facilita el debate y la toma de decisiones de los socialistas granadinos. Quizás desde el punto de vista personal no era el momento más adecuado (pudo ser antes y podía haber unos meses después) pero para el PSOE de Granada es el momento oportuno para recomponer la estrategia de oposición al gobierno conservador, muy conservador, de la ciudad, que vive uno de los momentos menos dulces de su gobierno con una deficiente gestión económica, varios varapalos judiciales por asuntos urbanísticos que le han obligado a volver a la estrategia de la confrontación con la Junta de Andalucía, que tan buenos réditos electorales le ha reportado, porque andan flojos de ideas, de gestión y de pelas en este segundo mandato.
Y es el momento orgánico oportuno para abordar la inevitable y necesaria, renovación de la dirección del PSOE granadino aplazada (ahora vemos que de manera acertada) para no someter a la organización en un proceso de inestabilidad a las puertas de unas elecciones generales y autonómicas tan reñidas como las pasadas.
Como me pilló la noticia hablando de cambio global, y esta tarde he vuelto a hablar del tema en una reunión sobre la compleja problemática del agua en la cuenca del Río Trevélez, mis primeras reflexiones han sido que no podemos entretenernos mucho tiempo en discutir sobre lo evidente: el cambio global (esta vez me refiero al partido) está aquí. Y lo que hay que hacer es una gestión activa y adaptativa a esta situación de cambio (igual que en el campo ambiental) y no quedarnos esperando "a verlas venir". La salida de Torres Vela y el anunciado abandono de Juan –Labordeta de Huéscar- López, no es una anécdota y ahora hay que reformular la estrategia del Grupo Municipal, la nueva dirección del Partido (ahora toca ya) y pensar en cómo vamos a funcionar tras el verano con el ojo puesto en el 2011. Vuelvo a decir que los militantes tienen el derecho y la obligación de participar en la definición, en la reconstrucción de un proyecto de progreso en la ciudad (sigo pensando en la vigencia de un proyecto que vaya más allá de las “fronteras” de la capital, más allá de la frontera de los cuatro años de una legislatura y más allá del Partido Socialista, tal y como lo formuló Torres Vela). Y esa participación de las bases socialistas, de los militantes y simpatizantes socialistas, no puede quedarse en la legitimación de un plato cocinado (ni siquiera de alta cocina) sino que debe ser activa. Advierto desde este rincón de reflexión personal que no podemos cometer el error, de nuevo, de obviar que la refundación de este proyecto requiere del paso por una votación directa de la militancia (que en las anteriores elecciones no pudo hacerse, en contra de mi criterio, por imperativo estatutario y por disciplina interna).
Siempre he pensado que hemos dado mucha importancia, arrastrados por el peso de otras coyunturas similares y por los medios de comunicación, a la situación que se podría producir con el abandono del cabeza de cartel, que incluso hemos magnificado las posibles consecuencias. En mi opinión lo que castigan los ciudadanos no es que tras un fracaso electoral alguien tome la decisión personal de volver a su actividad privada, sino que no haya esa alternativa (que es lo que le ocurriría a la inmensa mayoría de los miembros del gobierno municipal del PP que no tienen oficio aunque algunos sí se estén beneficiando de su paso por la política con el caso más sangrante el del presidente del PP, senador y concejal, Sebastián Pérez hijo). Quedarse en la oposición no puede ser considerado como un castigo pero en lo que no estoy de acuerdo es que si alguien no se siente con fuerzas, con ganas o con respaldo para hacer su función de oposición (en la que le han colocado los ciudadanos), sea “premiado” y obtenga una salida en otro puesto público. Eso creo que es lo que menos perdona la gente.
El momento escogido por Javier facilita el debate y la toma de decisiones de los socialistas granadinos. Quizás desde el punto de vista personal no era el momento más adecuado (pudo ser antes y podía haber unos meses después) pero para el PSOE de Granada es el momento oportuno para recomponer la estrategia de oposición al gobierno conservador, muy conservador, de la ciudad, que vive uno de los momentos menos dulces de su gobierno con una deficiente gestión económica, varios varapalos judiciales por asuntos urbanísticos que le han obligado a volver a la estrategia de la confrontación con la Junta de Andalucía, que tan buenos réditos electorales le ha reportado, porque andan flojos de ideas, de gestión y de pelas en este segundo mandato.
Y es el momento orgánico oportuno para abordar la inevitable y necesaria, renovación de la dirección del PSOE granadino aplazada (ahora vemos que de manera acertada) para no someter a la organización en un proceso de inestabilidad a las puertas de unas elecciones generales y autonómicas tan reñidas como las pasadas.
Como me pilló la noticia hablando de cambio global, y esta tarde he vuelto a hablar del tema en una reunión sobre la compleja problemática del agua en la cuenca del Río Trevélez, mis primeras reflexiones han sido que no podemos entretenernos mucho tiempo en discutir sobre lo evidente: el cambio global (esta vez me refiero al partido) está aquí. Y lo que hay que hacer es una gestión activa y adaptativa a esta situación de cambio (igual que en el campo ambiental) y no quedarnos esperando "a verlas venir". La salida de Torres Vela y el anunciado abandono de Juan –Labordeta de Huéscar- López, no es una anécdota y ahora hay que reformular la estrategia del Grupo Municipal, la nueva dirección del Partido (ahora toca ya) y pensar en cómo vamos a funcionar tras el verano con el ojo puesto en el 2011. Vuelvo a decir que los militantes tienen el derecho y la obligación de participar en la definición, en la reconstrucción de un proyecto de progreso en la ciudad (sigo pensando en la vigencia de un proyecto que vaya más allá de las “fronteras” de la capital, más allá de la frontera de los cuatro años de una legislatura y más allá del Partido Socialista, tal y como lo formuló Torres Vela). Y esa participación de las bases socialistas, de los militantes y simpatizantes socialistas, no puede quedarse en la legitimación de un plato cocinado (ni siquiera de alta cocina) sino que debe ser activa. Advierto desde este rincón de reflexión personal que no podemos cometer el error, de nuevo, de obviar que la refundación de este proyecto requiere del paso por una votación directa de la militancia (que en las anteriores elecciones no pudo hacerse, en contra de mi criterio, por imperativo estatutario y por disciplina interna).
No voy a escribir hoy sobre Javier, los que quieran repasar MIS RAZONES, escritas en este mismo blog, podrán saber mi opinión sobre su candidatura a la alcaldía y sobre mi trabajo y mi responsabilidad en la campaña electoral. Muchos de mis amigos saben que sufrí mucho la derrota, en silencio como el anuncio de las almorranas (lo de hemorroides me suena muy cursi). Sentí una gran frustración por lo que suponía para todos (quizás cometimos el error de despertar demasiadas ilusiones infundadas con el propósito de contagiarlas). Y, sobre todo, me sentí decepcionado y estuve al borde de la depresión por si era yo el que había fallado, el que no había estado a la altura de las circunstancias y era el principal responsable de no haber contribuido a conseguir unos mejores resultados.
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Tampoco voy a escribir hoy, a estas horas, sobre los que entran a sustituir a los que se van. Tengo una enorme confianza en que serán muy útiles en esta nueva etapa. La ocasión de ayudarles me da renovada fuerza e ilusión en trabajar para conseguir cambiar de mi perfil que esta ciudad está gobernada por mediocres.
3 comentarios:
Gracias por la reflexión. Comparto tu análisis. Y aunque sea un año después y a mi me pillara por tierras extranjeras, reitero el agradecimiento de los compañeros por la labor que hiciste en aquella campaña electoral.
Los problemas que nos afectan son sin lugar a dudas de más hondo calado y larga trayectoria.
Un abrazo
Tengo la sensación de que el partido no ha estado a la altura de Javier, al que ha abandonado a su suerte en un objetivo que se debería sentir como prioritario: relanzar a la militancia para recuperar Granada.
Entiendo que lo deje. El comunicado que ha leído refleja el cansancio y casi algo de desesèración.
Saludos
Rigoletto
Pues llevas toda la razón... Pero si de una cosa estoy seguro es que las cosas no ocurren porque sí, tienen su proceso de maduración, y las decisiones de unos -aunque se malinterpreten a veces- dejan la puerta abierta a algo nuevo, que en parte llega por anteriores decisiones como la del abandono de la vida política de Javier.
De lo que también estoy seguro es que se debería construir algo sólido, porque... ¡ya está bien de este consistorio!
A ver si podemos aportar entre todos!!
Jorge
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